You must be a loged user to know your affinity with SCuenca
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

5.8
29,457
7
1 de septiembre de 2012
1 de septiembre de 2012
62 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrew Dominik es muy consciente del mensaje que quiere dejarnos. De que cuando pasen treinta años o sesenta hubo una época de nuestro tiempo marcada por la crisis que el propio director se encarga de reflejarnos todo el rato de forma casi directa. Que mientras dos pazguatos roban en una partida de póquer sin ser conscientes de que van a ser hombres muertos y el matón de Brad Pitt va ir tras ellos, la crisis estuvo ahí. Que tras la maraña de diálogos que hay, se esconde un telón de fondo bastante grande.
El film es en su esencia lo que he comentado, diálogos. Su trama pasa a ser secundaria, sin llegar a tener más importancia que las palabras que hablan. La puesta en escena de Gandolfini es impecable, pero su personaje acaba siendo desaprovechado, como si estuviera demasiado inflado de aire para al final soltar unas palabras que se las acaba llevando el viento. Una verborrea excesiva que concluye con Brad Pitt acaparando aún más los focos. Aún así, no desprecio ni un ápice el trabajo del neojerseyano, puesto que la dirección es la que no ha sabido aprovechar mejor al actor. Pitt da vida a Cogan, un asesino a sueldo que será contratado para acabar con los dos que robaron en la partida de póquer. Implacable interpretación de Pitt dando vida a un más que creíble asesino a sueldo con la frialdad necesaria para manejar el asunto que le han encomendado. Es destacable también ver la perspectiva que Cogan tiene sobre los negocios. Como, pese a ser un personaje aparentemente distante, llegamos a conocer a través de sus diálogos, escuchando algunas confesiones que pueden dejar al espectador con los pelos de punta. Brillante Brad Pitt sin duda. Y entre medio de todo “el tinglao” quiero mencionar a Ray Liotta y a Ben Mendelsohn. Ambos son destacables.
Otro de los aspectos que me han gustado, son los largos silencios que transcurren en el film (destacable la entrada y salida al edificio donde van a realizar el robo). Son silencios fríos, los cuales me han mantenido en tensión, expectante ante cualquier suceso inesperado.
Dominik, al igual que en su anterior film, logra realizar una buena película que quizás es algo espesa en cuanto a diálogos, lo que no quiere decir que no sean nada interesantes.
El film es en su esencia lo que he comentado, diálogos. Su trama pasa a ser secundaria, sin llegar a tener más importancia que las palabras que hablan. La puesta en escena de Gandolfini es impecable, pero su personaje acaba siendo desaprovechado, como si estuviera demasiado inflado de aire para al final soltar unas palabras que se las acaba llevando el viento. Una verborrea excesiva que concluye con Brad Pitt acaparando aún más los focos. Aún así, no desprecio ni un ápice el trabajo del neojerseyano, puesto que la dirección es la que no ha sabido aprovechar mejor al actor. Pitt da vida a Cogan, un asesino a sueldo que será contratado para acabar con los dos que robaron en la partida de póquer. Implacable interpretación de Pitt dando vida a un más que creíble asesino a sueldo con la frialdad necesaria para manejar el asunto que le han encomendado. Es destacable también ver la perspectiva que Cogan tiene sobre los negocios. Como, pese a ser un personaje aparentemente distante, llegamos a conocer a través de sus diálogos, escuchando algunas confesiones que pueden dejar al espectador con los pelos de punta. Brillante Brad Pitt sin duda. Y entre medio de todo “el tinglao” quiero mencionar a Ray Liotta y a Ben Mendelsohn. Ambos son destacables.
Otro de los aspectos que me han gustado, son los largos silencios que transcurren en el film (destacable la entrada y salida al edificio donde van a realizar el robo). Son silencios fríos, los cuales me han mantenido en tensión, expectante ante cualquier suceso inesperado.
Dominik, al igual que en su anterior film, logra realizar una buena película que quizás es algo espesa en cuanto a diálogos, lo que no quiere decir que no sean nada interesantes.

6.9
28,620
9
12 de abril de 2010
12 de abril de 2010
38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Alex Proyas, después de deleitarnos con El cuervo (1994), hizo esta cinta llena de fantasía en la que se abordan ciertos temas de complejidad desde la originalidad y conjugando géneros tan dispares como el cine negro y el expresionismo.
