Rutinaria película que se ve con facilidad gracias a que es una road-movie y al menos te vas entreteniendo con los diversos paisajes que salen porque por lo demás es todo bastante mediocre.
Los personajes y actores son inexistentes y eso que se han esforzado uniendo a dos hermanos muy diferentes el uno del otro y todo el tiempo están discutiendo, pero ni así convencen lo más mínimo.
Del virus no sabemos nada, tampoco es necesario si por lo demás cumpliera, pero es que todo el tiempo te descoloca: así llevan mascarillas (será que se trasmite por el aire), así se las quitan, luego aparecen unos tipos ataviados como si fueran a la luna, mientras los protagonistas siguen llendo como si fueran a la playa.
En esta película el protagonismo del virus es ridículo e ineficaz.
No aburre pero deja indiferente.

Sólo al terminar de ver la película uno se da cuenta de la terrorífica historia que se encuentra detrás de esta maravillosa comedia, del oscuro cuento en que se podría haber convertido si se hubiera tomado otro camino del que sigue, una narración muy simpática y alegre para mostrarnos la humillación de la que es víctima una tímida y muy reservada chica por parte de una madre histérica e insoportable. El descubrimiento por parte del "amigo" de su madre, un extravagante y hortera representante de talentos interpretado de manera brillante por un casi irreconocible Michael Caine nos lleva a conocer un prodigioso talento que posee la hija que es capaz de imitar con asombrosa facilidad a las estrellas de la canción que ella adora, a las que su difundo padre inculcó a escuchar (ella se encuentra encerrada la mayor parte del día en su cuarto junto a montones y montones de discos antiguos). Para compensar las interminables reprobaciones que recibe ella por parte de la ignorante gente que le rodea delante de su reservada personalidad se nos presenta otro tímido personaje (Ewan McGregor) quien se hace amigo de ella por ser los dos de caracter tan parecido entablándose así un punto de apoyo para la prodigiosa chica al ser él la única persona con quien habla. Se maneja con solidez la parte divertida y de comedia (prácticamente todo el metraje) como con la parte amarga y oscura y de drama. El estudio que se esconde detrás de este episodio psicológico se podría incluir en uno de los retratos más veraces sobre el comportamiento de una persona a raiz de los tratos e influencias que han marcado su niñez.

Una más que bebe de esa fuente insaciable que es, sin nunguna duda una de las mejores películas de fantasmas que se han hecho, "Al final de la escalera".
Fantasma en una casa y hay que descubrir que se esconde detrás de esas inoportunas e inquietantes manifestaciones y con ello automáticamente se pone en marcha un mecanismo de investigación.
Durante buena parte de la película se sigue con irritación e incredulidad al presentarnos los ya consabidos golpes de efecto para intentar asustar; ruidos de pasos, puertas que se golpean solas, apariciones fantasmagóricas..., de manera demasiada sistemática y forzada, sin ningún suspense que nos prepare para esos acontecimientos, decir que no dan miedo ya lo dice todo.
Y como ya ocurriera en "El Orfanato", tenemos al marido de la víctima de las circunstancias particulares de la casa totalmente intolerable e incrédulo con su esposa, da la impresión de que él no vive en la misma casa y que sólo se pasa por allí para tratarla como a una desquiciada.
Menos mal que, y sorprendentemente, da un giro de 180º la película cuando empieza a centrarse en el quit de la cuestión y ésta se vuelve interesante.
Las alusiones al No-Do que va haciendo de manera fugaz durante la primera parte del metraje van cobrando fuerza y se estable un vínculo que hace que todo fluya de manera mucho apreciable a como había transcurrido hasta ese momento.
En este caso mantener escondida la información no ha servido para crear ninguna intriga, al igual que no han ayudado demasiado las actuaciones de los personajes a excepción de Ana Torrent que lleva el lastre de arrastrar con todo.
Los flash-backs van tomando cuerpo a medida que transcurre la película y poco a poco van aportando esa información necesaria para entender la historia.
Al final deja mejor sabor de boca de lo que cabría esperar después de ver la primera e irritante primera parte de la película.

Película de Ciencia ficción de serie B con un guión flojísimo al igual que las interpretaciones y con unos diálogos en acorde con la pobrísima propuesta que se nos ofrece.
La ligereza e ingenuidad de la historia le dan una cierta gracia que no se compensan con lo ridículo que es todo lo que acontece.
Casi nada tiene lógica; un extraterrestre con forma de cerebro pretende adueñarse de la Tierra, posee sólo con su mente unos poderes de destrucción impresionantes, pero antes necesita avisar?, aliarse?, dar explicaciones?, a las más altas instancias de nuestro planeta, a traves del cuerpo de un científico.
La pretendida intriga sobre la sospechosa personalidad del profesor adueñado por el invasor es de risa, patética imitación de otras mucho mejores películas como "Invasores de Marte" y "La invasión de los ladrones de cuerpos".

En una película de terror uno de los mejores componentes para un resultado más satisfactorio es la austeridad en su ambientación, escenarios y hasta producción, ya que con estos elementos se consigue una sensación de más realismo, claustrofobia, opresión e inquietud.
Y en esta película se dan todos estos ingredientes que la favorecen; pero claro si todo lo demás no cumple pues sirve de bien poco.
Y además está la ya de por sí angustiosa situación del protagonista que se ha perdido durante la noche con su vieja furgoneta y ha ido a parar a un lugar inhóspito y desconocido.
O sea que están las bases para un inquietante desarrollo y a partir de aquí no se hacen más que abrir interrogantes sin respuesta tanto por la presentación y desarrollo de cada uno de los personajes como con la esperpéntica historia que pretende narrar.
No voy a entrar a valorar el cúmulo de despropósitos e inverosimilitudes que abundan en la película, ya que en muchas ocasiones se pueden perdonar si todo lo demás es positivo y solapa las imprecisiones, pero en este caso no hay nada positivo.
Y es que carece del mínimo interés esta sucesión de desvaríos de una gente que no se sabe para nada porque actúan de ese modo ante la incredulidad del desdichado caído en desgracia que parece que nada puede hacer ante ese grupo de peligrosos enfermos.