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España España · Valencia
Críticas de Javi
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Críticas 29
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
29 de agosto de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Master and Commander” se basa en los libros escritos por Patrick O´Brian, autor de 20 novelas que relatan las aventuras del Capitán Jack Aubrey (Russell Crowe) y el doctor Stephen Maturin (Paul Bettany) a bordo de un barco inglés durante las guerras napoleónicas. Esta película revitaliza el género de aventuras náuticas como lo fueron “El hidalgo de los mares” o “El Capitán Blood”.

Dirigida por el australiano Peter Weir, director de películas tan notables como “El Show de Truman”, “El Club de los Poetas Muertos” o “Gallipoli”, Weir nos traslada a las venturas y desventuras que sufrían los marineros que, prácticamente, vivían en el barco en aquella época. Weir adapta la novela de Brian, llena de tecnicismos marítimos, de una manera sobria y sencilla, dándonos no sólo una simple película de aventuras, sino una pequeña lección de cómo era la vida en un barco del siglo XIX, desde los marineros hasta los oficiales. Vemos a esos marineros como gente dura, con mucha camaradería a la vez que disciplinados pero que pecan de ignorancia y están llenos de supersticiones. Por encima de ellos están los oficiales de rango medio, sorprendiéndonos la juventud de todos ellos, incluso hay niños pero llenos de un coraje igual que el de un adulto. Después está el capitán, a quien todos a admiran por su bravura y su buen talante, apodándole el afortunado, un hombre que no sólo ha de dirigir su barco hacia la batalla, sino también mantener íntegra la moral de la tripulación.

Todo esto no sería posible sin la gran labor de los actores, desde el más pequeño papel hasta el más grande, siendo creíbles sus caracterizaciones, pareciéndonos hombres propios de aquella época. El papel protagonista recae en Russell Crowe, que da vida al Capitán Aubrey, siendo un hombre persistente en su búsqueda del enemigo, como carismático con su tripulación, ya que Aubrey se preocupa por sus hombres y lamenta sus muertes profundamente. Observamos en él a alguien intrépido, inteligente, en momentos irracional, pero enseguida conectamos con su personalidad. Crowe además hace una estupenda interpretación, consigue ser el actor adecuado para hacer de Aubrey. A su lado está su mejor amigo el doctor Stephen, quien sólo comparte sus momentos de ocio tocando instrumentos musicales, sino que intenta dar algo de sensatez a los actos de Aubrey. Paul Bettany ya trabajó junto a Crowe en “Una mente maravillosa” y en “Master and Commander” ambos se compenetran perfectamente, ya que la amistad y el respeto que se sienten se transmite en pantalla.

Podría parecer algo tedioso el observar solamente las vivencias de unos hombres en un barco en, nunca mejor dicho, el otro lado del mundo, pero la película te atrapa enseguida por ese entorno tan conseguido por la extraordinaria y galardonada fotografía de Russell Boyd, que combina el azulado color del mar con niebla, humo, lluvia, nieve… siendo de un resultado embelesador, además de un barco lleno de un realismo impecable, soberbio, con un sonido espectacular donde oyes mecerse el barco de lado a lado y oyendo unos cañonazos estruendosos. A todo esto añadirle un magnífico vestuario, un montaje excelente, una dirección magistral de todas las escenas y tenemos como resultado una grandísima película, que sino llega a ser por “El Retorno del Rey” se hubiera llevado más Oscar.

A algunos es posible que les resulte lenta y aburrida ya que no es una película que no posee la variedad de registros de una película de similar estilo como ”Piratas del Caribe”, pero personalmente prefiero disfrutar de “Master and Commander”
Javi
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10
29 de agosto de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a “Marcado por el odio” la primera película de Newman aunque él participase en la mediocre “El Cáliz de Plata”, película de la cual el propio Newman reniega. A los pocos meses estrenó “Traidor a su patria”, pero fue con este excelente drama pugilístico con el que saltó a la fama una de las grandes estrellas del séptimo arte.

