Con claras referencias a la T1 de True Detective la trama avanza a toda mecha, quizás demasiado rápido, para desembocar en un final fallido y apresurado.

Con una buena ambientación y algunos detalles muy cuidados, le falla la música, la accion y el desarrollo general.

Al final da la impresión de ser una película policiaca de baratillo. Y es una lástima.

Una historia interesante, pero el tono no va en concordancia con el drama humano que quiere contar. La fotografía tiene estética de telenovela turca y la actitud de las protagonistas es demasiado superficial. El guión pasa de puntillas por el drama de las protagonistas. El resultado final es muy descafeinado.

Si, es pretenciosa, porque aparenta algo que no es. No es un western, no es un drama, no es un thriller. Es un tedio. La factura técnica y actoral es impecable, pero su historia y desarrollo, es fallida.

No se siente el drama que impulsa a sus protagonistas a actuar de la manera en la que lo hacen. No profundiza en nada y tiene que ser el espectador el que se monte su propia película. Y para eso no hacen falta dos horas.

Una cáscara vacía sin nada en su interior. La historia, y lo que ocurra con sus protagonistas carece de interés. La calidad de estas películas va a la par con la calidad del antagonista, y aquí tenemos a un payaso rico, una femme fatale de postín y un teleñeco de la WWE.

La película rompe las leyes de la física y de la vida y la muerte. Se convierte en una parodia.

Todo lo que tiene a su favor en un principio se convierte en su gran hándicap, y es que las expectativas que genera no se ven reflejadas en el resultado final. Sobre todo en su tercio final.

Técnicamente no tiene nada reprochable, es su guión su parte más floja. Consigue un resultado seco y realista, que se aleja del gran producto cinematográfico, ese gran thriller policiaco con tres oscarizados en el reparto que esperas encontrarte.

Puede decepcionar pero no es una mala película.

En manos de Fincher o como cuarta temporada de True Detective hubiéramos tenido un bombazo.