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Críticas ordenadas por utilidad
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5.8
34,269
6
4 de junio de 2011
4 de junio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Insidious hay terror, pero no es aquel terror que te llena la pantalla de cadáveres, sangre o mutilaciones, esta película sabe cómo llegar al espectador sin la necesidad de recurrir a métodos extremos de tortura, persecusiones asfixiantes o cualquier otro recurso insipiente de las que las peliculas de terror abundan en los últimos años. Aqui se cuenta con un terror psicológico interesante y espeluznante, que termina siendo una abordante experiencia sobrenatural.
La película nos relata la vida de una típica familia americana, un joven matrimonio a quienes uno de sus hijos sufre un severo accidente doméstico y se queda paralizado en cama, los doctores desconocen qué es lo que tiene así que deben esperar hasta que este reaccione; es allí cuando empiezan a suceder cosas muy extrañas en la casa, lo que les llevará a pensar que el lugar está embrujado, sin saber que no es la casa de lo que deben preocuparse.
El film tiene ese toque especial, que al menos a nivel personal busco en un film de horror: ¡Que asuste! La película construye su trama de manera muy precisa en su inicio, luego debe un desarrollo más estricto, y cada vez más intriga, aunque en su desenlace se desinfle grostescamente. Insidious está llena de muy buenas escenas, y como cualquier film de horror la música hace su parte: conecta muy bien. Eso sí, no es lo mismo ver uno de estos films en una tarde veraniega cualquiera con gente a tu alrededor, que verla solo en tu casa a medianoche... ya saben cuál seguramente hace su efecto.
Muy bien el papel de Patrick Wilson como el de Rose Byrne
No sé si estoy ante de uno de los mejores films de horror en los últimos años, pero hay que decir que cumple con su objetivo principal. Muy recomendable, especialmente desen el gusto de verla en el cine donde seguramente la experiencia será mucho mejor...
La película nos relata la vida de una típica familia americana, un joven matrimonio a quienes uno de sus hijos sufre un severo accidente doméstico y se queda paralizado en cama, los doctores desconocen qué es lo que tiene así que deben esperar hasta que este reaccione; es allí cuando empiezan a suceder cosas muy extrañas en la casa, lo que les llevará a pensar que el lugar está embrujado, sin saber que no es la casa de lo que deben preocuparse.
El film tiene ese toque especial, que al menos a nivel personal busco en un film de horror: ¡Que asuste! La película construye su trama de manera muy precisa en su inicio, luego debe un desarrollo más estricto, y cada vez más intriga, aunque en su desenlace se desinfle grostescamente. Insidious está llena de muy buenas escenas, y como cualquier film de horror la música hace su parte: conecta muy bien. Eso sí, no es lo mismo ver uno de estos films en una tarde veraniega cualquiera con gente a tu alrededor, que verla solo en tu casa a medianoche... ya saben cuál seguramente hace su efecto.
Muy bien el papel de Patrick Wilson como el de Rose Byrne
No sé si estoy ante de uno de los mejores films de horror en los últimos años, pero hay que decir que cumple con su objetivo principal. Muy recomendable, especialmente desen el gusto de verla en el cine donde seguramente la experiencia será mucho mejor...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A la mitad o más de la mitad del film sabemos de qué va el asunto: el alma del niño ha dejado su cuerpo y ahora se ha perdido en el "mas alla", ese don de abandonar su cuerpo lo heredó de su padre (Patrick Wilson) aunque este no lo sabe; ahora resulta que es el padre quien debe abandonar su cuerpo para que su alma vaya en búsqueda de su hijo perdido. El punto es que me atrajo bastante esta premisa porque he oido que en varias sectas orientales esto sí ocurre, uno entra en una especie de trance que provoca que tu espiritu viaje por diferentes lugares, y luego como si nada vuelvas a tu cuerpo. Eso es lo que ocurre en Insidious y lo que se explica muy bien, pero esta explicación flojea la película a su final.

7.6
33,057
9
26 de enero de 2013
26 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no tiene envidia, el amor no es jactansioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta..."
