You must be a loged user to know your affinity with Juanma Vidal
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7.3
69,507
8
20 de octubre de 2014
20 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher es uno de mis cinco directores vivos favoritos, así de claro. Podría dar mil razones de ello, pero creo que su filmografía habla por sí sola: 'Seven', 'El club de la lucha', 'Zodiac', 'El curioso caso de Benjamin Button', 'La red social'... Su nombre es, por tanto, suficiente reclamo para tener mi entrada asegurada cada vez que estrena un nuevo trabajo. Este último proyecto se llama 'Perdida' y es la adaptación de la novela superventas del mismo nombre lanzada en 2012 y escrita por Gillian Flynn, quien además participa como guionista de la cinta.
Me resulta realmente difícil hacer una crítica de esta película sin caer en spoilers, y además creo que es de esos films que se disfrutan más cuanto menos se sabe de ellos. Lo único que se puede contar es lo que se ve en el tráiler: chica desaparece bajo aparentes signos de violencia y la actitud impasible de su marido hace que todas las sospechas caigan sobre él. El planteamiento no dista mucho del de cualquier telefilm de sobremesa, pero estando de por medio un director de la talla de Fincher y un guion brillante en sus manos, no se puede esperar una típica película de desapariciones.
La cinta se estructura en tres partes bien diferenciadas: un arranque un tanto rutinario en el que tiene lugar la desaparición y en el que viajamos atrás en el tiempo para saber cómo se conoció la pareja protagonista y cómo fueron sus primeros años de relación (personalmente la parte más floja del film, pero por suerte también la más breve); una segunda parte ya centrada en la investigación policial donde el interés empieza a crecer exponencialmente y donde podemos ver al Fincher más reconocible; y la traca final que ocupa el último tercio de la película, donde el director se saca la chorra, la posa sobre nuestro hombro y nos invita a iniciar un viaje a través de diferentes géneros como el thriller psicológico, el policíaco, el drama, el suspense e, incluso, y esto es lo que más me ha llamado la atención, la comedia negra. Y es que este último tramo del film desprende una mala baba y un descaro más propios de Tarantino que de Fincher, lo cual me resulta bastante chocante pero a su vez me parece un puntazo tremendo. Puede que haya gente que no digiera del todo bien este cambio de registro tan brusco, pero forma parte del juego que nos propone la cinta y merece la pena aceptar sus reglas, porque el disfrute posterior es impagable.También me gustaría destacar la feroz crítica que la película lanza hacia el circo mediático en el que se han convertido los medios de comunicación en general y la televisión en particular, donde juegan un papel decisivo la imagen que transmitimos al exterior y los prejuicios personales. Es un tema que, como estudiante de Periodismo, me toca muy de cerca y me ha parecido acertadísimo.
El reparto en general está de notable alto, siendo curiosamente Ben Affleck el que para mí está más flojo. He leído por ahí que se trata de la mejor interpretación de su carrera, pero yo solo le veo poner la misma cara de palo de siempre. Quizá sea lo que su personaje requería, pero no me ha transmitido gran cosa y sigo pensando que este hombre es mejor director que actor. También es posible que se vea eclipsado por una Rosamund Pike que por fin va a recibir el reconocimiento que merece, porque está absolutamente inmensa. El resto de secundarios también hacen un gran trabajo, desde la hermana del protagonista, Carrie Coon, hasta la detective Kim Dickens, pasando por el abogado Tyler Perry.
Como en todo trabajo de Fincher, cabe destacar su elegante manejo de la cámara y su empleo de tonalidades amarillentas, además de su capacidad de creación de atmósferas y ambientaciones sombrías. Hay que ser también un maestro de la narración visual para articular de una manera tan solvente una historia con numerosos flashbacks y saltos temporales. Por su parte, la música de Trent Reznor (líder de la banda Nine Inch Nails y un habitual del director) sintoniza bastante bien con la acción y no chirría tanto como he leído en algunas opiniones.
Estamos ante una película que figurará en casi todos los top ten del año y ante una muestra más de que David Fincher es uno de los mejores directores de su generación, quien además se ha atrevido a ofrecernos su trabajo más valiente, arriesgado y perverso. Porque, por encima de todo, 'Perdida' es perversamente divertida.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Me resulta realmente difícil hacer una crítica de esta película sin caer en spoilers, y además creo que es de esos films que se disfrutan más cuanto menos se sabe de ellos. Lo único que se puede contar es lo que se ve en el tráiler: chica desaparece bajo aparentes signos de violencia y la actitud impasible de su marido hace que todas las sospechas caigan sobre él. El planteamiento no dista mucho del de cualquier telefilm de sobremesa, pero estando de por medio un director de la talla de Fincher y un guion brillante en sus manos, no se puede esperar una típica película de desapariciones.
La cinta se estructura en tres partes bien diferenciadas: un arranque un tanto rutinario en el que tiene lugar la desaparición y en el que viajamos atrás en el tiempo para saber cómo se conoció la pareja protagonista y cómo fueron sus primeros años de relación (personalmente la parte más floja del film, pero por suerte también la más breve); una segunda parte ya centrada en la investigación policial donde el interés empieza a crecer exponencialmente y donde podemos ver al Fincher más reconocible; y la traca final que ocupa el último tercio de la película, donde el director se saca la chorra, la posa sobre nuestro hombro y nos invita a iniciar un viaje a través de diferentes géneros como el thriller psicológico, el policíaco, el drama, el suspense e, incluso, y esto es lo que más me ha llamado la atención, la comedia negra. Y es que este último tramo del film desprende una mala baba y un descaro más propios de Tarantino que de Fincher, lo cual me resulta bastante chocante pero a su vez me parece un puntazo tremendo. Puede que haya gente que no digiera del todo bien este cambio de registro tan brusco, pero forma parte del juego que nos propone la cinta y merece la pena aceptar sus reglas, porque el disfrute posterior es impagable.También me gustaría destacar la feroz crítica que la película lanza hacia el circo mediático en el que se han convertido los medios de comunicación en general y la televisión en particular, donde juegan un papel decisivo la imagen que transmitimos al exterior y los prejuicios personales. Es un tema que, como estudiante de Periodismo, me toca muy de cerca y me ha parecido acertadísimo.
El reparto en general está de notable alto, siendo curiosamente Ben Affleck el que para mí está más flojo. He leído por ahí que se trata de la mejor interpretación de su carrera, pero yo solo le veo poner la misma cara de palo de siempre. Quizá sea lo que su personaje requería, pero no me ha transmitido gran cosa y sigo pensando que este hombre es mejor director que actor. También es posible que se vea eclipsado por una Rosamund Pike que por fin va a recibir el reconocimiento que merece, porque está absolutamente inmensa. El resto de secundarios también hacen un gran trabajo, desde la hermana del protagonista, Carrie Coon, hasta la detective Kim Dickens, pasando por el abogado Tyler Perry.
Como en todo trabajo de Fincher, cabe destacar su elegante manejo de la cámara y su empleo de tonalidades amarillentas, además de su capacidad de creación de atmósferas y ambientaciones sombrías. Hay que ser también un maestro de la narración visual para articular de una manera tan solvente una historia con numerosos flashbacks y saltos temporales. Por su parte, la música de Trent Reznor (líder de la banda Nine Inch Nails y un habitual del director) sintoniza bastante bien con la acción y no chirría tanto como he leído en algunas opiniones.
Estamos ante una película que figurará en casi todos los top ten del año y ante una muestra más de que David Fincher es uno de los mejores directores de su generación, quien además se ha atrevido a ofrecernos su trabajo más valiente, arriesgado y perverso. Porque, por encima de todo, 'Perdida' es perversamente divertida.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/

6.0
85,942
5
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco se puede decir a estas alturas de 'Ocho apellidos vascos' que no se haya dicho ya. Ha sido un fenómeno de masas sin precedentes que ha arrastrado a la gente a las salas de cine hasta convertirla en la película española más taquillera de la historia (y en la segunda más taquillera en total, únicamente superada por 'Avatar'). Parecía que la millonada recaudada por 'Lo imposible', una superproducción con un director consolidado y un reparto internacional, iba a ser insuperable a corto plazo, pero apenas dos años más tarde ha sido una comedia modesta y de pequeño presupuesto la que la ha destronado, rompiendo todos los récords a su paso. En los últimos meses, han sido muchos quienes han tratado de buscar una explicación a semejante éxito: la necesidad de reír en tiempos de crisis, el boca a boca, los tópicos que tanto gustan a los españoles, su potentísima campaña publicitaria, etc. Seguramente todos estos factores habrán influido en mayor o menor medida, pero al final de la crítica daré mi visión particular al respecto.
Por mi parte, debo reconocer que tenía ciertos prejuicios hacia esta cinta, ya que todo lo que tenga la más mínima relación con Telecinco me produce ganas de arrancarme los ojos e introducírmelos en el culo, pero he intentado aislarme de todo eso, dejar mi mente en blanco y simplemente llevarme llevar. Sin embargo, de lo que uno no puede aislarse es de los comentarios de la gente, y es que todo el mundo me la pintaba tan buena que esperaba pasarme una hora y media partiéndome la caja torácica. Y sí, me ha parecido una película simpática, entretenida... pero ya. Tiene un buen planteamiento y tres o cuatro momentos en los que es inevitable reírse, pero más allá de eso, no deja de ser una comedia de enredos del montón que para nada responde al machacante bombo que se le está dando. Los primeros minutos son bastante buenos y prometedores, pero a medida que avanza va perdiendo esa fuerza y mala leche inicial, especialmente en su segunda mitad, hasta acabar cayendo en el romanticismo barato, supongo que en un intento de agradar a la mayor parte del público. Una pena. Por suerte, cuenta con un ritmo bastante ágil que no da pie al aburrimiento, que es lo mínimo que se espera de un producto de este tipo.
