Esperaba mucho de esta peli, no se muy bien por qué, quizás nostalgia de una época donde un tipo de música me emocionó y me llevó a ser un adicto al rock y sus variantes.
Por eso me repatea que el tratamiento que se le da a esa música sea tan moña y cutre. Es que realmente han elegido todos los hits babosos que me hicieron desmarcarme de esa movida. Esa patraña de heavy de peluquería fue enviada a la basura merecidamente con furia rockera de verdad por Nirvana, Pearl Jam y muchos otros, y es ahí donde debería quedarse.
Además, la poca música aceptable que suena está alevosamente rebajada en contundencia y pegada, no vaya a ser que el público se escandalice.
Recuerdo otra película como El Luchador, donde también era protagonista la música de esa época, pero desde luego que la sensación era otra.
Aún así está bien ver a Cruise convertido en un cockrocker pasado de vueltas, y también algunas escenitas de Baldwin y su colega rockero son divertidas, pero nada de eso justifica este engendro.

Aparte de las magníficas actuaciones de las protagonistas esta película destaca por su humanidad. Buen ejercicio de cine con momentos emocionantes, duros, desesperantes y tambien con buenas dosis de humor.
El pero que le encuentro a este film es que no se por qué hay que irse atrás para denunciar la discriminación. Vale, queda muy bien decir: Esto es lo que pasaba antes, ahora ya no ocurren estas cosas... Hubiera sido mucho más valiente situar la acción en el presente. Creo que la intención del director es poner el dedo en la llaga sobre el racismo, pero tambien ahora se discrimina a razas, clases sociales, religiones, etc tanto o más que en esa época, y lo que ofrece la sociedad más pudiente ahora a las clases más desfavorecidas no es mucho mejor que en el Mississippi de los 60's.

Por más que uno quiera ponerle defectos o pegas a este film, por mucho que le de vueltas, no consiguiría encontrar un punto donde flaco ni aunque me pagaran.
Billy Wilder en estado puro (brillantez, ingenio, ritmo, dialogos que valen su peso en oro...) se acompaña de Tyrone Power y Marlene Dietrich, perfectos, y regala a Charles Laughton el papel de su vida, y este le devuelve el regalo en forma de una actuación portentosa y genial. Habrán actores más reconocidos que Laughton por tantos motivos, pero seguro que muchos de ellos darían lo que fuera por acercarse a él en talento. En mi top 10 de actuaciones favoritas de toda la historia del cine.

Víctima de sus vicios, de su egocentrismo, de su nariz-tomate y de innumerables disparates que forjaron su leyenda, W.C. Fields reinó en el circo, el vodevil, el teatro, el cine y radio, y si este cómico logró triunfar en todo cuanto intentó no fue casualidad, lo cierto es que W.C. Fields se salió con la suya en casi todas las ocasiones. En You're Telling Me le tenemos dando forma a ese padre de familia, algo calzonazos pero inconformista, lleno de amor propio y cargado de optimismo a pesar de vivir en un entorno que le señala constantemente. Amigo de sus amigos y sobre todo de la botella. Pero detrás de tanto alcohol, de esa mala uva y de ser tan irritante y macarruzo hay mucho más. No hace falta rascar mucho para descubrir en Fields una humanidad desarmante, una integridad a prueba de bombas y una visión tan lúcida de su tiempo. Su personaje en esta película, Sam Bisbee, a su manera "salva la vida" a la guapísima Princesa Lescaboura, y gracias a lo cual puede vengarse de sus vecinos que antes lo miraban por encima del hombro. Un ejemplo de comedia vitalista, en apariencia desenfadada, pero también profunda y con una actitud y una crítica a la sociedad en general que sigue vigente. En Fields todo tiene importancia: las cosas que dice y cómo las dice, su voz y entonación, su lenguaje corporal, su cercanía con sus seres queridos y su virulencia contra sus enemigos. En W.C. Fields tenemos a cómico, actor, artista, a un hombre adelantado a su tiempo y a un fenomenal intérprete de la condición humana, y sus películas son ágiles vehículos que muestran más de lo que parece a primera vista. En un presente cinematográfico plagado de artificiales héroes que pasan con bastante pena y muy poca gloria entre toneladas de efectos especiales, es gratificante volver atrás y encontrarnos con un hombre y un artista de los de verdad, con sus defectos, pero también con mucha grandeza, arriesgándose para divertir y hacer felices a sus seguidores. En You're Telling Me tenemos sus típicos gags, que siguen siendo refrescantes y divertidísimos, y podemos disfrutar de sus ocurrencias más golfas, pero también tenemos su lado tierno, sus ataques a las clases acomodadas, su espíritu irredento, y si además podemos contemplar de nuevo su fantástico número de golf y sus toques de humor más físico, como esa carrera con la rueda o ese absurdo tira y afloja con el avestruz, pues muy poco más se puede pedir a estos 70 gloriosos minutos con un hombre que vivió en un permanente estado de inspiración y locura, un tipo al que se termina queriendo, porque en realidad es un ejemplo de confianza en uno mismo, de amor propio, de no rendirse jamás, y un revolucionario. Y es que así de grande es el mensaje de este gran hombre, que perdura a través de sus películas, que pueden complementarse con sus programas radiofónicos, su libro Fields For President o un buen número de biografías que hacen justicia a todo lo que aportó The Great Man.

Dicen que una de las mejores cosas de la vida son las sorpresas, pues Soderbergh me ha sorprendido, mucho y muy gratamente con esta película, que no deja de ser, a mi entender, una crítica a la sociedad. Un guion muy interesante para un tema peliagudo, una dirección elegante como pocas y un reparto en buenas manos hace que Efectos Secundarios me haya parecido una de las películas más destacables de Soderbergh hasta ahora. Hay tantos giros en la historia como cambios en la percepción que uno va teniendo de la pareja protagonista y hasta el final no sabes cómo va a acabar la cosa. Una película de la que tienes que fijarte en cada detalle, en cada frase, en cada gesto, para poder captar hacia donde te lleva. Y tiene mérito hacerme considerar a Jude Law como un actor de verdad, en esta película lo es, o lo parece, una de las mejores actuaciones de su carrerra, y Rooney Mara, debajo de esa modorra que exhibe en Efectos Secundarios se adivina talento y deja ver un futuro espléndido, si no la echan a perder y la arrastran al cine de superhéroes o cosas incluso peores, y eso que me pareció que estaba lejos en la comparativa de su Lisbeth Salander (Millennium) con la original sueca Noomi Rapace.