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Críticas de Victor M Lazaro
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Críticas 108
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de junio de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces encontramos películas dirigidas al público infantil que sorprenden más por su acogida entre los adultos. Este no es el caso. Aunque ciertamente se trata de un film estupendo, donde los detalles están cuidados al máximo y donde la historia es maravillosa, engatusa al público infantil sin lugar a dudas y quizás a aquellos adultos que todavía conservan algún atisbo de inocencia. Su estética es pulcra, la evolución del argumento acompaña a la evolución de los personajes de manera correcta y el desenlace es más que apropiado, yo diría que lo mejor es el final. Otra joya de los estudios Ghibli para el disfrute. Mi nota un 7,4.

Un saludo a todos.
Victor M Lazaro
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9
26 de marzo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Moonlight nos llega la visión de un vampiro totalmente diferente a la vez que inseparablemente unido de los antiguos y arcaicos vampiros tipo Anne Rice o Bram Stoker. La serie se basa en un argumento atractivo en el que un vampiro detective, apartado de la senda más o menos maligna del resto de vampiros, lucha por aquellos humanos que valen la pena para castigar a los que lo merecen. Unas composiciones escénicas que superan incluso a películas del mismo tema. Moonlight es sencillamente rompedora y sugerente, y, pone de manifiesto que los vampiros como producto televisivo no pasan de moda.

Un saludo.
Victor M Lazaro
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9
10 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las personas vuelven de la guerra y parece que traigan consigo una nueva personalidad estrechamente relacionada a nuevos miedos y traumas. No todos parecen preparados para volver al remanso de paz en el que vivían y para volverse a calzar las botas de aquella persona que en otro tiempo meditaba sobre lo superfluo y lo trivial. En cierta medida es el caso de Ethan Edwards, pero sólo en cierta medida, porque Ethan no tiene tiempo de probarse así mismo tras la guerra de Secesión y ha de volver a la caza, a la lucha, al odio. Yo creo que este personaje bien podría reflejar a cualquiera que hubiera perdido gran parte de su vida amando a la mujer de otro y luchando para caer finalmente derrotado, quizás incluso sea un digno destino para alguien que aborrece su propia existencia, como claramente es el caso. Y en el transcurso de una venganza es posible que uno pudiera encontrarse de nuevo ante lo que más odia con todas sus fuerzas. Ethan tiene que enfrentarse nada más y nada menos que a su inmensa rabia y odio para rescatar a su sobrina de las fauces de los malvados indios (un tópico del Western), los que a su vuelta de la guerra acabaron con casi toda su familia y escaparon con lo que para él es un símbolo...y no me vengan con el tema del racismo aquellos que intentan ver al demonio, porque ciertamente cualquiera en su sano juicio haría lo mismo que hizo Ethan Edwards: perseguir al responsable hasta la extenuación.

John Ford crea con su maravillosa mente un escenario en el que sucede una historia fácil de entender, difícil de contar y rodada de manera soberbia. Se puede captar cada emoción de tal manera que, como ocurre con las obras maestras, nos trasportamos a la historia y nos sentimos parte de ella, dejando de ser meros observadores para acabar siendo testigos, con lo que ello implica. Las localizaciones en Monument Valley (Utah) son simplemente espectaculares y sorprenden por su sencillez y gran belleza al mismo tiempo. La fotografía, responsabilidad de Winston C. Hoch, es impresionante. El rodaje en Panavision le otorga al film una calidad excepcional que aumenta el disfrute visual de la obra de Ford.

Se trata de un Western imprescindible en la videoteca de cualquier cinéfilo que se digne llamar así. La primera parte de la película es puro arte y el resultado final es excelente. Las interpretaciones rayan la perfección, sobre todo en el caso de Wayne y Hunter. La técnica de esta película hace de su visionado un deleite para los sentidos. Estamos ante otro magnífico trabajo de Jonh Ford, el cual, más allá de la valoración o juicio que se pueda hacer sobre su persona, acomete un cine que roza la perfección en su conjunto y la alcanza en muchas de sus secuencias y planos.

Un saludo.
Victor M Lazaro
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9
31 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un juego de colores y formas, de imágenes distorsionadas, de luces y sombras, de palabras y pensamientos perfectamente trenzados. Cuatro quintas partes de nuestro cerebro no realizan sinapsis, se encuentran como esas naves industriales abandonadas, llenas de cables desconectados que se esparcen por suelo y techo configurando una red de caos, de colores apagados y polvo en suspensión que reina a sus anchas. Cuánto desconocemos todavía de nuestro cerebro es increíble, somos animales evolucionados y racionales que apenas si llegan a darse cuenta de lo que pasa a su alrededor y malgastan sus esfuerzos en conocer por lo que sucede a miles de millones de años luz. La película de Neil Burger (director de El Ilusionista y The Lucky Ones) permite observar hipotéticamente que clase de individuos seríamos si pudiéramos aprovechar todo nuestro potencial intelectual, y todo desde la perspectiva de la adicción a las drogas.

