Si en el especial del Doctor Who <<La novia fugitiva>> pudimos ver como actua el doctor sin un acompañante, aquí esa cuestión se eleva a la enésima potencia.

En "Las aguas de Marte" podemos observar en todo su esplendor el papel que desempeña el acompañante del Doctor, pues sin el vemos claramente la verdadera cara de éste, su temor a volverse un dios que da y que puede arrebatar, su temor en convertirse en un genocida se va apaciguando en los últimos veinte minutos finales de éste genial episodio en el que el Doctor nos muestra su faceta más arrogante en la que no solo asume un papel de Dios, sino que además se cree con derecho a cambiar las reglas del tiempo.

Con un reparto sensacional, buenas actuaciones, alienígenas cada vez más tétricos, una ambientación excelente, un guión más excelente aún nos plantamos en uno de los mejores capítulos de la serie.

No se la pierdan.

No tengo palabras para describir lo bella que es ésta película y lo emocionante que es volver a verla cada día de navidad, ya desde sus magistrales títulos de crédito acompañados por la impagable banda sonora de Danny Elfman hasta el final que se ha convertido en uno de los más memorables de la historia del cine.

Llegados a éste punto tenemos que preguntarnos ¿Quien es Eduardo Manostijeras?

Eduardo es lo extraordinario, lo fugaz, la parte más humana del ser humano, la inocencia, el talento excepcional salido de su mundo interior que el plasma en sus esculturas, pero sobretodo Eduardo es el amor, el amor puro y sincero.

La película es esencialmente una fábula o más bien un cuento que una anciana le relata a su nieta concerniente a sus experiencias con Eduardo y el choque entre éste ser extraordinario y la gente "normal".

De algún modo se podría decir que incluso roza el género ensayístico en el que vemos como un ser extraordinario es en un principio acogido de buena fe aparente por éstos individuos normales, los cuales les motiva sobretodo la curiosidad, curiosidad causada principalmente por sus monótonas vidas (impresionante como en unas pocas escenas se puede condensar esa monotoneidad viendo como la rutina diaria de ese ficticio vecindario consiste básicamente en que los padres de familia van al trabajo por la mañana en coche a la misma hora mientras los niños van al colegio y las madres se quedan en casa).

Otro elemento que choca contra con éste ser extraordinario es la hipocresía del vecindario, a medida que avanza la película podemos ver como las máscaras de los aparentemente buena gente del vecindario se va cayendo y como choca frontalmente contra Eduardo, que es bondad pura, la farsa se acaba y Eduardo empieza a ser repudiado salvo por una sola persona que llegará a entenderle e incluso a amarle como es.

En síntesis se podría decir que la premisa de contenido material de la película o mejor dicho; la tesis es que los seres extraordinarios están condenados a ser repudiados a la corta o como en éste caso a la larga por la gente denominada "normal".

Y análogamente Tim Burton es Eduardo, es su alter ego. Puede sonar muy exagerado pero es así, es un artista con un talento sin igual, su sello es tan único que le convierte en un ser extraordinario y que se siente alienado del cine convencional.

Eduardo Manostijeras es la obra cumbre de un ser extraordinario y una de las mejores películas de todos los tiempos que ni siquiera recibió la acogida que se merecía en los oscars otorgándole solo una nominación al mejor maquillaje.

Tras es magnífico final de la segunda temporada (y posiblemente el más trágico de la serie) comienza éste episodio especial de navidad en el que vemos durante los primeros planos a un Doctor que se ha quedado solo en la TARDIS tras decir adiós a su acompañante, pero unos instantes después aparece en dentro de la nave un polizón o mejor dicho una polizona vestida de novia.

Aquí arranca uno de los especiales de navidad que si va a tener cierta trascendencia en el resto de la serie y en el que vemos por primera vez a Catherine Tate encarnando a Dona Noble o como reza el título de este especial: La Novia a la Fuga.

Los hechos más llamativos del especial no son en realidad los concernientes a la trama entre el Doctor y la misteriosa y "borde" novia, sino a como reacciona y actua el doctor sin una acompañante humana. Aquí podemos apreciar bien el papel fundamental del acompañante y la naturaleza del doctor.

Podriamos decir que la acompañante es el "pepito grillo" del Doctor, es una gran parte de su conciencia y un mecanismo de frenado para evitar que el Doctor abandone su actitud pacifista por una conducta genocida.

En conclusión se puede decir que es un especial interesante, se puede ver muy bien y va a tener su trascendencia en la serie.

