Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Gabi Oldman
<< 1 3 4 5 10 20 >>
Críticas 96
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de la interpretación y el celuloide es el punto de partida que utiliza Oliver Assayas para hablar del paso del tiempo y sus consecuencias reflejadas en las inseguridades de una actriz madura a la que le proponen interpretar la obra que le lanzó a la fama 20 años antes.

Presentada en tres actos, a modo teatral, la película fluye con ritmo pausado sin llegar a decaer, con esos planos largos y estudiados que nos retraen a la nouvelle vague. Planos secuencia realmente conseguidos que siguen los movimientos de las actrices mientras ensayan la obra, enmarcados en el escenario: un brutal duelo interpretativo que se mantendrá durante casi todo el metraje. Por un lado, Juliette Binoche (Tres colores: Azul (Krzysztof Piesiewicz, 1993), El paciente inglés (Antony Minghella, 1996) o más recientemente en Cosmópolis (David Cronenberg, 2012), que vuelve a la primera línea del reparto y de la que poco más se puede alabar a estas alturas, dando vida a esa actriz madura y, a ratos, descompuesta. Por el otro, su asistente, Kirsten Stewart (Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007) o The Runaways (Floria Sigismondi, 2010)), quien demuestra de nuevo que vale para mucho más que cine adolescente, teniendo en cuenta, para mayor reto, su adaptación al cine europeo de autor, que poco tiene que ver con el mercado hollywoodiense. Además destaca la aparición de Chloë Grace Morezt (Kick Ass (Matthew Vaughn, 2010) o Sombras tenebrosas (Tim Burton, 2012)), que se siente muy cómoda encarnando a la joven y descarada promesa.

La película se apoya sobre todo en el guión y los diálogos, dinámicos y con aspecto de improvisación. Pero no conformándose sólo con eso, Assayas nos invita a entrar en el juego proponiendo varias lecturas, todas ellas válidas. Así nos encontramos con un relato que no es tan lineal como pudiese parecer, sino un constante ensayo en el que en determinados puntos tendremos que elegir entre realidad o ficción sin que el director nos muestre un resultado. Una manera arriesgada de hacer cine que, sin embargo, encaja de forma perfecta con el desarrollo de la historia.

Ligeros aires de Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950), La Dolce Vita (Federico Fellini, 1960) y Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950), si nos ponemos a buscar antecedentes, que encuentran en Viaje a Sils Maria razón de ser gracias también a la crítica y autoparodia que se hace del mundo del espectáculo y sus camerinos. Conversaciones sobre la profundidad de los superhéroes en el cine, el descubrimiento de internet como método de acercamiento al adversario o la lucha de egos marcada por la hipocresía.

Un viaje de reencuentro con una juventud que no volverá, sin llegar al dramatismo. Una película compleja y sincera que busca espectadores inteligentes.
Gabi Oldman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
9 de octubre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo la apariencia de la discutible traducción del título al castellano, que despista y no aporta nada del significado que da el original (y que importa), Robert Guédiguain compone un cuento vitalista en clave de comedia onírica pero sin perder el realismo y la honestidad que caracterizan al cine francés.

La película cuenta la historia de una mujer que se queda sola el día de su cumpleaños y decide salir a la aventura de lo que le deparen las calles y puertos de Marsella, sin olvidar de paso encontrarse a ella misma. Así se cruzará con una serie de personajes variopintos; desde un taxista cultureta aficionado a la música clásica y al blues dependiendo del humor de sus clientes, hasta un poeta que pretende ser un refinado inglés, pasando por un desconsolado exguarda del Museo de Historia Natural o una atractiva joven a la que no le importa trabajar de prostituta para que nadie tenga que mantenerla. Todos ellos dotados de ironía y optimismo, casi caricaturescos, pero sin llegar a la arrogancia, a lo pomposamente falso.

