Es una película larga, o miniserie que se hace corta, porque tanto cómo me gusta la ciencia ficción y, sobre todo, los buenos guiones; a veces no hace falta mucha ciencia para conseguir, gracias a una bien armada y coherente historia, una gran ficción. Se la recomiendo a mi sobrino con la esperanza de que le guste la vieja escuela, cine negro en color. Ni lo dudes.

No es mal anime, y las escenas de acción es donde mejor se ve una evolución respecto a la serie, pero sin verla, la serie, no es muy recomendable. Incluso te diría que pierde gran parte del sentido de la trama, de la relación entre sus personajes, que en la serie está conseguida. Aún así, como ciencia ficción, es de agradecer su esfuerzo por predecir un futuro factible. Se deja ver.

"Ocho apellidos vascos" bebe de "Bienvenidos al norte" y esta más floja "Nada que declarar". La idea pasó la frontera y triunfó. Lo que parece más difícil es entender el humor tras fronteras. "Bienvenidos al norte" tenía un toque, algo se pillaba de las gracias del idioma a pesar del doblaje, y libraba con las situaciones absurdas de sus personajes, en resumen, te reías bastante. Con esta la cosa se complica, siendo generoso y estando con alguien que acompañe puedes echar un par de risas, poco más.

Más oscura, más profunda, una primera parte épica y el mejor Superman. Que luego se deja ir un poco y Lois Lane tiene supervelocidad... bueno, no importa, es una película de Superman. Si tampoco te gustaba Batman y ahora te encanta, el Hombre de Acero lleva el mismo camino.

"El arte de ser un borde". No importa si ya has visto este capítulo, si es repetido, si siguen con la segunda temporada en la Cuatro y después con la primera, qué mas da con tal de verle, de oirle, de aprender, de poner a alguien en su sitio, de demostrar lo tontos que son, lo inocentes, qué más da. House mola mucho. Ni Sherlock ni Moriarty, que sería el lupus, por supuesto. Este tipo está por encima. Pura codeína.