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5.7
12,271
5
7 de noviembre de 2021
7 de noviembre de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo me gustaba el cine francés clásico. Me refiero a la Nouvelle Vague, a Godard, a Truffaut, a Melville, a Rohmer, a Brigitte Bardot, a Belmondo, a Alain Delon… Esta película, sin embargo, es otro rollo. Es la Francia de ahora mismo, la Francia multicultural llena de negros, de musulmanes, de gente blanca también, pero con el alma oscura, tatuada, y ensangrentada con estiletes de metal oxidado que provocan cáncer tanto en el cuerpo como en el alma; en esa alma perdida en paramos dantescos y desprovista de gracia, de luz, de amor, y que se regodea con el sufrimiento, y también con la sangre, los fluidos menstruales, los vómitos; con ese sinsentido que lo impregna todo como un yermo paisaje lunar habitado por espectros. No es este el cine que me gusta. Ni la vida que me gusta. Aunque al jurado de Cannes parece que sí. Pues que les aproveche. Por mi parte, doy infinitas gracias al tipo que inventó la tecla del forward.

5.4
511
4
7 de junio de 2009
7 de junio de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Dónde está el sutil límite entre lo contemplativo y lo aburrido? Varía dependiendo de la persona. Para un adolescente curtido en la pirotecnia febril de muchos productos infantiloides made in Hollywood esta película sería como ver crecer una planta (en feliz frase aplicada a las películas de Rohmer que aparece en una vieja peli de Arthur Penn llamada, creo, "La noche se mueve"). Yo, como hace tiempo que he sobrepasado ya esa edad de hormona inquieta y como se da el caso que me gusta el mencionado Rohmer y también Antonioni y Bergman y Bresson y los hermanos Dardenne -para mencionar algunos directores cuyo cine es considerado lento y aburrido por una gran mayoría de espectadores- compararía, de modo un poco menos hiriente, esta peli con el hecho de observar un escarabajo que empuja rodando su bolita desde el Paseo Marítimo hasta la orilla de la playa, cien metros más abajo. ¿Y eso quiere decir que esta película me ha gustado o no?, preguntareis. Pues va a ser que no, me sabe mal decirlo. De hecho, no pude ni siquiera acabarla (me gusta observar los escarabajos mientras recorren un par de metros a lo sumo sobre la arena).
4
5 de noviembre de 2024
5 de noviembre de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que pasa con las pelis de animación, que a los criticos les da por puntuarlas muy bien, hasta a las más mediocres. Y eso es lo que acaba siendo esta película, mediocre, porque aburre, y además el guión hace aguas por todas partes. No se entiende bien lo que pasa, todo resulta demasiado disperso e incoherente, lo cual acabas atribuyendo a los sueños del robot, pero no por la narrativa en sí, sino porque te acuerdas del título Robot Dreams, y te dices: pues sí, eso debe ser otro un puto dream. Por otra parte, situar la peli en Nueva York en 1982, pero con detalles españoles como el logo del naranjito resulta algo patético. En fin, a pesar de que el aspecto visual y técnico no está mal (aunque tampoco entusiasma, la factura es más bien televisiva), me ha decepcionado, y más después de los elogios que, de modo incomprensible, le dedican los adocenados críticos profesionales, que parece que si una película es de animación y encima española, se sienten obligados subirle un par o tres de puntos más de los que se merece.

6.2
1,387
6
31 de mayo de 2022
31 de mayo de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contando con las dos principales figuras del cine de terror británico, esta desigual película, muy deudora de las producciones Hammer, tiene el dudoso encanto de las películas de serie B, es decir, aquellas hechas con presupuestos muy ajustados, pero que sin embargo destacaban a veces por sus simpáticos y desacomplejados alardes imaginativos. En este caso la peli está rodada íntegramente en los estudios Shepperton o en sus alrededores, y todo ocurre en unos entornos extrañamente pequeños y limitados, donde no parece penetrar la vida real. Los personajes de las diversas historias carecen de cualquier hondura y no puede uno evitar sonreír ante los primitivos efectos especiales (aunque hay algún efecto que es realmente sorprendente para la época). Por eso, no entiendo como hay gente que la puntúa con un 9 o un 10. Por esa regla de tres no habría puntos suficientes para calificar películas de terror infinitamente superiores, como El Exorcista, El Resplandor, o incluso Repulsión de Polansky, hecha por la misma época que Doctor Terror y también con pocos medios, pero con muchísimo más talento.