Ernest Lehmann adapta al cine esta autobiografía de Rocky Graziano, criado en las calles de New York y miembro de una banda de delincuentes, con unos puños muy ligeros, lo que a la vez de ocasionarle problemas, le sirve para poder abandonar la vida tan desgraciada que llevaba y convertirse en un excelente boxeador. Lehmann posteriormente realizó posteriormente los guiones de películas tan prestigiosas como “West Side Story”, “Con la muerte en los talones” y “¿Quién teme a Virginia Wolf?”, con lo que no hay duda de la calidad argumental que exhibe “Marcado por el odio”, la cual estaba ideada en un principio que la protagonizasen James Dean junto con su novia Pier Angeli, pero la repentina muerte de Dean en un accidente de tráfico hizo que el papel recayese en una de las más prometedoras estrellas salidas de el Actor´s Studio, Paul Newman, que esta excelente en su papel de Rocky, con su manera de andar encorvada, como agazapado, haciendo olvidar totalmente al personaje que interpreta y centrando nuestra mirada e interés sólo en Newman, ya que es divertido, fuerte y patético a la vez, con siempre una sonrisa escondida, haciendo una interpretación caótica e impulsiva de un hombre de comportamiento primitivo, pero Newman aporta además soltura y emotividad a un convincente joven boxeador. En esa época seguro que habría comparaciones evidentes entre Newman y Brando, dos prometedoras estrellas, ya que los dos eran jóvenes y atractivos y muchos papeles interesantes de entonces resultan apetecibles y adecuados para los dos.

Siendo la película excelente en todos los sentidos, como lo es su brillante fotografía en blanco o su excelente ambientación tanto de las cárceles, del ring, de las calles, etc, la desgracia, si se puede decir, acompañó a varios intérpretes de esta película. Pier Angeli, en mi opinión una deslumbrante belleza, se suicidó antes de cumplir los 40 años, Sal Mineo, que coincidió con James Dean en “Rebelde sin causa” o “Gigante” fue acuchillado por su amante homosexual y el gran Steve McQueen, que posteriormente rivalizó con Newman, interpreta un breve papel y también fue uno de los “malditos” ya que falleció de cáncer a los 50 años. Pero aún hay más, Everett Sloane, que hace de entrenador de Rocky, se suicidó 10 años más tarde cuando un médico le pronóstico que se iba a quedar ciego.

A pesar de todas esas desgracias, las interpretaciones están a un nivel magnífico, como el ya comentando Newman, siendo especial su relación con una bella Pier Angeli y apoyados por unos secundarios no muy conocidos, pero que le dan un aire muy convincente a sus interpretaciones y además la historia engancha y el personaje es carismático, dos elementos básicos para cualquier película. El director Robert Wise, más conocido por “West Side Story” o “Sonrisas y lágrimas”, anteriormente dirigió otra película de boxeo llamada “Nadie puede vencernos” y de ahí adivinamos la efectividad y realismo que consigue en las escenas de pelea sobre el ring, francamente maravillosas y además no todo es dramatismo, ya que hay escenas muy cómicas, que nos hacen soltar una sonrisa de complicidad, que nos hacen congeniar más con el protagonista.

Lejos de esa historias negras de Hollywood, “Marcado por el odio”, representa posiblemente (por no decir la mejor) uno de los mejores dramas ambientados en el mundo del boxeo, un deporte propicio para ofrecernos relatos tan humanos como en “Toro Salvaje” o la galardonada “Rocky” y verla para mi ha sido una auténtica delicia, no la había visto antes y no tardaré mucho en redescubrirla
Javi
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10
29 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos es sabido que la guerra más cruenta, no sólo del siglo XX sino de la historia, ha sido la Segunda Guerra Mundial. Una sangrienta lucha que se llevó a más de 60 millones de muertos, una contienda donde por primera vez el porcentaje de muertes civiles fue más elevada que las militares. Sus escalofriantes números dan fe de la magnificencia que estos hechos acontecieron en todo el mundo y aún después de 60 años del fin del conflicto siguen teniendo repercusión. Fue una guerra que influyó profundamente en la actualidad que hoy vivimos, su influencia política, económica, territorial e ideológica se mantiene en muchos aspectos. Una nación, Alemania, una ideología, el nacionalsocialismo, se extendió como una plaga por toda Europa bajo, no sólo de la mano de Adolf Hitler, sino también de la gente que le apoyaba: individuos que le seguían ciegamente y que exterminaron a miles de personas en campos de concentración y ejecuciones, llegando a realizar acciones consideradas inhumanas.

