En un centro psiquiátrico italiano se juntan una condesa de pacotilla de gran verborrea y una joven misteriosa, silenciosa y que lleva el cuerpo tatuado con pasajes importantes de su vida. La chispa entre ellas se enciende rápido aunque tal vez encerradas en cuatro paredes no puedan mostrar todo su potencial. Abróchense los cinturones.

El director Paolo Virzì nos regala una historia de amistad y de aventuras elevada a la quinta potencia. Nos obsequia con un torbellino interpretativo de la mano de Valeria Bruni Tedeschi, que no para de hablar y que todo lo que dice tiene sentido. Es una delicia escuchar lo que dice pero sobre todo cómo lo dice, te hipnotiza. Le vendería en tiempo récord unas gafas 3D a un ciego. El contrapunto lo pone Micaela Ramazzotti con su calma tensa y con el terrible pasado que arrastra. Las dos piezas encajan de forma perfecta, una habla y la otra oye música con los cascos puestos fingiendo que escucha. Sintonía perfecta. Tan diferentes y tan iguales. Una muy buena película para inaugurar el ciclo de cine en el Teatro Bretón de la nueva edición del Actual 2017, con aplausos algo contenidos al acabar la proyección, no en mi caso que aplaudí con gusto a esta película vital en donde los locos acaban siendo los más cuerdos de entre los vivos. Y en los que más debes confiar.

Lo mejor: Pocas veces se ha visto en la gran pantalla una interpretación tan sublime y arrolladora como la que aquí se marca la Tedeschi, y casi sin pestañear. El tono de humor de todo el metraje. La sensación de buen rollo que te inunda acabar la película.

Lo peor: Tal vez demasiado loca en algunos momentos. La visión negativa del género masculino…no se salva ni el apuntador. Que luego este tipo de películas no dure más de una semana en cartelera.

Nota: 8,5 Sacapuntas.

Tres jóvenes mexicanos emprenden un viaje en busca de un cantante al que escuchan su música sin cesar pero que realmente no saben con seguridad si existe o incluso si ya ha fallecido. En el viaje se producirán situaciones inesperadas e incluso algunas otras que les marcarán para siempre.

No porque una película haya sido galardonada en importantes festivales tiene que ser irremediablemente buena y para muestra un botón. Güeros, que significa de piel o cabello claro, deja chafado al personal. Y no porque sea en blanco y negro, sino porque no hay ni una sola luz entre tantas sombras. El director Alonso Ruizpalacios nos realiza una película rara, experimental, desordenada, desenfocada y vacía de contenido. El responsable de traerla al Actual estoy convencido de que no la vio antes y se dejó influenciar por su palmarés, porque si la llega a ver, no la trae. A los actores los conocen en su país y poco más. A la revolucionaria (y flacucha) Ilse Salas la veremos en la inminente Cantinflas, pero al resto no creo que los veamos ni en pintura. No por esta película al menos. Toca el tema de las drogas, de las multitudinarias huelgas de los estudiantes, de la miseria, pero todo de refilón y con poco gusto. Lejos, lejísimos queda de la legendaria Diarios de motocicleta. Sensación de engaño en la sala. A ver si mejora…

Lo mejor: La frase “más vale nunca que tarde”. Una escena, solo una, pero es antológica: Un niño que corre, la cámara gira 180º, se ve su sombra corriendo…Inolvidable.

Lo peor: No hay ni por donde cogerla.

Nota: 3/10

Una madre y sus dos viven a costa de engañar a otras personas que piensan que a través de ellas pueden contactar y recibir mensajes de sus seres queridos ya fallecidos. Hasta que un día la hija pequeña empezará a comportarse de una forma un tanto extraña al tratar de comunicarse con su padre…

Mike Flanagan dirige dos años después la precuela (que no secuela) de Ouija, y sin duda la mejora de largo, aunque no era difícil. Este origen de la historia es maduro y hábil, da miedo pero en su justa medida y abre la puerta a un nuevo género de terror inteligente, sin excesos grotescos de cara a la galería. No obstante no la apruebo porque sus últimos minutos son una ida de olla total que desentonan el correcto conjunto anterior ni, sobre todo, por el simple hecho de que este tipo de películas no las disfruto del todo, paso mal rato y es por ello que no la puedo valorar más, pero puedo llegar a entender que haya gente que acuda en masa al cine para ver este tipo de películas mientras devoran una coca cola de 2 litros y engullen palomitas sin ton ni son. El personaje de la madre pinta más bien poco, el de la hija mayor se mantiene siempre en primera línea y el de la pequeña…al principio lo borda pero al final parece un monigote de cartón piedra. Hay muchas películas mejores ahora mismo en cartelera, pero si eliges entrar a verla, no te irás con sensación de que se han reído de ti a la cara.

Lo mejor: Con contadísimas escenas de miedo consigue mantenerte en tensión todo el metraje. El personaje enigmático del cura. Lo que las tablas de ouija dan de si desde tiempos inmemorables.

Lo peor: Tanto ojo blanco da un poco el cante…Demasiados topicazos. Que no cuente con algún actor de campanillas.

Nota: 4,5 Sacapuntas.

En un pueblo pequeño de Estados Unidos una joven es asesinada sin que la policía, seis meses después, tenga ninguna pista del suceso. La madre hará todo lo posible por que el caso se reabra y se encuentre al culpable.

Es refrán popular el dicho de que madre no hay más que una y padres treinta y tres, pues bien, esta película es un claro ejemplo de ello. Una madre, Frances McDormand, que se pelea con medio pueblo para que el rastro de su hija no se borre y un padre, John Hawkes, que está más preocupado de liarse (por decirlo de forma suave porque no se si los niños leen este blog) con una chica de la edad de su hija que de hacer nada para encontrarla. Y lo que podía haber sido un relato dramático y tenso sobre la pérdida de un ser querido, se convierte por arte y magia del director, el inglés Martin McDonagh, en un film disparatado e igualmente tenso, porque la soga de la madre pone firme y ahoga a todo el que la prueba, mezclando género dramático con thriller y momentos de humor negrísimo. Un tufillo a los hermanos Coen es palpable en el metraje (y digo tufillo porque pienso que han caído en gracia más que ser gracisoso) y todos los personajes son exagerados y estridentes, no se salva ni el apuntador. Aunque dentro de esta cuadrilla de tuercebotas, destaca el policía interpretado por Sam Rockwell que sin duda protagoniza los momentos más disparatados, divertidos (y racistas), ganándose al espectador con esos andares de abuelo culón. En resumen, un drama puede ser retratado de dos formas totalmente opuestas: o haciendo llorar al espectador o sacándole la carcajada. La primera suele ser facilona a poco que des con la tecla pero para la segunda…!No hay nada más difícil en el mundo que hacer reír¡ Y yo aquí me río a medias aunque reconozco que hay momentos de cine de muchos kilates y que la idea de los tres carteles ya de por sí merece una película.

Sacapuntas de oro: Que los personajes de la madre y del policía ( y su madre) den para un spin-off o una segunda parte…y hasta aquí puedo leer. La gruesa ironía que envuelve todo.

Sacapuntas de madera: Que por momentos se pase de rosca y de disparatada. Que los personajes del hijo y del padre estén absolutamente desaprovechados. Que la policía en ningún momento muestra dedicación alguna por el caso. Que los subtítulos no traduzcan todos los matices de la lengua original.

Nota: 6 Sacapuntas

Un matrimonio maduro en plena crisis decide pasar un fin de semana en una remota cabaña alejados del mundanal ruido para reactivar su relación. Pero un repentino y trágico suceso que le ocurre al marido hará que lo que iba a ser una romántica experiencia se convierta en la peor pesadilla posible.

El director Mike Flanagan, con varios títulos de terror y misterio en su curriculum, lleva a la gran pantalla una novela de Stephen King. La cinta empieza fuerte y te mantiene alerta, pero según pasan los minutos va perdiendo fuelle y terminas por desear que acabe cuanto antes. Aunque el cartel nos incita a pensar que vamos a ver una nueva versión de Cincuenta sombras de Grey y la sinópsis nos sugiere que será una película de terror, nada más lejos de la realidad. Tiene cosas de drama, de thriller psicológico y de supervivencia, pero no acabas de entrar en ella porque no te cuenta nada que no hayas visto ya. Muchas escenas no tienen ni pies ni cabeza pero sí que nos muestra algo interesante, como es que sólo cuando el ser humano se encuentra en condiciones muy adversas es cuando saca lo mejor que tiene dentro y expulsa lo que le mata por dentro, como pasajes turbios del pasado que estaban olvidados en el baúl de los recuerdos y que alivian cuando los afrontas y los sacas afuera. Y los dos actores protagonistas, Carla Gugino y Bruce Greenwood dan una master class de cómo hablar a cámara y no morir en el intento.

Sacapuntas de oro: La novedosa idea de partida, las sofocantes e intensas interpretaciones de los dos protagonistas y el miedo universal al fantasma que habita en la sombra oscura. El final, donde ella se redime de la inferioridad adquirida que tenía siempre a los hombres y le planta cara al…lo que sea eso.

Sacapuntas de madera: La venden como una película de terror y sustos pero no deja de ser un drama con toques de thriller psicológico sin nada o poco que aportar al género. En muchos momentos no pasa nada o lo que pasa es muy rocambolesco. Que las películas de Netflix y del resto de plataformas que no pasan por las grandes salas acaben siendo gotas de agua en mitad del océano, sin oficio ni beneficio, y acaben siendo calificadas como “medias-películas”.

Nota: 5 Sacapuntas.