Nunca me gustó Almodóvar. Siempre he repudiado sus películas desde que hace un par de décadas vi sus primeras aberraciones. Aún así, contra mi voluntad, en casa de unos amigos, decidí darle una nueva oportunidad (más que nada, porque quedaba feo marcharme por esto). Total, que pusieron la película en DVD recién regalado y me bastó la primera escena para darme cuenta de que se iba a tratar de otra obra llena de fantasías sexuales del autor manchego. Y es que este hombre, lo siento, pero no sabe hacer cine sin mostrar que es un enfermo. Pero como es original, pues le ríen las gracias, pero esto ni es cine ni es nada. Una lástima, porque el intento de thriller no iba mal encaminado, aunque otros aspectos, como las actuaciones de Miki Molina y Antonio Banderas, también son muy mejorables.
En fin, si quieren ver una de porno gay basto con aires de cine de suspense, ésta es su película. El resto de los mortales, absténganse.

Dentro del respeto que me sugieren todas las mujeres, creo que en esta película se defiende el derecho de la mujer a decidir por sí misma qué quiere hacer consigo en el sexo. Pero, sobre todo, defiende el sexo como una forma de ocio, de goce y de cultura que puede hacernos aprender muchas cosas de los demás y de nosotros mismos (siempre con precauciones). Además salen unas tías tremendas. Le fallan algunas escenas de tías besándose para el goce supuesto de algunos tíos, pero a mí eso me parece machista y repugnante, además de antinatural.

El guión es tremendamente absurdo, pero es que la historia en sí es un pastelito apto sólo para nenazas. Si tiene un 7 de media debe ser porque se ha metido medio Chueca a votar un 10, porque además de ser un bodrio, por momentos genera vergüenza ajena.

La película es del montón. Típico tío calzonazos, que es muy buen novio, pero que sin embargo, carece de colegas al tener poca empatía machotil (sí, sí, de machotes, como debe ser). Lo más interesante es que sale el actor que interpreta a Marschall en la serie: "Cómo conocí a vuestra madre", y te ríes con su personaje en el film.
Pero, mención aparte merece una diosa del celuloide, de la cual he quedado enamorado: Rashida Jones. De gran parecido a una ex mía (la conocida Raquel Navamuel), Rashida posee una belleza que me encanta. Me deja atontado mirándola a la pantalla. Así pues, apruebo a la peli principalmente por ella.

Vuelvo a insistir una y otra vez en la necesidad de borrar del mapa la palabra "genio" si se sigue utilizando para describir a personajes como este manchego que quiso ser manchega. Cine para burgueses afeminados y mujeres. Aunque el rarito este vaya de progresista, su cine sólo le gusta a la gente burguesa o a algunas mujeres.
No insistas, Almodóvar, deja de hacer películas y vete con el PSOE a hacer propaganda política pseudosocialista o con los sectarios de los movimientos pro-homosexualidad.