Lo más importante de la vida es no haber muerto

Inclasificable película a medio camino entre el surrealismo y las historias costumbristas que tiene algunas virtudes que son superadas por sus defectos. Entre las virtudes están unos actores soberbios (con ese inmenso Emilio Gutiérrez Caba a la cabeza) y ciertos logros estéticos que funcionan. Entre los defectos se encuentran la irregularidad (quizás a causa de tener tres directores diferentes), una historia que no da para un largometraje y también un uso del blanco y negro en pocos escenarios que la acercan más a un experimento de amigos con una Súper 8 que a lo que entendemos como largometraje. ¿Curiosa? Sí, mucho. ¿Mala? No tanto, es un estimable intento que a veces funciona. Arriesgarse no siempre tiene su recompensa, sobre todo cuando el argumento es demasiado pobre y acaba por aburrir al espectador que no entiende por qué algo tan breve está tan innecesariamente alargado. Soy un gran defensor de los directores que arriesgan, aquí lo han hecho, pero también hay que reconocerlo cuando el experimento acaba resultando medio gaseosa, medio champagne francés.

Me sorprende lo agradable que es la película, la fotografía y la música te acarician, la historia te hace cosquillas, a fuego lento revoltosa...
El inicio es sublime, me gustaría ser actor sólo por ver mi nombre desfilar en esa cabalgata. Los personajes son entrañables. Se sale con un regustillo de trabajo digno. "Se lo han currao". La peli es bella, bella, bella.

Lo más reseñable de la película es su calidad artística. El comienzo es espectacular, pues la animación de los créditos es como un exquisito breve prólogo de lo que acontecerá. Manantial de aguas prístinas que nos lleva por el lúdico laberinto de la historia de inocentes, por sabios, personajes. El proceso de la transparente autenticidad se desarrolla en fotografía, color y sonido. Lo onírico choca con lo surrealista, y la ficción-belleza se impone al impacto de la sobreactuación de la realidad en la guerra civil española. La Memoria Histórica pierde, aquí, toda su crudeza...o quizás, en cierto modo, se intensifica lo abominable que resulta ser inquisitivo con tan entrañables personajes.
Déjese llevar por su diálogo con la película, déle su visión personal, interactúe.
El relato sorprende con su tono relajado, con lo paradójico que resulta tomarse por vencedor o vencido, sentirse perseguido o perseguidor, estar en posesión de la verdad o ser un verdadero ignorante. El humanismo sale vencedor en esta historia, donde las personas y sus artes proclaman la república independiente del sueño personal cooperativo.

Sea cooperativa o triunvirato de directores, me quedo con la idea de desarrollar personalidades y sueños personales de modo armonioso, complementario. Gracias a Saschia por producir esta película y no parar hasta verla estrenada.

Vergüenza ajena. Aburrimiento. Estupefacción. Incredulidad. Incomprensión.

Si quieres tener alguna de esas sensaciones, no dudes en ver esta pseudo-película. Si quieres ver cine, aquí no encontrarás ni rastro.