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6.2
19,789
6
17 de agosto de 2017
17 de agosto de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que allá por el 2009, cuando poca esperanza me quedaba con la compañía de Disney, llegó Tiana y el Sapo como si el cielo hubiera escuchado mis plegarias de que la casa de Mickey Mouse recuperase su chispa. Sin embargo, cuando fui a verla al cine, si bien no me disgustó y algunos aspectos los aplaudí: como introducir una princesa oficial negra (que ya era hora teniendo en cuenta que ya teníamos una asiática, una árabe y una indígena americana) y que además posee una personalidad muy independiente y fortalecida, el hermoso diseño tradicional 2D, un villano carismático y traicionero que llega a la altura de los clásicos, una música agradable al oído (destacando la aportación del jazz).
Sin embargo, a mí se me sumaron más los puntos negativos sumaron que los positivos, como personajes secundarios que intentan imitar a Timón y Pumba sin conseguirlo, y un hada madrina que no pega ni con cola. Por otro lado, los protagonistas se pasan más de la mitad de la película convertidos en ranas, lo cual no ocurre en el cuento original, y aunque Disney no sea dado a seguir fielmente los cuentos originales en los que se basan sus películas, igualmente queda raro al presentarse en la publicidad que la protagonista es una humana (existen rumores de que hicieron tal cosa por no mostrar demasiado el color de la piel de Tiana (la protagonista) y Naveen (el príncipe); pero bueno, éso queda a criterio de cada quien).
Así mismo (y éste es el aspecto que más me chocó), la historia está ambientada en el Nuevo Orleans de los años 20, lo cual no sólo queda extraño como telón de fondo para un cuento medieval, sino que además nos encontramos en una de las épocas más oscuras del siglo XX en América, en pleno funcionamiento de las leyes Jim Crow (que fomentaban la segregación racial: negros a un lado, y blancos al otro). Si bien no veo nada malo en incluír personajes negros en oscuras y remotas épocas donde aún se les consideraban una clase marginal (como se ve en los remakes de Cenicienta y la Bella y la Bestia), ya que fomenta la normalización de la igualdad de cara al público infantil, no me acaba de cuajar que intenten hacer lo mismo en una etapa aún cercana como lo es el siglo XX.
Sin embargo, aún con todo lo anteriormente mencionado, Tiana y el Sapo sigue el esquema clásico de Disney con una hermosa y colorida animación; una historia entretenida para cualquier público y llena de valores, como el esfuerzo que debes aportar para alcanzar tus metas (aunque ésto último quedó un poco en el aire al final, lo cual aclararé en spoilers), la fidelidad hacia uno mismo, y como no podía faltar, el amor sincero que no entiende de superficialidades como el dinero y la belleza física.
En resumen, no es una película que aporte gran cosa en cuanto a la franquicia Disney, pero igualmente ofrece una aventura entretenida y con un fondo moderno, que aunque puede gustarte o no, es una novedad interesante ante todo.
Sin embargo, a mí se me sumaron más los puntos negativos sumaron que los positivos, como personajes secundarios que intentan imitar a Timón y Pumba sin conseguirlo, y un hada madrina que no pega ni con cola. Por otro lado, los protagonistas se pasan más de la mitad de la película convertidos en ranas, lo cual no ocurre en el cuento original, y aunque Disney no sea dado a seguir fielmente los cuentos originales en los que se basan sus películas, igualmente queda raro al presentarse en la publicidad que la protagonista es una humana (existen rumores de que hicieron tal cosa por no mostrar demasiado el color de la piel de Tiana (la protagonista) y Naveen (el príncipe); pero bueno, éso queda a criterio de cada quien).
