Así también podría titular a esta muy buena película. El haragán tiene su filosofía y la defiende a ultranza, tiene sus códigos y los aplica a rajatabla, no se rinde ante las evidencias de los seres "normales" ( los que estudian, trabajan y tienen actividades que les permitirá crecer), tampoco lo incomodan las posturas convencionales y solo ceden un poco ante situaciones extremas para seguir sobreviviendo y poder volver otra vez a su anterior "status" y sentirme feliz. Esta película trata de eso en su esencia; encontramos en ella maldad atenuada, vivezas circunstanciales, acciones ventajeras sobre los más "inexpertos" en esas lides; pero también encontramos: sutilezas que la vida les otorga a las personas que han optado por ese estilo bohemio y descuidado; bonhomía última para con sus pares; humor compartido y transformado aunque más no sea en una felicidad efímera, pero felicidad al fin; mensajes muy cristianos que revitalizan sus vidas. La actuación de Spencer Tracy es genial (por algo llegó a ser lo que fue!), y lleva sobre sus hombros el 90% de la trama, tanto , que prácticamente él solo es la película rodeado de personajes que lo circundan y acompañan bien destacándose entre ellos a John Garfield y una hermosa como esplendorosa Hedy Lamarr, a los que se suma un magnífico Frank Morgan que protagoniza una escena con sus "amigos más íntimos" que es para recordarla toda la vida!. Hermosa película!

Lo del título: todo y todos los demás están de relleno en esta trama llevada a cabo de principio a fin por un magnífico Tracy que, actúa con tanta naturalidad y facilidad de gestos y tonos que captura la atención a extremos de rebobinar escenas para no perderse detalle de su histrionismo y frases. Interpreta un personaje que sale de abajo, bien de abajo de los estratos sociales, y debe luego "encontrarse" en la vida ocupando un imprtante cargo público de una ciudad, con los detractores que no le toleran tanta coherencia en sus errores o en sus aciertos, en su bondad ciudadana o en su autoridad ejercida con astucia, rigor y sin conceder nada a nadie. Ahi está casualmente el valor interpretativo de este personaje que no sería nada fácil para cualquier actor tratar de trasmitir tanta actitud. Notable film que cabalga a caballo de este extraordinario actor. John Ford una vez más ofrece una producción que muy bien vale el costo en boletería.-

Excelente historia, tal como fue nominada!. Las actuaciones de Barbara Stanwyck, Van Heflin, Lizabeth Scott, y Kirk Douglas no pudieron haber sido mejores; como se dice comunmente: todos se sacaron chispas!. El guión es magistralmente bien llevado, a tal extremo que es imposible vaticinar un final, diría que es hasta difícil imaginárselo incluso. La trama envuelve a los principales personajes en un torbellino de culpa que logran sobrellevar y no admitirán que nadie pueda atreverse a cambiar ese statuquo que han fabricado; luego, las conciencias tarde o temprano pueden despertar por si solas del letargo impuesto y abrirse camino hacia destinos impensados.

Ninguna película ha logrado, ni logrará jamás trasuntar en la pantalla el verdadero fondo argumental y espíritu con que es escrito un libro. Obviamente la novela de Any Rand en la que se basa esta cinta no es la excepción como quedó dicho, aunque si logra aproximarse bastante a presentar los aspectos medulares que consideró la autora al escribirla. Principalmente y por si solo el discurso (alegato en su defensa) que pronuncia el arquitecto Roark (Gary Cooper) ante los tribunales de justicia es de una contundencia y convicción argumental extraordinarias (recortado por razones más que obvias, no pierde el hilo fundamental y resulta por demás muy fiel a la obra de Rand); ese alegato vale por casi toda la película, pues aquí la actuación de Cooper es magistral y sumamente convincente. Algunos calificarán esta historia como una utopía, y tendrán razón solamente a la hora de no creer que un ser humano pueda llegar al límite de sus convicciones y aún así continuar hacia adelante afrontando cualquier consecuencia en la defensa a ultranza del individualismo que solo a él le pertenece y no a un falso colectivismo que cómoda y cínicamente quiere adueñarse de la creatividad y arte personales, en este caso de un arquitecto y artista.

Esta es una comedia dramática con una muy buena dósis de humor negro del bueno, del sofisticado, del que no aburre, del que el espectador pide más y desea que la película no termine, y ansía que el protagonista continúe matando gente porque todos son culpables, y lo merecen, y además aguardando una nueva manera y método de "ejecución"!. Paradójicamente, no hay violencia explícita en ningún tramo de esta película más allá del que pueda imaginarse el espectador. Todo por momentos se desarrolla con un magnífico estilo teatral, donde un extraordinario Alec Guinness que interpreta a 8 personajes y el propio Dennis Price a dos o tres más, marcan el verdadero ritmo de la historia. Entre ellos se teje toda esta muy entretenida comedia negra con final muy atado con el comienzo y en el que el espectador terminará pensando más de una solución al dilema que allí queda planteado. Creo que el propio Woody Allen ha sacado de esta película varias ideas para sus últimos trabajos, como Match Point por ejemplo.