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España España · sevilla
Críticas de Jlamotta
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Críticas 126
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de septiembre de 2009
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es esta una película que puede llevar a engaños inicialmente. Me recuerda en distintos sentidos a Man on the moon y El show de truman. De la primera coge la esencia global de la película. Esa esencia agridulce y penosa que revolotea sobre la película cada vez que Jim Carrey (aquí Adam Sandler) aparece en ella. Y de la segunda el desconcierto que puede provocar que la balanza entre lo cómico y lo dramático se incline a lo dramático.

Pollas, chochos, vaginas, culos, pedos, etc. Si que los hay, pero hay mucho mas. La obra de Apattow siempre se ha caracterizado por las capas que habitan en la historia. Debajo de todas esas guarradas y chistes obscenos (la mayoría de ellos sin gracia) se esconde la autodefensa de alguien que se sabe un perdedor y cuyo único escudo es el humor, la ironía y los límites. Por eso es tan trágico contemplar la cara de Adam Sandler cada vez que cuenta algún chiste. En su propia autodefensa han encontrado el aislamiento de una sociedad que los etiqueta cruel y definitivamente. Son cómicos. Están ahí para hacerlos reír. No sirven para otra cosa. Estos cómicos están solos con sus chistes. Esto queda muy bien mostrado por la pericia de Apattow tras las cámaras. La forma de rodar estos monólogos es lejana, casi documental. Como si estuviésemos contemplando una rara avis enfrente de su público, sediento de exprimir hasta la última gota del cómico de turno.

Apattow nos muestra una profesión complicada. Nos muestra los nervios iniciales, los miedos, la soledad de estos cómicos, los éxitos y algún que otro fracaso. Es como si fueran ganado y estuviesen luchando porque el público les elija para llevárselos a casa esa noche, darles de cenar y sentir el calor humano por unos minutos.

Freaks and Geeks ha vuelto. O al menos eso parece al contemplar a estos personajes de edad adulta pero espíritu joven. Han crecido y siguen prácticamente como estaban, solo que cobran cheques millonarios vendiendo su alma al demonio de los cómicos (que podría ser Chaplin).

Mención aparte merece el elenco. Apattow ha conseguido lo que parecía imposible, arrancarle a Adam Sandler una actuación de altura. Trágico, dramático, miedoso y angustiado. Así es el personaje que Sandler borda a la perfección. Seth Rogen haciendo de si mismo, Eric Bana haciéndonos reír como el que más y una agridulce Leslie Mann forman lo mejor del reparto.

En definitiva, una película que no llega al nivel de Virgen a los 40 ni Lío embarazoso (para mi su obra maestra) debido a que el drama está mejor construido que la comedia, con lo que el equilibrio esta descompensado a veces, pero que nos ofrece momentos impagables con un uso de la música (uso, no selección musical, algo monótona) y una fotografía (Kaminski, para que decir más) ejemplares.
Jlamotta
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6
8 de octubre de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine sobre drogas y adicciones suele provocar división entre los que aceptan sin rechistar sus normas fuera de control y descocadas asumiendo que la única forma de entender su significado es sumergiéndose sin condiciones en sus consecuencias, y los que lo consideran simplemente una ida de olla digna de un demente mental con delirios de artista. Suele ser así. Ejemplos los hay a montones. Requiem por un sueño (Requiem for a dream), Miedo y asco en Las Vegas (Fear and loathing in Las Vegas), Trainspotting, Blow, Enter the void, El almuerzo desnudo (Naked Lunch), A scanner darkly, etc. Películas extremas muy diferentes al resto y totalmente autoconscientes de que lo son (lo que a veces es un arma de doble filo). Directores de culto en su mayoría como Aronofsky, Gilliam, Linklater o Cronenberg. Alucinaciones, ensoñaciones, tiempos muertos, reencarnaciones, pesadillas...es un tipo de espectáculo que exige toda la atención de su espectador y, sobre todo, paciencia. Paciencia para introducirse en ese mundo de malos sueños que la mayoría desconoce, por lo que la curiosidad y el rechazo a lo desconocido se dan cita sin saber cual de los dos ganará. John Dies at the end va de eso mismo. Mundos paralelos, monstruos, extraterrestres, saltos de espacio y tiempo, etc. Pero la particularidad del montaje sustentado en flashbacks para narrar la historia y la continua intromisión de los muertos en el mundo de los vivos le añade una especia más a este guiso para distinguirlo de otros del sub-género de la serie B. Porque si algo es este alocado film es pura serie B con un director de serie B orgulloso de pertenecer a la serie B. Don Coscarelli es un clásico irrefutable para sus fans y director de culto para otros. Yo no diría tanto, pero si tiene mérito debutar en la dirección cinematográfica con diecinueve años (Jim, the world greatest) y haber creado uno de los mitos más originales del terror moderno como Phantasma. También le da puntos extra el convertir a una leyenda como Bruce Campbell en Elvis en la descacharrante Bubba Ho-Hep.

