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4.8
15,233
3
22 de enero de 2009
22 de enero de 2009
30 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que estar ciego, muy ciego (de dinero bajo cuerda o de whisky de garrafón) para no reconocer que la carrera de Antonio Banderas en Hollywood es una gigantesca basura. Y ser falso, muy falso. Venga criticar por todo (y casi siempre con razón) a Cruise y ensalzamos (sí señores críticos) a Banderas. Es español, guapo y simpático, y ¿qué?
La colección de películas que Antonio ha rodado en USA (con alguna excepción y, generalmente, de secundario), por calidad, no ha superado a la del cienciólogo. Bueno, ni a la de éste, ni a la de Rick Moranis, ni a Chevy Chase... Y, además, casi siempre tendiendo a la sobreactuación más patética: los putos críos espías, Desperado, el engendro aquél con Woody Harrelson. Joder, qué náuseas. Como Zorro no quedaba mal, pero ya teníamos a Taylor, claro.
Richard Donner siempre ha hecho un cine comercial (esto no quiere decir nada malo), con bastantes éxitos pero sin mucha pretensión más. Es decir, llenar sus bolsillos como Banderas lo ha hecho. En algunas ocasiones ha conseguido películas algo más interesantes (La profecía, Superman, Lady Halcón) pero se le nota que tiene el ojo puesto en la taquilla. Hace cojonudamente, ¿eh? Si somos tan tontos para ir a verlas, ¿por qué no?
Pero aquí falló. Asesinos cuenta como un veterano asesino a sueldo se enfrenta a otro joven que tiene el encargo de matarle. Bueno, pues para desarrollar tan genial idea se contó con los hermanos Wachowsky como guionistas, que al parecer no eran suficientes y trajeron a un amigo. El resultado de tanta concentración de inteligencia: un puñado de situaciones absurdas a más no poder, como el intento de asesinar al bueno de Sylvester mientras se conduce un taxi. Demencial.
Pero lo importante de la película es el duelo interpretativo, en el que Donner tendria puestas las esperanzas. Posiblemente el mejor desde Chiquito y Bigote Arrocet. Stallone no hace un puto gesto; Banderas hace parecer mesurado a Robin Williams o Jim Carrey. Tics, gestos absurdos y un tono de voz vomitivo. Se ruega ver en versión doblada, el tío orgulloso se dobla y te hace descojonarte. Hablando solo cuando dice eso de Miguelito así, rápidamente, es una pasada. Desde luego, Sylvester gana el duelo de interpretación, que es de lo peor que puede decirse de un actor. Eso sí, Arrocet le ganaría a los dos.
En fin, a riesgo de ser poco patriota me niego a ensalzar a Banderas. O es que a lo mejor no soy progre como él (su cuenta corriente progre...sa increíblemente).
La colección de películas que Antonio ha rodado en USA (con alguna excepción y, generalmente, de secundario), por calidad, no ha superado a la del cienciólogo. Bueno, ni a la de éste, ni a la de Rick Moranis, ni a Chevy Chase... Y, además, casi siempre tendiendo a la sobreactuación más patética: los putos críos espías, Desperado, el engendro aquél con Woody Harrelson. Joder, qué náuseas. Como Zorro no quedaba mal, pero ya teníamos a Taylor, claro.
Richard Donner siempre ha hecho un cine comercial (esto no quiere decir nada malo), con bastantes éxitos pero sin mucha pretensión más. Es decir, llenar sus bolsillos como Banderas lo ha hecho. En algunas ocasiones ha conseguido películas algo más interesantes (La profecía, Superman, Lady Halcón) pero se le nota que tiene el ojo puesto en la taquilla. Hace cojonudamente, ¿eh? Si somos tan tontos para ir a verlas, ¿por qué no?
Pero aquí falló. Asesinos cuenta como un veterano asesino a sueldo se enfrenta a otro joven que tiene el encargo de matarle. Bueno, pues para desarrollar tan genial idea se contó con los hermanos Wachowsky como guionistas, que al parecer no eran suficientes y trajeron a un amigo. El resultado de tanta concentración de inteligencia: un puñado de situaciones absurdas a más no poder, como el intento de asesinar al bueno de Sylvester mientras se conduce un taxi. Demencial.
