Un espectáculo extraño. Su duración hace que no pienses en ella durante su (largo) metraje pero cuando sales de la sala piensas que debes volver a verla por que te has perdido muchas hebras de la telaraña. Por otro lado la espectacularidad de sus escenas no te impide ver (o intuir) la profundidad de sus mensajes morales, siempre y cuando seas capaz de deshacerte de tu bagaje de tipo duro que no le gustan los tebeos.
Y sin embargo también te queda el cosquilleo de que media hora menos de tiempos "muertos", casi flashbacks, no le hubiesen venido mal por que estás convencido de que esta será la última del personaje como protagonista. Luego llegas a casa, te pones un cerveza y te viene a la mente la hipnótica y extravagante idea de que a Peter Parker lo van a hacer crecer. Entonces te zambulles en internet, buceas, exploras, cierras el navegador y reflexionas: "Tengo razón, es muy buena. Y va a haber más."
Técnicamente no puedo ponerle ninguna pega excepto un par de momentos en los que aparece un exceso de CGI (o se nota en exceso) pero en el conjunto vuelve a ser una maravilla de edición: la persecución entre Strange y Spiderman es de matrícula de honor.
Otra cosa es la parte actoral. Sé que en estas obras no es lo más importante la interpretación, pero entre la cara sota de Zandaya, el artificial infantilismo de Batalon y el estar por cobrar del resto (Cumberbatch parece estar pensando en otros diálogos mientras recita los suyos y J. K. Simmons está excesivamente histriónico) solo Holland mantiene el tipo de actor. Un poquito más de intensidad dramática no viene mal hasta en los tebeos.
P.d.- La banda sonora, específicamente el fragmento de la escena cumbre (el hechizo final de Dr. Strange), es una sublimación de la música de las grandes películas épicas de siempre. Enhorabuena a Giacchino .............

No se sí cinematográficamente será la mejor película de todos los tiempos pero que en 1968 se produjese algo tan inmenso en lo técnico y en lo ideológico como para marcar el inicio del nuevo cine resulta más que meritorio. Desde luego, para mí, resultó ser el despertar de mi conciencia/consciencia en muchos de los ámbitos vitales.

Me refiero a la de George Miller. No reconozco a ningún otro director que a sus 80 tacos haya sido capaz de entusiasmarme en la gran pantalla (Ni siquiera Scorsese …).

Ha conseguido hacer una precuela de su última obra maestra y no perder en el intento. Una historia fascinante. Una fotografía deslumbrante. Un guion enhebrado. Unas actuaciones geniales. Un “score” para tumbar. De los efectos especiales no hace falta ni hablar y la banda sonora es de Junkie XL

Me ha hecho reír uno de los malos más histriónicos que recuerdo.

Me ha emocionado varias veces “Furiosa”.

He saltado en la butaca unas cuantas veces.

He reconocido varios homenajes a la película que inició la saga en 1979.

Y el final ……….. bueno! El final, apoteósico. Los ecologistas tendrían que estar orgullosos.

En un momento determinado creí estar disfrutando de un espectáculo de “El Circo del Sol” pero los diálogos (aunque escasos) me dejaron claro que no era algo para pasarlo bien (solo).

Por cierto, los nombres de los personajes merecen un análisis en profundidad: ¿Rictus Erectus? ¿En serio? ¿Scrotus? ¡Venga ya!

Ah, y Elsa Pataky sale dos veces. Y he recuperado a Tom Burke.

No la serie que no tiene ningún misterio. Incomprensible es que puedan haberse planteado una segunda temporada dejando un final tan abierto como innecesario. Da la impresión de que los productores no sabían que futuro tenía la serie y los guionistas se la jugaron todo al rojo, par y pasa. Lo más lamentable es el inane esfuerzo de Zea o Okonkwo por tapar el agujero.

La calidad del resultado es, por encima de una cuidada producción, magníficos efectos y alguna interpretación al uso de sus intérpretes, producto del efecto espejo con la primera entrega de la saga. Un guión demasiado reflejado depara una innecesaria comparativa a medida que van sucediéndose las escenas que casi distrae de la propia película. Solo el cliffhanger sorpresivo en el último tercio permite elevar la atención aunque acaba siendo demasiado poco para lo que se debe al efecto planteado. Y la escena post-créditos, aparte de dejarnos claro el cambio de escenario no mejora nada las expectativas.