Carisma (C)

Sí, que nueve de cada diez cortometrajes que me obliguen a ver pongan a dos notas manteniendo un diálogo maravillosamente ingenioso, original, divertido y picarón, interpretado cojonudamente bien por los dos aspirantes a actores de turno, con un súper final totalmente inesperado y ultra bien hilvanado de la muerte por la mente preclara del insigne director de cuarta fila (otra vez de turno), empieza a producirme esa sensación, tirando a desgradable, de cuando uno ha estado almorzando abundante chorizo, queso viejo, morcilla y gazpacho, todo ello con aderezos pesados e indigestos, como ajo, cebolla y demás. Sí, esas arcadas que le vienen a uno durante algunas horas después, provocándole quemazón y acidez en la garganta, y muy mal aliento. Eso que de toda la vida se ha llamado "repetirse", vamos. Pues eso me ha dado CARISMA de entrada. Aunque sufre de muchísimas más taras, por desgracia.

Por la propia naturaleza del corto con sólo dos personajes y una única localización, otros aspectos potencialmente interesantes de la película en cuestión quedan anulados automáticamente, como el trabajo de fotografía, la banda sonora, y por supuesto el montaje. Sólo queda entonces la calidad del texto y la de los intérpretes.

Y si, como en este caso, ambos son la mierda padre, pues a tomar por saco el corto. Para empezar, en España desde hace ya bastante, y con Pedro Almodóvar en la cresta de la ola contribuyendo a ello, el feísmo, la ordinariez y lo soez han creado escuela en toda una generación de artistoides. Y esta chusmilla de aspiraciones intelectuales ha confundido el realismo con meter en los diálogos palabrejas malsonantes como 'gilipollas', 'mola mazo' o 'lo flipas', cosa que hace que me tire para atrás nada más empezar a oír. Luego, resulta que la historia que nos están contando es una estupidez de nivel supremo. Por lo tanto, guión=0.

Añádele que alguien confundió a la tal Natalia Mateo cuando le dijo que hacía muy bien de drogadicta (siendo un disparate) y que la otra tal Marta Aledo actúa con una descomunal falta de verosimilitud. Y entonces obtendrás CARISMA, que es exactamente igual de valioso que los miles y miles de corto-mierdas que se apelotonan en los palmareses de los festivalillos, todos ellos con dos personajes absurdos teniendo la charla definitiva sobre el sentido de la vida y el fin del universo "ni pollas que lo flipas colega". ¡Qué grandes que semos en esta profesión!
'- Mamá, ¿puedo darte el disgusto de tu vida? ¡Quiero ser director de cortos!'

Por cierto, que tengo una lista creada en 'filmaffinity' titulada "pelis que ni terminé de ver", entre las que se encuentran PRINCESAS, EL CAMINO DE LOS INGLESES, y en la que CARISMA tiene el honor de ser el único corto cuyos ocho minutos escasos no fui capaz de aguantar. Y siento no disponer de mayor y más refinada semántica para describir este despropósito... pero es que ES UNA PUTA MIERDA.