1 Corintios 13:4-7
No, no es una crítica "religiosa" o lo que puedan imaginar tras esta introducción breve a la reseña de la última película de Michael Haneke y que ha dado tanto de qué hablar el año pasado y éste, por supuesto; la introducción más bien hace alusión al universo encerrado en La Biblia que explica a breves rasgos la enormidad y complejidad de esa palabra y elemento de la humanidad como tal: El Amor. Y no es que en una película de Haneke vayamos a sensibilizarnos o encontrar una metáfora sobre lo hermosa que es la vida y la importancia del amor entre dos seres, o entre una familia, porque su cine dista de aquello; pero su visión de lo que es el amor es cuanto menos interesante, partiendo del hecho que el austriaco es uno de los mejores directores de la actualidad.
"Amour" es un film crudo y a la vez complejo, lleno de matices envueltos en una aparente simplicidad. Trágica y desgarradora. Haneke nos entrega una reflexión contemporánea entre dos seres que han vivido la mayoria de sus días juntos y se enfrentan a su última prueba de amor incondicional.
El cine de Haneke es perturbador de por sí; sus historias cargadas de una valentía enorme al mostrar al ser humano en su estado más perverso u oscuro son un placer y deleite por el retorcido y a la vez magnífico mensaje o los simbolismos que en ella existen. En Amour pareciera de pronto que Haneke nos entrega lo que fuera su trabajo más íntimo o personal, y no dudo en ciertas declaraciones; la película es intimista en la perfecta presentación del día a día de esta pareja y en el acercamiento a los pensamientos y emociones que ellos manifiestan, pero Haneke se queda como un observador más, y deja que el ambiente inunde la pantalla, no se acerca lo suficiente para estimular la distancia y su objetivo es que se palpite a lo lejos ese sentimiento de cercanía... ¿Pero qué tan incondicional puede llegar a ser el amor en una etapa prácticamente de martirio para ambos?
Haneke nos impregna la pantalla con una difícil interrogante y una dura encrucijada. Mientras ella cada día empeora con una enfermedad que va destruyendo su cuerpo y su mente, él asume el rol protector y cuidador, y entre otras cosas los hechos entre ambos, las cosas del pasado, los hallazgos del presente se ponen de manifiesto.
Amour es magnifica ya que cumple como drama asfixiante y revelador, real y honesto sobre la vida y la vejez. El hecho de la destrucción de la personalidad, del acabose de un matrimonio generoso y próspero, de la pérdida de los recuerdos, de la falta de compañía y consecuente soledad, están presentes en el relato y se manifiestan de manera sombría y hasta con cierto nivel de horror... Haneke empapa la mente del espectador con ideas sobre el inminente fin de todo ser humano en la cruel etapa de la vejez, o quizás lo vea como el inicio del fin de un mundo perverso y el pase perfecto a otro lugar mucho mejor.
Amour es dolorosa, cada plano, cada detalle, cada actividad minuciosa es expresada para dar más realismo. El rostro de los protagonistas lo dice todo, ambos enfrentados en una lucha ardiente en lo que quizás sea el relato más humano y honesto sobre la enfermedad, la renuncia, la aceptación y la muerte. Haneke no busca sensibilizar al espectador, ni emocionarlo en demasía, como pecaría cualquier director novato (ya que el cine del director austriaco es adulto y preciso) , sino presentar los hechos tal cual ocurren en la vida, y que cada quien pueda desgarrarse con la dureza que abunda en dicha realidad.
Decir que Riva y Trintignant están soberbios sonaría cliché a estas alturas, porque todos hemos valorado sus interpretaciones y estamos de acuerdo en que ambos nos ofrecen lecciones interpretativas de cine. La angustia y el dolor es percibido en ellos como lo más natural, y el cambio radical en sus acciones, la evolución de ambos personajes y la delicadeza o crudeza de lo que realizan se hace con el mayor de los atinos. Huppert, aun en su breve aparición como un personaje secundario pero de vital importancia en el desarrollo del film está grandiosa e impecable.
Haneke escarba y escarba y saca oro... Y duele, su cine siempre duele, así sea el argumento más sentimental o de apariencia frágil siempre nos entrega un relato doloroso y valiente. Esta ocasión no se equivoca y vuelve a azotarnos y a decirnos que la vida es tan pasajera y la muerte es tan próxima que hay que asumirla... Uno de los mejores films del año.
