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El taxista caradura

Comedia. Musical Una estrella de la canción country (Dolly Parton) contrata a un taxista (Sylvester Stallone) como su protegido para demostrar que cualquiera puede tener talento en el mundo del espectáculo. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2009
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cantante (Dolly Parton), que actúa en un club de country de Nueva York (el Rhinestone del título), muy a su pesar, ya que tiene un contrato de 3 años con el acosador sexual dueño del club, apuesta con este dicho contrato contra una noche en su compañía, a que es capaz de convertir en cantante country al primer tipo con el que se cruce. En ese momento aparece un taxi derrapando y chocando contra el bordillo, del que se baja maldiciendo un deslenguado y extrovertido taxista italiano (Sylvester Stallone), que vive encima de una funeraria regida por sus padres (memorable cuando lleva a Dolly Parton a su casa y le enseña sus cualidades como cantante).
A partir de aquí y como consecuencia de el traslado del castizo taxista a el pueblo de la cantante, sito en Tennessee, para que se imbuya del ambiente country mientras toma lecciones de canto, tenemos una magnifica y a ratos desopilante comedia, plagada de buenos y continuos gags y desopilantes diálogos, consecuentes de el enfrentamiento de un caricaturesco Nueva York (el taxista) con el pintoresco Sur (Dolly Parton, familiares y allegados) y la excepcional química que desarrollan la gran cantante y guapísima Dolly Parton (canta tres o cuatro deliciosos temas) y el simpático Sylvester Stallone (al que el publico de la época ovacionaba en los cines cuando ante las continuas provocaciones del ex novio de la Parton, sacaba los puños a pasear).
Co autor del guion junto al luego reputado director Phil Alden Robinson y rodada inmediatamente detrás de Acorralado y ya con 3 Rocky,s en su haber, se puso en manos de Bob Clark (en la cima de su carrera con su último trabajo, la mítica Porky's 1981), en este sorprendente giro total a su carrera con este delicioso papel, donde incluso canta (un desopilante tutti frutti y un par de pasables temas country) y que es sin ningún lugar a dudas su mejor comedia hasta la fecha.
Absolutamente recomendable (háganme caso, no se fíen de la baja nota que ostenta, me lo agradecerán).
tiznao
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10 de noviembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dos actores más importantes dentro del género de la acción ochentera (Stallone y Schwarzenegger) tuvieron momentos bastante bajos en algún punto de sus carreras, y dichos momentos coincidieron con el momento en que ambos pensaron que era buena idea cambia de registro y abrazar la comedia. Con "Rhinestone", Stallone confirma que lo mejor es dedicarse a lo que uno domina y dejarse de experimentos.

Si no te gusta ni el country, ni su entorno, no es tu película. Si esperas al menos que haya química entre la pareja que desarrollará una trama romántica, tampoco lo es. Para colmo, los momentos de comedia son absolutamente hilarantes, no tanto por graciosos, sino por ridículos de manera inintencionada. Si a esto le sumas cambios de carácter en los personajes principales de forma injustificada, y la presencia de un repulsivo personaje secundario en forma de acosador sexual (y que se supone debe hacernos gracia), el mezclijo resultante lo único que puede conseguir es que te lleves las manos a la cabeza varias veces durante las casi dos horas de filme.

Ah, y más allá de que me guste o no el country, la voz de Dolly Parton me resulta demasiado aguda...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro_MG
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15 de octubre de 2023
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Mal que nos pese (y sin la parte mala, viéndola en comparativa frente a lo que vino luego) esto de que Sly tratase de demostrar su polivalencia haciendo el gansete o, simplemente, no haciéndole ascos a otros géneros, fue muchísimo antes de los patinazos en los 90. Y llevando su futura rivalidad con el Chuache hasta el paroxismo, no se quedaría con ganas de colaborar como aquel -Hal Needham lo dirigió en 'Cactus Jack- con un genuino dire todoterreno de comedietas, slashers o lo que surja alejándose de la saga 'Porky's' (que, en espíritu, empezó y terminó con él), Bob Clark.
Phil Alden se sube al carro de las extrañas parejas y colaboraciones bizarras sobre el papel que han compartido créditos de libreto con Sly para su debut como guionista en el cine (y eso de dirigirlas ya llegaría) un lustro antes de su pelotazo costneriano ('Campo de Sueños').
Como idea no es una ocurrencia tan desestimable la de cruzar al potro italiano con la diosa de diosas Dolly Parton en un híbrido ranchero de 'Ha nacido una estrella' -la de Kristofferson y Streisand, puestos a emparentarla en lo estrictamente musical- y la soterrada prolongación del concepto de patito feo hecho cisne de 'My fair Lady' trasladado con una soterrada crítica a la facilidad con que un artista puede ser prefabricado: en este caso, se trata de una estrella del country (Parton) haciendo lo propio con un vasto taxista de Nueva York al que decide transformar en cantante. El duelo entre volúmenes capilares está servido, el de aptitudes para la música se zanja rápido.
Tal vez el mejor incentivo para los fans del Sly más reconocible esté en que sus alaridos cuando es torturado con un machete rasgándole la piel sonaban exactamente igual que su voz escuchándolo cantar.
Puede que escogiesen al Stallone equivocado, pero el reclamo para el público no era Frank... y qué puñetas, ver a Rambo, ver a Rocky Balboa, seduciendo a Dolly pese a una química inexistente entre ambos, aprendiendo a montar cerdos, vestido con lentejuelas o ropa cowboy con colorines y, sobre todo... ¡cantando! son sobradísimas causas para quitarse el sombrero de los placeres ¿culpables?? ante la primera y única comedia romántica en la carrera de Sylvester Stallone (sin contar Demolition Man).
Y descuida, no falta un hueco para las trifulcas de bar... tanto para Sly como para Dolly.
Ahora que la madrina de Miley Cyrus se pone hard rockeando al lado de Rob Halford es un buen momento para recordar cómo se las gasta codeándose con zanguangos.
Auambabalubaaa...
antonio lopez herraiz
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