Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Críticas de MaxPower
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
6
20 de diciembre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra sucia de Argentina es quizás uno de los capítulos más tristes, amargos y violentos que han empañado la historia moderna de Suramérica. Entre el inicio de 1970 y la instauración de la democracia en 1983, el país sufrió un régimen de represión ilegal, tortura, desaparición masiva de civiles y manipulación informativa entre otras formas de terrorismo de estado. No en vano se especula que cerca de 30.000 personas desaparecerían a manos de las fuerzas represoras, aunque la lista oficial cuente con 13.000.

'Infancia clandestina' se traslada a esos oscuros comienzos de los 70 para contar la historia de una familia en contra del ejército paramilitar que había impuesto su dictadura. Una pareja guerrillera, valiente, pero por desgracia reprimida y obligada a esconderse entre guaridas y pasaportes falsos. Lo hace a través de la inocente mirada de un niño de 12 años harto de vivir refugiado y de mentir sobre su identidad en la escuela. Ha heredado el coraje de su padre y de su madre pero no acepta no poder llevar una vida normal ni ver cómo su familia se juega la vida por un discurso político que él no comprende.

No pasan muchos minutos para darse cuenta de que lo más destacable del film es la interpretación del tío Beto. Ernesto Alterio flota muy por encima de una historia algo seca, ñoña y poco desaprovechada para las circunstancias que intenta describir. El cuento del amor imposible en la infancia, del primer beso, de la rabieta preadolescente está muy visto pero no por ello quiere decir que no se pueda utilizar en otro tipo de guiones. Aquí no encaja. Falta más tensión, más riesgo, más violencia... Algo que haga al espectador creerse que detrás de ese amorío a escondidas hay una auténtica persecución a tiros. La carencia es evidente con tanta animación y juego visual para evitar la acción a toda costa.

Fuera de estos parámetros, hay que reconocer sin embargo el buen papel que desempeña el pequeño Teo Gutiérrez. Es difícil no verse identificado con ese niño cuando su mirada se obsesiona con el rostro más bello de la clase, cuando el deseo se antepone al complejo y las mariposas devoran el estómago. Ante esto ninguna guerra sirve como excusa. Juan luchará por conquistarla con la ayuda de su tío mientras su incomprensión por el drama familiar roza la desesperación.

El resultado final es el aprobado con margen. Toda la pirotecnia del principio se desvanece a medida que la historieta de amor y la palabrería patriótica colapsan la historia y al terminar la película solo quedan un par de escenas difíciles de retener. Con todo, Argentina ha apostado muy fuerte por ella y no sería raro verla nominada (y hasta premiada) en los Goya.
MaxPower
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
1 de noviembre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Bond es una saga muy irregular. Su calidad ha avanzado a trompicones en las ya 23 películas que la conforman, desde la mítica "Dr. No" hasta la deficiente "Quantum of solace", todas ellas con la acción y la intriga como base y con el implacable 007 apretando el gatillo. Ahora Daniel Craig se viste con su mejor traje para girar el cuello hacia un pasado al que ya tocaba regresar, mientras intenta detener a un auténtico psicópata con aires de venganza.

La amenaza que se cierne sobre el MI6 coge por sorpresa a una anciana M, a la que ya invitan a retirarse. Pero no será antes de escribir una última página con un sabor a epílogo. Sam Mendes ha escrito un capítulo muy especial, que explora la saga desde sus raíces y la hace explotar hasta la punta. Ha sido capaz de ligar el pasado y el presente de Bond con un guion bastante denso y diálogos al borde del drama pero sin dejar de lado la acción. Y no es una acción barata, de persecuciones previsibles, gadgets o explosiones sencillas. El frenetismo, el vértigo de las escenas de riesgo y los escasos recursos con los que cuenta esta vez Bond ponen al agente en aprietos muy serios, y eso el espectador lo agradece.

La tragicomedia que traza Javier Bardem eleva con creces el ritmo de la historia. Maniaco, grimoso y perturbado por un pasado que le atormenta, pero a la vez elegante y chistoso, ya sea por el peluquín o por esa forma de burlarse del apocalipsis que maneja. Su comportamiento es el típico de alguien que no tiene nada que perder para calmar su sed de venganza. Como si el asesino de "No es pais para viejos" se disfrazara del Joker. Acojona.