La película comienza mostrándonos al protagonista principal, John Murdock (Rufus Sewell), que tras despertarse con una grave amnesia en la bañera de un hotel y totalmente desconcertado por lo que ha ocurrido, descubre que la policía le busca, acusándole de matar a una serie de prostitutas. Además, otro grupo de personas bautizado como “Ocultos”, también está interesado en saber de su paradero.
Me picaba la curiosidad por ver a Rufus Sewell haciendo el rol de bueno, después de haberle visto en varios papeles encarnando a un villano. Si en El Ilusionista cautivó con su magnífica interpretación del príncipe Leopold, aquí vuelve a demostrar que es un gran actor, que por desgracia está muy desaprovechado. Cumple a la perfección el papel de confuso protagonista que lentamente comprenderá la situación que le rodea y la importancia de la misma. Durante la trama tendrá varios encuentros con un misterioso personaje que será la clave principal para averiguar qué es lo que ocurre. Dicho personaje es el doctor Daniel P . Schreber representado por Kiefer Sutherland. William Hurt será quien de vida al policía que lleva el caso. Su carácter es la de un tipo minucioso que parece ser y estar seguro siempre de todo, pero que a medida que vemos la cinta comprobaremos que se encuentra en ante un rompecabezas que es incapaz de resolver. Jennifer Connelly (Érase una vez en América, Requiem por un sueño) será quien interprete el papel de la mujer de Murdock. Una mujer aparentemente sencilla, guapa y que está plenamente enamorada del susodicho.
Las transformaciones nocturnas de la ciudad que se van contemplando durante toda la película se hacen posible gracias a los elaborados efectos especiales que envuelven a la cinta. La estética retorcida de los edificios, los mundos sobre y bajo la tierra son una clara influencia de la película Metropolis, mientras la estética deprimente tiene un cierto parentesco con Blade Runner. Un avanzado estilo visual que ha terminado influyendo tanto en el cine que ha creado escuela.
Otro de los temas de gran interés que abarca esta película es la búsqueda y definición de la identidad. Pocas películas lo han abordado con tal seriedad, fascinación y consistencia como Dark City. Otro de los temas importantes de la película es ver como unas personas manipulan a otras para ver cómo actúan y se comportan psicológicamente.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
La película comienza mostrándonos al protagonista principal, John Murdock (Rufus Sewell), que tras despertarse con una grave amnesia en la bañera de un hotel y totalmente desconcertado por lo que ha ocurrido, descubre que la policía le busca, acusándole de matar a una serie de prostitutas. Además, otro grupo de personas bautizado como “Ocultos”, también está interesado en saber de su paradero.
Me picaba la curiosidad por ver a Rufus Sewell haciendo el rol de bueno, después de haberle visto en varios papeles encarnando a un villano. Si en El Ilusionista cautivó con su magnífica interpretación del príncipe Leopold, aquí vuelve a demostrar que es un gran actor, que por desgracia está muy desaprovechado. Cumple a la perfección el papel de confuso protagonista que lentamente comprenderá la situación que le rodea y la importancia de la misma. Durante la trama tendrá varios encuentros con un misterioso personaje que será la clave principal para averiguar qué es lo que ocurre. Dicho personaje es el doctor Daniel P . Schreber representado por Kiefer Sutherland. William Hurt será quien de vida al policía que lleva el caso. Su carácter es la de un tipo minucioso que parece ser y estar seguro siempre de todo, pero que a medida que vemos la cinta comprobaremos que se encuentra en ante un rompecabezas que es incapaz de resolver. Jennifer Connelly (Érase una vez en América, Requiem por un sueño) será quien interprete el papel de la mujer de Murdock. Una mujer aparentemente sencilla, guapa y que está plenamente enamorada del susodicho.
Las transformaciones nocturnas de la ciudad que se van contemplando durante toda la película se hacen posible gracias a los elaborados efectos especiales que envuelven a la cinta. La estética retorcida de los edificios, los mundos sobre y bajo la tierra son una clara influencia de la película Metropolis, mientras la estética deprimente tiene un cierto parentesco con Blade Runner. Un avanzado estilo visual que ha terminado influyendo tanto en el cine que ha creado escuela.