Pero lo importante de la película es el duelo interpretativo, en el que Donner tendria puestas las esperanzas. Posiblemente el mejor desde Chiquito y Bigote Arrocet. Stallone no hace un puto gesto; Banderas hace parecer mesurado a Robin Williams o Jim Carrey. Tics, gestos absurdos y un tono de voz vomitivo. Se ruega ver en versión doblada, el tío orgulloso se dobla y te hace descojonarte. Hablando solo cuando dice eso de Miguelito así, rápidamente, es una pasada. Desde luego, Sylvester gana el duelo de interpretación, que es de lo peor que puede decirse de un actor. Eso sí, Arrocet le ganaría a los dos.
En fin, a riesgo de ser poco patriota me niego a ensalzar a Banderas. O es que a lo mejor no soy progre como él (su cuenta corriente progre...sa increíblemente).

5.0
16,016
3
26 de diciembre de 2008
26 de diciembre de 2008
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trueba ganó el Oscar y será recordado por aquella dedicación a Wilder. Nunca he conocido lo que el gran Billy dijo de esta película si cometió el horror de verla. Sería divertido.
Tanto hablar de la grandeza de los actores españoles y resulta que cuando coinciden los únicos que se salvan son los de USA (Eli Wallach y un gran Danny Aiello, especialmente).
A mí también me encanta la comedia clásica y la screwball comedy: por eso me limito a ver esas películas. Fernando, tío, te hubiera salido más rentable comprar varias copias de esas películas, quemarlas, y quedarte con el resto del dinero. El resultado hubiera sido el mismo: destrozar el género de la comedia (clásica).
Si tu objetivo era hacer reir: enhorabuena, lo has conseguido. Te has reido (y bien) de quien puso el dinero y del espectador.
Al menos fuiste generoso. Con este espanto has hecho ganar mucho dinero a bastante gente: a tu hermano, a tu bolsillo, a Banderas, a Ana Leza ...
Pero sí conseguiste hacer que se reivindicara el cine patrio. Cada vez que me acuerdo de tu película me entran unas ganas locas de volver a ver ¡Vaya par de gemelos!: película española 100% (a Margot Cottens la considero de la casa), sin tantas y tontas pretensiones, más divertida (al menos no hace llorar) y con una doble interpretación de Martínez Soria que Antonio nunca llegará ni a soñar.
Tanto hablar de la grandeza de los actores españoles y resulta que cuando coinciden los únicos que se salvan son los de USA (Eli Wallach y un gran Danny Aiello, especialmente).
A mí también me encanta la comedia clásica y la screwball comedy: por eso me limito a ver esas películas. Fernando, tío, te hubiera salido más rentable comprar varias copias de esas películas, quemarlas, y quedarte con el resto del dinero. El resultado hubiera sido el mismo: destrozar el género de la comedia (clásica).
Si tu objetivo era hacer reir: enhorabuena, lo has conseguido. Te has reido (y bien) de quien puso el dinero y del espectador.
Al menos fuiste generoso. Con este espanto has hecho ganar mucho dinero a bastante gente: a tu hermano, a tu bolsillo, a Banderas, a Ana Leza ...
Pero sí conseguiste hacer que se reivindicara el cine patrio. Cada vez que me acuerdo de tu película me entran unas ganas locas de volver a ver ¡Vaya par de gemelos!: película española 100% (a Margot Cottens la considero de la casa), sin tantas y tontas pretensiones, más divertida (al menos no hace llorar) y con una doble interpretación de Martínez Soria que Antonio nunca llegará ni a soñar.

7.2
17,171
7
26 de noviembre de 2008
26 de noviembre de 2008
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gene Saks (La extraña pareja, Flor de cactus) llevó a la gran pantalla la obra de Neil Simon (que firma el guión) que había triunfado en Broadway interpretada por el propio Redford.
Más de 40 años despúes de su estreno, me aventuro a esbozar las líneas maestras del pobre argumento:
- Redford y Fonda (guapos y felices ellos) se casan y pasan 6 días sin salir de la habitación del hotel. Claro, no habrían fornicado antes, eran otros tiempos.
- Se trasladan a un pequeño apartamento que ha alquilado ella y no gusta a nadie: la calefacción no funciona, la cama casi no cabe, ¡sólo tiene plato de ducha! Neil Simon ni imaginaba que en España habría mucho tiempo después una ministra de la vivienda (que no habrá visto la película, me temo. Ni conocerá a Simon).
