Haz click aquí para copiar la URL
Seychelles Seychelles · Monchópolis
Críticas de Monchita
<< 1 4 5 6 10 18 >>
Críticas 86
Críticas ordenadas por utilidad
5
24 de octubre de 2013
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por 2004, un barbilampiño James Wan sorprendió a propios y extraños con su brutal irrupción en el terror de la mano del psicópata Jigsaw y sus macabros juegos en la portentosa 'Saw'. A veces irregular con alguna de sus películas de género, volvió a una senda más madura y terrorífica con 'The Conjuring', consagrándose como uno de los autores a tener en cuenta en el terror. Sin embargo, para fastidio de sus fans, este verano James Wan anunciaba que se retira como director de películas de miedo porque se ha pasado los últimos diez años asustando al público y sentía que ya era hora de evolucionar para no quedarse encasillado. Según él, la secuela de la mediocre -pero exitosa- 'Insidious' es su última incursión en el terror. Su próximo proyecto será la nueva entrega de la longeva saga 'A todo gas', un cambio drástico a lo que nos tiene acostumbrados. No hay que alarmarse; todos sabemos que la palabra de los directores nunca es de fiar al 100%. Ahí, sin ir más lejos, tenemos reciente el caso de Soderbergh, quien ya se ha retirado unas cuantas veces.

Mientras se despejan estos nubarrones, Wan vuelve por segunda vez este año a las carteleras españolas con 'Insidious 2', sin apenas darle tiempo al espectador para reponerse de la sugestiva, espeluznante y efectiva 'The Conjuring'. Esta segunda entrega de 'Insidious' ha sido posible gracias al éxito de la primera a pesar de que ésta adolecía de previsibilidad, uso del sonido alto para los sustos y un giro un tanto ridículo. En la secuela, algunos de estos tics siguen presentes pero se nota un tanto la madurez del director en lo que a creación de ambientes tétricos se refiere. 'Insidious 2' comienza cuando la familia Lambert se muda a casa de la madre de Josh con la esperanza de dejar atrás sus vivencias diabólicas. Sin embargo, pronto descubren que los espíritus aún no les han abandonado. Aunque la familia ignora qué sucede, el espectador ya lo sabe pues así te lo muestran en el final de la primera película. Wan insiste en que la conclusión de Insidious no estaba hecha para una posible secuela pero, ¿a quién quiere engañar? Dice lo mismo de esta segunda parte y tiene un final más que abierto para continuar con la franquicia al poder jugar con los orígenes de los espíritus.

Los sustos comienzan en los primeros compases del film. Al principio, el director sabe recrearse con la sugestión y la tensión, se palpa un ambiente de mal rollo en esa enorme casa con tantos rincones oscuros. Pronto vuelve a caer en los defectos de su primera parte al mostrar, sin pudor y en primer plano, los entes demoníacos y fantasmas a golpe de una chirriante subida de volumen. Con esto, la efectividad de pasar miedo del puro cae ya que no juega tanto con la mente de su público y opta por el convencionalismo intrínseco al género de los últimos años. Todo esto por no hablar de los giros de guión muy risibles que tanto duelen a los amantes de las horror movies (y que no contamos ninguno por no estropear la trama), y otros claros guiños a grandes películas del género como 'El resplandor'. Hay incluso hueco a puntos cómicos con la aparición de los dos parapsicólogos jóvenes que, si bien deberían dar un respiro en la supuesta tensión -ya decreciente a medida que avanza- de la trama, acaban por quedar impostados. El reparto, que repite en la secuela, está bastante creíble destacando la actuación de ese trastornado padre interpretado por Patrick Wilson.

Eso sí, la manera de conectar las dos películas y dar explicación a por qué pasaban ciertas cosas en el pasado, nos ha parecido convincente y bien cohesionada, independientemente de lo ridículas en sí que luego puedan resultarnos. En este sentido, el guión de Leigh Whannell, colaborador habitual de James Wan, intenta no dejar cabos sueltos e ilustrar que todo es posible en el mundo de los seres demoníacos. Al final, el legado “terrorífico” de Wan se va a ver empañado por lo flojito que resulta este segundo capítulo de 'Insidious'. No siempre se puede salir incólume de nuestro tan querido, como denostado, género de terror.
Monchita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
5 de junio de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pueblecito de la América rural viven tres hermanos, encabezados por el impertérrito Michael Shannon. Un día su madre, con la que no tienen relación, les avisa de que su padre, quien tenía otra familia desde que les abandonó de niños, ha fallecido. Los tres hermanos irán al entierro y allí tendrán el primer enfrentamiento con sus rudos hermanastros al poner a caer de un guindo a su difunto progenitor. Se inicia, así, una guerra silenciosa entre los dos grupos de hermanos.

Jeff Nichols, en el plano que prácticamente abre la película, presenta a Son (Shannon) como un hombre herido no sólo emocionalmente. Se levanta de la cama y el espectador puede observar cómo su espalda está marcada por la metralla. Ya se descubrirá el por qué más adelante. En cualquier caso, eso no es lo importante. La fuerza de 'Shotgun Stories' viene determinada por cómo se entretejen las complejas relaciones entre los hermanos. En cómo se va comprendiendo el sufrimiento por el que han pasado. Muchos silencios que dejan entrever el carácter taciturno y apático de estos protagonistas. Unos hombres que, a pesar de haberse criado sin referentes paternales, han creado unos lazos fraternales muy sólidos. No tenían otro punto de apoyo.