1 Corintios 13:4-7
No, no es una crítica "religiosa" o lo que puedan imaginar tras esta introducción breve a la reseña de la última película de Michael Haneke y que ha dado tanto de qué hablar el año pasado y éste, por supuesto; la introducción más bien hace alusión al universo encerrado en La Biblia que explica a breves rasgos la enormidad y complejidad de esa palabra y elemento de la humanidad como tal: El Amor. Y no es que en una película de Haneke vayamos a sensibilizarnos o encontrar una metáfora sobre lo hermosa que es la vida y la importancia del amor entre dos seres, o entre una familia, porque su cine dista de aquello; pero su visión de lo que es el amor es cuanto menos interesante, partiendo del hecho que el austriaco es uno de los mejores directores de la actualidad.
"Amour" es un film crudo y a la vez complejo, lleno de matices envueltos en una aparente simplicidad. Trágica y desgarradora. Haneke nos entrega una reflexión contemporánea entre dos seres que han vivido la mayoria de sus días juntos y se enfrentan a su última prueba de amor incondicional.
El cine de Haneke es perturbador de por sí; sus historias cargadas de una valentía enorme al mostrar al ser humano en su estado más perverso u oscuro son un placer y deleite por el retorcido y a la vez magnífico mensaje o los simbolismos que en ella existen. En Amour pareciera de pronto que Haneke nos entrega lo que fuera su trabajo más íntimo o personal, y no dudo en ciertas declaraciones; la película es intimista en la perfecta presentación del día a día de esta pareja y en el acercamiento a los pensamientos y emociones que ellos manifiestan, pero Haneke se queda como un observador más, y deja que el ambiente inunde la pantalla, no se acerca lo suficiente para estimular la distancia y su objetivo es que se palpite a lo lejos ese sentimiento de cercanía... ¿Pero qué tan incondicional puede llegar a ser el amor en una etapa prácticamente de martirio para ambos?
Haneke nos impregna la pantalla con una difícil interrogante y una dura encrucijada. Mientras ella cada día empeora con una enfermedad que va destruyendo su cuerpo y su mente, él asume el rol protector y cuidador, y entre otras cosas los hechos entre ambos, las cosas del pasado, los hallazgos del presente se ponen de manifiesto.
Amour es magnifica ya que cumple como drama asfixiante y revelador, real y honesto sobre la vida y la vejez. El hecho de la destrucción de la personalidad, del acabose de un matrimonio generoso y próspero, de la pérdida de los recuerdos, de la falta de compañía y consecuente soledad, están presentes en el relato y se manifiestan de manera sombría y hasta con cierto nivel de horror... Haneke empapa la mente del espectador con ideas sobre el inminente fin de todo ser humano en la cruel etapa de la vejez, o quizás lo vea como el inicio del fin de un mundo perverso y el pase perfecto a otro lugar mucho mejor.
Amour es dolorosa, cada plano, cada detalle, cada actividad minuciosa es expresada para dar más realismo. El rostro de los protagonistas lo dice todo, ambos enfrentados en una lucha ardiente en lo que quizás sea el relato más humano y honesto sobre la enfermedad, la renuncia, la aceptación y la muerte. Haneke no busca sensibilizar al espectador, ni emocionarlo en demasía, como pecaría cualquier director novato (ya que el cine del director austriaco es adulto y preciso) , sino presentar los hechos tal cual ocurren en la vida, y que cada quien pueda desgarrarse con la dureza que abunda en dicha realidad.
Decir que Riva y Trintignant están soberbios sonaría cliché a estas alturas, porque todos hemos valorado sus interpretaciones y estamos de acuerdo en que ambos nos ofrecen lecciones interpretativas de cine. La angustia y el dolor es percibido en ellos como lo más natural, y el cambio radical en sus acciones, la evolución de ambos personajes y la delicadeza o crudeza de lo que realizan se hace con el mayor de los atinos. Huppert, aun en su breve aparición como un personaje secundario pero de vital importancia en el desarrollo del film está grandiosa e impecable.
