En 1968 los Rolling Stones montaron una especie de fiesta circense con actuaciones con lo más granado del panorama musical británico y que parece ser no fue editada hasta 1996.
El video constituye un documento curioso aunque de ningún modo apreciaremos grandes actuaciones, excepto los Who, que son los amos, y unos voluntariosos Taj Mahal.
Los Stones están más bien discretitos (la vanidad de Mick Jagger parece ilimitada) y Lennon, que no lo hace mal en el tema Yer Blues, nos endiña a su Yoko Ono berreando, para nuestra desgracia.
En cualquier caso, es bastante entretenido y recomendable, especialmente para los que disfruten con la música de aquella época.

Un año después de Re-Animator vuelve Stuart Gordon con esta From Beyond (aquí con el extraño añadido de Re-Sonator) y de nuevo vuelve a tirar mano del maestro Lovecraft para armar una historia que además pasa por las manos de Brian Yuzna en la elaboración del guión. Jeffrey Combs y Barbara Crampton también vuelven a repetir en el reparto.

El resultado, aunque no es tan descacharrante como en la anterior obra de Gordon, sí que constituye un interesante testimonio de la serie b ochentera en la que se mezcla la ciencia-ficción y el gore por medio de la experimentación científica, los bichos provenientes de otras dimensiones, las perversiones de la conducta humana y un erotismo un poco depravado aunque no deja de ser bastante light. Todo ello revestido de unos efectos especiales bastante decentes y característicos de la época.

Una cinta aceptable, aunque no importante por sus limitaciones (acrecentadas con el paso del tiempo), que aunque suene a tópico, queda casi restringida a fans del género.

Mira que tenía ya ganas de verla, pero que decepcionante ha resultado ser al final. Queda lejos de Zombie's Party, mejor en todos los sentidos. Y que conste que agradezco que al menos de vez en cuando llegue una de zombies a las salas, aunque sólo sea para refrescar un poco el panorama, pero no por ello puedo ser condescendiente con Zombieland.
La cuestión es que cómo yo me tuve que tragar Avatar, hice que mis amigos se tragaran Zombieland con la esperanza de, o bien escandalizar, o bien echar unas risas, y la verdad es que ni lo uno ni lo otro.
Un ambiente de total indiferencia se respiraba tras los créditos finales. ¡Y tiene delito!, después de ese gran comienzo a ritmo de For Whom the Bell Tolls y esos instantes iniciales que hacían presagiar algo grande. Además aparece Harrelson, con un papel que parece irle que ni pintado. Poco a poco la cosa va desinflándose.
No salen zombies. Harrelson se vuelve marica. El protagonista no tiene carisma y dos teenagers inverosímiles toman protagonismo en un film que, de repente, empieza una historia romántica mil veces vista.
Para colmo, el tan famoso cameo no tiene ni puta gracia si ya lo sabes y probablemente si no lo sabes tampoco la tiene.
En fin, que es posible que sea un buen intento y, desde luego, prefiero ver Zombieland (que tiene sus puntos graciosos, es cierto: dos) a la mayoría de lo que ponen en multisalas, pero ni de lejos esperaba esta medianía.

Me sorprende que la gente sea tan impresionable.
Bonito envoltorio, no lo niego, pero el interior es más de lo mismo. Tópico argumento, personajes arquetípicos a más no poder. Todo muy predecible, en definitiva.
Supongo que si yo hubiera invertido 12 años años de mi vida y millones de euros en hacer una película también hubiera hecho como Cameron. Hay que rentabilizar el producto. Y una historia de buenos y malos, con su happy ending para toda la familia es lo rentable. Después ya sacaremos el videojuego, los muñequitos cuando compres una hamburguesa y todo eso.
Magníficos fuegos artificiales. El tiempo los pondrá en su lugar. Si esto es la revolución del cine no me interesa lo más mínimo.

Parece ser que en nuestra web masacran a Los Sexoadictos con un 3.9 y unas críticas no demasiado benevolentes con las que no puedo evitar estar en desacuerdo, lo cual puede indicar que o bien mi sentido del humor es un poco zafio y primario o bien muchos de los que han visto la película no tienen mucho sentido del humor.
Así pues no puedo sino suscribir las palabras de Citos en su crítica en la que defiende las virtudes de esta obra y también en cierta manera las de Maldito Bastardo quien no es tan condescendiente pero aporta un interesante análisis situando esta película respecto al resto de obras de John Waters.
Y aunque los más puristas renieguen de esta película lo cierto es que parece que Waters está en forma, y rueda una crítica grosera y gamberra a la moral americana siempre tan predispuesta a escandalizarse ante los temas relacionados con el sexo.
Partiendo de una situación absurda, el incidente en el coche y el golpe en la cabeza de la mujer, empiezan rápidamente a sucederse los acontecimientos, produciéndose situaciones realmente cachondas y dando lugar a personajes de lo más variopintos, conformando un barrio que por su diversidad hará que las mentes bienpensantes aúnen fuerzas en favor de la decencia. Los detalles además aportan también al conjunto: las palabras guarras que van apareciendo en pantalla, los símbolos fálicos y de todo tipo, la música ,que está especialmente conseguida, todo ello en favor de un conjunto que siempre, durante su corto metraje, resulta entretenido.

Película recomendada para mentes sucias y desprejuiciadas y para aquellos que saben que se puede esperar de un John Waters que en este tema del sexo está en su salsa.