Es curioso como la figura de Campbell sobrevuela por todo el film a pesar de no salir ni un segundo en pantalla. El espíritu de la brillante saga Evil Dead (miedo me da su próximo remake) está presente en la formación de unos incapacitados e improbables héroes como futuros salvadores del mundo (unos carismáticos Chase Williamsom y Rob Mayers). No solo son antihéroes sino que están colocados la mayor parte del tiempo, lo que les permite ser testigos de una invasión silenciosa promovida por seres de otro planeta. No les queda otro remedio que embarcarse en una confusa aventura repleta de diálogos hilarantes y un humor escatológico y salvaje. La narración, como dije antes, está construida mediante flashbacks explicativos intercaladados de forma anárquica con el presente, donde un enorme Paul Giamatti (es alucinante como se hace el amo de la función en todas sus películas, sabedor de que tiene pocos rivales de su altura que le puedan devolver el golpe) ejerce como periodista interesado en la rocambolesca historia de los dos jóvenes. En entender y discernir esos segmentos se encuentra la clave. Pero no es nada fácil. Hay dos formas de tomársela: totalmente a cachondeo y disfrutando sin más, o intentar analizarla. Vamos a intentar analizarla. Para mi es decisivo comprender la división entre tangible e intangible que Coscarelli se esfuerza en hacer cada cierto tiempo. Creo que el director americano intenta explicar que el mundo de los muertos tiene un cordón umbilical inseparable del mundo de los vivos y que la no aceptación de este hecho podría provocar un choque de intereses entre ambos sectores. Evidentemente esta reflexión no tendría sentido si no estuviese posicionada en el marco de la ciencia-ficción. Pero dando eso por sentado, se puede decir que los efectos de la droga no dejan de ser algo intangible, un efecto no se puede tocar, y es paradójico que nuestros protagonistas consumidores de alucinógenos accedan a esa visión privilegiada por estos medios. Seguramente esto no tenga sentido alguno y Coscarelli solo quería tener una excusa para una historia divertida, pero a veces el contemplar algo desde otra perspectiva puede arrojar luz a según que temas.

Sigo en spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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8
26 de mayo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos años después de Casablanca se estrenaba este film de Charles Vidor con Rita Hayworth como principal reclamo. Los paralelismos entre ambas son evidentes. Casi todo el film se desarrolla en un espacio cerrado, aquí un casino y en Casablanca el Rick,s. Ambos locales son gobernados por los protagonistas, Bogart y Ford (aunque este último no totalmente). Es una historia de amor que tuvo su parte álgida y turbulenta en el pasado, en el presente tan solo vemos las consecuencias de ese romance. En ambas hay una guerra de trasfondo. Tienen secundarios carismáticos como Tío Pio en la que nos ocupa o Peter Lorre en la obra maestra de Michael Curtiz. En ambas hay una relación de amistad con la policía. Las similitudes son claras, si algo triunfa, ¿Para qué desviarse del camino del éxito? Obviamente la diferencia está en la historia y en la dirección, probablemente las 2 cosas más importantes de una película.

Aquí nos encontramos con un personaje femenino de gran carácter, que hace y deshace a su antojo. Tiene lo que quiere en cada momento y no parece tener remordimientos ni mala conciencia. Es un personaje difícil de asimilar por parte del espectador, pues es una mujer que puede atraer a gran parte de la audiencia masculina por lo que se ve en pantalla pero al mismo tiempo ves lo que hace con los hombres, y eso te genera sino rechazo, si distancia. Por eso el tratamiento de este personaje es modélico y parece que nadie puede con ella salvo una especie de justicia divina. Finalmente parece que obtiene su castigo y es entonces cuando nos rendimos a este personaje. Pero esto solo ocurre cuando vemos algo inalcanzable en un estado que podríamos calificar de “en horas bajas”, es entonces cuando obtiene nuestro beneplácito y nuestra total empatía sin condiciones. Repito, tratamiento modélico de un personaje femenino.

Años después llegaron Bonnie & Clyde, Dos en la carretera o bazofias como Asesinos natos o Mr y Ms Smith, pero esta es de las primeras películas que trata sobre el dolor que causan 2 amantes no ya a si mismos, sino a su entorno, en una suerte de Romeo y Julieta en un contexto de juego ilegal, pistolas y muertes fingidas. Hay que destacar a Rita Hayworth y Glenn Ford. Él cumple sin aparente esfuerzo y ella se come literalmente la pantalla en cada aparición en un papel de caramelo. La dirección es sencilla con algunos planos que nos revelan más por el encuadre que por lo que dicen los actores. La película tiene ritmo, agilidad y respira. Técnicamente correcta, todo parece encajar para disfrutar de una historia de amor/odio bien contada, sin la calidad de las grandes películas de cine negro pero con imágenes que han pasado a la historia del cine, como el baile final de Gilda.
Jlamotta
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6
10 de mayo de 2012
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Spielberg, buen conocedor de este negocio, siempre ha mantenido la siguiente afirmación: "Dale al público cinco minutos geniales al principio, cinco minutos maravillosos al final...y olvidarán qué hubo en el medio". Es decir, basar la experiencia cinematográfica en sensaciones y manipulaciones mentales al espectador. Es raro que esto lo diga Spielberg (básicamente porque sus películas suelen tener un gran desarrollo y una estructura ejemplar) y no Michael Bay, de todas formas. Tim Burton, que venía de ser masacrado por la crítica pero arrasar en taquilla con Alicia, parece haber seguido las directrices del director de El Diablo sobre ruedas en su labor de adaptar la serie de culto Dark Shadows, una soap opera de finales de los sesenta que mezclaba los viajes en el tiempo con referencias al cine de terror e incluía brujas, hombres lobo y demás parafernalia gótica. Parecía cuestión de tiempo que el autor de Frankenweenie (por cierto, su próximo proyecto pero en versión cinematográfica) pusiera sus nostálgicas manos encima. Y lo hace con una mezcla de géneros interesante: comedia, terror, fantasía, Sci-Fi...pero que no termina de cuajar del todo por una falta total de tensión y nulas pretensiones, lo que no es un error pero lógicamente merma su resultado.

Decía antes que la película cuenta con un inicio y un final memorables, de una belleza plástica y romanticismo siniestro que nos recuerda inevitablemente a Eduardo Manostijeras, Ed Wood o La Novia Cadáver. Posee ese halo mágico de los clásicos de Burton tan característico del inocente Sci-Fi de los 50 y de las producciones de terror de la Hammer. Pero lamentablemente el resto tiene más que ver con Alicia en el país de las maravillas o su fallida versión de El Planeta de los simios. Dark Shadows es mejor que ambas cinematográficamente hablando pero las tres comparten esa dejadez formal y esa sensación de que no se pone toda la carne en el asador. El film se divide en tres actos muy bien diferenciados. En el primero se nos presenta un mundo nuevo y es un acierto que lo descubramos al mismo tiempo que su protagonista, ya que facilita la empatía con el mismo (aunque con Johnny Deep al frente eso nunca es un problema). Aquí abundan los toques de comedia (algo simples en su mayoría pero efectivos) y se nos presenta la típica familia disfuncional made in Spielberg (o de la mayoría del repetitivo cine indie actual) con unos personajes estereotipados y demasiado definidos/encorsetados. Afortunadamente, el reparto está a la altura y no es un problema, ya que sabemos que son mera comparsa para hacer avanzar las dos tramas principales que se nos presentan. ¿Podría Burton haber dado más cancha a personajes interesantes como el de Bonham Carter o Jonny Lee Miller? Podría, pero en una visión de conjunto no son estrictamente necesarios para que la historia tome forma.

Sigo en spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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6
18 de octubre de 2012
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El francés Quentin Dupieux (Mr. Oizo para los amantes de la música) se ubica en ese extraño espacio reservado para los directores inclasificables como David Lynch, Terry Gilliam o Peter Greenaway, entre otros. Su cine divide tanto como une, las críticas de sus películas son extremistas para bien o para mal (sin duda provocado por una propuesta igualmente radical) y mientras unos le acusan de farsante y vacío, otros le elogian su originalidad y atrevimiento. Ahí tenemos el cortometraje Nonfilm, su primera película Steak o, sobre todo, Rubber. Su anterior film trataba sobre un neumático que cobra vida para asesinar a toda la gente de la que fuera capaz, mientras una muchedumbre observaba y comentaba sus terribles acciones. No hay más que eso. Ni dobles lecturas, ni dobles sentidos, ni subtexto más allá de la confrontación entre realidad, ficción y cinematografía. Su cine es puro vómito de ideas primarias. Su último trabajo no podría tener un título mejor ni más acorde con las situaciones que ocurren en él. Wrong es igual de disfrutable que Rubber pero, afortunadamente, más analizable. Wrong, error en español, narra la historia de un hombre al que le han secuestrado a su perro y decide ir a buscarlo. En teoría esto es todo, pero el mundo creado por Dupieux tiene algunas capas interesantes. Para empezar, todo está al revés, nada es como debería ser. Las telefonistas de la pizzería que atienden tu pedido no solo no lo hacen con la desgana habitual sino que se enamoran de ti. El tío al que ves todos los días correr por tu ventana te jura y te perjura que el no ha corrido en su vida. Tu jardinero te avisa de que tu palmera se ha convertido en un pino de la noche al día. Situaciones corrientes que viran a desequilibradas en un pueblo donde nadie parece estar bien pero ni un alma se altera por ello. Y menos que nadie el extravagante personaje encarnado por el siempre brillante William Fichtner, que parece tenerlo todo bajo control. De hecho, la descabellada idea de pensar en él como un posible alcalde invisible de este psicótico pueblo no parece tan descabellada con el paso de los minutos. La sombra del Ed Harris de El Show de Truman es alargada.

La incomunicación está presente en cada linea de diálogo, con la representación externa exagerada de dos hombres hablando por teléfono aún estando a dos metros de distancia. La falta de contacto entre los seres humanos es más grande cada día que pasa y hurga en la herida tecnológica de la deshumanización de las personas, más solas y a su vez más dependientes que nunca. ¿Provoca esto qué llueva en el interior de unas oficinas de trabajo? Porque, literalmente, es lo que ocurre. Nuestro protagonista (espléndidamente interpretado por un cómico/patético Jack Plotnick) sigue yendo a trabajar a pesar de la lluvia interior y, principalmente, ignorando el hecho de que fue despedido hace meses. La vida laboral de nuestros días provoca la confusión, la destrucción de la familia como modelo básico (nuestro hombre solo tiene a su perro), la muerte del hombre en su lucha por sobrevivir mediante objetivos que no sean estrictamente profesionales. La opresión que Plotnick sufre en su entorno de (no) trabajo traspasa lo físico para mutar a psicológico cuando es la diana de sus ex-compañeros y de uno de sus pocos amigos. El capitalismo fomenta este tipo de comportamientos, el hastío y la depresión enfrenta a la plebe con la plebe y libera las manos de los manipuladores de los hilos para seguir campando a sus anchas. Hasta nuestro despertador se ha pasado al lado oscuro dando lugar a que el día dure más y, por tanto, haya más jornadas de trabajo que soportar. Dupieux abraza la comedia absurda y surrealista de principio a fin, con unos treinta minutos iniciales absolutamente primorosos donde la presentación de un nuevo mundo sin reglas (o reglas modificadas y manipuladas) capta nuestra atención y nos hace preguntarnos hacia donde puede ir la película. Una de las obsesiones de los directores es mantener el final bien guardado, lejos de la curiosidad del espectador más avispado y que haga explosión en el momento oportuno. En este caso, no puedes intuir un final, ya que ni siquiera puedes hacerlo con la parte central del relato.


Sigo en spoiler sin ser spoiler
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Jlamotta
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