Haneke escarba y escarba y saca oro... Y duele, su cine siempre duele, así sea el argumento más sentimental o de apariencia frágil siempre nos entrega un relato doloroso y valiente. Esta ocasión no se equivoca y vuelve a azotarnos y a decirnos que la vida es tan pasajera y la muerte es tan próxima que hay que asumirla... Uno de los mejores films del año.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
He aquí el punto en el que pienso en la ambigüedad del título; por un lado el amor visto a todos, aquel en el que el hombre lucha por su esposa sirviéndole día y noche, demostrándole cuánto la ama, pero también ese amor se vuelve en la pesadilla del hombre, en la creación de esas falsas esperanzas de recuperación que nunca llegan, en esa mentira que le asfixia a todas horas, en esa inminente soledad, porque al final de cuentas queda solo, va quedando solo y odia esa soledad, para estar solo prefiere no ser esclavo de nadie... El amor se pone a prueba y considera lo mejor huir y evitar que ambos sufran. Ambos viven esa tortura; al final no sabremos si fue amor del todo, o algo de egoísmo.

6.0
2,265
6
10 de octubre de 2010
10 de octubre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que me ata y atrae hacia las producciones que hablan o entrelazan vidas bajo un denominador común; y más aún quedo satisfecho cuando el resultado final es una gran cinta sobre la vida y sobre puntos a tener en cuenta dentro de un mundo tan caótico y casi desesperanzador. Esta es la temática de la última cinta del director sueco Lukas Moodysson en Mamut.
La película nos habla de la vida de varios seres humanos que viven en sus mundos, cargados, pesados, agobiados, indescifrables y monótonos. La pareja jóvenes de padres que empiezan a conocer lo que es la distancia cuando les falta el calor del otro; la madre filipina que trabaja incansablemente en los EEUU para dar un mejor futuro a sus hijos; la sociedad tailandesa y su cultura suburbana que demuestra los típicos problemas de cualquier país tercermundista, entre otros, son los parámetros principales en los que la trama se desenvuelve. ¿El resultado? Una bella película sobre la vida; sumerge al espectador otra vez en una temática complicada sobre la globalización; roza la esperanza y desesperanza a la vez y propone sentimientos fuertes y atractivos.
Ahora bien; muchos comparan a Mamut con la inmensa obra de arte Babel (del gran director mexicano Alejandro González Iñarritu), y aunque es cierto que hay comparaciones en ciertos puntos y se podría decir que el fin es el mismo, la obra del 2006 es ampliamente superior, a pesar de las particularidades diferenciables que existen entre un film y el otro. Mamut no cuenta con la fuerza necesaria que debería contar, queda corta. Las actuaciones son correctas, no hay alguna que sobresalga del resto (Williams tal vez sea un poco más solvente que el resto del elenco), pero los más destacados son los niños Sophie Nyweide y Jan David G. Nicdao que con sus jóvenes personajes consiguen transmitir emociones fuertes y bien ejecutadas. La música es fría y distante, un punto desfavorable, considerando que este film es con tinte dramático; y otro de los grandes problemas es que el final se vuelve muy previsible, mientras transcurren los minutos.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
La película nos habla de la vida de varios seres humanos que viven en sus mundos, cargados, pesados, agobiados, indescifrables y monótonos. La pareja jóvenes de padres que empiezan a conocer lo que es la distancia cuando les falta el calor del otro; la madre filipina que trabaja incansablemente en los EEUU para dar un mejor futuro a sus hijos; la sociedad tailandesa y su cultura suburbana que demuestra los típicos problemas de cualquier país tercermundista, entre otros, son los parámetros principales en los que la trama se desenvuelve. ¿El resultado? Una bella película sobre la vida; sumerge al espectador otra vez en una temática complicada sobre la globalización; roza la esperanza y desesperanza a la vez y propone sentimientos fuertes y atractivos.
