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Una dama y un bribón

Drama. Comedia Un permiso especial de año nuevo permite a Simon salir de la prisión por una noche. Han pasado seis años desde su captura y está deseando regresar a su apartamento y encontrarse con su novia. Sin decirle nada, queriendo darle una sorpresa, llega al hogar y comprueba que el sorprendido es él, pues, sin llegar a ser detectado, observa que su novia vive ahora con otro hombre. Decepcionado, decide marcharse. ¿Es esa la compensación que le ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2009
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claude Lelouch alcanzó la fama en 1966 al obtener el Gran Premio del Festival de Cannes su décimo film "Un hombre y una mujer", que logró un resonante éxito de taquilla y una crítica dispar. En esta excelente cinta, de una gran belleza formal, Lelouch se rebelaba como un estupendo técnico y un hábil conocedor de lo gustos del público, y los franceses, siempre chovinistas, se apresuraron a sobrevalorarla en exceso.
Tras un par de baches, en los que el realizador, halagado por el éxito, reincidería en la misma fórmula sin el acierto primero, las obras posteriores nos advertían que Claude Lelouch no era autor de una sola obra, en la que acertara por casualidad. En ellas se observaba su portentosa facilidad para hacer cine, para contar una historia y, lo que es más importante, con el paso del tiempo se fue liberando de caligrafismos, de inútiles excesos formalistas, de movimientos de cámara esteticistas, que le hicieron ganar en sencillez y naturalidad. Si "La aventura es la aventura" era la historia desenfadada, divertida y alegre de cinco bribones, perfectamente compenetrados en la amistad, "Una dama y un bribón" tomaba de ella a sólo dos de aquellos protagonistas, Lino Ventura y Charles Gerard para, al cantar una vez más la amistad, introducir un elemento nuevo, el amoroso, que le hacía ganar en nobleza lo que aquélla tenía de cinismo. Lo de menos es la historia del atraco a la joyería, que será únicamente el pretexto para darnos su visión personal de las relaciones humanas.
La narración fluye fresca, como improvisada, con un gozoso sentido de libertad que le permite la referencia a sí mismo, el salto, sin brusquedades, del color al blanco y negro o, simplemente, al negro (esa pantalla oscurecida con la cifra como referencia, por la que discurren rápidamente seis años), mezclar el presente con el pasado e, incluso, lo soñado con lo vivido, y que requiere un esfuerzo, una participación del espectador, tan propio de cierto tipo de cine moderno. Lino Ventura, quien comenzó con papeles de "duro", tiene una enorme presencia física y hace, como casi siempre, una intrepretación excelente, bien secundado por el citado Charles Gerard y por Françoise Fabian. En definitiva, una película deliciosa e inteligente.
El ermitaño
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9 de septiembre de 2010
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué muchos directores del cine francés se deleitan contando historias inverosímiles, y a un ritmo tan lento, e introduciendo digresiones tontas que no vienen a cuento?

La respuesta es muy sencilla: pretenden hacerse pasar por modernos, por intelectuales, por personas con inquietudes humanas expresadas con cierto chic a la moda. Pero como resulta que de verdad no lo son, no encuentran otra solución que rellenar todo el metraje de sus películas perdiendo el tiempo como mejor pueden.

Esta película podía haber sido una "peli" de acción, o de cómo se prepara y se ejecuta un atraco perfecto, y podía haber resultado entretenida. Pues no; el director francés tiene que perder el tiempo con personajes aburridos de la vida, y usando efectos fílmicos que pretenden ser originales, pero que resultan simplones e innecesarios.
Espectador ingenuo
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