Pasando al reparto principal, no entiendo qué le ha dado a todo el mundo con Dani Rovira. Ni me entusiasmaba como monologuista ni me entusiasma como actor. Imita muy bien a los vascos, eso sí, pero lo veo como un pseudo Paco León que todo lo arregla poniendo cara de bobo. El chaval tendrá sus dotes e igual el problema lo tengo yo, pero si esta es la gran esperanza de la comedia española, como he leído por ahí, estamos apañaos. Luego está Clara Lago, que será muy mona, pero tiene menos gracia que un desalojo. Carmen Machi, por su parte, cumple sin más con su papel secundario, pero siempre me da la sensación de estar viendo al personaje de Aída, y no sé hasta qué punto eso es bueno. Y por último, eso sí, quiero destacar al gran Karra Elejalde, que se come la pantalla cada vez que hace acto de presencia, además de protagonizar algunas de las escenas más tronchantes del film.
Lo dicho, 'Ocho apellidos vascos' es una comedia entretenida y recomendable para ver en el salón de casa, pero el hecho de que tanta gente haya pagado por verla me hace pensar en el poder de persuasión/convocatoria que tienen los medios de comunicación, hasta el punto de hacernos sentir "excluidos" de la masa social si no consumimos determinados productos. No estoy diciendo que la gente sea borrega y no tenga capacidad de decisión, pero al fin y al cabo la mayoría consumimos (en este caso me incluyo) lo que nos venden como lo más de lo más, y no nos molestamos en buscar más allá. Esto mismo se puede aplicar a la música, es más cómodo escuchar lo que Los 40 Principales nos vende como lo mejor que molestarnos en investigar y en descubrir nuestra propia música. Y lo mismo pasa con la literatura, hay mucha gente que se considera súper amante de la lectura cuando solo ha leído los tres o cuatro best sellers que están de moda en un momento dado. En cualquier caso, es de celebrar que una película española haya conseguido llenar los cines de esta manera, pero por desgracia, éxitos tan puntuales como este no solucionan la profunda crisis en la que se encuentra sumido nuestro cine.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Por mi parte, debo reconocer que tenía ciertos prejuicios hacia esta cinta, ya que todo lo que tenga la más mínima relación con Telecinco me produce ganas de arrancarme los ojos e introducírmelos en el culo, pero he intentado aislarme de todo eso, dejar mi mente en blanco y simplemente llevarme llevar. Sin embargo, de lo que uno no puede aislarse es de los comentarios de la gente, y es que todo el mundo me la pintaba tan buena que esperaba pasarme una hora y media partiéndome la caja torácica. Y sí, me ha parecido una película simpática, entretenida... pero ya. Tiene un buen planteamiento y tres o cuatro momentos en los que es inevitable reírse, pero más allá de eso, no deja de ser una comedia de enredos del montón que para nada responde al machacante bombo que se le está dando. Los primeros minutos son bastante buenos y prometedores, pero a medida que avanza va perdiendo esa fuerza y mala leche inicial, especialmente en su segunda mitad, hasta acabar cayendo en el romanticismo barato, supongo que en un intento de agradar a la mayor parte del público. Una pena. Por suerte, cuenta con un ritmo bastante ágil que no da pie al aburrimiento, que es lo mínimo que se espera de un producto de este tipo.
Pasando al reparto principal, no entiendo qué le ha dado a todo el mundo con Dani Rovira. Ni me entusiasmaba como monologuista ni me entusiasma como actor. Imita muy bien a los vascos, eso sí, pero lo veo como un pseudo Paco León que todo lo arregla poniendo cara de bobo. El chaval tendrá sus dotes e igual el problema lo tengo yo, pero si esta es la gran esperanza de la comedia española, como he leído por ahí, estamos apañaos. Luego está Clara Lago, que será muy mona, pero tiene menos gracia que un desalojo. Carmen Machi, por su parte, cumple sin más con su papel secundario, pero siempre me da la sensación de estar viendo al personaje de Aída, y no sé hasta qué punto eso es bueno. Y por último, eso sí, quiero destacar al gran Karra Elejalde, que se come la pantalla cada vez que hace acto de presencia, además de protagonizar algunas de las escenas más tronchantes del film.
