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Anohana: The Flower We Saw That Day (Serie de TV)

Serie de TV. Animación. Drama. Romance. Fantástico Serie de TV (2011). 11 episodios. Un grupo de amigos de la infancia se separa a causa de la muerte de una amiga. Ahora Jintan, un chico parte del grupo de amigos, sufre de estrés a causa del fantasma de Menma, que sigue queriendo que este cumpla una promesa que le hizo antes de su muerte. Pero para eso Jintan deberá reunir sus antiguos amigos de la infancia; el problema es que ellos han cambiado mucho... (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
13 de octubre de 2011
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí siempre me ha gustado el manga, pero ya estoy algo crecido para pasar horas viendo series de peleas que nunca acaban... Prefiero las que tienen un principio y un final y que pretender contar algo. Ésta puede parecer que se pasa de dramática a veces, pero todos crecemos y dejamos atrás la infancia, por lo que pienso que puede gustarle a cualquiera que la vea. Eso sí, si no espera acción desenfrenada por todas partes. Un buen testimonio de cómo ha madurado la animación propiamente dicha, y las historias que se narran.
Visualinotion
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7 de marzo de 2014
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con solo 11 capítulos, este anime ha conseguido más de lo que muchos animes más largos del mismo genero han logrado conseguir.
La premisa no es del todo original, pero está muy bien aprovechada en este caso. Esto es porque desde el primer capítulo logran que conectemos con Menma y su recuerdo, y con ella nos hagamos enseguida con los personajes y su amistad. El tiempo ha pasado, la amistad se ha separado y todos los personajes están dolidos y han tenido problemas para superar su trauma. Con mucha eficacia, no se necesitó más de un capítulo para hacernos entrar en esa situación.

La serie cumple muy bien en todos sus aspectos, tal vez sin llegar a un nivel de perfección en su genero, pero sí de notable alto. Pero donde esta serie, por lo menos para mi, ha destacado realmente, es en el tratamiento de sus personajes.
En solo 11 capítulos, este anime nos ha regalado a 6 personajes humanos, entrañables, memorables, carismáticos y con una fuerte conexión entre todos ellos.
Son buenas personas y se les toma mucho cariño, pero eso lo consiguen sin forzar esa bondad y esa entrañabilidad, pues son totalmente humanos y necesitan evolucionar y lidiar con sus lados mas oscuros.

Jintan con su egoísmo y su incapacidad para adaptarse. Anaru intentando escapar de su trauma mediante una falsa faceta, y su incapacidad para superar el trauma. Yukiatsu con sus celos y su obsesión. Tsuruko con su represión silenciosa y su madurez fingida. Y Poppo con su soledad y la necesidad de tapar sus ansias de sentirse útil y no solo mirar.
Todos ellos lidian con estos traumas y están atrapados en el pasado, y Menma, que mentalmente sigue siendo una niña, tendrá que descubrir la manera de cumplir un deseo que les concierne a todos y de hacer que vuelvan a reír juntos y seguir adelante.

A día de hoy, el único anime de 12 o menos capítulos que me pareció redondo y al nivel de los grandes, fue Madoka Magica. Ahora con Anohana son dos animes que cumplen ese mérito, cumpliendo perfectamente con lo que quería contarnos y con su genero, de principio a fin.

Recomendable para todo el mundo excepto para el que sepa que no conecta con este genero.
Nordar89
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10 de julio de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué esperáis de los recuerdos? Yo deseo que al mirarlos me devuelvan un reflejo de la persona que fui, para entender la persona que soy ahora y, al mismo tiempo, me preparen para la persona que voy a ser. Parece sensato, parece maduro, pero lo cierto es que a veces me duele el pensar lo rápido que desaparece todo. Me duele el pensar en todo lo que he perdido con los años y que ya nunca recuperaré, porque ya no soy una niña. No sólo es que todo cambie con el tiempo (en parte por las arraigadas normas sociales, en parte por la propia naturaleza de la vida), es que aunque queramos retomar algunas cosas del pasado la tarea es un hecho inútil, y es que nosotros mismos ya no somos las personas que eramos entonces. De niños vivimos en la creencia de que nuestra existencia es eterna, y con ella todo lo que nos rodea ¡he ahí la ilusión más bella y trágica del ser humano! Y cuando esa ilusión se desvanece lo único que nos queda es seguir adelante, como adultos.

