You must be a loged user to know your affinity with Aitor Galisteo
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
Concierto

7.0
293
8
1 de enero de 2019
1 de enero de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año más, Taylor Swift vuelve a regalarnos a aquellos que somos fiel seguidores suyos la ya más que tradicional y esperada cinta de su última gira mundial, en esta ocasión, el "reputation Stadium Tour", gira que se desarrolló entre mayo y noviembre del pasado año.
Swift abandona el formato documental al que estábamos acostumbrados en otras cintas de sus giras para presentarnos un concierto íntegramente grabado, plano por plano, canción a canción, comenzando con "Ready For It" y culminando con un mash-up de "We Are Never Ever Getting Back Together" y "This Is Why We Can't Have Nice Things" en lo que supone toda una declaración de intenciones.
La artista estadounidense realiza un recorrido por su trayectoria musical ofreciéndonos desde sus singles más clásicos como "Love Story" o "Long Live" hasta algunos de sus últimos grandes éxitos como "Look What You Made Me Do" o "Delicate". La gira cuenta la historia del por qué de su nuevo disco y la temática y títulos escogidos, explicando la importancia que la reputación tiene para todas las personas y lo mucho que puede llegar a condicionar a terceras personas si se dejan guiar por unos rumores y dichos sobre nosotros que son falsos.
Con la energía y la vitalidad que caracterizan a Swift encontraremos canciones de todos los estilos, pasando por el puro pop, dance, electrónica, acústica e incluso canciones tocadas con la guitarra y con el piano en un set formado por 24 canciones.
Si algo destaca de la cinta, es, además de su voz y la excelente puesta en escena de cada una de las canciones; la edición de la película, en la que se abandona la estética infantil y sobrecargada de efectos de la cinta anterior (1989 World Tour Live, estrenada en Apple Music en 2015) abogando por una edición mucho más madura y profesional.
No obstante, por muy fan de la artista que sea, debo ser crítico y admitir que, desde mi punto de vista, ha sido un error que en esta ocasión hayan decidido suprimir las apariciones de otros artistas a los que invitó en algunos conciertos puntuales, como Shawn Mendes, Selena Gomez o Troye Sivan. Esta decisión es más incomprensible aún si tenemos que cuenta que la propia cuenta de Netflix confirmó que todas estas actuaciones habían sido grabadas también, por lo que seguramente se trató de una decisión final del realizador/montador.
En definitiva, teniendo en cuenta que la gira de estadios "reputation" tuvo apenas 50 paradas, la mayoría de ellas en Norteamérica, Japón, Australia y Reino Unido, creo que la cinta supone, de nuevo, todo un regalo de Año Nuevo para todos sus fans que, estoy seguro, les gustará tanto como a mí, ya que, aunque no es comparable a cómo se vive en directo, resulta una muy fiel aproximación a la realidad.
Swift abandona el formato documental al que estábamos acostumbrados en otras cintas de sus giras para presentarnos un concierto íntegramente grabado, plano por plano, canción a canción, comenzando con "Ready For It" y culminando con un mash-up de "We Are Never Ever Getting Back Together" y "This Is Why We Can't Have Nice Things" en lo que supone toda una declaración de intenciones.
La artista estadounidense realiza un recorrido por su trayectoria musical ofreciéndonos desde sus singles más clásicos como "Love Story" o "Long Live" hasta algunos de sus últimos grandes éxitos como "Look What You Made Me Do" o "Delicate". La gira cuenta la historia del por qué de su nuevo disco y la temática y títulos escogidos, explicando la importancia que la reputación tiene para todas las personas y lo mucho que puede llegar a condicionar a terceras personas si se dejan guiar por unos rumores y dichos sobre nosotros que son falsos.
Con la energía y la vitalidad que caracterizan a Swift encontraremos canciones de todos los estilos, pasando por el puro pop, dance, electrónica, acústica e incluso canciones tocadas con la guitarra y con el piano en un set formado por 24 canciones.
Si algo destaca de la cinta, es, además de su voz y la excelente puesta en escena de cada una de las canciones; la edición de la película, en la que se abandona la estética infantil y sobrecargada de efectos de la cinta anterior (1989 World Tour Live, estrenada en Apple Music en 2015) abogando por una edición mucho más madura y profesional.