Lo dicho, 'Ocho apellidos vascos' es una comedia entretenida y recomendable para ver en el salón de casa, pero el hecho de que tanta gente haya pagado por verla me hace pensar en el poder de persuasión/convocatoria que tienen los medios de comunicación, hasta el punto de hacernos sentir "excluidos" de la masa social si no consumimos determinados productos. No estoy diciendo que la gente sea borrega y no tenga capacidad de decisión, pero al fin y al cabo la mayoría consumimos (en este caso me incluyo) lo que nos venden como lo más de lo más, y no nos molestamos en buscar más allá. Esto mismo se puede aplicar a la música, es más cómodo escuchar lo que Los 40 Principales nos vende como lo mejor que molestarnos en investigar y en descubrir nuestra propia música. Y lo mismo pasa con la literatura, hay mucha gente que se considera súper amante de la lectura cuando solo ha leído los tres o cuatro best sellers que están de moda en un momento dado. En cualquier caso, es de celebrar que una película española haya conseguido llenar los cines de esta manera, pero por desgracia, éxitos tan puntuales como este no solucionan la profunda crisis en la que se encuentra sumido nuestro cine.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo un problema con el nuevo Spider-Man de Marc Webb, y es que lo veo todo muy falso. Sí, ya sé que de una película que trata sobre un tipo en mallas que se balancea por los rascacielos de Nueva York lanzando telarañas no puedo esperar mucho realismo, pero no voy por ahí; quiero decir que los acontecimientos suceden de una manera tan forzada y casual que no me creo nada. Es cierto que ya en la trilogía original de Sam Raimi ocurría lo mismo en determinados momentos, especialmente en la tercera entrega, pero no de una manera tan descarada como en esta.
Hay varios aspectos que han mejorado de una saga a otra. El principal es el reparto protagonista: Andrew Garfield mola más que el carapalo de Tobey Maguire, y Emma Stone mola más y es mucho más guapa que la caraboba de Kirsten Dunst (aunque no interpreten al mismo personaje). Se nota que hay una mayor química entre estos últimos y al menos consiguen que en las escenas más empalagosas no den ganas de arrancarse los ojos. Otro cambio a mejor es el carácter de Spidey, mucho más bromista y guasón, como acostumbra a ser en los cómics. Aunque también debo decir que algunos gags dan más vergüencica ajena que otra cosa, porque eso de bajarle los pantalones al malo y dejarlo en gayumbos ya está muy visto, por favor. Otro aspecto que se ha mejorado es el de Spider-Man como símbolo de la ciudad, más cercano a los ciudadanos y con mayor interacción con ellos. Como digo, se nota que Webb se ha empapado bastantes cómics del personaje y ha intentado representarlo lo más fielmente posible, pero hay una serie de puntos negros que condenan al film.
El principal punto débil es el mismo que ya tuvo Sam Raimi en 'Spider-Man 3': hay una sobredosis villanil. ¿Por qué ese empeño en meter a varios villanos en una misma cinta en lugar de meter a uno solo pero bien desarrollado? Si lo que querían era dotar a la película de un mayor ritmo y espectáculo, vale, lo han conseguido, pero el precio a pagar por ello es una cantidad abusiva de subtramas hasta el punto de que uno ya no sabe cuáles son importantes y cuáles no. Por un lado tenemos la historia del padre de Peter Parker (de interés bastante discutible, dicho sea de paso), por otro sus problemas amorosos con Gwen Stacy (la parte más lograda), por otro todo el lío de Oscorp, por otro el tonto de turno que tiene mucho odio acumulado dentro y se vuelve malo porque sí, por otro el viejo amigo que también se vuelve malo porque sí, por otro un ladrón de chatarra ruso que dispara y habla raro, etc. Y es que si dichas subtramas tuvieran un mínimo de lógica y sentido, podría pasarlas por alto, pero es que hay algunas que claman al cielo, especialmente las de los villanos. El único que se salva de la quema es Dane DeHaan, cuyo Harry Osborn es una de las pocas sospresas agradables del film, dejando a un lado su cara de pijo repelente. Teniendo en cuenta el poco tiempo del que dispone para desarrollar su historia y su personaje, el chaval lo hace bastante bien, aunque luego su transformación sea un tanto precipitada y el aspecto de su Duende Verde sea bastante miérder. Pero lo de Max Dillon (Electro) sí que tiene narices. ¿En qué cabeza cabe que pase de ser un fan incondicional del trepamuros a querer matarlo solo porque este no se acuerda de su nombre? ¿En serio? ¿No se les ha ocurrido nada mejor? El pobre Jamie Foxx hace lo que puede para sacar el personaje adelante, pero es que la historia es de risa. En fin, y de Rhino prefiero no comentar nada porque su aparición es meramente anecdótica y quiero pensar que tendrá mayor protagonismo en futuras entregas, pero vaya manera de desaprovechar a un actorazo como Paul Giamatti.