Otro de los temas de gran interés que abarca esta película es la búsqueda y definición de la identidad. Pocas películas lo han abordado con tal seriedad, fascinación y consistencia como Dark City. Otro de los temas importantes de la película es ver como unas personas manipulan a otras para ver cómo actúan y se comportan psicológicamente.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El compositor Trevor Jones logra que la música sea uno de los elementos más importantes, siendo ésta constante durante toda la película. Esto sólo es posible lograrlo en cintas donde realmente su atmósfera es cargada y muy característica. Esto ayuda aún más a impulsar esa estética perseguida por Proyas. Experimenta con sonidos densos y fuertes que son decisivos en varias escenas. Este músico de origen sudafricano ha realizado otras grandes bandas sonoras para películas como Excalibur, El último mohicano o Notting Hill.

5.6
71,703
8
26 de abril de 2011
26 de abril de 2011
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, me gustó y mucho “60 segundos”. Porque tiene ritmo, es entretenida y encima destaca por encima de otras películas vistas sobre automovilismo. Y voy a decirles si me lo permiten las razones de por qué vale la pena ver está película.
En primer lugar, tiene una buena historia, en la que el protagonista, “Memphis” (Nicolas Cage), tiene que robar cincuenta coches ¡en una sola noche! Por si fuera poco, lo que debe robar son modelos específicos para entregarlos a Raymond Vincent Calitri (Christopher Eccleston), quien ha amenazado a “Memphis” de que si no consigue tal proeza, matará a su hermano.
En segundo lugar, el reparto formado por Nicolas Cage (“Teniente corrupto“, 2009) Robert Duvall, Angelina Jolie y Scott Caan entre otros, llama la atención a primera vista, por lo que ya nos encontramos un aliciente más para ver la película por si la trama no nos llega a convencer del todo. Además, a Nicolas Cage este papel le va como anillo al dedo interpretando a un ladrón de coches que está ya retirado pero que se ve obligado a volver a las andadas para salvar a su hermano. La verdad es que aquí me ha gustado mucho su interpretación, a la que le da su toque personal que siempre es un gusto ver. Robert Duvall (“Open Range“, 2003) también tiene su protagonismo dando vida a Otto Halliwell, el mentor de “Memphis” que lleva una vida tranquila en un taller donde se dedica a restaurar automóviles y que tras la visita del protagonista, volverá de nuevo a las andadas para poder organizar el robo. Angelina Jolie (“El intercambio“, 2008) da vida a Sara Wayland, ex novia de “Memphis” que duda a la hora de ayudarlo en este arriesgado gran golpe de una noche. Correcta Jolie que no pasa inadvertida al dejar claro una vez más que la sensualidad es uno de sus puntos fuertes.
El tercer y último argumento por el cual vale la pena ver esta película es sin lugar a dudas su música, que es por encima de todo, excelente. Porque no tiene desperdicio y porque es lo que ha logrado dar a la película ese ritmo trepidante y veloz que otras cintas sobre automovilismo no consiguen. Porque llega a coexistir una simbiosis entre la música y la concentración de los protagonistas a la hora de robar los coches que también me ha gustado y que pocas veces he visto. Trevor Rabin se encarga de crear la “score” con quince temas cargados de adrenalina y velocidad muy acordes con la trama. Paralelamente al trabajo realizado por Rabin, nos encontramos una BSO muy adecuada en la que participan varios artistas como Moby, con el tema “Flower” que sonará al empezar la película, Apollo 440 con su “Stop The Rock” o War con “Low Rider” entre otros.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
En primer lugar, tiene una buena historia, en la que el protagonista, “Memphis” (Nicolas Cage), tiene que robar cincuenta coches ¡en una sola noche! Por si fuera poco, lo que debe robar son modelos específicos para entregarlos a Raymond Vincent Calitri (Christopher Eccleston), quien ha amenazado a “Memphis” de que si no consigue tal proeza, matará a su hermano.
En segundo lugar, el reparto formado por Nicolas Cage (“Teniente corrupto“, 2009) Robert Duvall, Angelina Jolie y Scott Caan entre otros, llama la atención a primera vista, por lo que ya nos encontramos un aliciente más para ver la película por si la trama no nos llega a convencer del todo. Además, a Nicolas Cage este papel le va como anillo al dedo interpretando a un ladrón de coches que está ya retirado pero que se ve obligado a volver a las andadas para salvar a su hermano. La verdad es que aquí me ha gustado mucho su interpretación, a la que le da su toque personal que siempre es un gusto ver. Robert Duvall (“Open Range“, 2003) también tiene su protagonismo dando vida a Otto Halliwell, el mentor de “Memphis” que lleva una vida tranquila en un taller donde se dedica a restaurar automóviles y que tras la visita del protagonista, volverá de nuevo a las andadas para poder organizar el robo. Angelina Jolie (“El intercambio“, 2008) da vida a Sara Wayland, ex novia de “Memphis” que duda a la hora de ayudarlo en este arriesgado gran golpe de una noche. Correcta Jolie que no pasa inadvertida al dejar claro una vez más que la sensualidad es uno de sus puntos fuertes.
