Los espías

Tercer título que veo del director francés y tercero que me gusta. Recomiendo encarecidamente a todos los seguidores de Hitch acercarse a este fantástico director que utiliza la iluminación y la cámara de manera magistral para mantener en tensión la obra hasta su desenlace.
En el caso que nos ocupa, la trama se desarrolla durante la posguerra de la II.G.M. en las inmediaciones de Argenteuil, concretamente en la clínica del Dr. Malic, el cual será elegido por los servicios de inteligencia para hospedar a un agente informador. La elección no es casual: Malic es honrado, su negocio va mal, no tiene mujer ni ideología política definida.
Ante esta perspectiva, el doctor acepta de buena gana. Pero las cosas empezarán a complicarse a la mañana siguiente. Su asistenta es sustituída por una "espeluznante" enfermera y sus auxiliares, agentes al servicio de un ente desconocido. La consulta se verá rodeada de espías en menos que canta un gallo, sospechando que en la casa se cocerá algo. La llegada de Alex, el agente a hospedar, es sencillamente impresionante. Las sombras, el sonido de fondo y la iluminación son de matrícula de honor.
A partir de aquí, la misión será impedir que la cara de Alex sea vista por el enemigo, manteniéndole con vida. Entretanto se sucederán disparos, envenenamientos, traiciones, giros inesperados... Los espías jugarán con el doctor como el gato con el ratón hasta el desenlace, que en mi opinión carece de la garra de anteriores películas como "El salario del miedo".
A destacar la labor de la acojonante Gabrielle Dorziat como Madame Andrée y sobretodo la presencia y porte de Curd Jürgens como Alex. Carismáticos también Peter Ustinov como el cleptómano y malvado agente Kaminsky y el siempre estupendo Sam Jaffé como el americano Sam Cooper.
Una película de desarrollo complicado pero que engancha gracias al portentoso dominio del pulso narrativo del director. Muy grande.
Una curiosidad en el spoiler (no desvelo nada relevante)

He intentado buscar en la Red algún comentario de Clouzot acerca de esta película...me interesaba saber si él mismo había quedado satisfecho con el resultado y la verdad es que no he encontrado casi ninguna reseña que hable de este cuanto menos arriesgado y sorprendente film: en clave de pesadilla se suceden situaciones delirantes bordeando el absurdo con personajes en una trama que no se sabe ni dónde empieza ni dónde acaba...un psiquiatra en bancarrota, una paciente que no habla, un millón de francos, espías de bandos contrarios en busca del inventor de una nueva bomba atómica...en fin, una apuesta a todo ó nada, muy en la línea de sus compatriotas Boris Vian y Raymond Queneau, con una muy buena fotografía y una maravillosa partitura de Georges Auric, uno de los grandes músicos del cine.

Decepcionante, doblemente decepcionante. De un lado, porque del autor de "Las diabólicas" y "El salario del miedo" cabía esperar algo mejor. Y de otro, porque disponiendo de elementos de primera calidad para hacer una gran película: actores (Ustinov, Jürgens y Sam Jaffe, en particular) fotografía, ambientación etc,, Cluzot los ha desperdiciado miserablemente. Ha querido hacer una parodia de las películas de espías pero se ha dejado llevar por la influencia del kafkianismo (pobre Kafka, cuántos bodrios perpetrados en tu nombre), y el resultado es un vodevil irritante, sin gracia ni transcendencia, grotesco sin interrupción. Sólo la curiosidad por saber si el director es capaz de darle a la historia una resolución decente permite al espectador llegar al final, pero se fatigará en vano. La película no remonta en ningún momento.

Gente mirándote por las mirillas, escuchándote al otro lado de la puerta, tras el cristal de la cabina telefónica, espiándote desde la casa de enfrente, usando un niño que lanza avioncitos a tu jardín, metiendo un montón de gente en tu casa que no sabe ni quién son ni cuál es su misión: solo observarte, acosarte. Son Los Espías, la película de Henri-George Clouzot de 1957.

A un psiquiatra con una vida superflua y aburrida, sin esposa ni hijos, con un negocio que no va muy bien, pocos clientes y obviamente con discapacidad mental y poco interés por la sociedad y la propia vida le encargan una misión aparentemente sencilla: hospedar a un espía (Curd Jurgens) llamado Alex durante unos días para que no lo atrape el enemigo, sabiendo de antemano que vendrán numerosos espías de todos los bandos en disputa al centro de salud.

El médico acepta a cambio de una generosa remuneración económica y con la promesa de que no corre peligro ni tendrá mayor responsabilidad que hacer la vista gorda.

Pero las cosas se complican inmediatamente. Los espías son auténticos pelmazos, no respetan ninguna intimidad, colonizan sin pudor su hogar y su trabajo y se entrometen en todo. Es una mezcla de terror y de humor todo junto para el espectador. El terror de ver tu casa invadida por extraños, descarados y cotillas y el humor de tan absurda situación.

Excelentes actores dan vida a tan peculiares personajes, desde un Jürgens que da vida al espía principal, pasando por el gran Peter Ustinov, O.E. Hasse o Sam Jaffe. No olvidemos tampoco la aportación, también magnífica de Vèra Clouzot y Martita Hunt, ambas espléndidas en sus papeles.

Pero la magia de esta extraña y a la vez hipnótica película no sería igual sin el talento de Clouzot, sin su mirada, sus planos, esa oscuridad brutal que parece imposible cinematográficamente hablando pero resulta creíble para una época sin tantas luces como la de hoy en día.

Dos horas de película que pasan rápido pues hay intriga todo el tiempo. No sabes en qué va a terminar una situación tan kafkiana, quién va a morir, si creerte o no lo que va pasando, los engaños, el enredo, personajes que parecen ser lo que no son y no son lo que no parecen ser...

Los Espías es una película excelente. No al nivel de las obras maestras de Clouzot, El Salario del miedo (1953) o de Las Diabólicas (1955) pero también muy interesante.

Una gozada si lo tuyo es el blanco y negro.

Clouzot vuelve a su misantropía absoluta, en esta agria y aséptica película de espías.
Se podría decir que es todo lo contrario a las de Bond que vinieron después, todo es deprimente, angustiante, ridículo, pero no de una forma que resulte graciosa o mucho menos encantadora, sino patética y absurda, se podría decir kafkiana.
Lo peor: es demasiado larga. Vera Clouzot tiene un personaje que no agrega absolutamente nada, al contrario, sus escenas son las peores de la película, sobre todo la del final.
Alex también es un personaje imposible, no se entiende por qué tanta lealtad con el coronel Howar.
Lo mejor: que le saca todo el glamour que tenían en ese tiempo los espías, aco se los retrata como prisioneros, detrás de información para luego ya en un punto no saber qué hacer con ella. Un trabajo enloquecedor, automático, lúgubre y sórdido.