No esperaba nada de esta nueva versión y aunque estamos ante un producto totalmente comercial y ya visto otras veces, el "piloto" atrapa y hace que uno disfrute viendo la deslumbrante riqueza, el poder, las traiciones y discusiones de la familia Carrington.
Al instante me vi atraído por su trama, sus constantes giros y sorpresas y por el glamour de sus protagonistas.
Como muy bien dice Fiona Sturges en The Guardian "es la tontería más fabulosa".
Todos los actores cumplen y son ideales para esta "telenovela" de gran presupuesto.
Espero que los siguientes capítulos sigan con la misma fluidez narrativa y que la trama no caiga en el absurdo.

De momento el próximo jueves (Estreno en Netflix) volveré a sentarme delante de mi televisor para seguir viendo la tontería más fabulosa.

Paul Thomas Anderson ya ha llegado a esa condición de icono del cine que le permite dirigir cualquier proyecto que se proponga y hacerlo como él quiere. ‘The master’, ‘Magnolia’ ‘Boogie Nights’, ‘El hilo invisible’… Son buena muestra de la versatilidad del director, pero también de una genialidad que está presente en esta joya que es ‘Licorice Pizza’.

Thomas Anderson firma aquí su particular carta de amor (en 70mm) al cine, la música, los grandes romances y a los 60, esos años repletos de cambio y luz de neón. ‘Licorice Pizza’ es a Thomas Anderson lo que ‘Érase una vez en Hollywood’ a Tarantino, un filme que prescinde de las formas más clásicas de narración y de una estructura definida, para presentar a unos protagonistas que se relacionan en un mundo rico en personajes excepcionales y lugares de icónica imprenta. Anderson, abre y cierra arcos, nos invita a segmentos de la vida de distintas personalidades que se cruzan con nuestros héroes, ya sea montando en motocicleta con William Holden o inflando colchones en casa de Jon Peters. Todos esos momentos, con el claro hilo conductor del romance de Alana y Cooper, se sienten como sketches de inusitada brillantez que enriquecen el mundo de los protagonistas, que avanzan en sus vidas a base del “prueba y error”.

Repleta de oasis humorísticos de primer nivel, Licorice es un maravilloso collage de personalidades, inteligentes diálogos y situaciones enternecedoras que, aderezadas por una excelsa banda sonora, hacen de este regaliz musical un placer ineludible. Alana Haim y Cooper Alexander arrebatadores, Sean Penn y Bradley Cooper magistrales.