El guión de Leslie Dixon le da al personaje de Eddie Morra (Bradley Cooper) el aspecto de una especie de superhéroe drogadicto y algo obsesionado con la idea de llegar a ser alguien de importancia mundial. Esto implica tener a un protagonista con el que nos identificamos porque es humano, es decir, es egoísta y piensa en hacer lo que hace para su propio beneficio. Es frágil sin las droga y extremadamente calculador con ella. No obstante consigue adaptarse a su nueva situación, como si de Spiderman se tratase cuando es picado por la araña alcanza un estatus de megasabio que le permite acceder a cualquier rincón de su mente para enfrentarse a dispares situaciones, desde la compra de acciones bancarias hasta peleas callejeras. Si a todo esto lo acompañamos de un antagonista llamado Robert De Niro, entonces tenemos el cocktail casi perfecto.

Lo más destacable de la película de Burger es que nos presenta la historia de una forma novedosa y original, con escenas y secuencias repletas de imágenes trucadas que estimulan nuestro cortex visual de manera que nos transporta al film en varios momentos para en otros escupirnos de nuevo al asiento del cine. Las interpretaciones cumplen con nota, la fotografía se sale y los efectos especiales aunque puedan parecer muy efectistas reclaman nuestra atención perfectamente.

Deberíamos preguntarnos (cosa que incita la película) dos cosas: ¿realmente somos incapaces de ver lo que ocurre 288º a nuestro alrededor? y, ¿aceptaríamos una droga que nos facilitase aumentar nuestro rendimiento intelectual hasta el máximo? La primera pregunta tiene fácil respuesta, pues no sólo es que no podamos observar todo nuestro alrededor sino que de lo que observamos percibimos tan solo pedazos. Y la segunda pregunta que cada la responda mejor después de ver la película, yo aún tengo dudas.

En resumen, Sin Límites es una gran experiencia visual que por lo menos no hay que perderse, después que cada uno juzgue lo que le parece, yo con mi "cerebro de mosquito" le doy un nueve bien merecido.

Un saludo.
Victor M Lazaro
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9
28 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amo el cine de tal forma que en no pocas ocasiones imágenes de cualquier film acuden a mi mente para relacionarlas con situaciones reales, de la vida cotidiana o incluso de anhelos y temores. El cine tiene un inexplicable efecto sobre todo el mundo, y aunque sabemos que el cine transita entre lo real y lo ficticio, también apreciamos su verdad por encima de las constantes y provocadas omisiones.

Quizás haya alguien a quien todavía no le haya embargado un torrente de emociones cuando acaba de ver una película como Qué bello es vivir, a quien todavía no se le erizan los pelos de la nuca cuando "La diligencia" cruza el oeste ante enormes desafíos, a quien todavía no le ha curado una gripe un visionado de "El hombre tranquilo". El cine clásico tenía una forma de contar las historias que sobrepasaba la pantalla incidiendo directamente en nuestros cerebros y provocando el chispazo de nuestra máquina de reflexión. Para quienes todavía siguen sin conocer de sus efectos no creo que haya una película mejor para empezar a aficionarse que la maravillosa "Casablanca".

Hay que decir que "Casablanca" no obtuvo los merecidos elogios con los que hoy cuenta hasta pasados unos diez años desde su estreno, muy seguramente porque fue descubierta por generaciones de estadounidenses que habían vivido un momento clave en la historia de la humanidad, y se encontraban respondiendo preguntas que Casablanca les pudo contestar en parte. No obstante fue una película que en su estreno contó con la inestimable fortuna de coincidir casi con el desembarco aliado en Casablanca, concretamente dieciocho días después del mismo.

El adjetivo que mejor definiría la película de Michael Curtiz sería redonda, desde la dirección hasta el atrezzo. Curtiz hace gala de una gran maestría permitiendo que los detalles más importantes nos conduzcan por un guión que mantiene al espectador en una constante vigía. Las actuaciones son memorables, de principales y secundarios, pero la pareja protagonista rebosa excelencia desde que aparecen en escena hasta que desvanecen. A mi en particular me encandila sobre manera la interpretación de Bogart, su cinismo, su dureza, su sarcasmo y su transformación en el hombre que realmente es y que a casi todos nos gustaría ser. Ingrid Bergman está preciosa y exuberante cuando tiene que estarlo, Ilsa mantiene una tensión con Rick que hace que se vayan rompiendo por dentro cada vez que se encuentran, que conversan o que se miran. La música es exquisita y la ambientación hace que nos olvidemos de si Casablanca es como la pintan porque lo cierto es que nos las creemos desde el primer frame en el que aparece.

La película no sólo trata de gente que quiere escapar de la terrible avalancha nazi que se cierne sobre Europa y que aspira a conquistar el mundo, también trata del amor y el desamor, de las amistades y las enemistades, y por supuesto, del tiempo, del tiempo que pasa y pasará. No hay que perder la ocasión de hacer un buen amigo, y con "Casablanca" podemos comenzar una hermosa amistad con el cine clásico que tanto ha dado y tiene que dar.

Un abrazo.
Victor M Lazaro
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