Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Vagabundoespiritual
Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de enero de 2010
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta blanca (“Das Weisse Band”) la aclamada película del director Michael Haneke desarrolla su historia en un pequeño pueblo del norte de Alemania, en los albores de la Primera Guerra Mundial, donde extraños, inexplicables y violentos incidentes hacen tambalearse los cimientos de dicha comunidad.
A partir de la narración en off de estos “irracionales?” hechos acontecidos que nos relata el maestro de la escuela de la pequeña localidad, Haneke los utiliza como pretexto para en realidad diseccionar los aspectos sociológicos y psicológicos que nos rodean y determinan. Retratando con una maravillosa a la vez que dura fotografía en blanco y negro un mundo de mentiras, miedo, envidia, ira y horror que pone de manifiesto que las acciones más terribles que podamos imaginar perpetradas por el ser humano no son fruto de la excepcionalidad e irracionalidad, sino de la consecuencia lógica de un “caldo de cultivo” que desde muy pequeños vamos asimilando de forma consciente o inconsciente.
Lo que vemos durante el metraje de la película, mediante un “tempo” narrativo pausado pero lleno de matices, es como una sociedad opresora, llena de hipocresía y vicios ocultos, va minando la naturaleza inocente de los más pequeños hasta convertirlos en monstruos igualmente barbaros y despiadados.
Pero por encima de la profundidad del mensaje que propone el film, la maestra dirección de Haneke (recordando por momentos al mejor Ingmar Bergman), la bella fotografía o la austera pero perfecta ambientación que da una fisicidad a la historia envidiable, hay que destacar la interpretación de todos y cada uno de los actores que aparecen en la película.
Los niños pasan de tiernos e indefensos corderos a verdaderos “killers” en apenas unos planos, desplegando alguno de ellos todo un abanico de matices muy difícil de ver en jóvenes de su edad. A destacar la magnífica escena en la que un niño muy pequeño se despierta solo en mitad de la noche y busca en la oscuridad de la casa a su hermana para que le consuele y se encuentra con un secreto inconfesable.
En los adultos, igualmente portentosos (magníficos el doctor, la comadrona o la joven doncella que cuida los hijos del duque) en su demostración de que todos somos ángeles y demonios, cabe destaca por encima de todos el personaje del párroco y guía espiritual del pueblo que con solo su presencia llena la pantalla de tensión y miedo. Reseñable la impresionante escena en la que el doctor inflige una humillación a la comadrona a través de una violencia verbal brutal difícil de aguantar sin incomodarse.
En resumen una magnífica película que roza la perfección y no acaba con el fin de la proyección ya que queda retenida en tu cabeza y te hace plantear ciertos aspectos de esta compleja y violenta existencia.
21 de octubre de 2011
28 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré por poner las cartas encima de la mesa, soy un fan incondicional de la película de John Carpenter de 1982 The Thing. Dicho lo cual se puede entender que iba un tanto reticente a ver esta pre-cuela (que no remake, aunque claramente la película de Matthijs van Heijningen Jr., está llena de referencias y lugares comunes con su predecesora en el tiempo real que no en el argumental). Fui a una maratón donde se proyectaban las dos cintas, estando más interesado en poder disfrutar en pantalla grande la película del maestro estadounidense que de la nueva producción.

He de decir que hacía tiempo que una película planteada y realizada por el tirón de la versión precedente era tan respetuosa con el material original (ya que me parecen lamentables los casos de lavado de cara de títulos como Viernes 13, Conan el barbaro o Pesadilla en Elm Street). Se nota que las personas que han realizado esta pre-cuela aman la versión de Carpenter, lo malo es que no poseen el genio o creatividad del maestro (son los responsables de la estupenda Amanecer de los muertos de Zack Snyder).

La película tiene un ritmo endiablado (que consigue que al menos no nos aburramos ni un sólo minuto, esto es más de lo que muchas películas ofrecen), una factura técnica (fotografía, montaje, sonido, FX, etc.) muy buena, unas actuaciones que no restan al conjunto (destacaría al siempre eficiente Ulrich Thomse y una estupenda Mary Elizabeth Winstead, aunque como es evidente nadie puede hacer olvidar al Mac Ready de Kurt Rusell) y una dirección correcta por parte del debutante Matthijs. Pero el gran lastre del que no consigue desprenderse (el guión) es que no la sabemos sin necesidad de haberla visto. Carpenter consiguió (a mi juicio una de las genialidades de su película) contarnos todo lo que ocurría en ese campamento noruego sin necesidad de mostrarlo en imágenes en la pantalla (haciendo que fuera el espectador quien las generara en su mente, vía algunas pistas).

La historia (el guión de Eric Heisserer y Ronald D. Moore) sigue un esquema muy similar al de la película de Carpenter (incluso homenajea, algunos dirán que plagia, situaciones) tanto a nivel narrativo como visual (lo cual no sólo no es malo sino que a mi juicio es lo mejor de la película), pero cuando intenta poner su granito de arena e intentar desmarcarse de las pautas de la versión del maestro (los 20 o 25 últimos minutos) la película cae muchos enteros. Los créditos finales con la música de la versión de 1982, consigue en parte enmendar la plana.

La puntuación (nota) puede transitar dependiendo de mi estado de ánimo entre 5 y 6. Hoy estaba generoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final en la nave espacial es de lo peor de la película, además de incomprensible algunas de las situaciones que se producen. ¿Porque uno se quiere escapar (Ulrich Thomse) y supuestamente el otro (Joel Edgerton) se quiere ir a la estación rusa?, ¿Y ese holograma chungo que mierda es?. Un despropósito

Por cierto, hay un gran fallo de continuidad con el hecho de que la nave no esté al descubierto por la voladura que realizan los noruegos (que vemos en un video en la película de Carpenter).
16 de mayo de 2015
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga post-apocalíptica de Mad Max creada por el australiano George Miller a finales de la década de los 70, ha sido siempre una de mis aventuras cinematográficas predilectas. La magnífica utilización de la carretera y los paisajes como elemento demiúrgico, los personajes inmensamente carismáticos (tanto el héroe como los villanos), el ritmo trepidante y enloquecido, el humor macarra, los vehículos potentes y estrambóticos y la deslumbrante (casi hipnótica) estética post-punk que exhibía en cada una de las anteriores entregas hacía que ansiara como un verdadero “loco” una nueva historia del guerrero de la carretera.

Aunque hemos tenido que esperar 30 años desde la interesante y entretenida, aunque a mi juicio la más floja de las anteriores, Mad Max Beyond Thunderdome, para una nueva incursión en el brillante y caótico universo creado por Miller, la espera ha merecido la pena y ha sido gratamente recompensada. Mad Max Fury Road es un western-postapocalíptico plasmado en forma de orgía trepidante y feroz, magníficamente realizado y cuyos aspectos técnicos son todos dignos de alabanza (dirección artística, sonido, efectos visuales, vestuario, banda sonora, etc.), aunque destacaría por encima de todos ellos la soberbia la fotografía de John Seale y el vibrante montaje de Jason Ballantine.

La historia se erige en torno a un pretexto (o MacGuffin) para deleitarnos visualmente durante 120 minutos con un espectáculo pirotécnico bizarro y adictivo como hace mucho tiempo no se veía en una pantalla de cine. Furiosa (Charlize Theron) elabora un plan de escape junto a las jóvenes esposas-prisioneras del tiránico Immortan Joe (el villano interpretado por Hugh Keays-Byrne, el cual ya interpretaba a Cortaúñas en la primera entrega de la saga). Max, que previamente ha sido capturado por los esbirros de este inhumano líder, se verá en medio de una persecución despiadada a través de un paraje inhóspito, donde a pesar de sus reticencias, deberá tomar partido por Furiosa y acompañantes.

Los ingredientes marca de la casa siguen más vivos y potenciados que nunca en esta cuarta entrega, no sólo se ve en la pantalla el amor y respeto que Miller siente por su “criatura”, sino por todos los fans de la saga ávidos de acción sin límites y emociones fuertes. Parece mentira que este señor sea un septuagenario, porque la vitalidad y adrenalina que desprende cada fotograma de la película empequeñece el trabajo de algunos colegas suyos, mucho más jóvenes, que confunden acción y ritmo trepidante con ruido y confusión. Muchas horas viendo y analizando cine mudo, como El Maquinista de la General, demuestra el señor Miller en esta película.

Uno de los grandes alicientes de la nueva entrega era comprobar cómo le sentaría al fabuloso actor británico Tom Hardy la piel de Max Rockatansky, y la verdad es que consigue que nos olvidemos por un par de horas del recuerdo de Mel Gibson en su V8 Interceptor como imagen de este héroe parco en palabras, en perpetua lucha consigo mismo y en busca de redención. ¡Desde ya Tom Hardy es Max!

El resto del reparto está a la altura de lo que se espera de un producto como este y sus esquizoides personajes, pero lo cierto es que brilla con luz propia una Charlize Theron que está magnífica como Furiosa y se permite el lujo de robarle gran cantidad de planos al mismísimo Max (incluso me atrevería a decir que en esta ocasión Max es el secundario de lujo).

En resumen, Mad Max Fury Road es el gran bombazo cinematográfico del año (y posiblemente de lo que llevamos de siglo XXI). Una serie b “de lujo” bastarda, convulsa y salvajemente entretenida que nos lleva a los confines de un mundo post-apocalíptico repleto de sangre, fuego, arena y velocidad que formará parte desde ya de la mitología icónica del séptimo arte. ¡Una bendita locura!
21 de febrero de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo futuro (no muy lejano) post-apocalíptico, un padre y su hijo viajan a través de una carretera devastada por un cataclismo mundial, buscando esperanzados que en el sur la situación mejore. De una fisicidad y autenticidad difícil de soportar por la crueldad, desesperanza y frialdad de un mundo sin vida, se nos muestra en imágenes (magnífica labor de Javier Aguirresarobe, nunca el fin de los tiempos estuvo también definido) de forma casi documental el día a día de unos viajeros que atraviesan errantes un mundo sin esperanza (salvo la que ellos llevan consigo), sin comida (donde los pocos supervivientes que quedan se han vuelto caníbales) y sin medios (todo está destruido, despedazado o en mal estado).

Esta simple premisa sirve tanto a Cormac McCarthy, autor de la novela ganadora del premio Pulitzer de ficción en el año 2007 en la que se basa la película, y a John Hillcoat, director del film, para narrar una historia de amor, esperanza y supervivencia en un mundo hostil, tan pretérita como inmortal. Amor de un padre hacia su hijo por que este encuentre un lugar lo mejor posible en el mundo que le ha tocado vivir (cruel, salvaje y destruido). Esperanza de no resignarse a sucumbir a la ola de muerte y destrucción que lo asola todo y pensar que la opción del suicidio es la única salida. Supervivencia a pesar de todos los contratiempos que te depara la vida.

Hillcoat ha sido capaz de dar vida, a través de imágenes, a la devastadora novela de McCarthy (autor últimamente muy adaptado al celuloide: Todos los hermosos caballos, No es país para viejos y las próximas Meridiano de sangre y Ciudades en la llanura), y en mi humilde opinión es uno de esos pocos casos en los que la película iguala o incluso supera a la novela. Apoyándose en una fotografía maravillosa a pesar del horror que muestra, una dirección artística que recrea con precisión minuciosa el desolado paisaje del apocalipsis, unas actuaciones desgarradoras, obsesivas y de gran poder por parte de Viggo Mortensen y sobre todo de Kodi Smit-McPhee (ellos son realmente la historia), un ritmo pausado donde la tensión y desesperanza van aumentando progresivamente (a pesar de unos magníficos flashback, que para nada rompen el hilo narrativo y sin embargo aportan aplomo y coherencia a lo contado) y una música minimalista que enfatiza a la perfección los puntos álgidos de la historia.

En resumidas cuentas, un magnifico film, que tal vez no sea considerado obra maestra debido al malestar con el que uno sale al final de la proyección.
4 de febrero de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia arranca cuando un hombre (Matthew McConaughey) se presenta en las oficinas del FBI y le comenta al encargado de una investigación policial que conoce la identidad del asesino conocido como “la mano de Dios”, psicópata que ha descuartizado varios cuerpos a lo largo de los años. El inspector se muestra en un principio incrédulo y reticente, pero ante el relato del desconocido empieza a cuestionarse que tal vez este le esté contando la verdad del despiadado asesino. A base de flashbacks se estructura, por tanto, esta película que se engrana de forma minuciosa (al igual que lo hacía aquella maravilla titulada Sospechosos Habituales) a pesar de giros inesperados y sorprendentes, pero lógicos.

Bill Paxton, conocido actor de innumerables películas (Terminator, Aliens: El Regreso, Depredador 2, Un Paso En Falso, Apolo XIII o Un Plan Sencillo, por citar algunas de las más destacadas) se pone por primera vez detrás de la cámara (y en este caso también delante) para desarrollar de forma notable un thriller con toques sobrenaturales, sobre un psicópata que arrastra a su familia (sus dos hijos pequeños) a una espiral de locura y muerte como consecuencia del mandato divino. Las visiones que le encomiendan acabar con demonios con forma humana serán puestas en duda por el hijo mayor, el cual no termina de entender los intrincados e inexorables caminos del Señor, lo cual desencadenará consecuencias terribles.

A un guión brillante, carente de truculencia (este no es un film gore ni le interesa la sangre fácil) y provisto de múltiples lecturas (¿Es la fe ciega, locura o el camino hacia la verdad salvadora? ¿Es Dios un juez implacable con los que se salen de la senda correcta o son nuestros demonios interiores los que nos arrastran al abismo de las tinieblas?), además de algunas vueltas de tuerca “fantásticas”, se le suma una realización cuidada y certera que se apoyada en una fabulosa fotografía para crear ambientes inquietantes y un montaje dinámico, junto a unas actuaciones estupendas (donde sobresalen y de qué forma los dos niños interpretados por Matt O’Leary y Jeremy Sumpter), para brindarnos 100 minutos ininterrumpidos de suspense y tensión in crescendo muy disfrutables, recomendables y reivindicables.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para