El tercer y último argumento por el cual vale la pena ver esta película es sin lugar a dudas su música, que es por encima de todo, excelente. Porque no tiene desperdicio y porque es lo que ha logrado dar a la película ese ritmo trepidante y veloz que otras cintas sobre automovilismo no consiguen. Porque llega a coexistir una simbiosis entre la música y la concentración de los protagonistas a la hora de robar los coches que también me ha gustado y que pocas veces he visto. Trevor Rabin se encarga de crear la “score” con quince temas cargados de adrenalina y velocidad muy acordes con la trama. Paralelamente al trabajo realizado por Rabin, nos encontramos una BSO muy adecuada en la que participan varios artistas como Moby, con el tema “Flower” que sonará al empezar la película, Apollo 440 con su “Stop The Rock” o War con “Low Rider” entre otros.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El misticismo que existe entre el protagonista y el coche (Eleanor) es curioso. Ver la forma con la que “Memphis” llega a conectar con ese Ford Shelby Mustang GT500 de 1967 es algo que pocas veces se ve en un film de automovilismo en la que el hombre intenta congeniar con la máquina para que nada vaya mal. Todo el proceso que hay antes de realizar cada robo, la búsqueda de todos los vehículos específicos y el lenguaje que utilizan, son otro punto a su favor.
Porque son cincuenta coches los que hay que robar en una noche y cada uno de ellos tiene un nombre propio, el de una mujer. Así que para que la policía no sospeche, los ladrones de coches utilizarán un código específico que sólo ellos comprenden. Así pues, cuando estén hablando de ir a por Eleanor y Dorothy, querrán decir que van a por el Ford Shelby Mustang GT500 de 1967 y el Mercedes-Benz 300 SL de 1957.
No me olvido tampoco de los planos que dedican a los bellos automóviles que salen en el film, que no son pocos y es comprensible que muchos de ellos los veamos de pasada, mientras otros como el Ford Shelby Mustang o diversas gamas de Ferraris adquieren más protagonismo, al mostrarnos el director más planos de ellos. Aún así, es una gozada poder ver todo tipo de vehículos en un film como este.
La única pega grande que tiene “60 segundos” son los detectives de policía que van tras ellos, que son menos creíbles que una patata volando. Unos detectives encarnados por Timothy Olyphant (“Deadwood“, 2004) y Delroy Lindo que parecían los típicos policías cómicos que “persiguen a los malos porque es lo que hay que hacer”. No sé, creo que desde el minuto 1 es demasiado predecible lo que va a ocurrir con ellos, así que quitando la “cagarruta” de los detectives, la película es muy buena.
Porque son cincuenta coches los que hay que robar en una noche y cada uno de ellos tiene un nombre propio, el de una mujer. Así que para que la policía no sospeche, los ladrones de coches utilizarán un código específico que sólo ellos comprenden. Así pues, cuando estén hablando de ir a por Eleanor y Dorothy, querrán decir que van a por el Ford Shelby Mustang GT500 de 1967 y el Mercedes-Benz 300 SL de 1957.
No me olvido tampoco de los planos que dedican a los bellos automóviles que salen en el film, que no son pocos y es comprensible que muchos de ellos los veamos de pasada, mientras otros como el Ford Shelby Mustang o diversas gamas de Ferraris adquieren más protagonismo, al mostrarnos el director más planos de ellos. Aún así, es una gozada poder ver todo tipo de vehículos en un film como este.
La única pega grande que tiene “60 segundos” son los detectives de policía que van tras ellos, que son menos creíbles que una patata volando. Unos detectives encarnados por Timothy Olyphant (“Deadwood“, 2004) y Delroy Lindo que parecían los típicos policías cómicos que “persiguen a los malos porque es lo que hay que hacer”. No sé, creo que desde el minuto 1 es demasiado predecible lo que va a ocurrir con ellos, así que quitando la “cagarruta” de los detectives, la película es muy buena.

6.8
12,446
9
1 de enero de 2012
1 de enero de 2012
35 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
La persona que me acompañó al cine a ver “Jane Eyre” me dijo tres verdades como un templo respecto a porqué este film es tan bueno.
El primer motivo, es la visión de la mujer que se nos ofrece. Siendo “adiestrada” con dureza y crueldad para una vez domesticada sirva al hombre en lo que sea, quedando en este lugar el sexo femenino por los suelos. A su vez, el film nos presenta a Jane Eyre como ese símbolo de rebeldía y de revolución que no está dispuesta a aguantar ni un ápice más de ser subordinada por nada ni por nadie.
En segundo lugar, la diferencia de razón social, poder y económica. Las sirvientas vistas como una raza inferior despreciable y que para nada puede relacionarse con la clase alta. El poder que ejercen los hombres, siendo los que mandan a diferencia de las mujeres. Tener autoridad también es significado de controlar la economía, por lo que las mujeres serán las que tengan que trabajar mientras el dueño de la casa está de viaje.
En tercer lugar, nos explica una historia de amor que supera todos los obstáculos que se encuentra. El relato de una niña huérfana llamada Jane Eyre (Mia Wasikowska) que tras ser internada en un orfanato y haber crecido, se convertirá en la nueva institutriz de la casa del Sr. Rochester (Michael Fassbender).
El dúo Wasikowska/Fassbender funciona muy bien y prueba de ello es que a niveles interpretativos ambos realizan una excelente puesta en escena. Wasikowska (“Alicia en el País de las Maravillas“, 2010) interpreta a una mujer segura de sí misma, valiente y capaz de luchar por lo que quiere. Con un triste pasado a sus espaldas que no está dispuesta a aceptar. El resto del peso de la balanza reposa en Michael Fassbender (“Centurión“, 2010), quien da vida al Sr. Rochester, dueño de la mansión de Thornfield. Un hombre que en principio menosprecia o no tiene en consideración la labor de las criadas hasta que conoce a Jane Eyre, con quien congeniará hasta tal punto que acabará siendo su máximo confidente.
Grandiosa interpretación de Fassbender que es capaz de dotar de ternura y sentimientos a un personaje frio y robusto. Jamie Bell (“Resistencia“, 2008) interpreta al joven párroco John Rivers, un hombre humilde que vive con sus hermanas. Judi Dench (“Quantum of Solace“, 2008) interpreta a Sra. Fairfax, la ama de llaves de Thornfield. El personaje de Dench representa todo lo contrario al de Wasikowska puesto que es una mujer mayor, débil y entregada a su amo, el Sr. Rochester. La diferencia más grande quizás sea que la señora Fairfax es incapaz de tener la valentía que tiene Jane Eyre para plantarle cara al hombre.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
El primer motivo, es la visión de la mujer que se nos ofrece. Siendo “adiestrada” con dureza y crueldad para una vez domesticada sirva al hombre en lo que sea, quedando en este lugar el sexo femenino por los suelos. A su vez, el film nos presenta a Jane Eyre como ese símbolo de rebeldía y de revolución que no está dispuesta a aguantar ni un ápice más de ser subordinada por nada ni por nadie.
En segundo lugar, la diferencia de razón social, poder y económica. Las sirvientas vistas como una raza inferior despreciable y que para nada puede relacionarse con la clase alta. El poder que ejercen los hombres, siendo los que mandan a diferencia de las mujeres. Tener autoridad también es significado de controlar la economía, por lo que las mujeres serán las que tengan que trabajar mientras el dueño de la casa está de viaje.
En tercer lugar, nos explica una historia de amor que supera todos los obstáculos que se encuentra. El relato de una niña huérfana llamada Jane Eyre (Mia Wasikowska) que tras ser internada en un orfanato y haber crecido, se convertirá en la nueva institutriz de la casa del Sr. Rochester (Michael Fassbender).
El dúo Wasikowska/Fassbender funciona muy bien y prueba de ello es que a niveles interpretativos ambos realizan una excelente puesta en escena. Wasikowska (“Alicia en el País de las Maravillas“, 2010) interpreta a una mujer segura de sí misma, valiente y capaz de luchar por lo que quiere. Con un triste pasado a sus espaldas que no está dispuesta a aceptar. El resto del peso de la balanza reposa en Michael Fassbender (“Centurión“, 2010), quien da vida al Sr. Rochester, dueño de la mansión de Thornfield. Un hombre que en principio menosprecia o no tiene en consideración la labor de las criadas hasta que conoce a Jane Eyre, con quien congeniará hasta tal punto que acabará siendo su máximo confidente.
