Siempre es agradable ver otras sociedades, sus miserias y diferencias de clases. Te acabas dando cuenta que en el mundo occidental, provenga o no de otras latitudes, las ambiciones y deseos se uniformizan. Todo el que está abajo quiere estar arriba. Esta familia coreana decide disfrutar de lo de arriba con argucias sin reparar en principios morales. Unos engaños resultan más verosímiles que otros. Al final consiguen ser admitidos y chupar de la teta seguramente ellos lo ven casi como una justicia social. Vuestro esfuerzo ha sido trabajar y tener éxito y el mío engañaros y tener éxito también.

Lo mejor de la película son los giros de guión en los que te descolocan respecto a lo que llevabas visto. Es como varias películas una dentro de otra.

Un western granaino en el que el paisaje es casi como un personaje más. Refleja muy bien el mundo de desprecio de clases que había entre vencedores y vencidos, entre ricos y pobres en la España rural de la posguerra.

Me interesa mucho en el personaje del pastor esa piedad cristiana ante el enemigo. Que solo es enemigo mientras está vivo y que, después de muerto, se merece todos los respetos y ser enterrado dignamente, aunque te suponga arriesgarte para cumplir ese ultimo tributo al hijo de perra que acabas de borrar de la faz de la tierra. Es como si una vez muertos todos volvamos a ser niños inocentes a los que la vida todavía no ha pasado por encima.

El final parece homenajear esas películas del oeste en el que se duelan a los extremos de una calle polvorienta.

Me gustó bastante,

Tierna y creíble historia familiar. Sientes como las miserias y glorias de una familia española les acompañan, sufren y disfrutan. Amaia ha tenido una hija y su marido es incapaz de aceptar su nueva condición de padre y huye constantemente con la excepcional coartada laboral. Al final Amaia se refugia en su casa familiar en Mundaka para que sus padres le ayuden cuando el padre no lo hace. Ahí descubre las miserias de un matrimonio que se mantiene unido por cobardía y amor. Es esta parte de la historia la que más me interesa, como Koldo ama a su mujer aunque no hacen más que discutir. La quiere y quiere a la niña que han tenido juntos, pero cuanto más corra el aire mejor se mantiene el matrimonio. Por su parte Begoña aguanta por comodidad y tradición aunque sonando en una vida para la que necesitaba dar un paso que nunca dio, aunque oportunidad tuvo. Al final el amor puede más que la bronca.
Precisoos los diálogos entre madre e hija y los arranques de ternura de Koldo que muestran el corazón de cristal del rudo vasco vizcaíno. El pobre Javier deambula por la película demostrando inconsistencia y pavor a que se rompa su relación con Amaia, cosa que el mismo se está encargando de conseguir por pensar antes en él que en la nueva familia que ha formado. Al final, feliz/triste conclusión en la que cada uno sigue con su vida.

Si hay algo que me fascinó en esta película es la manera de narrarla, a base de retazos más o menos largos pero todos bellos; retazos que a veces parecen innecesarios pero que van conformando un ambiente de lujo, belleza, decrepitud y elegancia.

El retazo de Maradona es mágico y car onírico, El retazo del escalador es intrigante, El retazo del pobre funcionario que no acierta a entender como alguien puede decirle que no a su majestad es cómico y a la vez desesperante. La niña que contiene sabiduría, el niño que aprende a tocar el violín el doctor amigo más que médico. Todos forman esta inmensa colcha como un patchwork y que una vez terminado, queda bien. A mi al menos, me tuvo fascinado.

El retazo más famoso es el del descenso de la diosa a las aguas. En ese retazo mágico está la demostración de que la belleza y la JUVENTUD son pasajeras y que hay un tiempo para disfrutar las carnes prietas y otro para admirarlas como se admira una escultura o un cuadro que no vamos a disfrutar más que fugazmente en un museo. Por cierto leo en IMDB que la aparición de la actriz desnuda no fue advertida a los actores así que su cara es de genuina estupefacción.

Así, a retazos se va construyendo la historia de dos amigos que miran la vejez de maneras distintas
Fred no tiene ya nada que perder ni que demostrar. Puede permitirse decirle que no a la misma reina de Inglaterra. Vive sin ilusión solo intentando hacer lo más cómodo posible este último descenso.

MIck sin embargo se aferra a la posibilidad de no desvanecerse cuando ya se ha desvanecido pero no lo sabe; no sabe que su última película no va a ser el testamento que espera, esa demostración de que su genio sigue ahí a pesar de la edad.

Por eso ambos tienen finales distintos. Y está bien que sea así.

Esta ha sido sin duda una película que para mi fue de menos a más. Al principio me parecía una historia que no me interesaba con unos dibujos burdos y sin estilo, pero poco a poco me fue interesando y haciendo ver como algo que para nosotros suena a lejano y que no nos incumbe puede haber marcado tanto a una generación de un país. Las matanzas de Chabra y Chatila, la guerra del Líbano, algo que salió durante un tiempo en los periódicos y que ahora no sabríamos relacionar. Pero fue importante, y duro y dejó cicatrices.

Los dibujos empezaron a resultarme más y más interesantes y plásticos según se metían en el entorno bélico y acabaron encantándome y disfrutando mucho con ellos.

He descubierto una pequeña joya en esta película.