"Skyfall" respeta al Bond del siglo XXI pero sin perder la tradición de sus antecesores y recupera la calidad perdida tras "Casino Royale". Lo complejo de los personajes y el sentimentalismo desemboca en un final satisfactorio, grandilocuente. Y aunque se hace algo larga el cautivador desenlace deja con ganas de más.
MaxPower
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
16 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Django desencadenado' es el homenaje al spaguetti western que le faltaba a Quentin Tarantino. Un género surgido de una moda por hacer cine barato y entretenido que nació en los 60 de la mano de cintas inolvidables como 'La muerte tenía un precio', 'Le llamaban Trinidad' o 'Hasta que llegó su hora'. Por esa época nuestros padres no tenían videojuegos ni smartphone pero sabían darle alas a la imaginación con una soga y un sombrero, juguetes improvisados con los que soñaban con parecerse a emblemas del cine llamados Clint Eastwood, Lee van Cleef o Charles Bronson.

Aquellos pistoleros con mal genio renacen ahora en las entrañas de Django, un esclavo de color al que de la noche a la mañana le surge una oportunidad de oro para vengarse de los insultos y latigazos sufridos durante toda una vida. Giro copernicano por tanto a esos argumentos clásicos de buscar tesoros y cazar forajidos, pero con un curioso símil que Tarantino detalla con maestría, gracias en gran parte a un reparto excelente y a una historia de venganza, amor y justicia sin igual ni parecido.

El mayor logro del guion es saber frivolizar sobre un asunto tan arduo como es la esclavitud sin caer en el insulto fácil a los que durante siglos marcaron a fuego a los negros cual ganado al que domesticar. Consigue dar forma a una película antibélica pero a la vez representar la más sangrienta y explícita que se haya hecho sobre la Guerra Civil Norteamericana. Una ambigüedad presente en los tronchantes diálogos entre incultos pueblerinos y en la rapidez con la que suceden los golpes más violentos. Apenas conceden un instante para respirar entre una atrocidad y otra cuando surge un comentario que termina en carcajada. Y todo ello sin perder las conversaciones hipnóticas y alargadas tan comunes de Tarantino.

Cabe reconocer que a Jamie Foxx le falta la importante cualidad camaleónica que define a los mejores actores. Es una pena que una figura tan pasional como Django, con semajante sed de aniquilar, se pierda por momentos bajo la piel de un insípido protagonista. Su labia solo convence en las escenas más épicas pero no redondea al antihéroe que pretende el director.

En todo caso, ya se encarga Christoph Waltz de silenciar al disconforme con su soberbia interpretación. Waltz repite el impasible y cruel modo con el que actuaba aquel nazi aterrador de 'Malditos bastardos', pero esta vez de una forma más completa y enigmática. Su personaje es forzadamente macabro por su labor de cazarrecompensas, pero no tapa un brillante sentido de la justicia que al final obliga a preguntarse quién es el verdadero héroe de la historia. La única crueldad sin antídoto la desenfunda DiCaprio con uno de los mejores papeles secundarios de su carrera.
MaxPower
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
11 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gritar, callarse. Respirar, ahogarse. Sobrevivir, morir. Nada ni nadie puede evitar el hundimiento, parar el calendario y darle marcha atrás a los días. Y volverlos a vivir. Porque el oxígeno da vida pero también oxida. Porque tras la enfermedad puede esconderse la soledad ajena, el llanto, la impotencia. Porque el amor no está al alcance de cualquiera, ni es gratuito, ni perdurable.

Michael Haneke vuelve a retorcer la rama de la existencia con un guion lleno de alma y tragedia. La batuta del maestro obedece a los caprichos de esta singular misa de réquiem. Una historia regalada entre cuatro paredes, íntima, asfixiante y capaz de cercenar el desenlace humano de un solo sablazo. Como solo él sabe hacer.

Hace 15 años Haneke dio forma a 'Funny Games', seguramente su cinta más siniestra y espeluznante. Es una tensión natural gestada por planos largos como la famosa escena de los huevos, con artimañas como dejar el grifo abierto o alargar la conversación a base de planos secuencia hasta poner de los nervios. Dejar a la casuística hacer su trabajo y permitir que el terror fluya por las venas sin solución ni medida. Obra maestra indiscutible que ya bebe de anteriores como 'El séptimo continente' o 'El video de Benny' y que repite con acierto en 'Caché'. En 'Amour' reaparecen las misma técnicas pero con elementos más austeros y cotidianos. Con dos voces que se hablan entre sí sin escucharse, que agonizan y que van sumiendo la casa hacia un silencio roto por la falta de aire y la decadencia del cuerpo.