Grandiosa interpretación de Fassbender que es capaz de dotar de ternura y sentimientos a un personaje frio y robusto. Jamie Bell (“Resistencia“, 2008) interpreta al joven párroco John Rivers, un hombre humilde que vive con sus hermanas. Judi Dench (“Quantum of Solace“, 2008) interpreta a Sra. Fairfax, la ama de llaves de Thornfield. El personaje de Dench representa todo lo contrario al de Wasikowska puesto que es una mujer mayor, débil y entregada a su amo, el Sr. Rochester. La diferencia más grande quizás sea que la señora Fairfax es incapaz de tener la valentía que tiene Jane Eyre para plantarle cara al hombre.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los temas de Dario Marinelli están tocados con una excelente finura que complementan esa frialdad, miedo y estupor que sienten los protagonistas. Son temas preciosos que da gusto escucharlos después de ver el film. De entre los temas, los más destacados son: “Awaken”, “My Edward And I” y “Jane’s Escape”.
El film de Cary Fukunaga llega a calar hondo en el espectador siendo sin duda el mejor drama romántico del 2011 que he visto en donde las interpretaciones son sublimes, la ambientación es magnífica y su historia engancha desde el principio.
El film de Cary Fukunaga llega a calar hondo en el espectador siendo sin duda el mejor drama romántico del 2011 que he visto en donde las interpretaciones son sublimes, la ambientación es magnífica y su historia engancha desde el principio.

6.2
22,032
6
5 de abril de 2013
5 de abril de 2013
57 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver una película de Steven Soderbergh (“Ocean’s eleven“, 2001) es arriesgarte a que lo que vayas a ver te acabe gustando, o bien acabes mosqueado y decepcionado. Personalmente, el director es muy irregular respecto a los films que ha ido haciendo. En “Efectos secundarios”, vuelve a tropezar, dejándose llevar por los tópicos con escenas (la del metro, siendo un puro calco de “Shame”, 2011) en las que intenta o pretende que el espectador entre en tensión, sin éxito, debido a que o bien se adelante al suceso y está fuera de contexto o bien te es indiferente. Su historia empieza con Emily (Rooney Mara), una chica que tras salir su marido de la cárcel empieza a acarrear una depresión de la que no ve salida alguna, tomando la determinación de, en un intento fallido, quitarse la vida. Ya en el hospital, el doctor Jonathan Banks (Jude Law) será el encargado de tratarla a base de medicamentos para lograr su mejora. Emily empieza a realizar acciones involuntarias a partir de un nuevo fármaco que se le es administrado, lo que desembocará en trágicas consecuencias.
Lo que me mosquea precisamente de “Efectos secundarios” son dos cosas. La primera, desaprovechar una trama que acaba convirtiéndose en un culebrón amoroso, echando a perder una buena historia. Lo segundo, el disgusto de ver de nuevo cómo actores de gran nivel como Channing Tatum (“Magic Mike“, 2012) o Catherine Zeta-Jones (“La trama“, 2013) no pueden mostrar su totalidad intepretativa, estando limitados a gozar de menos minutos y ser simples secundarios a favor de Rooney Mara (“La red social“, 2011). La actriz, no logra encandilarme esta vez, encontrando su interpretación forzada, seca y que no me transmite nada. Es un personaje vacío. Jude Law (“Sherlock Holmes“, 2009) es el único que se salva de este despiporre, siendo su actuación muy correcta y salvando la cinta al cargar con el peso argumental de la mitad al final.
Os voy a explicar por qué la película se va al traste, pudiendo haber sido algo más que un culebrón de mediodía. Soderbergh hace una magistral incursión en el mundo de la parafarmacia haciendo un excelente análisis del mundo que hay detrás de las pastillas que toman los pacientes. Recrea muy detalladamente la cadena que hay desde las grandes empresas que tienen acciones en bolsa, pasando por representantes de las corporaciones, quienes se ponen en contacto con los doctores (aquí es donde entra Jude Law) o médicos para que éstos últimos acaben suministrando las pastillas a los pacientes (Rooney Mara). Una escala piramidal en la que no se escatima en mostrar los contratos multimillonarios que pactan empresa y doctor para administrar fármacos que no se sabe qué efectos pueden producir en un ser humano, siendo los pacientes en ocasiones meros conejillos de indias.
