Oporto de mi infancia

Para algunos, una de las diez mejores películas de la primera década del siglo XXI.
Para otros, otro filme de Manoel de Oliveira. Es decir, otro martirio cinematográfico (esta vez en pequeña medida por su metraje).

La vuelta del cineasta portugués al Oporto es una regresión fílmica a la infancia, a los lugares perdidos de su memoria. Es pura terapia conductiva donde el repaso a sus recuerdos le hace ver lo que ha cambiado y lo que nuca regresará a su vida.
El director de “El valle de Abraham” no sólo se dedica a un paseo cinematográfico y narrar sus vivencias sino en reconstruir ciertos momentos. Una fusión de ficción y no ficción. El pretendido lirismo, elegancia y la evocación de los espacios que le vieron crecer dejan entrever cierta preocupación como si pronto estuviese el final del camino. El sonido de las olas se funde con las canciones populares de su vida y sus memorias. Pasajes inspiradores en su dilatada filmografía.

Olivera confirma: a) es capaz de ser insoportablemente pedante y soporífero en sesenta minutos; b) su infancia y pasado bohemio fueron tan traumáticos que explican sus futuras ‘cumbres’ artísticas; c) a la vejez viruelas u oporto en vena… aunque, ¿qué es la vejez para Manoel de Oliveira?

Non teño a idade de Manoel senón 75 anos menos pero ver o Porto recordame a miña infancia entre finais dos 80 e toda a década dos 90 e setinme ben. Marabilloso documental pra xente que teña recordos desta cidade.

No tengo la edad de Manoel sino 75 años menos pero ver Porto me recuerda a mi infancia entre finales de los 80 y toda la década de los 80 e me siento bien. Maravilloso documental para gente que tenga recuerdos de esta ciudad.

Curioso y buen documental que originalmente iba a tratar únicamente sobre la ciudad de Oporto, pero por problemas para el rodaje, Oliveira también narró hechos de su infancia y juventud (la casa en donde nació, su primer amor, lugares a donde iba...). No se puede negar que es un documental original e interesante, pero resulta algo lento en ciertos momentos por algunos planos fijos demasiado largos como suele rodar Oliveira. Y tampoco es que sea completamente un documental ya que hay partes que están hechas como si fuesen una película ficticia (la escena del teatro, por ejemplo). Destacable la música y su narración, que la hace el propio Oliveira en la versión original. Una película buena y recomendable de ver, pero inferior a otros films de su prolífico director como "La Caja", "Belle Toujours" o "El Convento".