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Reino Unido Reino Unido · Manchester
Críticas de jazzman
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de junio de 2007
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La independencia de Irlanda del Norte es una guerra librada desde hace mucho tiempo, desde la invasión de los Anglo-normandos en 1169 por Waxford, el conflicto no ha tenido fin, si bien, períodos de relativa tranquilidad. Católicos y protestantes han peleado por lo que ellos consideraban sus derechos, unos (los católicos) para autogobernarse e independizarse de quién en su día los colonizó y otros (los protestantes) para poder vivir dependientes y ser partes del imperio británico. Por ello, la historia nos sitúa a comienzos del siglo XX, en lo que sería los comienzos del IRA, y justo antes y después de la Primera Guerra Mundial.

En sus comienzos la película tiene visos de veracidad y honestidad, pero se va tornando en un total y flagrante maniqueismo, en el que el director nos quiere imponer su forma de ver los hechos en todo momento. Ken Loach justifica una lucha armada que ha tenido dividida por siglos a una nación, dejando muy clarito quiénes son los malos (los británicos) y quiénes los buenos (los irlandeses), no dejando lugar a que el espectador tome sus propias decisiones en función de unos hechos contados con imparcialidad. Pero claro, es comprensible por otra parte que un director quiera dar su versión de los hechos, contar la historia a su manera y que cuando veamos otra versión entonces decidir. Pero ¿si cada uno exagera los hechos, a quién creer? Complicada cuestión, por eso tan sólo nos queda disfrutar de la película como un mero ejercicio cinematográfico, que por cierto, no está del todo mal.

Porque hechos históricos aparte, la película intenta desgranar los sentimientos de aquellos que participaron en el conflicto y que, muy a su pesar, tuvieron que matar incluso a aquellos que eran sus vecinos o que se habían criado con ellos. Contado con una loable y agradecida falta de emocionalismos baratos propios de un telefilm, resulta la puesta en escena sólida y de cierta intensidad narrativa, que la conduce a un final amargo, como un conflicto de estas características se merece.

Es por ello, que siendo un panfleto propagandístico, "El viento que agita la cebada" nos recuerda una triste realidad: las dos Irlandas del Norte siempre estarán, y que ahora que se ha proclamado su limitado autogobierno, las divisiones entre sus gentes no han sido eliminadas, porque la división ideológica sigue existiendo, aunque el conflicto armado haya concluido. Paradigma de una sociedad incapaz de lograr la unión total y sin prejuicios, en la que vecinos han tenido que luchar unos contra otros.
jazzman
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9
16 de mayo de 2007
3 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una pequeña villa de la montaña Siciliana, se gestan los mayores golpes que la historia jamás haya visto, los asesinatos son pactados en reuniones vespertinas y el reparto del botín se hace entre niños correteando por la casa. Corelone es un pueblo aparentemente tranquilo, pero en sus entrañas habitan los mafiosos más buscados por las policias internacionales, y de ahí se exporta el saber hacer mafioso a países donde el dinero se imprime con sangre. Little Italy es un Corleone exportado a Nueva York, y con él todos sus sucios negocios, sus asesinatos a plena luz del día y como no, sus tremendos restaurantes de pasta dónde alguno que otro termina reposando su cabeza en el plato de spaguettis.

"La familia es lo más importante", ese el lema de los clanes italianos, clanes cuyo máximo dirigente y patriarca es el "Padrino". El Padrino todo lo ve, oye y de su boca salen las ordenes a seguir. Cuál dios omnipresente, todo se hace con su beneplácito y bajo su aprobación. Si alguien necesita un favor, El Padrino se lo concede gracias a su bondad inmerecida.

Por ello, el retrato de esta particular forma de vida por parte del maestro Coppola es fiel y tremendamente detallado, llegando a límites inauditos, digno de alguien que ha vivido muchos años dentro de este tipo de organizaciones, quizás haya sido así... Sus personajes parecen sacados de ese pequeño pero activo barrio de Nueva York, dónde los puestos de fruta y los restaurantes de pasta se suceden a lo largo de su calle principal, Canal Street. Las actuaciones de Marlon Brando y Al Pacino han quedado para la historia, esa paulatina pero profunda transformación del personaje de Pacino, desde ser un "outsider" de la familia a convertirse en un jefe seguro, decidido y sorprendentemente frío debería formar parte de la cultura general impartida en las escuelas y universidades.

De desarrollo a veces lento y tedioso la evolución de la trama nos atrapa y nos introduce en mundos poco conocidos por nosotros pero tremendamente atractivos. Universos paralelos que están ahí y que con una maestría nunca antes vista, aparece ante nuestros ojos cual tesoro recién descubierto. Un regalo para todos los amantes del cine, pero un cine en toda su esencia, puro, sin excentricidades, directo y sincero.

El mundo del cine estaría huérfano sin su "Padrino", y de eso no cabe ninguna duda, marcando un antes y un después no habría (ni habrá) película que la supere, bueno, excepto la segunda parte, aunque de eso nos ocuparemos otro día...
jazzman
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