El 30 de Abril de 1945, Adolf Hitler y su reciente esposa Eva Braun, se suicidan en el búnker de los jardines de la Cancillería dando así fin a una cruenta lucha en Europa que se extendió durante 6 largos años. De manera inmediata, se produjo la entrada en Berlín del Ejército Rojo y los aliados: Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. En un primer momento se dividió Berlín en 4 zonas, controladas cada una por cada país y el paso siguiente fue hacer por primera vez en la historia un juicio a una serie de personas, vinculadas con el Tercer Reich, por crímenes de guerra, algo insólito y de una complejidad enorme. No sólo se dictaron sentencias a Albert Speer, Rudolf Hess o Kaltebrunner, hubo muchos jueces, políticos, etc., que también fueron juzgados.

Después de ponernos en antecedentes históricos, “Vencedores o vencidos” no solamente es una película donde podemos apreciar grandes actuaciones, ya que dentro de ella se plantea un interesantísimo dilema moral e ideológico de diversas connotaciones, ya que no sólo se juzgan a las personas sino también a todo un país, Alemania. Dentro de esta excelente realización hay espléndidos monólogos de una intensidad y credibilidad muy lograda, consiguiendo tener siempre al espectador atento a cualquier aparición e intervención que se realiza en el juicio. Kramer dirige de manera soberbia todos los aspectos, ya que consigue que las casi tres horas de película no resulten en ningún momento pesadas. Además nos ofrece unas pausas indirectas que invitan al espectador a reflexionar sobre lo acontecido en ese momento, es decir, no nos aturde con sólo la filmación del juicio, nos hace plantear preguntas en nuestra mente sobre la veracidad de lo que cuentan lejos de ese espacio reducido. Kramer efectúa un manejo soberbio de la cámara adecuándola en el momento correcto, en la expresión más enardecida, en como los ojos lo muestran todo y recibimos de manera profunda la intensidad que rodea a una película que trata un tema tan delicado.

Una vez vista la película, cada uno puede sacar las conclusiones que pueda pensar que sean ciertas, eso es un logro de la película, ya que consigue plantearte distintos puntos de vista sobre lo que aconteció en esos lamentables años. Tampoco defiende una postura concreta, ofrece al espectador esa libertad, dándonos también momentos paradójicos, como una similitud entre las situaciones vividas entre el juez principal y el principal acusado. También vemos las implicaciones políticas que rodearon a esos juicios y los extremismos de los argumentos de todos los partícipes en este juicio, todos con un convencimiento que algunos creen justo, otros patriótico, otros que dicen que era su obligación.
Toda esta magnífica orquestación de exposiciones argumentales y dilemas, está encabezado por un reparto espectacular, todos rayando a un nivel altísimo, sublime, una lección de interpretación inolvidable, resultando difícil el destacar a alguien. Personalmente me atrae la interpretación del abogado defensor Maximilian Schell, una actuación muy sentida que desborda una gran convicción en todo lo que dice, resultando un contrapunto perfecto para Richard Widmark, el cual hace un magnífico papel de tenaz fiscal. No podemos olvidar la angustiosa interpretación de Judy Garland bajo la presión del dedo acusador de Maximilian Schell, la espectacular intervención de Montgomery Clift, como un hombre de pocas facultades mentales y Marlene Dietrich, actuando en un papel típico de mujer fría alemana, quien en un detalle curioso rememora la mítica canción “Lili Marlene”. Pero las dos figuras principales de la película son Spencer Tracy y Burt Lancaster, este último con siempre una expresión hierática, afligida, pero a la vez rabiosa. Se ve en él a un hombre que está a punto de estallar y que de su boca no puede salir otra cosa que su verdad. De Spencer Tracy, decir que en el último papel relevante de su carrera antes de su muerte, realiza una soberbia interpretación de un juez que tiene en su mano decidir el destino de los hombres que va a juzgar, a pesar de las presiones externas que recibe y finalmente es el personaje que, posiblemente, exprese una mayor sensatez en todas sus conclusiones.

Realmente de esta espléndida película se pueden explotar argumentalmente páginas y páginas, ya que el planteamiento del oscarizado guión es sublime. Faltan calificativos para describir todas las sensaciones que me produce poder disfrutar esta película tan llena de matices interesantes para un simple aficionado como yo a esos acontecimientos históricos. Lejos de esas cuestiones históricas, si queréis disfrutar de un grandísimo drama judicial, lleno de interpretaciones estelares, no podéis dejar de ver “Vencedores o Vencidos”.
Javi
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8
28 de marzo de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es posible que de primeras el nombre de William Inge no suene nada. Tal vez sea porque otros dramaturgos como Tennessee William y Arthur Miller hayan gozado de más populismo. Pero si decimos de Inge que ganó un Pulitzer en 1953 con 'Picnic', que recogió un Oscar por 'Esplendor en la hierba' en 1962 ya resulta más conocido, obras y películas de éxito enormemente alabas. Pero Inge sintió que estaba perdiendo el tacto y que no tenía la intimidad necesaria con los personajes que escribía. Todo ello le llevó a una depresión por la cual se suicidó en 1977. Inge sabía capturar la mentalidad de esos pequeños pueblos americanos. 'Vuelve pequeña Sheba' fue la primera obra que se adaptó a la gran pantalla de Inge y también fue la primera película de Daniel Mann, que realiza una excelente trabajo en torno a la teatralidad inherente de una obra de este calado.

Doc Delaney (Burt Lancaster) es un quiropráctico que trata de volver a su antigua vida y a volver a tener una reputación, destruídas por su alcoholismo. No ha tomado una copa en más de un año. Además de sus propias reuniones de Alcohólicos Anónimos, doc es voluntario en un programa de recuperación para esos hombres que cayeron en el alcoholismo. Como él dice: "La mayoría de los alcohólicos son hombres decepcionados y yo puedo ayudarlos". Como muestra de su fuerza de voluntad, Doc guarda una botella de whisky sin abrir en el armario de la cocina. Doc mantiene siempre una actitud positiva basada en olvidar el pasado para vivir el presente y seguir avanzando. Mientras reconstruye su vida, tiene poco tiempo para estar con si esposa Lola.

Lola (Shirley Booth), por otro lado, rara vez sale de casa. Ella vive anclada en el pasado, una época que para ella fue bonita. Pero fueron unos años que se desvanecieron al igual que su perror Sheba meses atrás. Lola decide ayudar alquilando una habitación para Marie, una joven estudiante, una idea que no le gusta a Doc. La relación entre Doc y Lola resulta amable y formal pero sus palabras son vacías y sin pasión. Culpabilidad reprimida y resentimiento ocupan buena parte de su matrimonio. Doc encuentra refugio y salida en su dedicación en ayudar a esos alcohólicos. Lola se siente atrapada en un presente que rechaza y un pasado que añora y quiere recuperar. Lo que comparten es la vergüenza y culpabilidad de un matrimonio forzado. Lola lleva en exceso el peso de la culpa, una pesada carga emocional difícil de manejar, bloqueando los malos recuerdos y solo centrándose en los buenos tiempos. Se siente orgullosa de la lucha de su marido contra el alcoholismo pero siempre con comentarios de doble filo. La irrupción de la joven estudiante Marie provoca en Lola el reflejo de la niña que una vez fue. Doc, en cambio, se siente paternal y protector como si Marie fuera la hija que nunca tuvo y también viéndola como una versión joven y más bonita de Lola. Y luego está esa Sheba del título, ese perro perdido que es más una metáfora del pasado añorado de Lola.

Después de realizar 'El temible burlón' en 1952 con una sonrisa encantadora y un físico de acróbata, Lancaster hizo un giro radical interpretando 'Vuelve pequeña Sheba'. Lancaster era un hombre complejo. Como actor fue en gran parte autodidacta, en un período en que la competencia de la posguerra vino de los mejores alumnos del Actors Studio de Nueva York con James Dean, Montgomery Clift, Marlon Brando, etc. Se puede pensar que Burt Lancaster podría resultar algo joven para el papel de ese doctor. Los retoques grises en su pelo ayudan a envejecerle un poco pero no es obstáculo para que Lancaster haga un excelente trabajo en retratar a Doc con una dignidad sobria y desprendida. Cuando todos esos años de resentimiento acumulado rompen ese comportamiento, Lancaster estalla en crueles acusaciones a Lola. Este personaje puede ser como una ácida caricatura de su posterior personaje en 'Chantaje en Broadway' donde lo más temible de ese columnista era más su frialdad o aquel prisionero de por vida de 'El hombre de Alcatraz'. Lancaster era de esos actores capaces de llevar dentro la vida interior de un hombre, del personaje que interpretaba.