Y por otro lado, nunca pensé que diría esto de una película de Spider-Man, pero su apartado visual me ha decepcionado bastante. No digo que no esté bien hecha, que lo está, pero comparo el Spider-Man de hace doce años con este y, lejos de apreciar cualquier tipo de avance tecnológico, noto incluso cierto descenso cualitativo. En algunos momentos, sobre todo en los protagonizados por Electro, si me dicen que lo que estoy viendo son imágenes del videojuego, me lo trago. También se abusa un poco de la cámara lenta 'Matrix' style para mostrar el sentido arácnido del protagonista, un recurso aceptable pero que, como ya digo, termina haciéndose un poco cargante. En cualquier caso, imagino que en 3D la experiencia será más disfrutable en ese sentido, pero repito que no me ha parecido tan espectacular como se supone que debe de ser una película con un presupuesto de más de 200 millones de dólares.
En definitiva, podemos decir que esta secual mejora en algunos aspectos respecto a la anterior, mientras que en otros da un paso hacia atrás. La relación entre Peter y Gwen está muy bien llevada y es la que dota a la cinta de gran parte de su carga emocional, pero los villanos están metidos con calzador y ese rollo de "ahora soy malo y odio a Spider-Man porque sí" cada vez cuela menos. Y si comparamos las dos entregas de Webb con las tres de Raimi, podemos decir lo mismo, hay cosas que han mejorado y cosas que han empeorado, pero sin duda me sigo quedando con el film original. Veremos si más de uno aprende la lección de cara al futuro, porque estoy convencido de que la película definitiva de Spider-Man está todavía por llegar.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Hay varios aspectos que han mejorado de una saga a otra. El principal es el reparto protagonista: Andrew Garfield mola más que el carapalo de Tobey Maguire, y Emma Stone mola más y es mucho más guapa que la caraboba de Kirsten Dunst (aunque no interpreten al mismo personaje). Se nota que hay una mayor química entre estos últimos y al menos consiguen que en las escenas más empalagosas no den ganas de arrancarse los ojos. Otro cambio a mejor es el carácter de Spidey, mucho más bromista y guasón, como acostumbra a ser en los cómics. Aunque también debo decir que algunos gags dan más vergüencica ajena que otra cosa, porque eso de bajarle los pantalones al malo y dejarlo en gayumbos ya está muy visto, por favor. Otro aspecto que se ha mejorado es el de Spider-Man como símbolo de la ciudad, más cercano a los ciudadanos y con mayor interacción con ellos. Como digo, se nota que Webb se ha empapado bastantes cómics del personaje y ha intentado representarlo lo más fielmente posible, pero hay una serie de puntos negros que condenan al film.
El principal punto débil es el mismo que ya tuvo Sam Raimi en 'Spider-Man 3': hay una sobredosis villanil. ¿Por qué ese empeño en meter a varios villanos en una misma cinta en lugar de meter a uno solo pero bien desarrollado? Si lo que querían era dotar a la película de un mayor ritmo y espectáculo, vale, lo han conseguido, pero el precio a pagar por ello es una cantidad abusiva de subtramas hasta el punto de que uno ya no sabe cuáles son importantes y cuáles no. Por un lado tenemos la historia del padre de Peter Parker (de interés bastante discutible, dicho sea de paso), por otro sus problemas amorosos con Gwen Stacy (la parte más lograda), por otro todo el lío de Oscorp, por otro el tonto de turno que tiene mucho odio acumulado dentro y se vuelve malo porque sí, por otro el viejo amigo que también se vuelve malo porque sí, por otro un ladrón de chatarra ruso que dispara y habla raro, etc. Y es que si dichas subtramas tuvieran un mínimo de lógica y sentido, podría pasarlas por alto, pero es que hay algunas que claman al cielo, especialmente las de los villanos. El único que se salva de la quema es Dane DeHaan, cuyo Harry Osborn es una de las pocas sospresas agradables del film, dejando a un lado su cara de pijo repelente. Teniendo en cuenta el poco tiempo del que dispone para desarrollar su historia y su personaje, el chaval lo hace bastante bien, aunque luego su transformación sea un tanto precipitada y el aspecto de su Duende Verde sea bastante miérder. Pero lo de Max Dillon (Electro) sí que tiene narices. ¿En qué cabeza cabe que pase de ser un fan incondicional del trepamuros a querer matarlo solo porque este no se acuerda de su nombre? ¿En serio? ¿No se les ha ocurrido nada mejor? El pobre Jamie Foxx hace lo que puede para sacar el personaje adelante, pero es que la historia es de risa. En fin, y de Rhino prefiero no comentar nada porque su aparición es meramente anecdótica y quiero pensar que tendrá mayor protagonismo en futuras entregas, pero vaya manera de desaprovechar a un actorazo como Paul Giamatti.
