Tal vez porque hemos visto todo ya sobre los nazis y ocupación en Francia, esta serie no aporta mucho. La mezcla con otros elementos no le añade interés y es perfectamente predecible. Ignoro cómo es la historia leída, tal vez el cómo está escrita la salva, pero la historia no deja de ser una más. Hugh Laurie no defrauda, es un actor que nunca lo hace. El resto de los actores hacen su papel, pero la protagonista no acaba de generar química con el espectador. Demasiado edulcorada, poco creíble. Tal vez, de nuevo, el personaje narrado mejore al filmado. Uno no puede dejar de desear que las escenas abrevien y nos lleven al final que, aunque nos lo imaginamos, deseamos corroborar y pasar a otra cosa.

Una serie interesante, con una longitud apropiada a la trama y cuya segunda temporada del 2021 no defrauda e incluso nos deja con ganas de ver una tercera. La mano de Chris Lang se deja ver y el enfoque nos recuerda en cierta manera a otra de sus series, con la que guarda ciertas similitudes. El guión está bien desarrollado y hay una buena caracterización de personajes bien interpretados por actores solventes. Las dos temporadas comparten tema - la inocencia de los personajes- pero las historias que se muestran son muy diferentes entre sí. El suspense se mantiene en todo momento y sólo en el último minuto descubrimos la verdad.

Una vez más, el cine nos acerca a la biografía de Lady Di, una mujer convertida en mito, adorada por las masas, de la que creemos saberlo todo y apenas sabemos nada. Cúanto hay de realidad o de fantasía en esta película no lo podemos saber. Pero es cierto que a través de ideas repetitivas y tal vez imaginadas o exageradas, entrevemos la tremenda soledad y necesidad de afecto de una joven atrapada en el protocolo de una corte y un matrimonio sin amor. Sufrimos con ella y por ella y se nos hace una vez más antipática la figura de su frío y deshumanizado cónyuge , como ya ocurre en "The Crown". Por lo demás, ambientación, música e interpretaciones impecables.

Hay algo que no encaja en esta película de jóvenes triunfadores, que viven de lo que les gusta hacer , les queda tirmpo para el bricolaje y viven en apartamentos de ensueño . Quizás por eso, porque no tienen problemas reales como el paro o la falta de vivienda se complican la vida con especulaciones y experimentos absurdos.Nos recuerda al niño que pide para merendar algo "de lo que no hay". Lo tengo casi todo, pues a pedir lo que no tengo. Absurdo.

Quizás lo más sorprendente que puedo decir es que todas las críticas la valoran como una comedia divertida y en mi opinión no hay comicidad alguna. Tal vez alguna situación o alguna frase ingeniosa, pero en realidad la película es más bien triste y reflexiva. Tiene un halo melancólico y derrotista que el protagonista encarna muy bien, presentado como un perdedor que incluso pierde cuando gana. Y es un tanto coyuntural porque muchos tópicos están ahí : la vejez, la soledad, la homosexualidad no aceptada, la toxicidad de las familias, el racismo, la hipocresía social. El mayor valor de la película estriba en su crítica de un tipo particular de hipocresía, la de las élites pretendidamente intelectuales, los críticos literarios, los editores que sólo valoran el impacto que produce ventas y no la calidad literaria. Esto es algo común hoy en día, con un montón de gente que no sabe escribir pero que vende libros. Y pasa algo igual en el cine, se filma lo que vende, y creo que esta película - y tal vez la novela en la que está basada- no se libra de ello.