Así mismo (y éste es el aspecto que más me chocó), la historia está ambientada en el Nuevo Orleans de los años 20, lo cual no sólo queda extraño como telón de fondo para un cuento medieval, sino que además nos encontramos en una de las épocas más oscuras del siglo XX en América, en pleno funcionamiento de las leyes Jim Crow (que fomentaban la segregación racial: negros a un lado, y blancos al otro). Si bien no veo nada malo en incluír personajes negros en oscuras y remotas épocas donde aún se les consideraban una clase marginal (como se ve en los remakes de Cenicienta y la Bella y la Bestia), ya que fomenta la normalización de la igualdad de cara al público infantil, no me acaba de cuajar que intenten hacer lo mismo en una etapa aún cercana como lo es el siglo XX.
Sin embargo, aún con todo lo anteriormente mencionado, Tiana y el Sapo sigue el esquema clásico de Disney con una hermosa y colorida animación; una historia entretenida para cualquier público y llena de valores, como el esfuerzo que debes aportar para alcanzar tus metas (aunque ésto último quedó un poco en el aire al final, lo cual aclararé en spoilers), la fidelidad hacia uno mismo, y como no podía faltar, el amor sincero que no entiende de superficialidades como el dinero y la belleza física.
En resumen, no es una película que aporte gran cosa en cuanto a la franquicia Disney, pero igualmente ofrece una aventura entretenida y con un fondo moderno, que aunque puede gustarte o no, es una novedad interesante ante todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de que Tiana insiste durante toda la película en que cada uno debe esforzarse y dar lo mejor de sí para alcanzar sus sueños, este mensaje queda pendiendo de un hilo cuando ella consigue hacerse con su ansiado restaurante con la ayuda de su amigo el cocodrilo (que amenaza con comerse a los propietarios del edificio) y de Naveen (que como es príncipe y por tanto, rico, ella ahora también lo es, así que no tendrá que esforzarse nunca más para conseguir lo que quiere).
3
16 de mayo de 2017
16 de mayo de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enredados es mi tercera película favorita de Disney, después de Mulán y la Bella y la Bestia, y para mí Rapunzel es la segunda mejor princesa de la compañía por detrás de su compañera oriental, superando con creces a las de Frozen. Y fue precisamente la noticia de la llegada de esta serie lo que me devolvió las esperanzas en el buen hacer de la compañía después lo decepcionante (y más que vendida) que me resultó la película del Reino de las Nieves, y lo medianamente fría que me dejó Moana (aunque fue ligeramente mejor que su predecesora).
Sin embargo, el resultado de esta serie me dejó muy decepcionada. Después de siete años de espera, ¿qué costaba hacer las cosas bien? Los personajes se desarrollan poco a poco, pero no de la manera excepcional como ocurrió en la película, sino de un modo lento y que presenta moralejas mascadas más bien destinadas a satisfacer a los niños pequeños, olvidándose de los fans de la película que superan en creces esa edad, y a quienes recuerdo que supuestamente va dirigida esta serie (no cuento a Cassandra porque no salía en la película, y por tanto, poco desarrollo tiene que ofrecer).
Rapunzel sigue siendo esa chica intrépida con carácter indomable, pero ha perdido esa esencia madura que tenía en la película; ahora más bien su carácter se corresponde con una niña de ocho años que una chica de dieciocho, que se encuentra en situaciones cuanto menos infantiles (no es excusa su nueva posición en la corte, porque en la película actuaba de manera más madura ante situaciones igual de tensas). Eugene ya no es ese canalla galán que le daba mil y una vueltas a los principitos azules (y que nos enamoró a más de una), ahora es un chaval presumido que ronda por ahí buscándose de manera ridícula su propia trama en cada episodio (no encaja en casi ninguno, salvo en el primero y en el sexto). Cassandra se presenta como una mujer fuerte e independiente, modelo para Rapunzel y las espectadoras más pequeñas, pero al final resulta ser un personaje que lleva el ceño siempre fruncido y que se las anda tirándose de los pelos con Eugene cada vez que puede (en serio, ¿cuál es el puñetero propósito de hacerlos discutir en cada capítulo? ¡¿Cuál?! ¡Es irritante!); recalco que este carácter cabreado no ayuda a inculcar bien el modelo de que las mujeres independientes en las series animadas, sino todo lo contrario, pues curiosamente el único personaje femenino sin pareja es el que más frustrado se muestra y el más chirriante de ver... No, Disney, así no se hace. Y bueno, del padre de Rapunzel, ya ni hablemos de sus rasgos patriarcales hacia ella (te quiero proteger; miro tu novio de soslayo, que no me cae bien porque es... un hombre; te voy a prohibir salir a explorar, pero no soy tan cruel como Gothel, que también te mantuvo encerrada "por tu bien", etc.)