Ahora bien; muchos comparan a Mamut con la inmensa obra de arte Babel (del gran director mexicano Alejandro González Iñarritu), y aunque es cierto que hay comparaciones en ciertos puntos y se podría decir que el fin es el mismo, la obra del 2006 es ampliamente superior, a pesar de las particularidades diferenciables que existen entre un film y el otro. Mamut no cuenta con la fuerza necesaria que debería contar, queda corta. Las actuaciones son correctas, no hay alguna que sobresalga del resto (Williams tal vez sea un poco más solvente que el resto del elenco), pero los más destacados son los niños Sophie Nyweide y Jan David G. Nicdao que con sus jóvenes personajes consiguen transmitir emociones fuertes y bien ejecutadas. La música es fría y distante, un punto desfavorable, considerando que este film es con tinte dramático; y otro de los grandes problemas es que el final se vuelve muy previsible, mientras transcurren los minutos.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mamut cuenta con grandes escenas de conmoción, pero el clímax no llega con la fuerza que debiera; hay escenas como la del basurero en Tailandia donde se pone muy dramática la cinta al igual que en la escena donde se da la operación de Anthony; y otras que son algo vagas y un poco insipientes. Uno de los problemas es la poca profundidad de ciertos personajes (como el de la empleada filipina) los cuales se pudieron haber aprovechado más las emociones y así lograr mayor contacto con el espectador. La puesta en escena está bien hecha (amo los primeros planos de este director), y el guion es ligeramente notable.
En fin es una película amena, disfrutable, que muestra las realidades desde otro ámbito, pero guardando el cine en su estado puro.
Lo mejor.- La dirección de Lukas Moodysson (especialmente los primeros planos) y las jóvenes promesas: Sophie Nyweide y Jan David G. Nicdao.
Lo peor.- Su previsibilidad, y la música (salvo ciertos temas).
En fin es una película amena, disfrutable, que muestra las realidades desde otro ámbito, pero guardando el cine en su estado puro.
Lo mejor.- La dirección de Lukas Moodysson (especialmente los primeros planos) y las jóvenes promesas: Sophie Nyweide y Jan David G. Nicdao.
Lo peor.- Su previsibilidad, y la música (salvo ciertos temas).
13 de febrero de 2010
13 de febrero de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fenómeno musical conocido como High School Musical, en su tercera entrega, nos muestra una historia "típica", igual a sus antesesoras, con un argumento nada fuera de lo común, y unas que otras canciones juveniles. Lo que hay que reconocer es que en sí este film está hecho para un público más juvenil; claro pero eso no debe interpretarse como excusa para que la película haya presentado un guión malo y unas actaciones pésimas. Lo que el film transmite es lo que ya se vio en otras entregas: una historia de amor que en medio de la trama sufre algún desliz, una antagonista que busca lucirse destruyendo todo a su paso, y unas coreografías que entretienen. Nada fuera de lo común, un final demasiado cursi y bastante predecible. Pienso que lo mejor fue el tema: I want it all y Can I have a dance... Si hay un High School musical 4 espero que sea mejor.
9
17 de enero de 2015
17 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pasión por la música es algo innato que poseen ciertas personas. Es una carga emocional que les hace redondear todo lo que tengo ritmo, melodía o armonía y por supuesto perfeccionarse en algún instrumento musical, o algunos. Lo digo por experiencia. La percusión ha sido desde siempre algo que me ha llamado la atención. La adoro. Conozco a los grandes bateristas del siglo XX, he comprobado a través de la historia sus gigantescos pasos (o no tanto) para convertirse en quienes son hoy en día: auténticas leyendas. Ahora bien, para ser el mejor hay que caminar por el largo camino de la práctica, por más que se tenga el talento quien no participa de su tiempo en la consecución de largos intervalos a solas con su instrumento no espere a obtener la suficiente capacidad de dominio a diferencia de quienes sí invierten mucho tiempo para desarrollar lo que poseen como talento.
También es cierto que hay una línea muy fina que separa el esfuerzo de la obsesión. Y de eso va el film que he visto muy recientemente y se ha colocado de pleno al listado de películas favoritas del año.