Y por otro lado, nunca pensé que diría esto de una película de Spider-Man, pero su apartado visual me ha decepcionado bastante. No digo que no esté bien hecha, que lo está, pero comparo el Spider-Man de hace doce años con este y, lejos de apreciar cualquier tipo de avance tecnológico, noto incluso cierto descenso cualitativo. En algunos momentos, sobre todo en los protagonizados por Electro, si me dicen que lo que estoy viendo son imágenes del videojuego, me lo trago. También se abusa un poco de la cámara lenta 'Matrix' style para mostrar el sentido arácnido del protagonista, un recurso aceptable pero que, como ya digo, termina haciéndose un poco cargante. En cualquier caso, imagino que en 3D la experiencia será más disfrutable en ese sentido, pero repito que no me ha parecido tan espectacular como se supone que debe de ser una película con un presupuesto de más de 200 millones de dólares.
En definitiva, podemos decir que esta secual mejora en algunos aspectos respecto a la anterior, mientras que en otros da un paso hacia atrás. La relación entre Peter y Gwen está muy bien llevada y es la que dota a la cinta de gran parte de su carga emocional, pero los villanos están metidos con calzador y ese rollo de "ahora soy malo y odio a Spider-Man porque sí" cada vez cuela menos. Y si comparamos las dos entregas de Webb con las tres de Raimi, podemos decir lo mismo, hay cosas que han mejorado y cosas que han empeorado, pero sin duda me sigo quedando con el film original. Veremos si más de uno aprende la lección de cara al futuro, porque estoy convencido de que la película definitiva de Spider-Man está todavía por llegar.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/

7.7
138,089
5
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, 'Slumdog Millionaire' fue la gran triunfadora de los premios Óscar de 2008, consiguiendo ocho de las diez estatuillas a las que estaba nominada, y dejando muy por detrás a otros títulos como 'El curioso caso de Benjamin Button', 'Mi nombre es Harvey Milk' y 'El caballero oscuro', que se quedaron en tres, dos y dos, respectivamente. La película nos presenta a Jamal, un adolescente pobre de los barrios bajos de la India que participa en el famoso concurso '¿Quién quiere ser millonario?' y que, contra todo pronóstico, está a una sola pregunta de hacerse con el bote de 20 millones de rupias. Debido a su falta de estudios, la policía lo interroga, ya que sospecha que el joven pueda estar cometiendo trampas. Este, en su defensa, comienza a contar algunos episodios de su vida que le han ayudado a conocer la respuesta a todas las preguntas.
Debo comenzar diciendo que no soy un gran seguidor del cine de Danny Boyle. Me gustaron, en cierta medida, '28 días después' y su debut con 'Tumba abierta', pero ni siquiera 'Trainspotting', su obra más aclamada, terminó de entusiasmarme. De quedarme con una, me quedaría con su más reciente '127 horas'. Pese a ello, tenía que darle una oportunidad a esta 'Slumdog Millionaire', ya que los tropecientos premios que había ganado y las críticas tan entusiastas que había recibido me hacían augurar una posible reconciliación con su director. Pero nada más lejos de la realidad, me he encontrado con un videoclip de dos horas (muy bonito, eso sí), pero tremendamente tramposo y efectista.
El film parte con todos los elementos necesarios para llegarme al corazón (pobreza, superación personal, búsqueda del amor perdido, etc.), pero hay tantos detalles cogidos con alfiler que por momentos no me he creído nada de lo que estaba viendo, y eso le ha restado toda posibilidad de emocionarme. Los primeros minutos, que muestran la infancia de Jamal, resultan bastante prometedores, pero a medida que este se va haciendo mayor, el interés por la historia se va haciendo cada vez más pequeño. Al final, no he terminado de empatizar con ninguno de los personajes y me daba igual lo que les sucediera. Con la historia de amor más de lo mismo, poca credibilidad y por tanto poco sentimiento, además de ser muy previsible. El contexto del concurso le da algo de juego al asunto, pero se le podría haber sacado un mayor provecho y, una vez más, no me lo trago. Podría meterme en spoilers y seguir diciendo cosas que me han chirriado muchísimo, pero todo se resume en que no me ha llegado, no me ha transmitido nada.
