Una película sincera, honda, con aristas, con ratos que duelen. Cine, en cierto modo, social, con la crisis de fondo, con el incómodo y cruel mundo de los vendedores. El título se refiere a eso, a los vendedores que llaman a la puerta un poco como los toreros a puerta gayola, sin saber qué habrá detrás. Magnífico Dechent, magnífica Valverde, admirables José Luis García Pérez (qué buen actor de reparto), Egido y Colomé. Y el cameo de Nick Nolte, qué lujo. Es casi una obra teatral, en la línea de la MUERTE DE UN VIAJANTE de Miller. Todo en ella sabe a verdad. Qué pena que estas películas pasen inadvertidas las más de las veces.

Hacer este tipo de cine, actual y vigente, sobre un tema tan complejo como son los adolescentes urbanos, la clase media baja que convive con la media alta en institutos en los que se mezclan, empatizan, conviven, rivalizan y, sobre todo, crecen y maduran, requiere, ante todo, un compromiso, un interés por proponer un cine comprometido, olvidando un poco el lado comercial. Aquí, Patricia Ferreira resbala un tanto al estructurar el film como si de una intriga se tratara, con largos flash back que pretenden explicar lo ocurrido sin desvelar del todo lo que pasó para llegar a un final que se pretende sorpresivo, apoteósico y que se queda muy lejos siquiera de interesar al espectador. A su favor, el resto: diálogos frescos, ágiles y muy creíbles, una pátina de realidad en los personajes secundarios, los alumnos y profesores, el barrio y el ambiente del instituto. Todo muy logrado, esa es la fortaleza de la película. Sin duda, una película interesante y que no nos deja indiferentes para nada, ya que nos muestra una realidad que todos conocemos y que es inherente a nuestra sociedad. Los tres chavales protagonistas están muy, pero que muy bien, por cierto, y además muy bien arropados por actores y actrices de peso como Ana Fernández o Francesc Orella.

Oí hablar muy bien de esta comedia alemana, multipremiada y multinominada, pero el tema no me animaba a verla. Tampoco la duración, dos hora y media largas. Menos mal que me animé y utilicé MOVISTAR +, la verdad es que la primera media hora no prometía gran cosa, pero muy lentamente, el personaje del padre y, sobre todo, el de la hija, van calando en tí. Además, la situación de la película en una Bucarest que especialmente me interesa, me hizo sumirme en una trama tan absurda como hilarante, tan tierna a veces, como desproporcionada. Inmensa Sandra Hüller que compone un personaje triste, vital, arrogante, arribista y, sobre todo, vulnerable. Difícil papel, gran actriz. También Simonischek, actor desconocido como Hüller para mí, pero un peldaño por debajo. La trama interesa menos que el mensaje y los personajes, algunos rumanos secundarios impecables, y el mensaje es tan subjetivo como cada persona que lo capte. Una comedia imprescindible.

Sin exteriores, reduciendo el espacio en el que se mueven los personajes de tal forma que parecen moverse en un escenario teatral, con diálogos muy afilados, típicos de Sorkin, con un guión también muy trabajado, con ese sello Sorkin. Todo esto se topa, seguramente, con demasiadas sentencias y demasiadas genialidades, casi una por conversación. Omnipresente Fassbender, muy bien acompañado por una creíble y eficaz Winslet, con apariciones magníficas de Jeff Daniels, actor de la cuadra Sorkin, claro, todo nos lleva a ver la película con mucho interés, ya que la figura del portentoso Jobs ya por sí misma es magnética, interesante y el interés es casi intrínseco en el personaje, va unido a él. Una película muy interesante, supongo que no definitiva, pero que merece la pena ver para entender cómo este hombre participó en uno de los cambios globales más importantes de las últimas décadas.

Sin duda, ese filón sin explotar que es nuestra Guerra Civil, tiene la excepción en cuanto a director avezado y capaz de desgranar la angustia, el miedo, el sinsentido de matarse entre compatriotas en Agustí Villaronga. Si en la magnífica PAN NEGRO fue capaz de mostrarnos lo peor de cada bando y también lo mejor de las personas de cada bando, aquí sucede un poco lo mismo, quizás lastrado por un componente mucho más íntimo que lucha por mezclarse con el horror de las trincheras y que, complicada tarea, no acaba de fraguarse. Pero, el resto, el retrato de los personajes (magnífica Núria Prims en el papel de la Carlana) y sus relaciones, interesa siempre y está muy bien conseguido. Supongo que es una película para verla en VO, el doblaje al castellano es, raro verdaderamente, bastante mejorable. Mención especial a las intervenciones de Juan Diego, Esteso y la gran Terele Pávez.