El tono pesimista ondea durante todo el metraje sobre la cabeza de los personajes. La lentitud de la escenas, los parcos pero directos diálogos, los espacios abiertos, las emociones latentes, la sencillez de la trama hacen que estemos a la expectativa de qué ocurrirá. Unos y otros se irán amenazando, aturdiendo al contrario, desgastándolo, arrinconando al enemigo, defendiendo lo que aman. Es su guerra de desgaste.
Monchita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
24 de julio de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el periodista polaco Ryszard Kapuscinski que lo particular hace el mundo más comprensible que lo general. La rutina diaria de un 'wacko' ('loco' en la traducción) nos acercará más a los porqués de una sociedad tan egoísta e individualista como la de la Polonia postcomunista. Marek Koterski critica, a través de una sátira hiperexagerada, a la sociedad, cultura y economía polacas. Para ello, nos sumerge en la rutina de un poeta sin inspiración, un hombre maniático como él solo, frustrado con su vida, enfadado con los demás, un obsesivo y excéntrico enfermizo.

Los problemas del protagonista se derivan de su desencanto con la sociedad, con su madre autoritaria y con la curiosa relación con su propio hijo, dentro de una familia desestructurada. No soporta la estupidez de la gente y su único propósito es sobrevivir entre tanto idiota. Con esta premisa, el director (también protagonista y guionista) presenta a todo un elenco de secundarios estrafalarios y ridículos. Todos está hiperbolizado y llevado al extremo: las relaciones con los vecinos, con los desconocidos, con su propia familia. Esto nos lleva a momentos delirantemente cómicos aunque salpicados de cierta amargura, como todo lo relacionado con perros (muy divertida la escena de las cacas de perro).

Quizá lo único bueno para el protagonista son sus ensoñaciones pues se convierten en una vía de escape para su amargamiento personal. Sin embargo, hasta sus sueños se vuelven en su contra; no hay más que ver la escena del tren o la de la playa.

En cualquier caso, 'Day of the wacko' destaca por ser una crítica mordaz al sistema polaco, narrada en primera persona. Desde la fragmentación política (esa bandera sangrante...), a la ausencia de vínculos sociales, pasando por la queja a la sociedad de consumo y la ridiculez de los anuncios.
Monchita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
8 de marzo de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de una segunda parte o una continuación, Hatchet II es una prolongación de la primera parte pues comienza la historia justo donde se quedó su antecesora, por lo que ahora entiendo ese final tan atropellado de la primera entrega.
O sea, que desde el segundo uno, ya tenemos en pantalla al sádico y sanguinario Victor Crowley haciendo de las suyas.
No obstante, el adorable tío del hacha desaparecerá durante prácticamente todo el metraje (sólo se dejará ver otra vez hacia la media hora final de la película), dando paso a una especie de persecución muy light para acabar con él.
Casi sin querer, este tío de cara deformada se ha convertido en uno de mis asesinos cinematográficos favoritos.
Hachet II nos da exactamente lo mismo que su predecesora: humor cafre descafeinado y sangre y vísceras a montones; todo en el mismo nivel, ya que te ofrece la chicha en los primeros minutos, luego viene todo el parsimonioso desarrollo de la trama para que podamos comprender el origen del asesino y hasta la parte final no se vuelve a coger la "gracia".
Incluso me atrevería a decir que lo único rescatable del asunto es, precisamente, la hemoglobina en grandes dosis o lo curioso de algunas muertes porque, por ejemplo, los actores siguen siendo alumnos del 'retrete actors' y la historia en sí de original tiene poco.
También cabe destacar el cambio de personalidad de la protagonista que si bien en la primera película era una persona muy valiente y decidida, en esta pasa a ser una cobardica.
O sea, que Adam Green ha vuelto a hacer la misma película con el mismo resultado: una exposición de los hechos soporífera de 60 minutos con un final a lo grande, divertido, muy gamberro y, lo más importante, bien tintado de rojo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Monchita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
24 de noviembre de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Felicidad. Un retrato brutal de las patéticas vidas de un grupo de personas. Gente que se ve abocada a buscar en unos lugares extraños esa cosa llamada "felicidad"; esa cosa que les haga sentirse completos: personas-objeto, acoso sexual telefónico, violaciones... Todo vale en la búsqueda de la felicidad.
Todd Solondz vuelve a regalar un retrato lúcidamente sórdido, cruelmente ácido, tristemente divertido, sobre los seres humanos. Se apoya esta vez en que cada persona intenta buscar (o lo finge) un motivo por el que vivir. Resulta extremadamente doloroso pensar en esas situaciones como reales, pero en mayor o menor medida existen fuera de la gran pantalla. Solondz sólo las exagera al máximo para acentuar con mayor fuerza los defectos de sus personajes e impregnarlos de esa aura de patetismo tan propia de sus películas, con tal de abofetear a la sociedad.
Son, por tanto, historias verosímiles. ¿Quién no ha sentido, alguna vez, el frío vacío de una cama al ir a dormir y no poder abrazar a alguien querido? Así de simple puede ser la felicidad. Y qué chungo resulta llegar hasta ella. Y si no, siempre se puede aparentar y ser cínico.
Monchita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 4 5 6 10 18 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow