Por fin estrenada la película fueron muchos los que no quisieron admitir lo pésima que era, se aferraban al sentimiento de nostalgia y homenaje. Una vez superada la expectación inicial, tal esfuerzo de inocencia no tardó en dejar paso a la indignación.

La gente solo quería disfrutar con un poco del buen cine comercial de antes, tampoco pedían mucho. Les daba igual si Harrison Ford aparentaba 50 o 60 años. El margen con que se contaba para contentar al público era generosísimo. Si uno entiende esto, se dará cuenta de lo realmente mala que tiene que ser la peliculita para que tantísima gente haya acabado echando pestes y poniéndola a parir. La que se suponía que iba a ser la peli que recuperase el espíritu del buen cine de aventuras entre tanta mediocridad, resultó ser peor incluso que las películas actuales de las que pretendía diferenciarse.

No sé si la culpa será de George Lucas, me aseguran que sí, que la exagerada infantilización de la película sólo puede ser obra suya. Puede ser, pero tampoco es que Spielberg haya tenido una década para lanzar cohetes. Me pregunto si se habrá dado cuenta de que hace 10 años que no ha vuelto a sentarse en el trono de Hollywood, 10 años sin ganar el cinturón de los pesos pesados, tras haberlo lucido más veces que nadie durante los 70, los 80 y los 90. Es más, con la última de Indiana Jones posiblemente haya firmado la peor película de toda su carrera, o al menos de sus últimos 20 años. Y eso que Indiana Jones era la apuesta más segura que uno puedo imaginar (eso sí, económicamente la película fue un éxito, sin excesos).

Lo más gracioso del tema es que estuvieron años rechazando guiones y diciendo públicamente que no harían la película hasta dar con el guión digno de la saga que mantuviera el listón. Todo hay que decirlo, se han lucido, porque si en algo hace aguas por todas partes esta película es precisamente en el guión, dejando ver una desmesurada pereza mental de los escritores.

Espero de verdad que hagan la quinta, porque peor que esta no puede ser. Eso es algo que ya tenemos ganado.

Muchos videojuegos a lo largo de su corta historia han adaptado películas simplificándolas bajo la formula de "corre, salta y golpea". Los guiones a su vez se reducían a "encuentra tantos objetos". El famoso videojuego de E.T., considerado uno de los peores de la historia, consistía en encontrar tres piezas para crear el teléfono interplanetario.

Sólo algunos contados videojuegos apostaron por darle prioridad a la historia y el ingenio por encima de la acción, es el caso de "Indiana Jones y la última cruzada" (la aventura grafica, porque también sacaron una versión arcade de ‘corre, salta y golpea’ que consistía en encontrar la cruz de Coronado, un escudo y el diario a base de saltos y mamporros).

‘Coraline’ viene a evidenciar una curiosa tendencia a la inversa que actualmente se da en no pocas películas, el cine parece copiar a los videojuegos y no al revés. Cierto es que hay que esperar casi una hora de metraje para entender este punto, ya que la primera hora es una más que correcta actualización de “Alicia en el país de las maravillas” y “Hansel y Gretel” con una niña protagonista mucho más moderna y no menos arropada por la fantasía gótica que tan de moda ha puesto Tim Burton.

Si esta premisa no es original, el acierto de la película es ofrecer una experiencia cinematográfica, favorecida más todavía por el 3D cuando todavía faltaba casi un año para que se desatara el fenómeno ‘Avatar’.

Si hubiera visto esta película de niño sé que me habría provocado fuertes sensaciones, por ejemplo cuando Coraline se adentra en el hogar cálido e ideal de su ‘otra’ familia, cuando asiste al circo de los ratones o la ópera de las sirenas; y me habría sobrecogido cuando todo se tuerce y se vuelve macabro con una idea tan sencilla como un par de botones y un alfiler. A todo esto, la evolución del personaje del ‘otro’ padre es simplemente perturbadora.

Pero...