No obstante, por muy fan de la artista que sea, debo ser crítico y admitir que, desde mi punto de vista, ha sido un error que en esta ocasión hayan decidido suprimir las apariciones de otros artistas a los que invitó en algunos conciertos puntuales, como Shawn Mendes, Selena Gomez o Troye Sivan. Esta decisión es más incomprensible aún si tenemos que cuenta que la propia cuenta de Netflix confirmó que todas estas actuaciones habían sido grabadas también, por lo que seguramente se trató de una decisión final del realizador/montador.
En definitiva, teniendo en cuenta que la gira de estadios "reputation" tuvo apenas 50 paradas, la mayoría de ellas en Norteamérica, Japón, Australia y Reino Unido, creo que la cinta supone, de nuevo, todo un regalo de Año Nuevo para todos sus fans que, estoy seguro, les gustará tanto como a mí, ya que, aunque no es comparable a cómo se vive en directo, resulta una muy fiel aproximación a la realidad.

4.3
2,576
4
14 de abril de 2021
14 de abril de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guionista de cine Evan Spilitopoulos ("La Bella y la Bestia", "Hércules", "Los ángeles de Charlie"...) se estrena como director de cine con "Unholy" (traducida en España como "Ruega por nosotros"), una cinta de terror producida de la mano de Sam Raimi, un veterano de la producción cinematográfica y que prometía poner los pelos de punta a todos los cinéfilos apasionados del género pero que ha resultado ser una gran decepción.
Una decepción que no ha sido a título personal, sino que la propia crítica ha reconocido el gran fiasco de la ópera primera de Spilitopoulos. Y es que "Unholy" no tiene ingenio, ni es coherente en su argumento ni tampoco nos presenta nada que no hayamos visto ya mil y una veces antes (y mejor) en muchas otras películas.
La historia ya de por sí es poco verosímil: un periodista en horas bajas cuenta la historia de una joven que tiene visiones y que se comunica con la Virgen María y a quien esta, por el don de la gracia, le devuelve la voz para que predique entre los creyentes de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Y entonces, como el milagro bíblico de los panes y los peces, la joven. que había sido muda de nacimiento, se convertirá en todo un fenómeno de masas.
Si sumamos un argumento plagado de incoherencias y sinsentidos con una construcción de los personajes también absurda e incoherente y a esto le añadimos unos efectos especiales peores que los de cualquier película de sobremesa (prestad especial atención a las apariciones de la Virgen María), el resultado es más que nefasto. Porque cuando una historia no es creíble y tampoco empatizas con los personajes, sus problemas y sus desgracias, entonces resulta muy complicado que te guste.
"Unholy" tiene poco más que comentar. Si os animáis a verla, observaréis que no existe un razonamiento del por qué de las cosas más allá de la mística y asistiréis a un desfile audiovisual de los típicos mantras del género: unos cuantos sustos, niñas en camisón en la curva de la carretera, rezos en latín y muertes en extrañas circunstancias.
En definitiva, el resultado es una película de terror monótona, que no aporta nada nuevo al género, que no destaca ni en su ejecución, ni en el guión, ni siquiera en su reparto o en la banda sonora. Si estás instruido en el género y tienes bagaje cinematográfico, te resultará hasta insultante. Dios nos salve de semejante desdicha.
Una decepción que no ha sido a título personal, sino que la propia crítica ha reconocido el gran fiasco de la ópera primera de Spilitopoulos. Y es que "Unholy" no tiene ingenio, ni es coherente en su argumento ni tampoco nos presenta nada que no hayamos visto ya mil y una veces antes (y mejor) en muchas otras películas.
La historia ya de por sí es poco verosímil: un periodista en horas bajas cuenta la historia de una joven que tiene visiones y que se comunica con la Virgen María y a quien esta, por el don de la gracia, le devuelve la voz para que predique entre los creyentes de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Y entonces, como el milagro bíblico de los panes y los peces, la joven. que había sido muda de nacimiento, se convertirá en todo un fenómeno de masas.
Si sumamos un argumento plagado de incoherencias y sinsentidos con una construcción de los personajes también absurda e incoherente y a esto le añadimos unos efectos especiales peores que los de cualquier película de sobremesa (prestad especial atención a las apariciones de la Virgen María), el resultado es más que nefasto. Porque cuando una historia no es creíble y tampoco empatizas con los personajes, sus problemas y sus desgracias, entonces resulta muy complicado que te guste.
"Unholy" tiene poco más que comentar. Si os animáis a verla, observaréis que no existe un razonamiento del por qué de las cosas más allá de la mística y asistiréis a un desfile audiovisual de los típicos mantras del género: unos cuantos sustos, niñas en camisón en la curva de la carretera, rezos en latín y muertes en extrañas circunstancias.