"Whiplash" es un film absorbente, totalmente apasionante, eufórico, lleno de energía, de sorpresas, que hace vibrar nuestras mentes a ritmo preciso y constante, dándonos a beber sorbos lentos hasta brindar un clímax impresionante, al que solo se le puede aplaudir aun sosteniendo nuestro aliento mientras nos recuperamos de la experiencia vivida. El film es un drama psicológico potente, oscuro, que nos habla sobre la obsesión y los límites de la perfección, esa barrera tan fina que hay entre perseverar por ser el mejor y volverse un maníaco por alcanzar el estatus de la fama. Posee un guion provisto de escenas llenas de mucha energía y sobre todo la presentación de dos personajes imposibles de olvidar; dos seres que se abandonan a su vasta pasión musical y se enfrentan por sus intereses. Por un lado está Andrew, un joven callado, apasionado a lo suyo, que tras varios intentos podrá ser parte de la banda que dirige el profesor más estricto del conservatorio donde estudia. Él es el claro prototipo de la lucha irascible por ser el mejor, ese aliento de competitividad se percibe a cada instante la película. Chazelle denota franqueza en cada ángulo, y aun en lo siniestro de su historia nos habla sobre cómo actúan los seres humanos frente a la competencia y cuando sentimos que nuestro estatus empieza a tambalear tras la presencia de otro que amenaza con arrebatar el trono ganado con esfuerzo y perseverancia. La mezquindad, la envidia, el orgullo, se vuelven en los pilares que algunos manejan para tratar de construir esa barrera que hace imposible penetrar a su mundo. Andrew se verá obligado a cambiar sus hábitos, sus otras necesidades para poder cumplir con el cometido de ser lo que anhela, y poco a poco, y a vista nuestra se irá transformando en un ser distinto, enfermizo, capaz incluso de sacrificar su salud para no dejarse quitar lo que a su criterio le pertenece.
Por otro lado está Fletcher, el temido profesor, un hombre de apariencia atroz, temeraria y obsesiva; aquel que es capaz de percibir el miedo con una sola mirada, un hombre osado, grosero, con unos métodos de enseñanza terribles, que promueven la búsqueda en exceso de la perfección a sus estudiantes; sumamente desconfiado, imposible de ver fragilidad en él. J.K. Simmons le da vida a su personaje haciendo el papel de su vida, que no solo pasará a ser recordado este año, sino seguramente será de referencia para futuros papeles, porque lo borda. El antagonismo que profesa es grosero, bestial y sencillamente genial. No hay un ápice de camuflaje, asume su rol con una entereza brillante, haciéndose odiar, cumpliendo así su objetivo. Miller Teller, quien interpreta a Andrew, es otra entera revelación. Su evolución en la película es ejecutada perfectamente. Interpreta su personaje con gran seguridad y dominio del papel, una actuación que merece mucho más de lo que por ahora ha cosechado.
El film también, además de retratar de manera oscura el enfrentamiento entre estos dos personajes luchando por ser los mejores en sus áreas, muestra la mirada familiar ante aficiones 'no tan profesionales'. Andrew debe convivir con las indirectas de sus familiares quienes critican un oficio, que para ellos no será recordado. Pero él piensa diferente. Andrew no solo está obsesionado con ser el mejor baterista de su instituto, sino el deseo de quedar impregnado en las páginas de la historia como un músico ampliamente reconocido. El precio de la fama y la preocupación por sellar su imagen y caminar por encima de la 'normalidad' lo llevarán al borde del colapso y solo existirá una ínfima posibilidad de salir vivo de ella. Recuerda un poco a "Black Swan", film de Aronofsky, pues se asemejan en igual proporciones a la búsqueda incansable de ser el mejor en lo que hacen, aunque el tratamiento de ambas historias son muy diferentes.
Un film con un montaje colosal y la construcción de una historia in-crescendo finalizando hacia un clímax, que a quienes nos apasiona la música será una auténtica delicia. Los solos de batería son impresionantes, y seguramente aun a quienes no les apasiona, se verán envueltos y magnetizados por los golpes percutidos y vibrantes que emiten las baquetas sonando sobre los platillos y tambores. Una experiencia sensorial fascinante, espectacular, viva.
La recomendación del mes, sin duda alguna.
http://daniel-cinepuro.blogspot.com/2015/01/critica-de-whiplash.html
También es cierto que hay una línea muy fina que separa el esfuerzo de la obsesión. Y de eso va el film que he visto muy recientemente y se ha colocado de pleno al listado de películas favoritas del año.