Aún así la mente humana es benévola y preserva en la memoria los recuerdos, generalmente atados a emociones, nuestros más preciados tesoros. Es importante visitar los laberintos de la mente de vez en cuando y revivir aquellos tiempos en que eramos otras personas y, al mismo tiempo, no lo eramos. Recordar es determinante para nuestra vida, y casi siempre va de la mano del bienestar. Sin embargo a veces ocurre que durante esas dulces visitas aparece el crudo elemento de la pérdida, y eso nos ata a la certeza de que hay cosas en nuestro pasado que nunca volveremos a tener, a tocar o a vivir. A veces recordar duele, en lo más profundo.

AnoHana me ha hecho recordar mi niñez. Mejor dicho, me ha hecho recordar que mi infancia es un tiempo pasado, una época de felicidad que nunca volverá a mi, y me ha puesto triste. Si, he llorado con éste anime, he llorado lágrimas amargas, por mi y todo lo que he perdido. Después de todo ¿Quién no ha perdido cosas -y a personas- con el tiempo? ¿Quién no desearía volver atrás y revivir ciertos momentos?

Éste anime es el retrato de un grupo de cinco adolescentes corrientes, como miles de jóvenes y prometedores japoneses aún por abrirse al mundo. Jintan, Yukiatsu, Anaru, Tsuruko y Poppo son jóvenes, enérgicos, tienen una vida fácil, un entorno que los apoya y todo un futuro por delante. Naturalmente todos ellos se conocen desde niños… pero si por casualidad  se encontraran por la calle fingirian no verse; o quizás se mirarian con desdén los unos a los otros, valorando lo diferentes que se han vuelto sus vidas. Ya no son amigos, dejaron de serlo muchos años atrás. Al mirarlos ahora cuesta creer que hubiera un tiempo en el que Jintan, Yukiatsu, Anaru, Tsuruko y Poppo fueran un grupo inseparable que se hacían llamar los Super Peace Busters, que tuvieran una base secreta en el bosque y que vivieran mil y un aventuras como solo los niños pueden disfrutar. Tan solo la infantil y adorable Menma, la última integrante del grupo, recuerda vividamente esos días felices y lamenta en lo más hondo que sus viejos amigos se hayan vuelto unos extraños. Pero no hay mucho que la dulce niña puede hacer, ya que murió diez años atrás y ahora sólo puede ser vista y oída por Jintan, a quien todos toman por un pirado y un fracasado. Incluso el propio muchacho cree en un principio que la Menma que ve es el fruto de su mente desquiciada por la culpa, el hastío y los videojuegos. Sin embargo la actitud cristalina y natural de Menma pronto le hace comprender que su visión es un verdadero fantasma y, como tal, si continúa en el mundo de los vivos es porque ha dejado un asunto pendiente. Lástima que ni la propia Menma sepa porqué está ahí, así que dependerá de Jintan descubrirlo para que la joven pueda trascender. Pero no estará solo, y es que sus nuevos movimientos hacia el pasado de Menma y los Super Peace Busters llaman la atención de los antiguos integrantes del grupo; si bien no todos reaccionan igual… ni todos se creen que Menma siga estando entre ellos.

Poppo, el más entusiasta y alegre de todos, confía plenamente en su antiguo líder y está encantado con ese viaje hacia los recuerdos. Anaru lleva enamorada de Jintan desde niña, y aunque se esfuerza por aferrarse a su vida adolescente actual -amigas, móvil y ninguneo a su madre- bastará una mirada hacia Jintan para que ella se olvide de todo y le siga, aunque se enfade consigo misma. Mucho más complejo es el caso de Yukiatsu, ahora un intelectual centrado en entrar en la Universidad, que desprecia profundamente a Jintan y le congratula ver a su antiguo líder tan perdido y hundido. Tsuruko también tiene la vista fija en su futuro universitario y es con diferencia a la que menos le importan los nuevos acontecimientos, ya que para ella su vida es ahora.

Así, aparentemente tenemos un heterogéneo grupo de jóvenes formado por dos bandos: uno (Jintan, Anaru y Poppo) feliz por iniciar un viaje hacia su pasada niñez y el otro (Yukiatsu y Tsuruko), que considera que los que se quedan anclados en el pasado son gente fracasada a la que mirar por encima del hombro. Pero las apariencias a veces engañan. Aunque traten de ocultarlo con todas sus fuerzas a todos les afectó la repentina e inesperada muerte de Menma, la cual no solo provocó que los amigos se separaran cada vez más los unos de los otros, sino que individualmente les marcó de por vida. Todos llevan dentro la sombra del remordimiento.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meroe
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31 de agosto de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay pocos animes que puedan contarte algo que empieza con tantos clichés y acabar convertido en una obra digna de revisionar al menos una vez al año.
Pd: Preparad pañuelos porque os vais a hinchar a llorar.
Diana
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12 de septiembre de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un anime bien valorado y que se ha ganado el cariño de muchos espectadores, «Anohana», del creador de «Toradora!» y «Waiting in the Summer», referentes pésimos, pintaba todo lo mal que podía pintar, pero consigue sobrevivir.

