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My Days of Mercy

Drama. Romance La hija de un hombre en el corredor de la muerte se enamora de una mujer en el lado opuesto de la causa política de su familia. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 14 de febrero de 2014, después de años de (injustas) especulaciones y rumores sobre su vida privada, Ellen Page salió del armario con un emotivo y comprometido discurso. Lo hizo dentro del contexto de dramático ascenso de los suicidios de adolescentes y jóvenes LGTB en América. Desde entonces... a ver, no vamos a decir que sólo haya hecho personajes lésbicos, pero sí van ya unos cuantos, no sabemos si por voluntad propia o porque es lo que le ofrecen. Seguramente un poco de ambas.
Kate Mara, por su parte, es, que se sepa, heterosexual. De hecho, en 2017 se casó con el también actor Jamie Bell, después de coincidir en Fantastic Four.
Y ustedes dirán: ¿esto qué tiene que ver con la película que nos ocupa? ¿Por qué hay que hablar de con quién se acuestan las actrices protagonistas? Pues porque, teniendo en cuenta cómo está el patio en el activismo LGTB actual, donde parece que importa más quejarse por todo, analizar letras de Mecano o re-escribir versiones "inclusivas" de El Principito que luchar por lo verdaderamente importante, sorprende que una parte de dicho activismo no haya protestado porque el 50% de esta excelsa ecuación, Mara, no sea homosexual. Sí, señores. A este punto han llegado las cosas. Y si no, que se lo digan a Jack Whitehall o Paco León, de los casos más recientes que han recibido críticas por interpretar a un personaje LGTB sin ser ellos LGTB (pregunta: ¿habrán visto estos lumbreras películas maravillosas y tan importantes como Brokeback Mountain, Boys don't cry o Carol? En fin... que a algunos el cerebro no les da para más).
Hecha esta reflexión, vamos con My days of Mercy. El segundo largometraje dirigido por la israelí Tali Shalom-Ezer es una película muy pequeña. Tanto, de hecho, que hasta donde sabemos no se ha estrenado comercialmente ni siquiera en Estados Unidos (tuvo su premiere en el afamado festival de Toronto). De hecho, quien esto escribe ha podido verla gracias a la afortunada programación de un festival celebrado en Madrid. Sin embargo, es uno de esos casos injustos en los que se desearía que llegara a cada rincón de cada confín del mundo, porque todo lo que tiene My days of Mercy de pequeña en la forma lo tiene de grande en lo artístico.
Miren la nota de esta crítica. Un 9. Y muy merecido, la verdad. La película es un espectáculo al que no le falta prácticamente de nada. Es divertida, cosa sorprendente teniendo en cuenta los temas que trata. Muy divertida, de hecho (atención a las escenas entre Lucy y Ben, o a la conversación que mantiene Lucy con Mercy sobre su vida amorosa). Es romántica, y sin duda va a hacer las delicias de todos los que disfruten con historias de amor y, por supuesto y comprensiblemente, de parejas homosexuales femeninas especialmente. Y sobre todo es dramática. Muy dramática. Hay muchas escenas que agarran al espectador del cuello y no lo sueltan, ni siquiera cuando ya han acabado. Y aquí viene uno de los grandes valores de la cinta: aunque hable de la pena de muerte y sea su tema principal, no es un alegato, ni a favor ni en contra. De hecho, pese a la contundencia y maravillosa emoción de escenas como la final antes del epílogo en California (una escena durísima, por cierto), no es el filme más contundente que hayamos visto sobre la pena capital. Monster's ball, La milla verde o por supuesto Pena de muerte causan más impacto. Lo bueno aquí es que Shalom-Ezer no juzga en ningún momento, ni a los hombres que esperan la ejecución, ni a los que se manifiestan en un sentido o en otro. Es por eso que personajes como Martha, a quien da vida una excelsa Amy Seimetz, resultan tan importantes. Además, el poder emotivo de estas escenas es innegable.
Respecto a la historia de amor, es una trama secundaria y en principio parte con la desventaja de que depende demasiado de los tópicos. Lucy es la típica lesbiana "escondida", tímida, dura, de aspecto "descuidado", de miradas más que de palabras (esta es marca de la casa de Ellen Page), con una familia destrozada y muy cercana a lo que allí conocen como white trash. Mercy, sin embargo, es guapa, muy femenina, de buena familia, pija, con un buen trabajo, extrovertida y lanzada. Sin embargo, es obvio que muchas de las escenas que envuelven a las dos protagonistas son exactamente lo que los más fans pueden esperar (atención a la escena con la canción "Mercy", por ejemplo), y están elevadas hasta el infinito por la química y confianza que destilan ambas actrices.
Se ha hablado mucho sobre si este es el mejor trabajo de Mara. Sin embargo, a la actriz le pasa un poco lo mismo que a Jake Gyleenhaal en la citada Brokeback Mountain: tiene el personaje más simpático y, por tanto, el menos atractivo. Aun así, sin duda es un trabajo soberbio, que queda sin embargo (injustamente) eclipsado por ese torrente interpretativo que es Ellen Page. Es difícil decir cuál es el mejor trabajo de la carrera de la canadiense, cuando hay por ahí cintas como Juno, Hard candy, Wilby Wonderful u Origen. Pero sin duda, My days of Mercy merece estar entre los mejores. Escenas como aquella en la que se derrumba con su hermana al tener que reconocer un hecho muy doloroso deberían bastar para otorgarle todos los premios del mundo. Es, simple y llanamente, una de la mejores actrices del mundo.
Por supuesto, no todo es perfecto en la película. La narración es algo confusa en su primera media hora, hasta el punto de que es fácil confundir a Martha con la madre de Lucy, en vez de su hermana, y el epílogo da un poco a traste con el soberbio trabajo dramático hecho hasta el momento, aparte de apostar descaradamente por un romanticismo, a esas alturas de la historia, algo falso y conciliador. Pero es que todo lo demás es tan bueno, tan absorbente, tan divertido, tan emotivo y tan intenso que hay que perdonárselo. También por Elias Koteas, Brian Geraghty y Charlie Shotwell, que ponen la nota masculina con brillantez (sobre todo este último, fantástico).

