You must be a loged user to know your affinity with Anibal Ricci
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6.5
3,363
8
2 de octubre de 2019
2 de octubre de 2019
35 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera escena, el director nos muestra a la protagonista portando un lanzallamas. Enfocada enigmáticamente, contrastando su silueta a una noche improbable. ¿Será una extremista? ¿Una justiciera? Pablo Larraín nos impone su personaje ficticio, acaso utilizando el lanzallamas como metáfora de la personalidad de Ema. La película nos irá envolviendo en un viaje sensorial y al avanzar el metraje nos vamos dando cuenta de que más que una metáfora, el sentido del lanzallamas es más literal. Ema tiene fuego en las venas y la magnífica interpretación de Mariana Di Girolamo nos acompañará durante cien minutos de recorrido.
Larraín logra darle un relato coherente a la pulsión del día a día enfrentado con desenfreno. No explica a los personajes (más bien oscuros) pero intuye que sus intenciones son válidas.
En 2018, Gaspar Noé nos invitó a un baile distinto, de anécdota absurda. Perseguía que la sensualidad de unos movimientos nos llevara a vulnerar los límites. Seductoras imágenes, pero ahí donde Noé hacía convulsionar entre verdaderos zombis, Larraín nos encierra en un viaje perturbador, donde rescata el alma de los personajes que orbitan en la periferia de la sociedad.
Si no observamos la película con apertura, las decisiones de Ema nos parecerán grotescas y el personaje del hijo adoptado (casi no emite palabra) nos mirará con ojos de reproche por permitir que Ema lo haya involucrado en esta familia demencial.
Larraín logra darle un relato coherente a la pulsión del día a día enfrentado con desenfreno. No explica a los personajes (más bien oscuros) pero intuye que sus intenciones son válidas.
En 2018, Gaspar Noé nos invitó a un baile distinto, de anécdota absurda. Perseguía que la sensualidad de unos movimientos nos llevara a vulnerar los límites. Seductoras imágenes, pero ahí donde Noé hacía convulsionar entre verdaderos zombis, Larraín nos encierra en un viaje perturbador, donde rescata el alma de los personajes que orbitan en la periferia de la sociedad.
Si no observamos la película con apertura, las decisiones de Ema nos parecerán grotescas y el personaje del hijo adoptado (casi no emite palabra) nos mirará con ojos de reproche por permitir que Ema lo haya involucrado en esta familia demencial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ema es bailarina y la primera performance es representada frente a la imagen de un sol abrasador. Hay algo tribal y visceral en la danza. Por sus venas corre fuego y la danza (su lenguaje) le da proyección mientras arrasa con todo a su paso. Ema no sólo prende fuego a las laderas de los cerros de Valparaíso, enciende todo lo que la rodea, las demás personas se convierten en víctimas de su conducta desbocada.
Al comienzo de la cinta se insinúa que el transitar de Ema corre por derroteros infructuosos. Si el espectador se compadeciera de que tuvo que devolver a un hijo adoptado, pronto caería en el influjo de Ema, su danza manipuladora va siempre un paso adelante. Su vehemencia por ningún motivo puede ser vista como una debilidad. Ema pareciera ser una nihilista sin trazos de futuro, pero no os engañéis, su danza tiene algo de macabro. No tiene reparos morales para alcanzar sus objetivos.
Pareciera que carece de instinto maternal, pero lo suyo es más fuerte. No va a abandonar a su hijo inmigrante, le buscará una familia, o lo que ella entiende por familia. Ema seduce y engaña a los nuevos padres adoptivos, por separado establece relaciones sexuales para engendrar a un hermano para ese hijo. Aníbal y Raquel serán padres cariñosos y Ema aportará fuego en una familia de dos madres y dos padres.
Descubre en el reggaetón un mundo tribal sin ataduras, su danza tampoco debe tener límites. Larraín logra darle un relato coherente a la pulsión del día a día enfrentado con desenfreno. No explica a los personajes (más bien oscuros) pero intuye que sus intenciones son válidas. Es otro lenguaje, la danza es corporal y más visceral.
Al comienzo de la cinta se insinúa que el transitar de Ema corre por derroteros infructuosos. Si el espectador se compadeciera de que tuvo que devolver a un hijo adoptado, pronto caería en el influjo de Ema, su danza manipuladora va siempre un paso adelante. Su vehemencia por ningún motivo puede ser vista como una debilidad. Ema pareciera ser una nihilista sin trazos de futuro, pero no os engañéis, su danza tiene algo de macabro. No tiene reparos morales para alcanzar sus objetivos.
Pareciera que carece de instinto maternal, pero lo suyo es más fuerte. No va a abandonar a su hijo inmigrante, le buscará una familia, o lo que ella entiende por familia. Ema seduce y engaña a los nuevos padres adoptivos, por separado establece relaciones sexuales para engendrar a un hermano para ese hijo. Aníbal y Raquel serán padres cariñosos y Ema aportará fuego en una familia de dos madres y dos padres.
Descubre en el reggaetón un mundo tribal sin ataduras, su danza tampoco debe tener límites. Larraín logra darle un relato coherente a la pulsión del día a día enfrentado con desenfreno. No explica a los personajes (más bien oscuros) pero intuye que sus intenciones son válidas. Es otro lenguaje, la danza es corporal y más visceral.

6.8
15,752
8
7 de febrero de 2017
7 de febrero de 2017
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paterson conduce un autobús en la ciudad de Paterson, New jersey. Una coincidencia de nombres como William Carlos Williams, su poeta predilecto. Jim Jarmusch nos invita a la cotidianidad de Paterson, lo acompaña con su cámara durante una semana, siguiendo la misma rutina, pero a los ojos de Paterson sus pasajeros, en cada ruta, le ofrecen una interpretación distinta del mismo recorrido. Paterson capta un tipo de poesía, observa las variaciones matemáticas de las calles a cada paso del tiempo. El corazón de Paterson y el de su novia Laura no tienen dobleces, se enfrentan a la rutina desde una perspectiva ingenua, como si ningún acontecimiento los inmutara, hasta que una pérdida definitiva trae nuevas coincidencias, nada es fortuito en corazones que atesoran cada momento. El espectador podría elucubrar que estos amantes no podrían procesar un episodio violento en sus vidas. Paterson contempla la naturaleza y la plasma en su libreta secreta, es claro que no es la única forma de crear poesía, no es reactiva, pero es el tipo de poesía que entiende Paterson. Sus sentimientos son estables, pacíficos, como si fuera una molécula de agua, sin embargo, esa molécula es capaz de fluir desde la altura de una cascada y percibir la creación en todo su esplendor, su concepto del tiempo (despierta a la misma hora sin necesidad de un despertador) es diferente al de un hombre común. Parecerá un sujeto que sólo toma decisiones cuando Laura se lo sugiere (incluso su perro lo lleva donde quiere), pero la verdad es que no necesita ambicionar otras cosas debido a que considera que lo tiene todo. Desde esa totalidad (o vacío, si lo prefiere) Paterson recurre a la poesía para recrear su experiencia y otorgar una belleza mayor al mundo que lo rodea.

6.4
8,009
7
10 de mayo de 2016
10 de mayo de 2016
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta argentina bajo el manto de un thriller policial. Un paralítico vive la precariedad de su existencia hasta que ésta es interrumpida por la llegada de nuevos inquilinos. Le aportan fuerza vital y un hecho fortuito lo hace interesarse en la vida exterior. Un túnel pasa por debajo de su casa y a través de él se perpetrará un robo. La historia no tiene nada extraordinario, pero el acertado montaje mantiene un suspenso que va creciendo conforme avanza el metraje. Genera una atmósfera distinta a la del cine estadounidense, situando al túnel como metáfora de búsquedas personales. La profundidad de los personajes está dosificada y las relaciones entre éstos plenamente justificadas. Hay algo de patetismo, muy latinoamericano, y el desenlace se aparta del clisé. Las dos horas se disfrutan plenamente.
1 de abril de 2017
1 de abril de 2017
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scarlett Johansson da con el tono de Major, híbrido entre cyborg y ser humano, aunque dotando a la protagonista de una sexualidad ausente en la versión animada de 1995. El guionista William Wheeler adaptó la historia para que el personaje de Johansson tenga presencia física en la futura entrega de la saga, posibilitando un final diferente en que Major se niega a pertenecer al universo electrónico. Es evidente que Hollywood quiere explotar una franquicia para reemplazar las desgastadas cintas de superhéroes. En la puesta en escena desaparece el retro-futuro y en su reemplazo homenajea el futuro mostrado en Blade Runner (Ridley Scott, 1982). Hay abuso en el empleo del CGI para las imágenes de la ciudad, lo que a veces entorpece la fluidez con las imágenes donde intervienen personas de carne y hueso, aunque por otro lado las locaciones interiores son visualmente atractivas. El discurso de la versión japonesa, da paso a diálogos e imágenes que sobreexplican las escenas, orientadas a encajar piezas de un producto comercial donde predomina la acción. Las frases finales del metraje hacen énfasis de la importancia del alma humana por sobre la inteligencia artificial, evidenciando nula comprensión del material original, ése cuyo mensaje seguirá vigente para futuras generaciones, trocándolo en un mensaje orientado a menores de catorce años que se maravillan con secuencias duplicadas y referencias a clásicos de la ciencia ficción. Hay una perniciosa dicotomía entre la tecnología visual (muy actual) y la profundidad del mensaje (muy anticuado) que la hace comparable con películas de los ochentas como Terminator (James Cameron) o Robocop (Paul Verhoeven).

7.1
55,945
9
20 de diciembre de 2015
20 de diciembre de 2015
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título quizás remita al latín "Deus ex Machina", que significa Dios desde la máquina, interpretación interesante que es insinuada por Nathan (profeta para los hebreos) y Caleb (explorador según la Biblia hebrea), protagonistas humanos de esta notable pieza de ciencia ficción. La película se plantea en un tono fundacional: la creación de la primera inteligencia artificial que supera la prueba de Turing y manifiesta una inteligencia propia y singular. Es curioso que de los labios de Nathan surja una frase proveniente del Bhagavad Gita, un texto religioso hindú, siendo que la película no plantea ningún dilema espiritual, es más bien fría y al final deja clara su intención. "En el sueño, en la confusión, en lo profundo de la vergüenza, las buenas obras del pasado definen al hombre", es una declaración de principios de Nathan, un genio programador de características narcisistas que cree fervientemente en que el fin justifica los medios. El novelista y director británico Alex Garland despliega un brillante guión, con diálogos inteligentes que abren interrogantes, y una puesta en escena notable en que alterna planos generales de la naturaleza con planos cerrados y claustrofóbicos del búnker donde Nathan experimenta con Ava y Kyoko, el otro robot. En algún minuto Nathan le insinúa a Caleb que si Ava fuera solo voz, ésta lo engañaría y pasaría por humana, un puente hacia "Her" (2013) de Spike Jonze, donde Samantha (sistema operativo) aprendía a velocidades insospechadas y adquiría un libre albedrío sin experimentar culpa. Algo similar ocurre con Ava, que de alguna forma se pone el traje de Rachel, la replicante del Blade Runner (1982) de Ridley Scott, imitación humana que carece de empatía, pero que tiene conciencia de su existencia. Las imágenes finales (excelentes planos fijos) muestran la técnica automática del pintor Jackson Pollock, dando a entender que Ava es una nueva conciencia, una cierta forma de arte genuina e individual.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nathan contrata a un experto programador (Caleb) para darle una posibilidad de escape a su creación artificial (Ava). Esta posee instintos sexuales y Nathan espera que utilice el engaño, la astucia y sus encantos para confundir y manipular a Caleb.
Los diálogos de Ava con Caleb manipulan al espectador en el sentido de hacernos creer que siente algo por él. En cierto punto pareciera que los humanos son maquiavélicos (aunque Caleb representa rasgos más humanos) y que los robots fueran los buenos y explotados. Pero en el fondo es la estrategia de Ava la que terminará manejando las acciones y el director se mantiene fiel a la nueva inteligencia que experimenta esta creación artificial.
Ava escapa del búnker y se encuentra en un cruce de calles donde lo aleatorio del comportamiento humano le abre posibilidades infinitas.
Los diálogos de Ava con Caleb manipulan al espectador en el sentido de hacernos creer que siente algo por él. En cierto punto pareciera que los humanos son maquiavélicos (aunque Caleb representa rasgos más humanos) y que los robots fueran los buenos y explotados. Pero en el fondo es la estrategia de Ava la que terminará manejando las acciones y el director se mantiene fiel a la nueva inteligencia que experimenta esta creación artificial.
Ava escapa del búnker y se encuentra en un cruce de calles donde lo aleatorio del comportamiento humano le abre posibilidades infinitas.
Más sobre Anibal Ricci
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here