«Anohana» nos cuenta la historia de un grupo de amigos que rompen la amistad a raíz de un suceso dramático cuando tenían seis años. No hago ningún spoiler si digo que el suceso dramático es la muerte de uno de ellos, Menma, que diez años después regresa en forma de fantasma (que come y duerme, entre otras cosas) para cumplir un deseo que no llegó a realizar en vida. Bien, la premisa es correcta y desde luego dramática pero a mi parecer tiene varios inconvenientes.

Uno de ellos, la poca credibilidad que le encuentro a que niños de cinco años sientan de esa manera y se enamoren perdidamente para toda la vida. Que no es uno ni dos, que son cinco de los seis los que se enamoran a los cinco años y ya no pueden olvidar ese amor. Vamos a ver, de verdad. A esas edades tienes emociones, claro que sí, pero ¿hasta qué punto eres capaz de racionalizar ese sentimiento, de asumirlo y además mantenerlo a lo largo del tiempo? Alguien me puede decir que la muerte de la amiga los deja anclados en ese pasado, pero es que ni aun así me convence esa profundidad amorosa y romántica en niños de primaria, lo que viene a ser una madurez psicológica impropia. Los niños tienen una gran capacidad para adaptarse y olvidar; no digo que alguno se quede pillado en ese sentimiento inocente del pasado, pero ¿todos?

Es que no solo eso: es que el único conflicto, el verdadero conflicto entre estos amigos, se produce por la frustración amorosa, y para mí eso es limitar las posibilidades con la cantidad de relaciones que pueden establecerse en un grupo. Que sea todo romántico es un fanservice para el espectador, a quien le gustan estas cosillas de que ellas vayan detrás de ellos y el protagonista pardillo tenga al bombón de turno enamorado de él sin hacer nada. Bueno, pardillo...; algunas cosas que se dicen de él es que es genial, irremplazable, el más atlético, el más inteligente, que se parece a un idol y que es el líder. Ejem.

Como iba diciendo, también hay un sentimiento de culpa en algunos de ellos por la muerte de Menma, es verdad, pero esa culpa tiene una raíz muy fuerte en sus sentimientos románticos, que opacan al resto. Sentir envidia de la persona fallecida, alivio al irse, celos de que solo uno de ellos la vea...; todo eso es el núcleo que tendrá que saltar por los aires en un ejercicio de sinceridad, de afrontarlo para seguir adelante. En ese sentido, está bien planteado: hay que admitir la verdad, sea cual sea.

Otro tercer punto serían los detalles de guion en sí. El propio deseo de Menma me parece anticlimático; una espera algo muy sorprendente o algo muy previsible en el sentido de «que vuelvan a ser amigos» o parecido, pero salen con una historia centrada en el protagonista que no tiene mucha emoción y que, además, hemos visto cumplir a lo largo de la serie, no solo al final. Hay más cosas: la apatía que demuestran cuando Menma aparece (¡ha vuelto una amiga de entre los muertos!, un poco más de energía, digo yo) o la incredulidad de casi todos y que fácilmente puede solucionarse como se demostrará luego, lo que fuerza el conflicto sin necesidad.

Cuarto punto que se me viene a la cabeza: el romance que se plantea. No me creo en absoluto que tanto Jinta como Matsuyuji, sobre todo este, se enamoren de Menma tan locamente; Matsuyuji está incluso enfermo, su comportamiento no me parece que se pueda tomar a la ligera, y se toma. Siempre el guaperas de turno tirado por los suelos. Menos te lo crees cuando están ahí Naruko y Chiriko, que son unos bellezones a quienes sin embargo nadie mira a la cara. ¿Qué les pasa? ¿Qué defectos tienen para ese desprecio hacia ellas? ¿Qué tenía Menma tan especial? Es que tampoco vemos ni esa gran amistad ni la razón para ese gran enamoramiento. Y Naruko y Chiriko ahí medio arrastradas, esperando que los otros se decidan, si es que se deciden, y esforzándose en conquistarlos. Sí, venga, claro.

Ya como último apunte, decir que el histrionismo, las llantinas, los lagrimones, mocos y constantes golpes de pecho estropean la pulsión dramática, al menos para mi gusto. Un drama más sosegado no tiene por qué ser menos intenso, incluso al contrario.

En fin, que dicho todo esto parece que es una horror de anime pero no, tiene su punto sensible, unos personajes medio aprovechables y una estupenda banda sonora, sobre todo el ending «Kimi ga Kureta Mono».
Kaori
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