Se trata desde mi punto de vista de un buen cortometraje para trabajar con valores como la amistad, el cambio y cómo afrontar y superar lo que venga.

Seguramente habrá quien lo vea sin sacar ninguna lectura, pero en 16 minutos de metraje se esconde una gran historia.

La película como digo en el título de la crítica, se deja ver, aunque ha habido momentos en los que se me ha hecho un poco lenta y estaba deseando que llegara el final -un final, por cierto, muy mal cerrado desde mi punto de vista-.

Toda la película se desarrolla en el lago y el cruising de los matorrales que hay detrás. Lo más interesante pienso que es el personaje de Henri y cómo el director ha sido valiente para mostrar escenas de sexo explícito y conseguir a pesar de ello varias nominaciones a los César. Bravo por ese lado.

Es una película extraña. Su argumento central es original y a pesar de que en un momento la trama es totalmente absurda te puede mantener expectante hasta el final para ver cómo se desarrolla. La verdad es que a la mañana siguiente de verla aún estoy encontrando su mensaje y crítica encubierta.

Es una pena que espere una comedia española para reírme y no aguante hasta el final porque nada de nada me haga gracia. Con la buena presentación y expectativa que tenía, (el director Álex de la Iglesia y las actrices Terele Pávez y Carmen Machi entre otras), la verdad es que me resultaba tan cansina que ni siquiera he visto el final.

La verdad es que no entiendo tantas críticas positivas por parte de los expertos. Para mí es una película con un argumento y una trama final nada novedosa que, para colmo, sólo tiene un poco de acción durante los últimos 20 minutos.