Mi indignación (más bien cabreo) ha sido total al ver la película (basada en hechos reales) y escuchar que médicos y personal sanitario confunden en pleno siglo XXI parálisis cerebral y discapacidad intelectual en esa Polonia actual que es un ejemplo de capitalismo, democracia y desarrollo económico.
La parálisis cerebral es un trastorno del aparato locomotor debido a la falta de oxígeno en el cerebro en el momento del parto; la discapacidad intelectual es algo bien diferente.
Descomunal el trabajo de Dawid Ogrodnik, no solo por su interpretación sino también por su empatía y por su capacidad para meterse dentro de un personaje con una discapacidad tan compleja.
Muchísimos temas colaterales a parte del tema central que sin duda es la Diversidad Funcional: La familia, la comunicación, la medicina, el papel de la sanidad pública y el Estado, el deseo sexual, el amor, las ganas de vivir
como motor de nuestra existencia, la enorme importancia de una silla de ruedas eléctrica (prolongación de su cuerpo, parte de él), etc.
"Las tetas y las estrellas son los dos mejores inventos de Dios" comenta el protagonista así como "...cuando alguien se harta tiene que dar un puñetazo en la mesa".
La película es un salto adelante dentro del cine y la discapacidad, un puñetazo en la mesa como lo fue en su momento Mi pie izquierdo. La historia de las personas con discapacidad es la más negra y olvidada de todas las historias y films como éste ayudan a visibilizar y normalizar. Yo la pondría en institutos de secundaria.
"Señorita Jola, yo no soy un vegetal".

Un chico joven que trabaja como cartero y un empleado de ferrocarril son amigos en una pequeña localidad de lo que era Checoslovaquia, en los años 80. Ambos rivalizan por el amor de algunas compañeras y amigas dentro de un marco entrañable pero algo incompleto. La película me recordó enormemente a esa obra maestra del cine checo que es Mi pueblecito de Jiri Menzel.
Dusan Hanak recibió el oso de Berlín por su trabajo.
Creo que hay un error en la fecha del film, creo que se estrenó justo antes del cambio de régimen y de la partición en dos países de la hasta entonces Checoslovaquia, me da la impresión de que se estrenó en 1989.

Mi pie izquierdo supuso sin lugar a dudas un punto de inflexión dentro del cine y la discapacidad, un salto hacia adelante, abrir nuevos caminos, despertar conciencias, visibilizar la realidad de un 10% de la población a través de Christy Brown, una persona con una severa parálisis cerebral. La segunda guerra mundial abrió nuevos caminos dentro de la diversidad funcional en el cine; la guerra del Vietnam los ensanchó y en los años 80 hubo varias películas que "revolucionaron" el panorama, básicamente My left foot Y Gaby una historia verdadera. Estas dos películas, cercanas al documental, aunque sin llegar a serlo, abren nuevos caminos, nos acercan a una realidad de una manera como nunca antes.
Lo que interesa ya no es lo que la sociedad piensa acerca de la discapacidad (poco y malo hasta ese momento); lo que interesa es lo que la persona con discapacidad siente, su forma de estar en el mundo, su interacción con la "normalidad" (qué palabra más fea), la discapacidad que tiene una sociedad entera al no tener en cuenta a gente muy valiosa, al marginar, al arrinconar. Christy era indómito, luchador, inconformista, necesariamente desafiante, pero cuanta gente valiosa se ha quedado a mitad de camino...
A partir de los años 80 el tema central ya no van a ser las limitaciones, Christy nos dice que todos tenemos un potencial, valores, capacidades, habilidades ¿ Por que centrarnos en la visión trillada tradicional...? Esta película enterró el lugar común que sostiene que la discapacidad física lleva de la mano una discapacidad intelectual, que los "palos" que da la vida son insoportables para las personas con diversidad funcional. La vida es difícil para todos viene a decirnos, todos tenemos un fuerte mundo interior, unas capacidades que están esperando ser explotadas.

Es triste ver a Ridley Scott en caída libre después de unos inicios interesantes. La película es puro entretenimiento, puro producto de consumo y de bajo nivel. Me sorprende cómo ignora el director las opiniones de los asesores, en este caso científicos, hay una sucesión de dislates, aunque el fin justifica los medios (en 1492 ya se pasó por el arco de triunfo las opiniones de historiadores españoles de peso en varias escenas). Los diálogos son torpes, demasiados monólogos, algunos actores sin embargo aparecen montones de veces pero a penas dicen nada (Kristin Wiig por ejemplo). La música y la banda sonora son penosas y el guión es totalmente previsible y manido. Una decepción en toda regla, he intentado ser generoso con la nota.

Paradjanov es un director maldito que estuvo censurado en su país y que continuó siendo maldito hasta el día de su muerte, el 20 de julio de 1990, después de pasar cuatro años de su vida en la cárcel de la que salió gracias a las peticiones de sus amigos, entre ellos Tarkovsky. Años después sus películas han sido revisadas, ésta ha sido estrenada hace poco en España, y afortunadamente podemos disfrutar de ellas.
Paradjanov es alérgico a la forma de rodar tradicional, a la ortodoxia, al cine clásico, al ritmo narrativo convencional. En general dominan los planos estáticos y una puesta en escena teatral, barroca y llena de luz, color y movimiento. Estamos sin duda ante una obra maestra que se aleja de perjuicios y clichés.
Contemplamos en imágenes el amplio mundo interior del poeta armenio Sayat Nova, con numerosos símbolos y alguna influencia, quizá Picasso y los ballets rusos, Buñuel y Dali, Passolini...
Imágenes imposibles que atrapan, que sobrecogen, con una intensidad y color que nos desbordan, todo un mundo dirigido a los sentidos y al inconsciente, dirigido a aquellos espectadores más inquietos porque como dice el poeta: "La belleza es profanación".
Si no te gusta la película quizá te extasíes con algunas imágenes; si nada de eso te gusta quizá te sorprenda la música que produce el tambur, el chonguri o el kamanché. Si tampoco... cuidado amigo.
Nota: Al acabar la película la gente estaba tan alucinada que aun encencidas las luces se quedó en su asiento y no se produjeron avalanchas de salida como en El rey león o Mr. Six.