Aunque lo parezca después de la rajada que he pegado, no todo es malo y es justo destacar sus virtudes, que las tiene. Como ya he dicho, tiene un toque videoclipero muy resultón visualmente, y ahí es donde se nota la mano del director. La fotografía está muy cuidada y la banda sonora no podría ser más acertada, pero más allá de este envoltorio tan bonito, se encuentra una historia simplona y carente de alma. No voy a decir que es una mala película porque no lo es, pero desde luego ocho Óscar son demasiados para un producto que no ofrece nada que no se haya visto ya. De aquella cosecha de 2008, me parecen mucho mejores películas 'El curioso caso de Benjamin Button', 'Revolutionary Road', 'The Reader (El lector)', e incluso 'WALL·E', que 'Slumdog Millionaire'.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Debo comenzar diciendo que no soy un gran seguidor del cine de Danny Boyle. Me gustaron, en cierta medida, '28 días después' y su debut con 'Tumba abierta', pero ni siquiera 'Trainspotting', su obra más aclamada, terminó de entusiasmarme. De quedarme con una, me quedaría con su más reciente '127 horas'. Pese a ello, tenía que darle una oportunidad a esta 'Slumdog Millionaire', ya que los tropecientos premios que había ganado y las críticas tan entusiastas que había recibido me hacían augurar una posible reconciliación con su director. Pero nada más lejos de la realidad, me he encontrado con un videoclip de dos horas (muy bonito, eso sí), pero tremendamente tramposo y efectista.
El film parte con todos los elementos necesarios para llegarme al corazón (pobreza, superación personal, búsqueda del amor perdido, etc.), pero hay tantos detalles cogidos con alfiler que por momentos no me he creído nada de lo que estaba viendo, y eso le ha restado toda posibilidad de emocionarme. Los primeros minutos, que muestran la infancia de Jamal, resultan bastante prometedores, pero a medida que este se va haciendo mayor, el interés por la historia se va haciendo cada vez más pequeño. Al final, no he terminado de empatizar con ninguno de los personajes y me daba igual lo que les sucediera. Con la historia de amor más de lo mismo, poca credibilidad y por tanto poco sentimiento, además de ser muy previsible. El contexto del concurso le da algo de juego al asunto, pero se le podría haber sacado un mayor provecho y, una vez más, no me lo trago. Podría meterme en spoilers y seguir diciendo cosas que me han chirriado muchísimo, pero todo se resume en que no me ha llegado, no me ha transmitido nada.
Aunque lo parezca después de la rajada que he pegado, no todo es malo y es justo destacar sus virtudes, que las tiene. Como ya he dicho, tiene un toque videoclipero muy resultón visualmente, y ahí es donde se nota la mano del director. La fotografía está muy cuidada y la banda sonora no podría ser más acertada, pero más allá de este envoltorio tan bonito, se encuentra una historia simplona y carente de alma. No voy a decir que es una mala película porque no lo es, pero desde luego ocho Óscar son demasiados para un producto que no ofrece nada que no se haya visto ya. De aquella cosecha de 2008, me parecen mucho mejores películas 'El curioso caso de Benjamin Button', 'Revolutionary Road', 'The Reader (El lector)', e incluso 'WALL·E', que 'Slumdog Millionaire'.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/

7.2
74,123
8
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Wes Anderson es hablar de uno de los genios de la comedia moderna, es hablar de un director con un estilo muy particular que ha ido puliendo película a película hasta llegar a 'El gran hotel Budapest', donde alcanza su estado de mayor plenitud y madurez creativa. Su nueva cinta conserva muchos de los elementos que conforman su sello personal y que más adelante comentaré, pero el director tejano ha sabido sacarle partido a su propia fórmula de modo que, lejos de mostrar signos de agotamiento, consigue sorprender con cada trabajo, como ha hecho una vez más.
La historia se desarrolla en un famoso hotel situado en la ficticia ciudad de Zubrowka durante el período de entreguerras. En él, el conserje Gustave H. y su ayudante Zero Moustafa entablan una gran amistad. Todo marcha en orden hasta que se producen una serie de acontecimientos inesperados: por un lado, la muerte en extrañas circunstancias de una asidua visitante; por otro, la desaparición de una valiosísima pintura renacentista; y, por último, una importante disputa familiar a causa de una herencia. A partir de aquí, Anderson nos sumerge una vez más en su universo y, con un ritmo y una narrativa frenéticos, nos ofrece un cuento de noventa minutos lleno de magia, aventuras, diversión y momentos para el recuerdo.
Como decía, el director mantiene muchos de sus elementos característicos, empezando por la participación de actores habituales en sus cintas como Adrien Brody, Bill Murray, Owen Wilson o Willem Dafoe. Algunos de ellos se quedan en meros cameos, pues los que realmente llevan la batuta del film son Ralph Fiennes y el debutante Tony Revolori, quienes conforman una pareja brillante. Otros nombres de primerísimo nivel como Edward Norton, Jeff Goldblum o Jude Law completan un reparto de lujo. Otra de sus señas de identidad es su humor sencillo y, por momentos, rozando lo absurdo (en el mejor sentido). No es un humor del que te hace reír a carcajadas, pero sí del que te mantiene con la sonrisa en la boca durante todo el metraje. Y otro de sus puntos fuertes es su ritmo alocado que no da un solo minuto de respiro, ya que en todo momento están ocurriendo cosas y es imposible apartar la vista de la pantalla.
Pero sin duda, donde Anderson vuelve a despuntar es en el apartado visual. Una vez más, nos encontramos ante un derroche de originalidad y colorido, donde cada detalle está pensado al milímetro y donde de cada plano se podría hacer un cuadro precioso, debido a la simetría de estos. Un auténtico placer para los sentidos sin necesidad de recurrir a las tres dimensiones tan de moda en nuestros días. Cabe destacar también la música de Alexandre Desplat, otro habitual en los últimos trabajos del cineasta, que acompaña perfectamente a las imágenes y que cada vez me gusta más como compositor. Lo único que se puede echar en falta es algo más de emotividad, aquella que tenía 'Moonrise Kingdom' (otra maravilla), pero puede que tampoco lo pretenda y esa pequeña frialdad sea buscada, cosa que no me extrañaría viniendo de quien viene.
En definitiva, estamos ante la que va a ser una de las mejores comedias de este año y ante una de las obras más completas de un director en estado de gracia. Además, probablemente sea su trabajo más accesible y fácil de digerir para todo tipo de público, de modo que aquellos que todavía no estéis familiarizados con el mundo de Wes Anderson, tenéis una oportunidad de oro para adentraros en él. Cuando salgáis de la sala de cine, notaréis que sois un poquito más felices que antes de entrar. Hay que verla sí o sí.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
La historia se desarrolla en un famoso hotel situado en la ficticia ciudad de Zubrowka durante el período de entreguerras. En él, el conserje Gustave H. y su ayudante Zero Moustafa entablan una gran amistad. Todo marcha en orden hasta que se producen una serie de acontecimientos inesperados: por un lado, la muerte en extrañas circunstancias de una asidua visitante; por otro, la desaparición de una valiosísima pintura renacentista; y, por último, una importante disputa familiar a causa de una herencia. A partir de aquí, Anderson nos sumerge una vez más en su universo y, con un ritmo y una narrativa frenéticos, nos ofrece un cuento de noventa minutos lleno de magia, aventuras, diversión y momentos para el recuerdo.
Como decía, el director mantiene muchos de sus elementos característicos, empezando por la participación de actores habituales en sus cintas como Adrien Brody, Bill Murray, Owen Wilson o Willem Dafoe. Algunos de ellos se quedan en meros cameos, pues los que realmente llevan la batuta del film son Ralph Fiennes y el debutante Tony Revolori, quienes conforman una pareja brillante. Otros nombres de primerísimo nivel como Edward Norton, Jeff Goldblum o Jude Law completan un reparto de lujo. Otra de sus señas de identidad es su humor sencillo y, por momentos, rozando lo absurdo (en el mejor sentido). No es un humor del que te hace reír a carcajadas, pero sí del que te mantiene con la sonrisa en la boca durante todo el metraje. Y otro de sus puntos fuertes es su ritmo alocado que no da un solo minuto de respiro, ya que en todo momento están ocurriendo cosas y es imposible apartar la vista de la pantalla.
Pero sin duda, donde Anderson vuelve a despuntar es en el apartado visual. Una vez más, nos encontramos ante un derroche de originalidad y colorido, donde cada detalle está pensado al milímetro y donde de cada plano se podría hacer un cuadro precioso, debido a la simetría de estos. Un auténtico placer para los sentidos sin necesidad de recurrir a las tres dimensiones tan de moda en nuestros días. Cabe destacar también la música de Alexandre Desplat, otro habitual en los últimos trabajos del cineasta, que acompaña perfectamente a las imágenes y que cada vez me gusta más como compositor. Lo único que se puede echar en falta es algo más de emotividad, aquella que tenía 'Moonrise Kingdom' (otra maravilla), pero puede que tampoco lo pretenda y esa pequeña frialdad sea buscada, cosa que no me extrañaría viniendo de quien viene.
En definitiva, estamos ante la que va a ser una de las mejores comedias de este año y ante una de las obras más completas de un director en estado de gracia. Además, probablemente sea su trabajo más accesible y fácil de digerir para todo tipo de público, de modo que aquellos que todavía no estéis familiarizados con el mundo de Wes Anderson, tenéis una oportunidad de oro para adentraros en él. Cuando salgáis de la sala de cine, notaréis que sois un poquito más felices que antes de entrar. Hay que verla sí o sí.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Más sobre Juanma Vidal
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here