De la parte positiva, destacaría la fidelidad de la personalidad de los personajes de Pascal, Maximus y los matones del Patito Frito, la relación romántica de Rapunzel y de Eugene (aplaudo que mantengan esa encantadora chispa que tenían en la película y que la vayan desarrollando como una buena pareja que son, aunque sigue habiendo algunos fallos en la serie), el papel más destacado de los reyes de Corona (y que hablen), el precioso estilo de animación 2D (que ya es difícil hacerlo encajar para una película hecha en 3D) y los bellos decorados que recuerdan a la película.
Por ahora, en los seis capítulos que lleva esta serie, la ilusión se me ha quedado por el camino; destacaría el primer capítulo (el intendo de descubrir por qué a Rapunzel le volvió a crecer la melena, cosa de la que ya se han olvidado al parecer) y el sexto (que explica de una manera muy buena parte del pasado de Eugene y cómo Flynn Rider aún sigue vivo en lo más profundo de su mente). Espero que en los siguientes la trama mejore y recuerden la verdadera esencia de la película, la cual la hizo tan especial y memorable, que ya bastante tuvo siendo eclipsada por Frozen como para que su propia serie la deje en el olvido.
Sin embargo, el resultado de esta serie me dejó muy decepcionada. Después de siete años de espera, ¿qué costaba hacer las cosas bien? Los personajes se desarrollan poco a poco, pero no de la manera excepcional como ocurrió en la película, sino de un modo lento y que presenta moralejas mascadas más bien destinadas a satisfacer a los niños pequeños, olvidándose de los fans de la película que superan en creces esa edad, y a quienes recuerdo que supuestamente va dirigida esta serie (no cuento a Cassandra porque no salía en la película, y por tanto, poco desarrollo tiene que ofrecer).
Rapunzel sigue siendo esa chica intrépida con carácter indomable, pero ha perdido esa esencia madura que tenía en la película; ahora más bien su carácter se corresponde con una niña de ocho años que una chica de dieciocho, que se encuentra en situaciones cuanto menos infantiles (no es excusa su nueva posición en la corte, porque en la película actuaba de manera más madura ante situaciones igual de tensas). Eugene ya no es ese canalla galán que le daba mil y una vueltas a los principitos azules (y que nos enamoró a más de una), ahora es un chaval presumido que ronda por ahí buscándose de manera ridícula su propia trama en cada episodio (no encaja en casi ninguno, salvo en el primero y en el sexto). Cassandra se presenta como una mujer fuerte e independiente, modelo para Rapunzel y las espectadoras más pequeñas, pero al final resulta ser un personaje que lleva el ceño siempre fruncido y que se las anda tirándose de los pelos con Eugene cada vez que puede (en serio, ¿cuál es el puñetero propósito de hacerlos discutir en cada capítulo? ¡¿Cuál?! ¡Es irritante!); recalco que este carácter cabreado no ayuda a inculcar bien el modelo de que las mujeres independientes en las series animadas, sino todo lo contrario, pues curiosamente el único personaje femenino sin pareja es el que más frustrado se muestra y el más chirriante de ver... No, Disney, así no se hace. Y bueno, del padre de Rapunzel, ya ni hablemos de sus rasgos patriarcales hacia ella (te quiero proteger; miro tu novio de soslayo, que no me cae bien porque es... un hombre; te voy a prohibir salir a explorar, pero no soy tan cruel como Gothel, que también te mantuvo encerrada "por tu bien", etc.)
De la parte positiva, destacaría la fidelidad de la personalidad de los personajes de Pascal, Maximus y los matones del Patito Frito, la relación romántica de Rapunzel y de Eugene (aplaudo que mantengan esa encantadora chispa que tenían en la película y que la vayan desarrollando como una buena pareja que son, aunque sigue habiendo algunos fallos en la serie), el papel más destacado de los reyes de Corona (y que hablen), el precioso estilo de animación 2D (que ya es difícil hacerlo encajar para una película hecha en 3D) y los bellos decorados que recuerdan a la película.
Por ahora, en los seis capítulos que lleva esta serie, la ilusión se me ha quedado por el camino; destacaría el primer capítulo (el intendo de descubrir por qué a Rapunzel le volvió a crecer la melena, cosa de la que ya se han olvidado al parecer) y el sexto (que explica de una manera muy buena parte del pasado de Eugene y cómo Flynn Rider aún sigue vivo en lo más profundo de su mente). Espero que en los siguientes la trama mejore y recuerden la verdadera esencia de la película, la cual la hizo tan especial y memorable, que ya bastante tuvo siendo eclipsada por Frozen como para que su propia serie la deje en el olvido.
MediometrajeAnimación

5.5
125
Animación
7
16 de mayo de 2017
16 de mayo de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Romance Dawn fue el primer borrador de One Piece que publicó Eiichiro Oda en 1996, un año antes de que saliera a la luz el legendario (y por ahora interminable) manga que todos aquí conocemos. Parecía una mala decisión llevarla a la pantalla después de tantos años, y además tratándose de una primera versión de la historia original; sin embargo, me he llevado una agradable sorpresa al verla.
Si bien puedo entender que a muchos no les agradó este capítulo independinte, tal vez porque poco tiene que ver con las aventuras típicas del manga o incluso de los rellenos del anime (Luffy actúa sólo y sus compañeros aparecen sólo unos minutos al principio y al final), a mí me pareció una buena adaptación de aquel pequeño one-shot que marcaría una toda una saga. Este capítulo animado es muy fiel al mismo, manteniendo los escenarios y la esencia de sus personajes (destacando al personaje de Silk, que fue el primer boceto de Nami), adaptándolo al mismo tiempo bastante bien a la trama de One Piece.
En resumen, me parece una adaptación que rinde un buen homenaje a las primeras viñetas de Oda, aquellas que engendrarían el futuro mundo de One Piece. Por último, destacaría la buena animación empleada.
Bastante recomendable para los fans del manga y para los más curiosos del anime.
Puntuación: 7/10
Si bien puedo entender que a muchos no les agradó este capítulo independinte, tal vez porque poco tiene que ver con las aventuras típicas del manga o incluso de los rellenos del anime (Luffy actúa sólo y sus compañeros aparecen sólo unos minutos al principio y al final), a mí me pareció una buena adaptación de aquel pequeño one-shot que marcaría una toda una saga. Este capítulo animado es muy fiel al mismo, manteniendo los escenarios y la esencia de sus personajes (destacando al personaje de Silk, que fue el primer boceto de Nami), adaptándolo al mismo tiempo bastante bien a la trama de One Piece.
En resumen, me parece una adaptación que rinde un buen homenaje a las primeras viñetas de Oda, aquellas que engendrarían el futuro mundo de One Piece. Por último, destacaría la buena animación empleada.
Bastante recomendable para los fans del manga y para los más curiosos del anime.
Puntuación: 7/10
5
28 de abril de 2016
28 de abril de 2016
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros, los que hemos nacido durante la generación de 1990 recordamos este anime tanto como nuestros padres recuerdan Mazinger Z, Dragon Ball o Heidi. Hemos crecido con ella, y nos hemos reído con las enrevesadas situaciones por la que Shin Chan hace pasar no solo a su familia y amigos, sino a cualquiera que se cruce en su camino. Recuerdo que, en mi época de Educación Primaria, los cromos de esta serie alcanzaron tal éxito que se convirtieron en moneda de cambio en el recreo (un cromo que no tenías por tu bocata).