6.9
19,171
8
31 de diciembre de 2020
31 de diciembre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que haya bastante gente que desprecie esta película y la puntué por debajo de cinco despierta no solo mi perplejidad, sino también mi irritación y enfado. Me los imagino con la cara de Sheldon Cooper en la Nasa, exudando esa misma autosuficiencia estólida e insensible. Lo cierto es que esta historia acerca de tres mujeres afroamericanas que contribuyeron con su -no reconocido- esfuerzo y talento a ganar la carrera espacial en los años sesenta me ha encantado y ha despertado en mí renovadas simpatías hacia la comunidad afroamericana de Estados Unidos.
También me he sentido avergonzado, para qué negarlo. Porque cómo puede ser que en un país de los más avanzados, un país líder en tantas cosas, se prohibiera a los negros (en muchos estados) utilizar el mismo lavabo que los blancos o beber de la misma fuente. Y no en la época de la guerra civil, no, sino todavía en los años sesenta del siglo siguiente, y encima en la Nasa, empresa puntera, llena de gente inteligentísima, de gente culta y universitaria. Lo dicho, vergonzoso e indignante.
A un nivel puramente cinematográfico, esta película destaca por lo bien hecha que está en todos los aspectos. La ambientación de principios de los sesenta, la fotografía, los decorados, el vestuario... La música es magnífica, excepcional en algunos momentos. Me estoy acordando de una suerte de coros con reminiscencias celestiales que acompañan el momento en que, ante la mirada atónita de sus racistas compañeros de trabajo, una de las protagonistas está escribiendo unos cálculos matemáticos en una pizarra; recuerdo que pensé, joder, qué música, qué bien elegida, y sentí un escalofrío. También me me ha gustado el guion. Contra lo que dicen algunos, se evitan los trazos de brocha gorda y se incide, por el contrario, en lo sutil, pues muchas cosas se narran con gestos reveladores, con miradas, silencios, actitudes contenidas (en este aspecto, Kevin Costner hace una interpretación impecable).
Vale, puede que a veces se caiga en cierto maniqueísmo; pero a mi me ha gustado ver como una mujer negra le da caña a un hombre blanco que en su vida se ha planteado la posibilidad de no ser inmensamente superior a ella. El gran mérito de estas valerosas mujeres es que deben luchar contra una doble discriminación; primero por ser negras, y luego por ser mujeres; y a pesar de todo perseveran con alegría y humildad en su empeño de ser reconocidas y de alcanzar el sueño de vivir en un mundo sin injustas discriminaciones.
Esta película, en definitiva, me ha emocionado y ha despertado en mí un afán justiciero. Qué buena película, coño.
También me he sentido avergonzado, para qué negarlo. Porque cómo puede ser que en un país de los más avanzados, un país líder en tantas cosas, se prohibiera a los negros (en muchos estados) utilizar el mismo lavabo que los blancos o beber de la misma fuente. Y no en la época de la guerra civil, no, sino todavía en los años sesenta del siglo siguiente, y encima en la Nasa, empresa puntera, llena de gente inteligentísima, de gente culta y universitaria. Lo dicho, vergonzoso e indignante.
A un nivel puramente cinematográfico, esta película destaca por lo bien hecha que está en todos los aspectos. La ambientación de principios de los sesenta, la fotografía, los decorados, el vestuario... La música es magnífica, excepcional en algunos momentos. Me estoy acordando de una suerte de coros con reminiscencias celestiales que acompañan el momento en que, ante la mirada atónita de sus racistas compañeros de trabajo, una de las protagonistas está escribiendo unos cálculos matemáticos en una pizarra; recuerdo que pensé, joder, qué música, qué bien elegida, y sentí un escalofrío. También me me ha gustado el guion. Contra lo que dicen algunos, se evitan los trazos de brocha gorda y se incide, por el contrario, en lo sutil, pues muchas cosas se narran con gestos reveladores, con miradas, silencios, actitudes contenidas (en este aspecto, Kevin Costner hace una interpretación impecable).
Vale, puede que a veces se caiga en cierto maniqueísmo; pero a mi me ha gustado ver como una mujer negra le da caña a un hombre blanco que en su vida se ha planteado la posibilidad de no ser inmensamente superior a ella. El gran mérito de estas valerosas mujeres es que deben luchar contra una doble discriminación; primero por ser negras, y luego por ser mujeres; y a pesar de todo perseveran con alegría y humildad en su empeño de ser reconocidas y de alcanzar el sueño de vivir en un mundo sin injustas discriminaciones.
Esta película, en definitiva, me ha emocionado y ha despertado en mí un afán justiciero. Qué buena película, coño.
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