Así, la protagonista, interpretada por Ariane Ascaride, musa y mujer del director de la cinta, nos conduce por el camino de la libertad, propia e individual, que es la que en consecuencia nos enseña a vivir con los demás. De este modo, y plagado de un humor muy francés, con un guión de diálogos rápidos y sencillos que nunca van más allá de la propia historia; un cine que no pretende dar lecciones y, sin embargo, da esa misma.

El cumpleaños de Ariane, o más bien Al hilo de Ariane como versa en original, con una cuidada y preciosa fotografía acompañada por una agradable banda sonora, no cuenta más de lo que dice, y con eso tiene suficiente. Sin embargo, esa sencillez se convierte en un arma de doble filo cuando advertimos la falta de poso que dejan la historia y sus personajes cuando aparecen los títulos de crédito.

Ariane, “la mujer que sigue y no la que es”, se convierte en pequeño y humilde canto onírico al optimismo que no necesita poner el grito en el cielo para reconocer que la vida es bella. Chúpate esa, Benigni.
Gabi Oldman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
30 de agosto de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut de Ryan Gosling en la dirección no ha sido especialmente alabado por la mayoría de la crítica, algo que bajo mi punto de vista es debido en buena medida a las expectativas creadas por su carrera como actor, una de las mejores de su generación. Esto, junto al arriesgado género al que pertenece la película, ha producido en gran parte las habladurías de sus detractores, que sin embargo después son capaces de encumbrar obras parecidas, a veces pretenciosas a rabiar.

Lost River fluye en una ciudad onírica, léase Detroit, manteniendo en todo momento un halo de surrealismo en el que la imagen lleva todo el peso del film; los diálogos son en ocasiones inexistentes y en otras de tendencia absurda, de vuelta al surrealismo. La fotografía se convierte en el elemento central de la película, de aspecto descuidado pero sabiendo encajar cada plano de una forma sugestiva.

El uso preciso y precioso de los colores en cada fotograma, sobre todo verde y rojo, nos transporta inevitablemente a los films de Nicolas Winding Refn, con quien Gosling ha trabajado en Solo Dios perdona (2013) y Drive (2011), que junto a elementos propios del cine de Lynch o Dario Argento, hacen de la película una delicia visual para los amantes del género que, por otro lado, sacará de sus casillas al público más convencional o a los que intentan buscar el sentido de todas las cosas.

Lost River se presenta como un relato, o anti-relato, muy turbio que nos muestra una serie de personajes tan extraños como atractivos en un mundo onírico que los ahoga. De este modo aparece una convincente Christina Hendricks, vista en la serie Mad Men o la ya nombrada Drive (2013), interpretando a una madre soltera con dos hijos cuyo destino se ve envuelto en un truculento submundo al que la empuja un siniestro Ben Mendelsohn trabajando en un sangriento cabaret. Por su parte, uno de sus hijos, al que da vida Ian de Caestecker, visto en la serie Agents of S.H.I.E.L.D., que se dedica a buscar chatarra y tiene que lidiar con un desequilibrado criminal, Matt Smith (Terminator: Génesis, Alan Taylor (2015)). Además de la aparición de una recatada Saorise Ronan (Gran Hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) o Hanna (Joe Wright, 2011)), una divertida Eva Mendes (vista últimamente en obras de autor como Holy Motors (Leos Carax, 2012) o Cruce de caminos (Derek Cianfrance, 2012) y la musa del cine de terror italiano de los 60, Barbara Steele.

La historia queda supeditada a un segundo plano, pero sin que lleguen a aparecer imágenes intranscendentes. Cada imagen suma, nunca resta, para contar una historia que en otro género habría sido simple, rayando lo morboso y estéril. Gosling la convierte en un entresijo de situaciones surrealistas donde la mente del espectador debe estar despierta para montar el puzzle, su propio puzzle, teniendo presente que puede no encontrarse con todas las piezas, sin que esto se convierta en un problema.
Gabi Oldman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
30 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ritmo de una versión del Funnel of Love de Wanda Jackson, compuesta por el grupo del que es miembro el propio Jarmush, se nos plantea una historia sobre la decadencia y el amor en forma de excusa vampírica.

De fondo, la ahora desolada ciudad de Detroit, que fue en su día capital mundial del motor y del rock, se desarrolla un tema tan trillado como el de los vampiros y la inmortalidad desde un punto de vista más coherente y menos habitual de lo que estamos acostumbrados, donde los chupasangre son presentados como seres solitarios y hastiados de la raza humana, a la que llaman zombies. No es tanto una crítica hacia las películas más comerciales del género, aunque bien podría, sino un ensayo sobre la condición humana, por los siglos de los siglos.

Tom Hiddleston, el Loki de Thor, nos brinda una gran interpretación como Adam, un inmortal músico underground de tendencias suicidas, coleccionista de guitarras y compositor en la sombra de grandes éxitos del rock. Tilda Swinton borda su papel de Eve, la amante infinita que, pese a su condición de inmortal hastiada, se niega a dejar de perseguir su fin último. Por otro lado, John Hurt como Christopher Marlowe, aquél de quien se dice que escribió gran parte de la obra de Shakespeare, y Mia Wasikowska, como la descarada hermana de Eve, cierran el reparto de los cuatro vampiros protagonistas.

La acertada banda sonora, una fotografía cuidada al detalle, junto a un ritmo lento y pausado, con ligeros toques de humor marca de la casa Jarmusch, y un romanticismo nada empalagoso, hacen de la película un producto de difícil digestión para el gran público pero que otros muchos agradecerán.

Una cinta donde el director estadounidense quiere gustarse y lo hace notar, como en toda su filmografía, creándola para él. Un egoísmo creativo, difícil de asumir, que le hace ser fiel a sí mismo y a quien lo mira, marcando así la diferencia entre los que innovan y los “zombies”.
Gabi Oldman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
23 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Judge, creador de la serie de animación para adultos Beavis and Butt-Head, debutó tras la cámara con personajes reales con ésta desconocida sátira al mundo que rodea una oficina, basada en una serie de caricaturas presentadas en el Saturday Night Live por el mismo Judge.

Con una ambientación realista y sin florituras de finales de los años 90, con vistas al “apocalíptico” efecto 2000, la película se mueve de manera rápida e ingeniosa por los cubículos gracias a un guión lleno de humor inteligente y, ante todo, honesto. No hay trampas, ni chistes forzados; los personajes son sencillas, que no simples, caricaturas de ese universo alienado del trabajador, de cualquier trabajador, aunque en este caso sea el de una oficina. Guiños cinéfilos y musicales, en un film que, prescindiendo de edulcorantes, se acerca mucho al cine independiente, presentándose como una historia cercana y muy divertida con aires que recuerdan a Clerks (1994) o la serie The Office, aunque ésta última, tanto la versión inglesa como la americana, sean posteriores.

Así, las interpretaciones resultan, todas ellas, convincentes y recaen sobre actores más conocidos por sus apariciones en televisión que en la gran pantalla. Tenemos a un Roy Livingston, visto en la serie Sexo en Nueva York o en papeles secundarios en Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2002) o The Cooler (2003), que da vida al protagonista. Le sigue un Gary Cole (El Ala oeste de la Casa Blanca o Mujeres desesperadas) en el papel de típico jefe incordio. Destaca también ell cómico de la MADtv y actor de doblaje de series como la propia Beavis y But-Head o Futurama, Michael Herman cuyo personaje, Michael Bolton y las referencias a su relación con el conocido cantante, parecen estar inspiradas en él mismo, ya que existe un jugador de fútbol americano con el mismo nombre. Además cuenta con la aparición de una Jennifer Aniston que no destaca, ni para bien ni para mal, cumpliendo su papel de chica de la película sin emborronar la cinta.

Un film que demuestra, una vez más, que no son necesarios grandes medios ni ideas rebuscadas para crear un producto decente.
Gabi Oldman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 20 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow