Ultimamente, todas las películas de Spielberg parecen alargarse más de la cuenta, y terminas desperdiciando lo que de por sí no era gran material. "Munich", si bien hay que reconocer que se trata de un propuesta más interesante, no escapa al mismo defecto. Spielberg, creo yo, está dando sus últimos frutos como director, antes de secarse totalmente.

Igual de mediocre que la primera, se salva tan solo por la fascinante experiencia visual que plantea y por el interesante personaje de Goldblum, a mi parecer, un actor tristemente desperdiciado en la primera parte.

Considero de esta película que brilla más por lo que de innovadora tiene, que por su contenido. Si bien el guión es original, escapando de cualquier estereotipo, se hace por momentos demasiado rebuscadamente desprolijo, intencionadamente impactante, pretensioso, en una palabra. Me parece, en fin, cine hollywoodense trantando de acercase al cine independiente.

Ronda diversos generos, drama en un comienzo, comedia juvenil en partes, terror al final, encasillarla es toda una complicación. Eso es lo que se logra cuando se quiere adaptar al cine la obra de un autor complejo. Lo que destaco: Un estilo visual puramente setentista. Lo mejor: Sissi Spacek, luciéndose como la joven desequilibrada, frágil y al mismo tiempo fascinantemente peligrosa. Lo curioso: Un Travolta de quien nadie hubiera esperado que su nombre brillara algún día entre las estrellas del cine hollywoodense.

No, no la considero una gran película, sobrevive más por lo que representó en su momento, que por lo que es "en-sí". No obstante, contiene muchos aspectos interesantes que fueron dejados de lado, un análisis, algo superficial, de la subculturación juvenil, que poco tenía que ver con la música, y más se refería a la creciente ruptura generacional entre los padres que creían en todo, y sus hijos, los nihilistas del placer. No se puede decir de Travolta que se luzca como actor, pues no lo hace, pero interesa de su personaje la evolución que sufre a lo largo de la película, llegando a su cúspide justo al final, en la sí memorable escena del subterraneo.