- Todos temen tener que subir cinco pisos andando (más escalinata). Luego dicen de la obesidad infantil; la única que no se queja es la Fonda, lo que hace el aerobit.
- Redford pronto se centra en su carrera profesional, "desatendiendo" a su mujer. En realidad, ella tiende a la ninfomanía, pero bueno (por cierto, los modelitos de Jane para comérsela. Aunque me tuviera que tragar los rollos políticos) diremos que está muy enamorada.
- Aparece la madre de ella y la quieren liar con el vecino del ático (apoteósicos Charles Boyer y Mildred Natwick que anulan sobre todo a Redford). Será para tener conversación, no todo va a ser sexo.
- Como Redford no se divierte y no quiere andar descalzo por el parque en Febrero, Fonda se enfada y lo quiere echar. Si hubiera sido al revés hablaríamos de violencia machista de género.
- Pero ... ¿acabarán juntos? Son Redford y Fonda, no es la historia de mi vida.
Pues con todos estos detalles simplones y simplistas ......
Sí, se consiguió la magia una vez más. Deliciosa y alegre comedia romántica que no llega a caer en la "ñoñería" y que te mantiene una permanente sonrisa (además de avisarte sobre los peligros del matrimonio). Para ver en pareja y dejarse llevar por "el espíritu Fonda".
Más de 40 años despúes de su estreno, me aventuro a esbozar las líneas maestras del pobre argumento:
- Redford y Fonda (guapos y felices ellos) se casan y pasan 6 días sin salir de la habitación del hotel. Claro, no habrían fornicado antes, eran otros tiempos.
- Se trasladan a un pequeño apartamento que ha alquilado ella y no gusta a nadie: la calefacción no funciona, la cama casi no cabe, ¡sólo tiene plato de ducha! Neil Simon ni imaginaba que en España habría mucho tiempo después una ministra de la vivienda (que no habrá visto la película, me temo. Ni conocerá a Simon).
- Todos temen tener que subir cinco pisos andando (más escalinata). Luego dicen de la obesidad infantil; la única que no se queja es la Fonda, lo que hace el aerobit.
- Redford pronto se centra en su carrera profesional, "desatendiendo" a su mujer. En realidad, ella tiende a la ninfomanía, pero bueno (por cierto, los modelitos de Jane para comérsela. Aunque me tuviera que tragar los rollos políticos) diremos que está muy enamorada.
- Aparece la madre de ella y la quieren liar con el vecino del ático (apoteósicos Charles Boyer y Mildred Natwick que anulan sobre todo a Redford). Será para tener conversación, no todo va a ser sexo.
- Como Redford no se divierte y no quiere andar descalzo por el parque en Febrero, Fonda se enfada y lo quiere echar. Si hubiera sido al revés hablaríamos de violencia machista de género.
- Pero ... ¿acabarán juntos? Son Redford y Fonda, no es la historia de mi vida.
Pues con todos estos detalles simplones y simplistas ......
Sí, se consiguió la magia una vez más. Deliciosa y alegre comedia romántica que no llega a caer en la "ñoñería" y que te mantiene una permanente sonrisa (además de avisarte sobre los peligros del matrimonio). Para ver en pareja y dejarse llevar por "el espíritu Fonda".
Serie

2.8
15,503
1
25 de febrero de 2009
25 de febrero de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, somos cojonudos. Y nos encanta la caspa. Y es que los libros tienen muchas letras y pocos dibujos. Y es que a mí eso de pensar, como que no, si acaso pienso es con la polla o todo lo más con el culo (o con el coño, no se me vaya a enfadar el género femenino: o la coña, no se enfade la ministra de la rama, que seguro sigue el engendro o engendra).
¿Cómo puede convertirse en éxito una suerte de spin-off de un teatrillo de mala muerte y peor gusto sacado de un programucho del Moreno? Y a la gente le hacía gracia. El Macario, el Rockefeller, el crío inaguantable, chicas ligeras de ropa, dos o tres pretendidos humoristas que te hundían en el patetismo, sus cuatro o cinco playbacks, los presentadores y presentadoras que después pasaban al cine, la señora que ríe estruendosamente (imagino como gritaría mientras se le estrangula tranquilamente), los autobuses aparcados afuera con restos de los bocadillos repartidos, pero sobre todo el teatrillo de las parejas. Qué graciosos: si yo lo veo por los viejos, los jóvenes no tienen gracia.