Terry Moore, que recibió una nominación al Oscar como mejor actriz secundaria dando vida a Marie Buckholder, quien ofrece una doble personalidad: la universitaria joven e inocente niña por la cual Doc se siente obligado a proteger, y la coqueta que se burla de Turk con promesas que no tiene intención de cumplir. Lisa Golm es el o otro personaje importante intepretando a la vecina de Lola , mrs. Coffman. A través de ella aprendemos más sobre los cambios en la vida de Lola. Y Shirley Both como Lola en un merecedísimo Oscar, hace el papel de su vida sin más. Faltan calificativos porque hay que verla actuar en esta película. Lancaster dijo más que Booth fue la actriz más grande que jamás había trabajado.

Y es que 'Vuelve pequeña Sheba' es como esa pequeña joya que asoma entre las grandes adaptaciones dramatúrgicas de Williams y Miller que no tiene nada que envidiarlas a pesar de no ser tan conocida.
Javi
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6
2 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde 'El nacimiento de una nación', la Guerra Civil Americana ha sido protagonista de bastantes películas. En muchas de ellas, la guerra en sí era un elemento secundario. El mayor ejemplo es la excelente 'Lo que el viento se llevó', donde se narra una épica historia a través de esa fraticida guerra. Debido al éxito de la película, posteriormente se realizaron algunas producciones como 'Jezabel', la más destacable de todas ellas. Después de la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de los años 50, donde las películas de color se fueron imponiendo, llegaron películas como 'El árbol de la vida' y 'La esclava libre', melodramas sureños reforzados por el WarnerColor y el Technicolor que de alguna manera intentaban aprovechar el tirón de 'Lo que el viento se llevó' a pesar de tantos años pasados.

En concreto con 'La esclava libre' es más fácil de relacionarla con 'Lo que el viento se llevó' por un actor en concreto: Clark Gable. Fue el inolvidable Rhett Butler y su personaje en la película parece un reciclado del propio Butler con perspectivas distintas eso sí. La película se inicia con la persecución de uno esclavos fugitivos en una plantación de Kentucky. De ella es dueña el Sr. Forrest, que tiene una pequeña hija llamada Amantha. Cuando años después su padre muerte, se descubre un secreto vínculo de su pasado por el cual ella es relegada al esclavismo. Es subastada en un mercado de esclavos y comprada por Hamish Bond, propietario de varias plantaciones y con un enigmático pasado.

Raoul Walsh ya venía de dirigir a Clark Gable en 'Los implacables' y 'Un rey para cuatro reinas'. Poco a poco dejaba de ser aquel gran director de los años 40, pero aún mantenía una sobriedad detrás de la cámara digan de mencionar. Clark Gable, en los últimos años de su carrera, está bastante apagado. Su personaje es más complejo emocionalmente aunque su relación con una guapísima pero insípida Yvonne De Carlo es más un tira y afloja sin apenas pasión, a pesar de ese beso bajo la tormenta casi sin venir a cuento. La relación entre ellos, que debía de sustentar la pelicula resulta flojísima. El tratamiento sobre la esclavitud y el racismo resulta muchas veces ambiguo a pesar de intentar ser consecuente con la época. Se cae en demasiados tópicos, obviedades y una subyugación amistosa entre los esclavos negros. Resulta más un lienzo colorista sobre las mansiones del sur, los coroneles sureños, los cantos espirituales de los esclavos, brutales comerciantes de esclavos, villanos de bigotes oscuros y una insinuación de mestizaje que no es creible.

Quien tal vez destaque más sea Sidney Poitier como Rau-Ru, un esclavo negro pero educado por Hamish, con una dualidad moral bien definida pero conflictiva. En lugar de gratitud, está lleno de rabia, resentimiento y odio. La bondad que le demuestran es peor que la crueldad de la esclavitud. La libertad es para él solo un sueño en un mundo dominado por el látigo de los blancos. En definitiva, 'La esclava libre' es como una versión B de 'Lo que el viento se llevó', revestida de forma colorida, eficiente a tramos, con un Gable a vueltas de todo y destilando profundidad sureña de racismo y esclavitud.
Javi
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