Sigo en spoiler por falta de espacio. Habrá un breve spoiler, avisamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sibila de Delfos
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3 de agosto de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, protagonizada por la enorme Ellen Page, se nos presenta como un drama en el que se trata la controversia de la pena de muerte en los Estados Unidos pero cuyo eje central es la relación que entablan dos mujeres pertenecientes a dos ámbitos totalmente opuestos. Lucy, una joven de 22 años que, junto con su hermana y hermano, van a las diferentes protestas contra la pena de muerte debido a que ellos tienen en el corredor a su padre. En estas protestas Lucy conoce a Mercy, interpretada por Kate Mara, que se sitúa a favor de la pena de muerte ya que su padre es policía y viene de una familia tradicional.

Sinceramente, me esperaba un film mucho más oscuro y totalmente dramático, pero es reconfortante ver como se puede hacer un buen drama sin caer en sensacionalismos. Y digo esto porque la película es bastante amena pese a tratar un tema tan complicado y con tanta carga emotiva como es el de la pena de muerte. Si bien es verdad que por momentos parece ser un mero hilo conductor para mostrar el nacimiento de una relación "prohibida", como es el caso de dos personas de espectros ideológicos opuestos, en su tramo final toma toda la atención de la película. Obviamente, pese a ser muy amena, tiene algún que otro momento muy duro emocionalmente.

El segundo punto, o el primero según se mire, de la película es la relación sentimental que se establece entre Lucy y Mercy. Aunque resulta quizás un poco apresurada, está muy bien llevada, mostrándonos los acercamientos, la timidez, la picardía, etc que hay en los primeros estadios de un romance. El único punto negativo que le veo es que las escenas de sexo me parecen demasiado redundantes.

También se toca el tema socioeconómico, ya que por un lado tenemos a Lucy, con una familia rota por la situación de tener al padre en el corredor de la muerte y sin madre, con problemas económicos severos y con una desgana que rompe el corazón (como cuando Lucy va a buscar trabajo), mientras que por otro lado está Mercy, que tiene una familia tradicional, con buena posición económica, es abogada junior, etc.

Las actuaciones son soberbias, aunque claro, la protagonista (por eso lo he puesto en singular al comienzo de la crítica) se come a todos los demás. Ellen Page transmite mucha verdad interpretando a Lucy, con una actitud desolada frente a una situación que a cualquiera le sobrepasaría. Los mejores momentos son cuando Lucy se rompe, haciendo que se te encoja el corazón de la pena.

Película totalmente recomendada, con una Ellen Page en estado de gracia y que, si no la amabas ya, con esta película te terminarás enamorando de ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fernando
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9 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucy (Elliot Page) y sus hermanos participan activamente en protestas contra la pena de muerte. ¿Por qué? Porque su propio padre está en el corredor de la muerte, acusado de haber asesinado a su mujer. La hermana mayor es la más firme en su posición, creyendo fielmente en la inocencia de su padre y rechazando todo lo demás. Lucy, sin embargo, se ve dudosa durante todo el film, queriendo agarrarse a la esperanza de que su padre no lo hubiera hecho.

Si ya tiene sus dudas, todo empeora (o mejora) cuando conoce a Mercy (Kate Mara), una chica que lucha a favor de la pena de muerte. Encima, Mercy es de familia acomodada y ni siquiera toma en cuenta que quizás Lucy no tenga dinero suficiente para invitarla a una cerveza. Lo dicho, dos mundos aparte. Pero, como ya se sabe, los polos opuestos se atraen y la película consigue captar esa química entre las chicas gracias en parte, por supuesto, a las actuaciones de ambas actrices.

Y es que Elliot Page se sale en toda la película. Él es el que nos muestra las escenas más desgarradoras y las más divertidas. Porque sí, aun yendo sobre la pena de muerte, la película es divertida e incluso mantiene un tono entrañable que deja buen y mal cuerpo a partes iguales. Y eso es lo que más me ha sorprendido de la película. Unos diálogos frescos, actuales, inteligentes y graciosos en medio de un escenario terrible.

Y puede parecer que el tema de la investigación de su padre se trata de un McGuffin para desarrollar la historia de amor entre Page y Mara, lo cierto es que no lo veo así. Ambas historias se complementan y ambas tienen interés. No es como si estuviera deseando que termine una para que empiece otra. Toda la película resulta bastante interesante. Incluso las escenas entre Ben y Lucy son disfrutables y están cargadas de emotividad.

También me ha agradado mucho el recurso de las transiciones marcadas por la comida de los reclusos y un pequeño rótulo explicativo acerca del nuevo caso. Todo está bien pensado. Todo organizado. Aunque cueste unos minutos entender que Martha es la hermana y no la madre, se explica textualmente.

En fin, si tienes la oportunidad, échale un ojo porque es una película que recomiendo.
Iriadg
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