Esta incalificable película que trata de mezclar comedia y thriller en una historia de engaños es un despropósito de principio a fin: Las situaciones resultan inverosímiles, todo parece predecible y los momentos de humor son prácticamente insignificantes. Se hace pesada sin ser larga y no tiene gancho

Retrato crudo de los tristes acontecimientos de Detroit que destaparon la caja de Pandora en las calles. Con un excepcional montaje y movimientos de cámara que le dan ese enfoque entre el reality y el documental de corresponsal de guerra, tan habitual en su cine, Bigelow va en esta ocasión dos pasos más allá, dejando la acción a un lado y consiguiendo un convincente y durísimo film en el que, por fin, se moja de forma clara y consigue calar de un modo que en anteriores trabajos, también basados en hechos reales, no había hecho, no resultando tan aséptica como en otras ocasiones, sino todo lo contrario.

Emilia Clarke se aleja (y mucho) del papel que la hizo popular en Juego de Tronos como Daenerys de la Tormenta en esta comedia romántica navideña con ese estilo tan de moda actualmente del acompañamiento de las canciones de un solo artista /banda, en este caso de George Michael y Wham!. La película es simpática y es un viaje turístico nocturno por Londres que resulta agradable y con cierta magia.

Julián López siempre suele ser garantía de divertimento, es un actor que cae bien y que configura personajes muy destacables para la comedia. Con "Matusalén" nos trae otro, un rapero cuarentón que vive anclado en su época y la verdad es que el contraste de su generación con la de los universitarios veinticinco años menores que él da lugar a una comedia muy entretenida, aderezada con secundarios como Miren Ibarguren, Raúl Cimas o Carlos Areces. Y aunque tampoco debas esperar mucho de ella (este tipo de películas son para lo que son), creo que Julián López, como casi siempre, la sostiene muy bien.

Quizás algo menor que las brillantísimas "Once", "Begin Again" o "Sing Street", Flora y su hijo Max tiene en común con aquéllas el cariño a la música, la búsqueda de redención y una bonita forma de retratar las relaciones, en este caso madre-hijo en un entorno difícil y donde en cualquier esquina la vida puede brindarnos un giro de timón en forma de guitarra vieja. Eve Hewson lleva el peso de la trama en el papel de Flora, y secundarios como Joseph Gordon-Levitt ayudan a que todo fluya, mientras Carney tira de esos recursos que tan bien quedan en pantalla y tan originales resultan y que ya veíamos en sus películas anteriores.