En definitiva, el resultado es una película de terror monótona, que no aporta nada nuevo al género, que no destaca ni en su ejecución, ni en el guión, ni siquiera en su reparto o en la banda sonora. Si estás instruido en el género y tienes bagaje cinematográfico, te resultará hasta insultante. Dios nos salve de semejante desdicha.

5.2
2,485
5
1 de enero de 2021
1 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix lo ha vuelto a hacer: un reparto con algunas de las mejores estrellas de Hollywood, una dirección de fotografía envidiable y un desembolso económico que, aun sin entrar en cifras, se nota que ha sido importante. Es un patrón que se repite en la mayoría de largometrajes de la compañía de streaming, pero que, pese a todo, no consigue un resultado satisfactorio.
"The Prom" tiene brillo y mucha purpurina, pero no es oro todo lo que reluce. La última producción de Ryan Murphy para Netflix transcurre en un instituto de Indiana, donde Emma, una chica de instituto, no es bienvenida al baile de fin de curso por su orientación sexual a la par que un grupo de actores de Broadway necesita de buenos titulares en la prensa para remontar tras sufrir unas críticas demoledoras.
El argumento es bastante simple y previsible y, por ello mismo, creo que ese es el principal problema de la película. Le sobra brilli-brilli y le falta ingenio e imaginación, vueltas de guion, sorpresas. La idea no solo es poco original, sino que además se podría haber resulto con una mayor lucidez, por lo que la extensa duración del musical de Murphy (130 minutos) también es algo que juega en su contra.
Si algo destaca en "The Prom" es el reparto, con Nicole Kidman, James Corden y una (como siempre) deslumbrante Meryl Streep que se come el escenario en cuanto tiene oportunidad. Y es el reparto, precisamente, lo que salva la película, aunque esta afirmación habría que cogerla con pinzas, ya que el trío de estrellas opacan con su luz y desparpajo natural a las que en teoría deberían ser las protagonistas de la historia. No obstante, no es ni de lejos el mejor trabajo de Streep, aunque siempre reconforta verla en un papel nuevo.
Aunque las intenciones de Murphy son buenas y el mensaje es positivo, no consigue destacar lo suficiente, ya que precisamente las forzadas actuaciones de Jo Ellen Pellman (Emma) y Ariana DeBose (Alyssa) parecen remar en dirección contraria, sepultando ese mensaje de esperanza.
En definitiva, "The Prom" es una historia demasiado artificial, casi paródica y poco verosímil. No es ni la mejor comedia ni el mejor musical de la historia, tampoco de lo mejor que haya hecho Ryan Murphy, pero tiene algún arrebato cómico y buenos números musicales. No destaca en nada, pero tiene un poco de todo, y aunque le falta chispa, sorpresa e inteligencia narrativa, peores películas se han visto y hecho. Merece la pena verla aunque solo sea una vez para disfrutar de Meryl Streep.
"The Prom" tiene brillo y mucha purpurina, pero no es oro todo lo que reluce. La última producción de Ryan Murphy para Netflix transcurre en un instituto de Indiana, donde Emma, una chica de instituto, no es bienvenida al baile de fin de curso por su orientación sexual a la par que un grupo de actores de Broadway necesita de buenos titulares en la prensa para remontar tras sufrir unas críticas demoledoras.
El argumento es bastante simple y previsible y, por ello mismo, creo que ese es el principal problema de la película. Le sobra brilli-brilli y le falta ingenio e imaginación, vueltas de guion, sorpresas. La idea no solo es poco original, sino que además se podría haber resulto con una mayor lucidez, por lo que la extensa duración del musical de Murphy (130 minutos) también es algo que juega en su contra.
Si algo destaca en "The Prom" es el reparto, con Nicole Kidman, James Corden y una (como siempre) deslumbrante Meryl Streep que se come el escenario en cuanto tiene oportunidad. Y es el reparto, precisamente, lo que salva la película, aunque esta afirmación habría que cogerla con pinzas, ya que el trío de estrellas opacan con su luz y desparpajo natural a las que en teoría deberían ser las protagonistas de la historia. No obstante, no es ni de lejos el mejor trabajo de Streep, aunque siempre reconforta verla en un papel nuevo.
Aunque las intenciones de Murphy son buenas y el mensaje es positivo, no consigue destacar lo suficiente, ya que precisamente las forzadas actuaciones de Jo Ellen Pellman (Emma) y Ariana DeBose (Alyssa) parecen remar en dirección contraria, sepultando ese mensaje de esperanza.
En definitiva, "The Prom" es una historia demasiado artificial, casi paródica y poco verosímil. No es ni la mejor comedia ni el mejor musical de la historia, tampoco de lo mejor que haya hecho Ryan Murphy, pero tiene algún arrebato cómico y buenos números musicales. No destaca en nada, pero tiene un poco de todo, y aunque le falta chispa, sorpresa e inteligencia narrativa, peores películas se han visto y hecho. Merece la pena verla aunque solo sea una vez para disfrutar de Meryl Streep.
5
18 de enero de 2025
18 de enero de 2025
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kidman sostiene notablemente una película con una historia un tanto plana y poco clara, en la que escasean las historias paralelas u otro tipo de problemáticas más allá del argumento central de la película, una esposa insatisfecha sexualmente que tiene una reputación que mantener y un puesto de responsabilidad con el que dar ejemplo liderando.
Un thriller que se hace largo, especialmente en la primera mitad, y que ahonda en el auto descubrimiento sexual, que representa la dificultad y la contradicción que en ocasiones conlleva el sexo. Como vía de auto exploración funciona, al igual que la química entre los protagonistas, pero se hace tremendamente mecánica y ciertamente previsible que consigue salvar parcialmente la historia gracias a unas notables interpretaciones de un Antonio Banderas y un Harris Dickinson que consiguen trasladar el mensaje.
En definitiva, una experiencia cinematográfica intensa, provocadora, que rebosa erotismo y que invita a la auto exploración, pero perfectamente olvidable.
Un thriller que se hace largo, especialmente en la primera mitad, y que ahonda en el auto descubrimiento sexual, que representa la dificultad y la contradicción que en ocasiones conlleva el sexo. Como vía de auto exploración funciona, al igual que la química entre los protagonistas, pero se hace tremendamente mecánica y ciertamente previsible que consigue salvar parcialmente la historia gracias a unas notables interpretaciones de un Antonio Banderas y un Harris Dickinson que consiguen trasladar el mensaje.
En definitiva, una experiencia cinematográfica intensa, provocadora, que rebosa erotismo y que invita a la auto exploración, pero perfectamente olvidable.
8
24 de marzo de 2020
24 de marzo de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Crítica 1ª, 2ª y 3ª temporada]
He leído muchas críticas acerca de Élite antes de escribir la mía y la mayoría son negativas: que si los actores no saben pronunciar, que si son demasiado mayores para interpretar a unos chicos de secundaria, que si es otro culebrón para adolescentes que viene siendo más de lo mismo...
Desde el primer capítulo de la primera temporada, Élite dio mucho de qué hablar. Fue una de las primeras producciones españolas de Netflix junto con Las chicas del cable. Eso ya es algo que celebrar. Hito más importante aún es que ha conseguido posicionarse como una de las series más exitosas y más vistas de la historia de la compañía, no solo en España, sino en todo el mundo, con más de 20 millones de suscriptores que vieron algún episodio de la temporada pasada.
Esos datos son objetivos y no son cuestionables. Élite gusta y engancha. ¿Por qué? Creo que sus creadores han sabido reinventar el concepto de culebrón adolescente y no han ofrecido otra telenovela más. Es cierto que encontramos a todos los prototipos de personajes: el bueno, la pija, el musculitos, la rara... pero, afortunadamente, creo que sus creadores han sabido ir más allá de la superficialidad de esos clichés y han ahondado en ellos.
No solo son los temas que se tratan, sino la naturalidad con la que se hace. El sexo, las drogas, la bisexualidad o incluso la muerte suponen un añadido que provoca tramas y subtramas muy interesantes y que enganchan fácilmente a todo tipo de públicos. Las dos madres de Polo, el matrimonio de conveniencia de los padres de Carla o la homosexualidad de Omar y el feminismo que predica Nadia en una familia tradicional árabe suponen enfoques muy interesantes y, si me lo permiten, necesarios.
La tercera temporada también trata temas tan espinosos y difíciles como el cáncer en la juventud o realidades poco exploradas, como las relaciones abiertas; temas muy importantes que articulan los nuevos episodios. No voy a entrar en si la historia es mejor o peor, porque cada uno tendrá sus gustos y simpatizará más con unos personajes u otros.
Élite no solo fue una de las primeras producciones españolas de Netflix, sino que además es marca España. La realidad que trata no será probablemente ni la de tu barrio ni la del mío. Pero es una gran lección para un país que ha tenido la corrupción como seña de identidad durante muchos años. Y estoy seguro de que gran parte de lo que viven las familias de los protagonistas, con sus contradicciones y sacrificios para llegar a formar parte de ese mundo de privilegios, es una historia mucho más real de lo que pensamos.
La magia de Élite reside en cómo puedes llegar a empatizar con todos ellos, aún siendo consciente de las atrocidades, crímenes y maldades que todos cometen. Obviando por razones evidentes los delitos, creo que todos nos hemos visto reflejados en algún comportamiento o pensamiento de todos ellos.
La exposición a las contradicciones, los golpes bajos constantes, los entramados amorosos... son situaciones que hemos vivido en primera persona o que conocemos de cerca y que, unidas a la inteligente manera de contar la historia empezando por el final y recurriendo a los flashbacks, funcionan. Si a esto le sumamos la brevedad de las temporadas (tres temporadas de ocho capítulos) y de los episodios (45-50 minutos), entonces no es de extrañar que el resultado sea una serie como Élite, tan adictiva como las drogas o como un buen polvo mañanero.
He leído muchas críticas acerca de Élite antes de escribir la mía y la mayoría son negativas: que si los actores no saben pronunciar, que si son demasiado mayores para interpretar a unos chicos de secundaria, que si es otro culebrón para adolescentes que viene siendo más de lo mismo...
Desde el primer capítulo de la primera temporada, Élite dio mucho de qué hablar. Fue una de las primeras producciones españolas de Netflix junto con Las chicas del cable. Eso ya es algo que celebrar. Hito más importante aún es que ha conseguido posicionarse como una de las series más exitosas y más vistas de la historia de la compañía, no solo en España, sino en todo el mundo, con más de 20 millones de suscriptores que vieron algún episodio de la temporada pasada.
Esos datos son objetivos y no son cuestionables. Élite gusta y engancha. ¿Por qué? Creo que sus creadores han sabido reinventar el concepto de culebrón adolescente y no han ofrecido otra telenovela más. Es cierto que encontramos a todos los prototipos de personajes: el bueno, la pija, el musculitos, la rara... pero, afortunadamente, creo que sus creadores han sabido ir más allá de la superficialidad de esos clichés y han ahondado en ellos.
No solo son los temas que se tratan, sino la naturalidad con la que se hace. El sexo, las drogas, la bisexualidad o incluso la muerte suponen un añadido que provoca tramas y subtramas muy interesantes y que enganchan fácilmente a todo tipo de públicos. Las dos madres de Polo, el matrimonio de conveniencia de los padres de Carla o la homosexualidad de Omar y el feminismo que predica Nadia en una familia tradicional árabe suponen enfoques muy interesantes y, si me lo permiten, necesarios.
La tercera temporada también trata temas tan espinosos y difíciles como el cáncer en la juventud o realidades poco exploradas, como las relaciones abiertas; temas muy importantes que articulan los nuevos episodios. No voy a entrar en si la historia es mejor o peor, porque cada uno tendrá sus gustos y simpatizará más con unos personajes u otros.
Élite no solo fue una de las primeras producciones españolas de Netflix, sino que además es marca España. La realidad que trata no será probablemente ni la de tu barrio ni la del mío. Pero es una gran lección para un país que ha tenido la corrupción como seña de identidad durante muchos años. Y estoy seguro de que gran parte de lo que viven las familias de los protagonistas, con sus contradicciones y sacrificios para llegar a formar parte de ese mundo de privilegios, es una historia mucho más real de lo que pensamos.
La magia de Élite reside en cómo puedes llegar a empatizar con todos ellos, aún siendo consciente de las atrocidades, crímenes y maldades que todos cometen. Obviando por razones evidentes los delitos, creo que todos nos hemos visto reflejados en algún comportamiento o pensamiento de todos ellos.
La exposición a las contradicciones, los golpes bajos constantes, los entramados amorosos... son situaciones que hemos vivido en primera persona o que conocemos de cerca y que, unidas a la inteligente manera de contar la historia empezando por el final y recurriendo a los flashbacks, funcionan. Si a esto le sumamos la brevedad de las temporadas (tres temporadas de ocho capítulos) y de los episodios (45-50 minutos), entonces no es de extrañar que el resultado sea una serie como Élite, tan adictiva como las drogas o como un buen polvo mañanero.
Más sobre Aitor Galisteo
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here