Me gusta el engatusamiento que realiza el personaje de Jude Law para encasquetar cualquier medicamento, por muy peligroso que sea, a un paciente con frases como “con esto te acabarás sintiendo mejor” o “esto te irá bien para tal”; el papel que se refleja de los doctores es el de personas eruditas, las cuales nunca te darían algo en contra de tu salud, siendo individuos que tienen un prestigio, pero cuando algo falla y esa reputación peligra, son los primeros en lavarse las manos.
Pero como digo, todo eso se queda en un esbozo sin acabar, dejándonos con una idea en la que no profundiza más, tirando al traste una notable película en la que inexplicablemente da un giro de 360 grados, pasando de algo que iba muy bien a algo meramente correcto. Y si “Efectos secundarios” hubiera acabado del modo en el que empezó, estoy totalmente seguro que tanto la lentitud constante como el poco provecho de los actores del reparto, hubieran pasado menos factura, quedando en un segundo plano tranquilamente. Si hay una buena historia, puedes pasarlo, pero si hay una historia a medias, acabas pensando más en lo que no te ha gustado. Es entonces cuando una vez sales del cine, recuerdas más por qué no te ha llegado a calar, que lo que podría haber sido.
Lo que me mosquea precisamente de “Efectos secundarios” son dos cosas. La primera, desaprovechar una trama que acaba convirtiéndose en un culebrón amoroso, echando a perder una buena historia. Lo segundo, el disgusto de ver de nuevo cómo actores de gran nivel como Channing Tatum (“Magic Mike“, 2012) o Catherine Zeta-Jones (“La trama“, 2013) no pueden mostrar su totalidad intepretativa, estando limitados a gozar de menos minutos y ser simples secundarios a favor de Rooney Mara (“La red social“, 2011). La actriz, no logra encandilarme esta vez, encontrando su interpretación forzada, seca y que no me transmite nada. Es un personaje vacío. Jude Law (“Sherlock Holmes“, 2009) es el único que se salva de este despiporre, siendo su actuación muy correcta y salvando la cinta al cargar con el peso argumental de la mitad al final.
Os voy a explicar por qué la película se va al traste, pudiendo haber sido algo más que un culebrón de mediodía. Soderbergh hace una magistral incursión en el mundo de la parafarmacia haciendo un excelente análisis del mundo que hay detrás de las pastillas que toman los pacientes. Recrea muy detalladamente la cadena que hay desde las grandes empresas que tienen acciones en bolsa, pasando por representantes de las corporaciones, quienes se ponen en contacto con los doctores (aquí es donde entra Jude Law) o médicos para que éstos últimos acaben suministrando las pastillas a los pacientes (Rooney Mara). Una escala piramidal en la que no se escatima en mostrar los contratos multimillonarios que pactan empresa y doctor para administrar fármacos que no se sabe qué efectos pueden producir en un ser humano, siendo los pacientes en ocasiones meros conejillos de indias.
Me gusta el engatusamiento que realiza el personaje de Jude Law para encasquetar cualquier medicamento, por muy peligroso que sea, a un paciente con frases como “con esto te acabarás sintiendo mejor” o “esto te irá bien para tal”; el papel que se refleja de los doctores es el de personas eruditas, las cuales nunca te darían algo en contra de tu salud, siendo individuos que tienen un prestigio, pero cuando algo falla y esa reputación peligra, son los primeros en lavarse las manos.
Pero como digo, todo eso se queda en un esbozo sin acabar, dejándonos con una idea en la que no profundiza más, tirando al traste una notable película en la que inexplicablemente da un giro de 360 grados, pasando de algo que iba muy bien a algo meramente correcto. Y si “Efectos secundarios” hubiera acabado del modo en el que empezó, estoy totalmente seguro que tanto la lentitud constante como el poco provecho de los actores del reparto, hubieran pasado menos factura, quedando en un segundo plano tranquilamente. Si hay una buena historia, puedes pasarlo, pero si hay una historia a medias, acabas pensando más en lo que no te ha gustado. Es entonces cuando una vez sales del cine, recuerdas más por qué no te ha llegado a calar, que lo que podría haber sido.
Más sobre SCuenca
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here