La balanza se desequilibra de repente, en una práctica tan cotidiana y necesaria como el desayuno. La enfermedad llega sin avisar y congela el alma de una de esas voces, dejando a la otra atónita e impotente. Adán escucha el testamento de una Eva ajada, deshecha, parapetada bajo el velo de la negra encapuchada hasta que la guadaña quede bien afilada. Haneke nos enseña solo una forma entre cientos de dolor interior sin antídoto ni morfina, consecuente del paso natural de las décadas. Su mensaje implícito nos exige aprovechar los minutos al máximo antes de que el reloj se detenga, antes de que el gélido frío entre por la ventana y no vuelva a salir.

Es sorprendente el ritmo ágil y liviano que posee la película pese al dramón a cuentagotas que nos cuenta. Una muestra de que Haneke logra hacer inquietante lo que otros directores convertirían en auténticos plomos. Y lo consigue gracias a elementos narrativos muy sutiles y eficaces como dejar que el peso de la tragedia recaiga sobre todos los personajes, pero dejando abierta la puerta a pequeños soplos de aire de vida exterior: la melodía de un CD, la visita de una hija despechada, la esporádica ayuda de un vecino... 'Amour' no nos habla por tanto de la muerte repentina, ni de lo bella o fea que es la vida. Es el fin de los días narrado de la forma más real, severa y desoladora posible y sin caer en el cuento apocalíptico. Sin heridas físicas, mortajas ni exageraciones. La rutina de los ancianos se convierte de la noche a la mañana en una pesadilla, pero podría ser igual o peor dos pisos más arriba.

El resultado es un retrato de la vejez tremendamente veraz y sensible. Una oda al paso del tiempo. Al desenlace inevitable. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida? ¿qué es la muerte? Jamás fueron justas, pero sí hermosas. El decaimiento no olvida el pasado ni elimina el amor mutuo sino que lo refuerza, lo hace necesario. Y ese "amor" que Haneke quiere que veamos es el más ciego e imperceptible. El amor capaz de alargar la supervivencia del opuesto cuando este se ha rendido, el que se queda a escuchar el testamento del otro aunque la voz quebrada ya no permita entender nada, el que se entrega en cuerpo y alma sin pedir recompensa ni agradecimiento.

Pero por desgracia nadie es de piedra. La desesperación del hombre por querer recuperar el pasado vano va in crescendo. Es un latido persistente, visceral, insoportable. Como un cuervo posado en la cima del salón que no cesa de exclamar "nunca más", "nunca más", "nunca más". Hasta que la locura se hace dueña del espacio y sume a la casa en oscuridad. Las lágrimas se escapan. La puerta se cierra. Fundido a negro.
MaxPower
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
21 de agosto de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine esperaba algo grande de Steve McQueen tras su apoteósico estreno como director con 'Hunger', un violento drama carcelario ambientado en el IRA en el que Michael Fassbender puso al límite su cuerpo golpeando la conciencia del espectador. En 'Shame', es el mismo Fassbender quien lleva al extremo su conciencia en un filme donde el cuerpo vuelve a colapsar la pantalla, pero esta vez de un modo más provocativo.

Brandon es un adicto a la pornografía y al sexo, en citas sin futuro y encuentros de una noche. Su aparente vida sin límites se ve trastocada con la aparición de su hermana Sissy (Carey Mulligan), una joven soñadora e incomprendida en su mundo de Peter Pan. Con su ayuda inconsciente, Brandon pronto descubre lo inestable que es su vida, dominada por la soledad y una obsesión por el sexo llevada al extremo.

Es precisamente de vergüenza (traducción del inglés) de lo que nos habla la cinta, del vacío del alma. El protagonista recorre un trayecto de desesperación donde cada puerta es un nivel más de morbosidad. Lo curioso es que no se nos describe al típico ser marginal, con un trabajo odioso y carente de amigos. Se trata de un mediano empresario holgado de dinero, con un lujoso apartamento en Nueva York y sin compromisos de pareja, pero lleno en cambio de soledad e incomprensión.

Es un filme muy serio imperado por el silencio, con diálogos escasos pero precisos, y con una madurez incuestionable que no tapa en cambio alguna nota de humor. El director ha sabido jugar bien con la tensión, la música y el montaje, para introducir al espectador en su particular orgía de primeros planos. Escenas explícitas llevadas al límite del deseo, al orgasmo y al instinto más animal.

'Shame' es sin duda uno de los platos fuertes de 2012. Recomendada para todos aquellos que buscan apreciar el cine como expresión del alma humana.
MaxPower
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow