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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
19 de mayo de 2011
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El caserón de las sombras" es una broma, una broma pesada. Pero no en el sentido de divertida, bufonesca o graciosa, sino más bien en el sentido decepcionante del término. Porque, vamos a ver, una obra de terror de la Universal, de los años 30, dirigida por el genial James Whale y que transcurre en una fantasmagórica, opresiva, gótica y lúgubre casa podría dar para una de las mejores Obras Maestras del género.

Añadamos un elenco de actores excepcionales: un Boris Karloff en su mejor momento, un Charles Laughton bordando el personaje de inglés refinado y sarcástico, un joven y estupendo Raymond Massey (supongo que al igual que a mí, a todos los que han visto la memorable "Arsénico por compasión" les hará una gracia impresionante ver a Raymond Massey compartir escena con Karloff), un divertido Melvyn Douglas y una correcta Gloria Stuart (que raro que esta actriz no llegase a ser nunca una estrella, porque lo cierto es que intervino en más de un clásico de la época).

Pues bien, con semejantes ingredientes, ¿no daba para un terrorífico, embriagor, sobrecogedor y asfixiante film? Pues no, lamento decir que no. Empieza muy bien, combina muy bien la comedia distendida con el terror más opresivo y claustrofóbico. La ambientación es perfecta y el clímax no puede ser mejor. Nos esperamos expectantes una deliciosa joya de tan alta calidad como "La novia de Frankenstein" y, cuando empieza por fin a desarrollarse la trama, va… y se acaba la película.

Pero ¿qué clase de broma macabra y absurda tomadura de pelo es esta? ¿Es qué no tenían presupuesto para más? Es desconcertante (y, ¿por qué no decirlo?, cabreante) que te preparen para luego nada. ¡Qué desperdicio de talento del director y de los actores, qué desperdicio de historia, qué desperdicio de clímax y qué desperdicio de nuestro tiempo! ¿Fue esto solo un entretenimiento de Whale para pasar el rato y simplemente jugar un poco con los cánones del terror? Quizás el problema sea mío que no soy capaz de entender esa combinación de escenas de comedia desenfadada e irónica con escenas de terror. ¿Acaso lo que se pretende es realizar una divertida parodia de las películas de dicho género? Quién sabe. Sea como sea, acaba resultando una frustración para el cinéfilo. Una pena, sin duda.

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13 de junio de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era niño tenía una absoluta fascinación por el cine de los años 80, aunque claro, yo me críe al abrazo de clásicos como "Star wars", "Superman", "Indiana Jones", "ET" o "Regreso al futuro". Por lo que no es de extrañar que en aquellos años pensase entusiasmado que el mejor cine de todos los tiempos se realizó en esa mítica década. Ahora, tantos años después, no es que haya reconsiderado mi opinión, sino que a veces me da por pensar muy seriamente que en la década de los 80 se han creado algunas de las peores películas de la historia del cine y cada vez me decepciona más la mayoría de los films que nacieron en esos años. "Hunter" es un buen ejemplo de ello.

No voy a decir que "Hunter" es una mala película porque no lo es. Quizás simplemente está muy contaminada por la estética ochentera que, con el paso de los años, la ha hecho envejecer muy mal, perdiendo parte de su encanto original. Además, puede que si no existiera "El silencio de los corderos" (y sus más que respetables y dignas secuelas) no nos chirriaría tanto visionarla ahora. Soy consciente de que un film debe ser siempre juzgado y valorado de forma objetiva e independiente, además con el condicionante de que Hunter se rodó 5 años antes del clásico que inmortalizó el personaje de Hannibal Lecter. Por tanto, solo por eso, le doy la consideración de que, como film independiente, es una película aceptable y más que correcta.

Ahora bien, pasar de ser un thriller correcto y bien hecho a que se le considere un clásico de los años 80 (cómo he llegado a leer alguna vez) hay un abismo. No voy a negar que contiene todos los ingredientes de misterio, intriga, suspense, terror y acción que se le pide a un thriller de estas características, pero sin aportar nada nuevo ni de interés. Thrillers así de psicópatas los ha habido a docenas, antes y después de "Hunter", y no se le puede atribuir ningún mérito destacable ni ningún hallazgo de genialidad que renueve este género.

Lo más irritante es, no solo que no aporte nada esencial al género, sino que en primer lugar lo contamine con esa fantasmagórica fotografía que tanto le gusta poner a Michael Mann en todas sus películas y, en segundo lugar, lo estropee con esa insufrible música electrónica que no cesa ni por un momento, y si cesa es para meter con calzador horrendas canciones ochenteras que distraen de la acción y de lo que se está contando. No hay ni un solo momento durante la película que la banda sonora (ya sea con los pitidos y chirridos desquiciantes de los sintetizadores o con las tediosas canciones) no destrocen la película. Dios, cuantísimo daño han hecho los sintetizadores a la música en el cine (o mejor dicho, el mal uso de los sintetizadores, porque por ejemplo Maurice Jarre los usó muchísimo en los años 80 y la mayoría de las veces con resultados magníficos).

(Sigue en el Spoiler)
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Aunque claro, el mayor desasosiego que me produce el visionado de Hunter, como a la amplía mayoría de la gente que ha visto la película, es el desaprovechamiento del personaje de Hannibal Lecter, no solo porque apenas salga y sea prescindible en la película sino por cómo está descrito e interpretado por Brian Cox (como ese maleducado delincuente grosero chulito y algo macarra) distando años luz de la forma refinada, intelectual, educada, elegante, sutil y fascinante como lo interpretó Anthony Hopkins (aunque claro, la interpretación de Hopkins es de pura antología).

En fin, después de todo lo dicho, se podría decir que "Hunter" es solo recomendable para los fans, si es que los hay hoy en día, del gusto por la estética ochentera que tanto marcó esa época.

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4 de julio de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros acontecimientos cinéfilos que recuerdo con especial cariño eran las sesiones dobles que durante mi infancia programaban algunos cines. De muchas de esas primeras películas no recuerdo ni el título dado que apenas tendría yo unos 4 ó 5 años. Lo que sí tengo presente en mi memoria es que en cuanto empezaban por fin a aparecer los títulos de créditos todos los niños efusiva, alegre y entusiasmadamente nos poníamos a aplaudir con la mayor devoción, como dando las gracias por lo que íbamos a ver, y volcando toda nuestra confianza y gratitud por anticipado, a través de esos aplausos, en la película.

Como ya he dicho apenas recuerdo ninguna de esas películas (la mayoría de ellas serían reposiciones o productos de serie B) pero ya entonces me marcó de forma apabullante "Los vikingos" por la minuciosa descripción de las salvajes, crudas, honorables y viscerales escenas y la plasmación, a modo hollywoodiense, de toda la iconografía vikinga. Disfruté tantísimo con esa película de puro escapismo, diversión y aventura “pulp” que se me incrustó en el subconsciente una de sus míticas escenas: aquella en la que el vehemente Kirk Douglas escala valiente e intrépidamente por un portón levadizo aprovechando como escalera las hachas que deliberadamente han lanzado contra él.

Por tanto, me aterraba volver a ver "Los vikingos" como adulto porque suponía que la decepción iba a ser considerable y que se iba a empañar el entrañable y cariñoso amor infantil que aún conservaba por esta película. Pues bien, gran alegría al comprobar que mi admiración por este film de Richard Fleischer no ha hecho más que aumentar y que podría hasta asegurar que me ha gustado incluso más, y ya es decir, que de niño. Estamos ante una auténtica joya imperecedera del cine repleta de momentos memorables con todos los ingredientes que una buena película debe poseer: mucha acción, aventuras, romances, pasiones, traiciones, honores ultrajados, reencuentros, decepciones, desamores, compromisos, relaciones familiares, etcétera. Y sobre todo lo más importantes: todos los actores absolutamente convincentes en papeles algo lineales y estereotipados pero que, a través de matices y excelentes interpretaciones, los hacen más que creíbles. En especial un soberbio Ernest Borgnine y unos espléndidos Kirk Douglas y Tony Curtis disfrutando como cosacos (o mejor dicho, como vikingos) de sus jugosos papeles. El único pero que se le podría poner a la película es el poco partido que se le saca a Janet Leigh que solo se pasea por ahí para lucir palmito, aunque bueno, también eso aporta mucho encanto.

Y respecto a la emblemática escena de la escalada a través de las hachas podría asegurar que a día de hoy, en pleno año 2013, no existen unos efectos especiales en el cine que puedan fascinar, asombrar y emocionar más que esa memorable escena y en cómo la interpreta el siempre solvente Kirk Douglas. Y, por si fuera poco, todo acompañado por una maravillosa e inolvidable música de Mario Nascimbene que remarca y aporta magnificencia y momentos gloriosos al film. Eso sí que era cine. Una gozada absolutamente recomendable. He vuelto a ser un niño de 5 años. He vuelto a disfrutar como entonces y eso hoy en día es todo un lujazo.

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11 de julio de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión John Ford hacía películas redondas, así de sencillo, simplemente eso, películas redondas, algunas mejores y otras peores, pero siempre académicamente perfectas. Eso no quita, por supuesto, que como todo cineasta tenga films decepcionantes, fallidos o sencillamente malos, pero su técnica narrativa (de la que fue pionero en muchos aspectos) es incuestionable en todas ellas.

En mi curiosidad cinéfila estoy intentando abarcar lo máximo posible de su excepcional filmografía (tarea abrumadora sin duda, pues son más de un centenar de películas), pero poco a poco me voy empachando de esas joyas (y no tan joyas) obras fordianas que tanto me están cautivando.

Tarde o temprano tenía que enfrentarme a su célebre trilogía de la caballería. Primeramente vi Río Grande, y me gustó muchísimo, seguidamente La legión invencible, y me gustó mucho más todavía, y finalmente acabé con Fort Apache, donde he disfrutado de una de las más soberbias Obras Maestras Absolutas que ha dado el cine, engrandeciendo el género del Western a las más altas cotas del arte, donde todo es absolutamente perfecto, genial e intachable.

Pero eso me ha hecho recapacitar, ¿era realmente tan buena Río Grande? Me ha entretenido tantísimo Fort Apache que a su lado Río Grande palidece, ¿Cuál es el motivo? Pues lo tengo muy claro, clarísimo. Y es que si el guión de Fort Apache es soberbio, el de Río Grande me parece muy endeble, parece como si todo estuviese concebido y narrado para contar una historia muy simple, muy básica, con todos los tópicos del cine fordiano pero sin chicha ni enjundia en la historia realmente, es decir, me aburrió.

Eso sí, reconozco que técnicamente es impecable, es una película redonda, pero eso no es suficiente, porque además parece más un documental de la caballería que una película en sí. No basta con dirigir con ese gran talento, si no hay ningún guión bueno la película al final acaba resintiéndose, incluso se me antoja algo panfletaria. Además, no se porque, pero me da la sensación de que Ford estaba como desinteresado rodando, como si solo fuese un entrenamiento con la pareja protagonista, es decir, John Wayne y Maureen O´hara están geniales, pero parece como si esto fuese solo un aperitivo, un casting de prueba donde ya se estaban preparando para sus inolvidables personajes de El hombre tranquilo.

De todos modos con Ford me pasa como con Orson Welles, aunque la historia sea aburrida y sin interés, siempre me puedo regodear observando atentamente los maravillosos encuadres que tanto me deleitan, y que le coronan como el mayor artesano que ha engrandecido el arte del cine como nadie.

El Despotricador Cinéfilo
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7 de agosto de 2009
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún recuerdo, no sin cierta nostalgia, como en mi niñez y adolescencia cada vez que estaba deprimido o triste por algún motivo cogía mi viejo VHS de "Cantando bajo la lluvia" y lo ponía, viendo solo 5 ó 10 minutos de la película. Da igual que fuese el inicio, el desarrollo o la parte final, solo necesitaba esos 5 ó 10 minutos, y ya la vida volvía a sonreír, pues el optimismo, sentido del humor, alegría, magia y ritmo de esta maravillosa Obra Maestra me contagiaba de tal manera que me revitalizaba. De hecho, sigo pensando que una buena dosis de "Cantando bajo la lluvia" es mejor remedio que cualquier antidepresivo.

Por esta razón, más emocional que racional, me decepciona este "Siempre hace buen tiempo", y el problema es que no sé exactamente porqué me decepciona, pues el binomio Gene Kelly-Stanley Donen funciona a la perfección, graduada y planificada la película al milímetro para producir el mismo efectos que ambos genios del celuloide consiguieron 3 años antes con "Singing in the rain". Pero el cine, como arte imperfecto que es, es lo que tiene, y aunque el film sea impecable no es esa maravilla de musical que todos ansiamos.

Quizás sea porque las canciones no son tan memorables como en otros musicales de esa época, quizás sea por falta del optimismo y la típica sensación pueril de estos tipos de films, quizás sea porque los números de baile (exceptuando el magistral de Gene Kelly en patines) no están muy logrados, quizás sea porque Dan Dailey y Michael Kidd no tienen el carisma necesario para secundar a Kelly, quizás sea por ese poso de amargura que desprende el film, quizás sea porque es una película más realista de lo normal en el género del musical… ¿quien sabe? Yo solo se que no podría recurrir a "Siempre hace buen tiempo" para alegrarme el día, y que aunque es un film muy notable, no puede compararse con otras joyas de Kelly y Donen.

Pero realmente ¿importa eso? si nuestra penitencia cinéfila es menospreciar joyas como "Siempre hace buen tiempo" entonces bienvenidas sean muchas penitencias como esas.
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