"Whiplash" es un film absorbente, totalmente apasionante, eufórico, lleno de energía, de sorpresas, que hace vibrar nuestras mentes a ritmo preciso y constante, dándonos a beber sorbos lentos hasta brindar un clímax impresionante, al que solo se le puede aplaudir aun sosteniendo nuestro aliento mientras nos recuperamos de la experiencia vivida. El film es un drama psicológico potente, oscuro, que nos habla sobre la obsesión y los límites de la perfección, esa barrera tan fina que hay entre perseverar por ser el mejor y volverse un maníaco por alcanzar el estatus de la fama. Posee un guion provisto de escenas llenas de mucha energía y sobre todo la presentación de dos personajes imposibles de olvidar; dos seres que se abandonan a su vasta pasión musical y se enfrentan por sus intereses. Por un lado está Andrew, un joven callado, apasionado a lo suyo, que tras varios intentos podrá ser parte de la banda que dirige el profesor más estricto del conservatorio donde estudia. Él es el claro prototipo de la lucha irascible por ser el mejor, ese aliento de competitividad se percibe a cada instante la película. Chazelle denota franqueza en cada ángulo, y aun en lo siniestro de su historia nos habla sobre cómo actúan los seres humanos frente a la competencia y cuando sentimos que nuestro estatus empieza a tambalear tras la presencia de otro que amenaza con arrebatar el trono ganado con esfuerzo y perseverancia. La mezquindad, la envidia, el orgullo, se vuelven en los pilares que algunos manejan para tratar de construir esa barrera que hace imposible penetrar a su mundo. Andrew se verá obligado a cambiar sus hábitos, sus otras necesidades para poder cumplir con el cometido de ser lo que anhela, y poco a poco, y a vista nuestra se irá transformando en un ser distinto, enfermizo, capaz incluso de sacrificar su salud para no dejarse quitar lo que a su criterio le pertenece.
Por otro lado está Fletcher, el temido profesor, un hombre de apariencia atroz, temeraria y obsesiva; aquel que es capaz de percibir el miedo con una sola mirada, un hombre osado, grosero, con unos métodos de enseñanza terribles, que promueven la búsqueda en exceso de la perfección a sus estudiantes; sumamente desconfiado, imposible de ver fragilidad en él. J.K. Simmons le da vida a su personaje haciendo el papel de su vida, que no solo pasará a ser recordado este año, sino seguramente será de referencia para futuros papeles, porque lo borda. El antagonismo que profesa es grosero, bestial y sencillamente genial. No hay un ápice de camuflaje, asume su rol con una entereza brillante, haciéndose odiar, cumpliendo así su objetivo. Miller Teller, quien interpreta a Andrew, es otra entera revelación. Su evolución en la película es ejecutada perfectamente. Interpreta su personaje con gran seguridad y dominio del papel, una actuación que merece mucho más de lo que por ahora ha cosechado.
El film también, además de retratar de manera oscura el enfrentamiento entre estos dos personajes luchando por ser los mejores en sus áreas, muestra la mirada familiar ante aficiones 'no tan profesionales'. Andrew debe convivir con las indirectas de sus familiares quienes critican un oficio, que para ellos no será recordado. Pero él piensa diferente. Andrew no solo está obsesionado con ser el mejor baterista de su instituto, sino el deseo de quedar impregnado en las páginas de la historia como un músico ampliamente reconocido. El precio de la fama y la preocupación por sellar su imagen y caminar por encima de la 'normalidad' lo llevarán al borde del colapso y solo existirá una ínfima posibilidad de salir vivo de ella. Recuerda un poco a "Black Swan", film de Aronofsky, pues se asemejan en igual proporciones a la búsqueda incansable de ser el mejor en lo que hacen, aunque el tratamiento de ambas historias son muy diferentes.
Un film con un montaje colosal y la construcción de una historia in-crescendo finalizando hacia un clímax, que a quienes nos apasiona la música será una auténtica delicia. Los solos de batería son impresionantes, y seguramente aun a quienes no les apasiona, se verán envueltos y magnetizados por los golpes percutidos y vibrantes que emiten las baquetas sonando sobre los platillos y tambores. Una experiencia sensorial fascinante, espectacular, viva.
La recomendación del mes, sin duda alguna.
http://daniel-cinepuro.blogspot.com/2015/01/critica-de-whiplash.html
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