Y como tenía tanto éxito, pues a hacer una serie. Dios mío, en los descansos que inauguren pantanos. Mira que somos gilipollas, catetos, anclados en la edad de piedra (del pensamiento), cenizos. Pues a mí me gusta y me entretiene; ya, y a otros les gusta ir por ahí con una katana rebanando pescuezos y están de lo más entretenidos. Y me dan igual de asco.
Atención, sobre todo, a los chistecillos sobre el sexo. Luego hay embarazos con 13 y 14 años (¿a que en el entorno familiar se ve la serie en un 95 % de los casos? Me juego la edición coleccionista en DVD).
Único aspecto positivo: me recuerda la frase de Douglas en Senderos de Gloria. "Hay ocasiones en que me siento avergonzado de pertenecer a la raza humana y esta es una de ellas". Douglas, majete, se emite a diario.
¿Cómo puede convertirse en éxito una suerte de spin-off de un teatrillo de mala muerte y peor gusto sacado de un programucho del Moreno? Y a la gente le hacía gracia. El Macario, el Rockefeller, el crío inaguantable, chicas ligeras de ropa, dos o tres pretendidos humoristas que te hundían en el patetismo, sus cuatro o cinco playbacks, los presentadores y presentadoras que después pasaban al cine, la señora que ríe estruendosamente (imagino como gritaría mientras se le estrangula tranquilamente), los autobuses aparcados afuera con restos de los bocadillos repartidos, pero sobre todo el teatrillo de las parejas. Qué graciosos: si yo lo veo por los viejos, los jóvenes no tienen gracia.
Y como tenía tanto éxito, pues a hacer una serie. Dios mío, en los descansos que inauguren pantanos. Mira que somos gilipollas, catetos, anclados en la edad de piedra (del pensamiento), cenizos. Pues a mí me gusta y me entretiene; ya, y a otros les gusta ir por ahí con una katana rebanando pescuezos y están de lo más entretenidos. Y me dan igual de asco.
Atención, sobre todo, a los chistecillos sobre el sexo. Luego hay embarazos con 13 y 14 años (¿a que en el entorno familiar se ve la serie en un 95 % de los casos? Me juego la edición coleccionista en DVD).
Único aspecto positivo: me recuerda la frase de Douglas en Senderos de Gloria. "Hay ocasiones en que me siento avergonzado de pertenecer a la raza humana y esta es una de ellas". Douglas, majete, se emite a diario.

7.6
7,190
8
22 de diciembre de 2008
22 de diciembre de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film del gran John Sturges (La gran evasión, Los siete magníficos, Duelo de titanes, Ha llegado el águila ... clásicos para recuperar en cualquier momento, ¿verdad?) que aunque ambientado tras la Segunda Guerra mundial presenta todas las características del western.
Conspiración de silencio (poético título para Bad day at Black Rock) es una película que denuncia el racismo, el miedo y la corrupción existentes en la Ámérica profunda de la época.
Con sus escasos 80 minutos de metraje nos hace viajar al Hollywood más clásico e irrepetible. Aquel donde en la misma pantalla podía convivir Spencer Tracy (inolvidable el personaje de John MacReedy) con Walter Brennan mientras se enfrenta (ahí es nada) a Ryan, Marvin y Borgnine.
Para el recuerdo el enfrentamiento de Tracy con Ryan, la habitual chulería de Marvin, el manejo del jeep "a una mano" del protagonista y la pelea entre Borgnine y Tracy (nunca un manco ha dado tanto juego).
Inolvidable.
Conspiración de silencio (poético título para Bad day at Black Rock) es una película que denuncia el racismo, el miedo y la corrupción existentes en la Ámérica profunda de la época.
Con sus escasos 80 minutos de metraje nos hace viajar al Hollywood más clásico e irrepetible. Aquel donde en la misma pantalla podía convivir Spencer Tracy (inolvidable el personaje de John MacReedy) con Walter Brennan mientras se enfrenta (ahí es nada) a Ryan, Marvin y Borgnine.
Para el recuerdo el enfrentamiento de Tracy con Ryan, la habitual chulería de Marvin, el manejo del jeep "a una mano" del protagonista y la pelea entre Borgnine y Tracy (nunca un manco ha dado tanto juego).
Inolvidable.
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