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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4,430
Críticas ordenadas por utilidad
8
31 de agosto de 2022
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sandman es un regalo para los amantes de la fantasía.
Apabullantes efectos especiales, un extraordinario reparto (atención a Tom Sturridge, muy parecido físicamente, por cierto, a Robert Pattinson, y a los excepcionales secundarios) y una historia que engancha y cuenta con todos los elementos necesarios para hacer una serie de calidad.
Es posible que resulte incluso un tanto fatigosa o confusa, especialmente para los no iniciados en los mundos de Neil Gaiman, pero se pasa en un suspiro, juega muy bien con el cliffhanger y construye muy bien las tramas y los personajes.
Notable y muy recomendable.
Sibila de Delfos
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9
20 de noviembre de 2021
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corren malos tiempos para la familia real británica.
Al fallecimiento del Duque de Edimburgo y las escandalosas revelaciones en Oprah del Príncipe Harry y la Duquesa Meghan, se suma la imagen no demasiado buena que se da de ellos en la magistral serie The Crown, especialmente en lo que respecta al trato a la protagonista de Spencer, la cinta que hoy nos ocupa. Por contra, el recuerdo de Diana de Gales, 24 años después de su muerte, sigue más vivo que nunca, y continúa siendo una influencia innegable y una persona adorada por millones de personas y una figura mítica que, especialmente en los últimos tiempos, ha inspirado multitud de proyectos artísticos. Benditos los ingleses, que permiten una ficción libre. En buena hora íbamos a ver en España una película como esta sobre nuestra familia real o una serie como The Crown.
En Spencer nos encontramos una fábula, como se nos avisa al principio, de lo que pudieron ser aquellos días de diciembre de 1991 en los que Diana, princesa de Gales, tomó la decisión de separarse de su marido y comenzar a tomar las riendas de su propia vida. Una vida, como vemos en la película, en la que todo estaba medido al milímetro, donde se le decía qué vestido tenía que ponerse en cada ocasión y donde cada movimiento estaba vigilado porque, básicamente, no se fiaban de ella por la creciente tensión en su matrimonio con el Príncipe Carlos debido a su affaire con su hoy esposa, Camilla Parker-Bowles. Partiendo de esta base, el chileno Pablo Larraín compone un poema, porque eso es lo que es Spencer: un poema de belleza absoluta, arrebatadora, apabullante. Belleza visual, porque Larraín cuida el plano hasta el extremo, recreándose en los ojos y movimientos de su protagonista, y regalando secuencias que son de un lirismo excepcional, como por ejemplo es la de sus recuerdos en la casa familiar. Una poesía y un lirismo que acompaña y acrecienta maravillosamente la excepcional banda sonora de Jonny Greenwood, que a ratos parece rendir homenaje al maestro Philip Glass (sobre todo en su magistral música para Las Horas) y a ratos contribuye a aumentar la tensión hasta cotas casi insoportables emocionalmente para el espectador, como también ocurría en la reciente La Favorita de Yorgos Lanthimos, con la que Spencer guarda más de un paralelismo, aunque es bastante más comercial y amable que aquella.
El retrato que la película hace de Diana de Gales es, además, siempre respetuoso, pero sin renunciar a mostrar las sombras. De hecho, la Diana que vemos en la película es una mujer ya al límite de sus fuerzas, víctima de alucinaciones, estrés y ansiedad aguda, a quien sólo sus hijos salvan de caer en un profundo y negro abismo de desesperación y depresión, pero que sigue adelante con fuerza y determinación por mantener su individualidad y por ser la mejor madre para sus retoños. Además, entre tanta tragedia, Larraín también hace hueco al humor, en escenas tan divertidas como aquella en la que Diana trata de regalar su collar de perlas a una joven criada, la respuesta que da a su nueva vestidora para que la deje sola en la habitación o el maravilloso momento que comparte con sus hijos en plena noche del 24 de diciembre (una escena profundamente emotiva y excepcional).
Algo en lo que patina Larraín, sin embargo, es en el ritmo, que sufre pequeños bajones especialmente en su segundo acto, y en el retrato de la familia real, y especialmente del Príncipe Carlos, a quien sólo faltan unos cuernos de demonio para ser más malvado. Hay una descripción maniquea del heredero del trono, mucho menos inteligente y respetuosa de la que se hace de él en la mencionada The Crown, y es una pena, porque por ejemplo el personaje de Timothy Spall sí está más desarrollado y tiene más profundidad. Tampoco aporta mucho la revelación del personaje de Sally Hawkins, la verdad, y dicho giro argumental suena más a convención por la época que vivimos.
Sin embargo, si por algo va a ser recordada la película es por la excepcional interpretación de Kristen Stewart en la piel de Diana. La protagonista de Personal shopper hace la mejor actuación de una carrera maravillosa, sí, en la que ya había hecho interpretaciones memorables como en la mencionada Personal shopper, Viaje a Sils Maria, JT LeRoy o American ultra, pero aquí calla definitivamente todas las bocas que seguían echando veneno sobre ella por haber osado ser la protagonista de la saga Crepúsculo y de Blancanieves con un auténtico recital. Stewart, bellísima, doliente y con un impecable acento inglés (cuesta recordar que nació en Los Angeles), ríe, llora, sufre, ama y traga bilis con una elegancia y una expresividad memorables, sin imitar en ningún momento ni a la Diana real ni a la que ha hecho maravillosamente Emma Corrin en The Crown. Esta es su Diana, la Diana de una actriz en el mejor momento de su carrera, y es absolutamente memorable. Los premios del año tienen que ser para ella.
La mejor película en lo que va de año, sin duda alguna. Imprescindible.

