Fifí, la plume

Fifi es una de esas películas que pasan de puntillas, de las que prácticamente nadie ha oido hablar con anterioridad, pero enseguida te das cuenta que tiene algo que la hace especial.

Un joven francés se ve obligado a cometer pequeños hurtos para poder seguir adelante, pero en la huida de una de sus acciones entra accidentalmente en un circo, a partir de ese momento se verá envuelto en una serie de pequeñas historias que cumplen todos los ingredientes del buen cine.

Lamorisse no necesita un superhéroe de grandes proporciones para poder surcar los cielos y ayudar a solucionar los problemas de la gente humilde y los suyos propios, aquí es ese joven que escapa de un posible futuro entre rejas el que consigue mediante pequeñas acciones y mucho ingenio ponernos a todos, a los de dentro de la pantalla y a los de fuera, una pequeña sonrisa.

Fifi pone a funcionar los ingredientes que han hecho grande al séptimo arte. Una película en la que para poner a rodar la imaginación no nos evocan a mundos inexistentes, sino que se apoya en la realidad para transmitir las emociones. El humor, la dificultad del día a día para los trabajadores, la acción y esa chica que nunca pudiste olvidar, marcarán la tónica de esta inadvertida película para el gran público, que no deja der ser uno de esos pequeños tesoros del cine que de vez en cuando llegan a nuestras manos.