Nota: 7,2

Hubo un tiempo en el que A24 era capaz de ofrecer, a un público harto de superhéroes y películas panfletarias, un tipo de cine con propuestas interesantes y arriesgadas. Nos dio a conocer una nueva hornada de voces interesantes como Ari Aster, los hermanos Safdie, Alex Garland, Sean Baker o Rose Glass, cuyos proyectos se convirtieron en referentes e influencias directas en otros cineastas posteriores. A24 estaba llamado a ser uno de los últimos bastiones del séptimo arte, uno de esos espacios donde la corrección política y las agendas no tendrían cabida —y de tenerla sería de una forma moderada y siempre al servicio de la historia que se está contando.

Pues bien, empieza a haber señales inequívocas de que ese gran sueño llamado A24 está comenzando a colapsar. No se trata solo de que la mayoría de voces prometedoras que nos presentó tiempo atrás, como Ari Aster, hayan entrado en un círculo vicioso de defecar abortos cinematográficos, como “Beau is Afraid”, y hacernos creer que son obras maestras incomprendidas. Resulta que ahora, y más concretamente desde el inmerecido éxito de “Todo a la vez en todas partes”, A24 se ha convertido en otro sumidero más de la agenda política de turno.

Me explico;

“Saint Maud”—la ópera prima que Rose Glass nos brindó en el año 2019— era un thriller psicológico que sabía a dónde quería ir y cómo llegar. En conjunto no era una película redonda, pero sin lugar a dudas era espeluznante—para bien—en algunos de sus pasajes y muy interesante en su forma de abordar un trastorno esquizofrénico alimentado por el fanatismo religioso. Su protagonista era una inmensa Morfydd Clark que se comía la pantalla hasta el punto de que era imposible pensar en otra actriz para ese papel.
Dicho de otro modo, el debut de Rose Glass era una cinta con sentido, lógica, cierta originalidad, muy cuidada en todos sus apartados y el hecho de que estuviese protagonizada por un elenco femenino no se percibía como algo que estuviese metido con calzador.
Cinco años después—tiempo más que suficiente para regresar con un proyecto interesante debajo del brazo—, Glass nos presenta un aborto cinematográfico marca A24 contemporáneo titulado “Love Lies Bleeding”.
Al contrario que “Saint Maud”, nos encontramos frente a una película hueca, sin argumento, sin rumbo, efectista y que no ha sabido entender bien las fuentes de las que bebe. Es un cruce muy extraño de géneros que no terminan de estar en comunión, de hecho, uno no termina de saber si está frente a un drama romántico, un thriller criminal o una película de explotación mal estructurada. Hay momentos en los que uno parece estar viendo una comedia negra de los Hermanos Coen y al rato siguiente un thriller neo-noir de Nicolas Winding Refn, pero sin lógica ni sentido. Las escenas que pretenden ser chocantes o perturbadoras no logran el impacto de la primera obra de Glass, y eso ocurre en gran parte porque no están construidas sobre una base argumental sólida, están ahí porque sí, para molar. El elenco de actrices hace lo que puede en medio de este caos —Kristen Stewart sigue en su línea de hacer que más de uno se lave la boca a la hora de hablar mal de su capacidad como artista—, pero su inclusión en este relato obedece más a criterios de corrección política e inclusividad que a otra cosa.

Dicho de otro modo, “Love Lies Bleeding” es el arquetipo de cine imperante de hoy en día, que no va de nada, que es muy chula visualmente hablando, que tira de la nostalgia de otras épocas y que gusta mucho a la industria cinematográfica actual porque incorpora temas relacionados con el empoderamiento femenino, la masculinidad tóxica y la homosexualidad.

Y si esto se tratase de un hecho aislado, no me importaría demasiado, pero A24 lleva un par de años conformándose con ser el tuerto en el reino de los ciegos. A las pruebas me remito: “All Dirt Roads Taste of Salt” es mediocre e inclusive porque si, “Beau Is Afraid” es un aborto cinematográfico, “Earth Mama” es feminismo de tercera fila, “Priscilla” es una mediocridad pretenciosa fruto de una hija del nepotismo imperante, y suma y sigue… y cada vez peor.

En fin, hubo una vez un sueño llamado A24, pero al final todos acabamos despertando.

No tengo muy buenas vibraciones con éste remake de la genial serie británica "Skins", lo que he visto hasta ahora es un copiar y pegar de la serie original cambiando la ambientación, los nombres de los personajes y los estilos de éstos.

No se porque los americanos tienen la manía de copiar siempre los productos de calidad, ésto dice muy poco de su capacidad creativa, lo único que hacen últimamente es adaptar novelas, relatos cortos o hacer remakes, jamás pensé que ésto lo hiciesen incluso con series pero me equivocaba.

Y otra gran sorpresa es que los mismos creadores de la original son los que han creado el remake, esto si que es algo incomprensible.

Solo espero que éste remake americano no acabe desvirtuando la serie original.