Lo mejor: La excepcional belleza de la realización de Pablo Larraín, la música maravillosa de Jonny Greenwood, el respeto con que se ha tratado la figura de Diana de Gales y la excepcional interpretación de Kristen Stewart.
Lo peor: El retrato unidimensional del Príncipe Carlos y algunos pequeños baches de ritmo.
Sibila de Delfos
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2
22 de junio de 2017
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las intenciones de Cosecha amarga son las mejores. Pocas películas existen sobre los aspectos más negros de la URSS (y como no hay apenas...), y siempre es de agradecer que, junto con las siempre necesarias cintas acerca de la barbarie Nazi, la mayor vergüenza de la humanidad, haya también películas que nos hablen de las cosas que hacía Stalin a su propia gente.
Sin embargo, no hay por donde cogerla, esa es la verdad. Es aburrida, los personajes son planos y no consigue despertar el interés que sin duda tiene la historia que está contando. La historia de amor tampoco emociona, pese a los esfuerzos de Max Irons y sobre todo de Samantha Barks, aún muy recordada por Los Miserables.
Lástima.

Lo mejor: Sus intenciones y el esfuerzo de Samantha Barks.
Lo peor: El guión es desastroso y bastante aburrido.
Sibila de Delfos
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3
16 de julio de 2015
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece muy sorprendente la buena nota que tiene esta película en la santa casa Film Affinity.
La Familia Addams: La tradición continúa es una película más o menos entretenida que nos devuelve a unos personajes muy queridos, pero la trama sencillamente no está a la altura de Morticia, Miércoles, Fétido, Gómez y los demás. Al revés, se trata de una historia bastante poco atractiva y con mucha menos mala baba y humor negro del que caracteriza normalmente a estos personajes.
Cuando la razón de ser de Pugsley y Miércoles es matar a su hermano (la gracia era que jugaran a matarse y nunca murieran) o cuando Miércoles se echa una especie de novio en un campamento de verano, sabes que ha llegado el Apocalipsis y que ha llegado el momento de volver a revisar la hilarante y estupenda primera parte.

Lo mejor: Lo bien que se lo pasan los actores, especialmente Christopher Lloyd, Raúl Juliá, Joan Cusack (una de las pocas novedades agradables de la película) y Anjelica Huston.
Lo peor: Es sosa, muy blanda y la historia no puede compararse ni por asomo con la de la primera parte.
Sibila de Delfos
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9
13 de septiembre de 2013
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí la típica película que, por ser claramente comercial y apostar por un entretenimiento de primera, no se lleva el aplauso crítico que merece. Lástima.
Porque para todo aquel que no tenga prejuicios y que se deje de tonterías, Ahora me ves debería pasar por ser una de las mejores y más dinámicas películas del año. Y no se trata de que sea un derroche de originalidad (al revés, se trata de un crowd pleasure en toda regla, con su similitud con la saga Ocean's Eleven y el muy actual detalle de que los robos se cometan contra hombres de negocios corruptos y bancos), sino de que la historia funciona a la perfección. Así de claro es. El guión de Boaz Yakin, Edward Ricourt y Ed Solomon es perfecto. Y no porque sea Cervantes o vaya a ganar el próximo Oscar, sino porque no hay fisuras en su narración. Desde el primer minuto, con ese excelente prólogo que nos presenta a los cuatro Jinetes, asistimos de la mano de Louis Leterrier y sus maravillosos actores a un espectáculo casi redondo, brillante, espectacular, que mantiene el alma en vilo y da absolutamente lo que promete. Los trucos dejan con la boca abierta, hay tensión, hay emoción y éso es lo que importa. Además, el libreto nunca olvida a ningún personaje, y se permite presentar una de las historias de amor más acertadas del moderno cine comercial de Hollywood. Leterrier, alejándose de su habitual ejercicio de acción adrenalítica, se pone aquí el mono de la elegancia (atención a los espectaculares planos que toma en las dos primeras funciones de los Jinetes) y la artesanía para filmar un espectáculo pensado para gustar y para sorprender. Y vaya si lo consigue.
Hay algún que otro fallo, y puede que el final no resulte satisfactorio para todos los espectadores, pero Ahora me ves es cine comercial de primerísimo nivel. Y merece un aplauso, porque despliega auténtica magia.

Lo mejor: La perfección con que funciona todo y el soberbio trabajo de todos los actores (los veteranos, Morgan Freeman y Michael Caine; los jóvenes, Jesse Eisenberg, Isla Fisher, Mélanie Laurent y James Franco; el siempre inconmensurable Mark Ruffalo; el inimitable Woody Harrelson... todos)
Lo peor: Quizá le sobran unos minutitos al final, en la resolución, y no habría estado de más saber más cosas sobre los cuatro Jinetes. Acaba la película y apenas sabemos más que su nombre. En la secuela, quizás...
Sibila de Delfos
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