Dirty Girl

Ambientada a finales de los ochenta, "Dirty Girl" es una dramedia que cuestiona temas áridos como el rechazo y la desintegración de dos jóvenes que despuntan del resto de sus compañeros de clase, ella es una chica fácil, desbocada y con desconocimiento sobre qué hacer con su vida y él, un chico homosexual y con sobrepeso, cuya identidad ha de ser reprimida en una época aún de rechazo y humillación. La amistad que se crea casi por azar entre ellos al ser emparejados para un proyecto de clase hace que se conozcan y uno apoye al otro, provocando una mayor seguridad en cada uno, así como un impulso para conseguir sus propósitos. La película mezcla la crudeza de dichos temas o situaciones con el humor, el sarcasmo y la propia parodia sobre sí misma, dando mayor agilidad y dulzura al resultado...

Podría considerarse a "Dirty Girl" una mezcla entre la infravalorada "Chicas malas" y "Pequeña Miss Sunshine", la primera por la sátira al drama adolescente de instituto y la segunda por ese tono de road movie buenrollista. No hay muchas películas que te dejen con una sonrisa cada vez que las ves, pero Dirty Girl lo consigue con cada visionado.

La chica facilona del instituto se junta con el gay con sobrepeso. Estamos en los 80. Los dos son unos marginados, los dos tienen problemas y, juntos, se ven obligados a formar una familia que va más allá del proyecto escolar que les asignan. Es una historia muy tierna donde todo parece encajar sin esfuerzo. La sobreactuación de los actores adultos encaja igual de bien que "Deceptacon" de Le Tigre, utilizada en una película ambientada en los 80 aunque no sea una canción de esa época. Y dos personas totalmente distintas encajan porque, pese a todo, se comprenden.

Juno Temple y Jeremy Dozier pasan de la comedia al drama sin despeinarse. En las escenas cómicas se lanzan dardos envenenados de los que sólo te puedes permitir lanzar a un amigo que te entiende; en las escenas musicales disfrutan haciendo lo que hacen y transmiten ese buen rollo al espectador; y en el drama lo hacen todo tan sutil que transforman una película palomitera en algo más. Es una historia de aceptación, de amistad y de crecimiento personal que no funcionaría sin la química que desprenden estos dos en pantalla y sin un guión inteligente que se sirve de algunos estereotipos pero que no ridiculiza a dos personajes tremendamente vulnerables e inseguros.

Entretenida y divertida película con gran influencia de comedias juveniles de inicio de nuevo milenio, pero con un estilo propio y original. Juno Temple, en el papel de su vida, logra una evolución de su personaje tan pulcra y convincente que hasta nos termina agradando al final.

El gran mérito de Abe Sylvia es que de contarte una historia con grandes secuencias de humor logra cambiarlas, rápidamente y en momentos precisos, a escenas potentes llenas de drama. El final tan conmovedor, fue lo mejor de la película, sin duda alguna.

A fin de corregir su mala conducta, el director del colegio obliga a Danielle (Juno Templo) a asistir al aula de retardados. Es allí donde conoce a Clarke (Jeremy Dozier), un chico que es torturado por su padre por su orientación sexual. Animados por la curiosidad de saber quién es el padre de Danielle, emprenden un road movie muy curioso en búsqueda de la verdad.