En fin, nos divertíamos con estos dibujos y aún muchos los recordamos con nostalgia cada vez los vemos. Pero también hemos de tener en cuenta un dato importante, que éramos eso: niños, criaturas inocentes que aún les quedaba mucho por "tirar del carro" (como quien dice) y por espabilar en la vida.
Llega la edad adulta, hemos aprendido, hemos madurado (bueno, depende de quién) y nuestro "ojo crítico" (elemento imprescindible para, entre otros, combatir la ignorancia) se ha desarrollado. Volvemos a ponernos frente a la pantalla del televisor, o del ordenador, y vemos de nuevo esa serie que tantos "entrañables recuerdos" nos dejó... Entonces, como en muchas otras cosas de la vida, descubres la realidad y la vieja alegría infantil es sustituida por un creciente sentimiento de decepción. Vemos tantas cosas que se ocultaban bajo el telón de nuestra inocencia de la niñez (y en ciertos casos, de nuestros mayores):
-Shin Chan sólo tiene 5 años, pero a pesar de ello habla y se comporta como un chaval de 16, salvo excepciones contadas: le encantan los dulces, los dibujos animados y no sabe de dónde vienen los bebés (aunque poco le falta). No tiene respeto por nadie, ni por sus amigos (especialmente por Kazama) ni por sus mayores (ni qué decir de su madre); no duda en chantajear para conseguir lo que quiere; es grosero y tiene un sentido del exhibicionismo fuera de lo normal (en serio, que aunque a los pequeños les guste corretear en cueros por la casa, en Shin Chan no cabe dentro de lo razonable).
-Los personajes masculinos (Shin Chan incluído) son machistas casi por naturaleza. No hablo de golpear o humillar (en público) a las mujeres, sino en el arraigado tradicionalismo patriarcal que se ve en el día a día de la familia Nohara y en el de sus conocidos. Hiroshi, el padre, es el gran ejemplo de ello: es un mujeriego que no duda en arrimarse a cuantas chicas se topa, y cuanto más jóvenes mejor; no valora el esfuerzo de su esposa, tratándola poco menos que una criada; no ve con muy buenos ojos que ella tenga un trabajo remunerado (me viene a la mente un capítulo en el que Misae entra a trabajar A ESCONDIDAS en una librería, y cuando Hiroshi se entera, la medio regaña echándole en cara que si lo hace por que él "no gana lo suficiente"; es decir, "no trabajes, que soy el hombre de la casa, tú a fregar y a criar al niño"). Lo peor de todo es que vemos que Shin Chan se comporta como se comporta a causa de estas influencias paternales ("mamá es gorda, es fea, es vaga, me tiene que hacer la merienda cuando yo lo diga, es una agarrada que sólo piensa en ropa... En fin, mamá es mi sirvienta lo mismo que lo es de papá").
-Los personajes femeninos, sin salvedad alguna, o bien son amas de casa o buscan casarse a toda costa. No hablaré de Misae por que creo que ya he dicho suficiente en el apartado anterior. Aquí entran las profesoras de Shin Chan: tienen un trabajo fijo, son independientes de sus padres, con su propio piso y sueldo, no son acosadas por pervertidos como Hiroshi, incluso son respetadas en su empleo.... ¡Pero eso qué les importa, si no tienen marido! Yoshinaga es una buena maestra y se ve que se esfuerza por cumplir bien con su trabajo, a pesar de las gamberradas de Shin Chan. Podría ser un personaje que se hace querer, podría ser el reflejo perfecto de las mujeres que persiguen deshacerse de los estereotipos sociales sexistas; pero no, su mayor deseo es que su novio se le declare en matrimonio, todo lo demás sobra. Y de Matsusaka... creo que no hace falta describirla, ya sólo con verla ya se ve lo que hay. Y de Nené, la única amiga de Shin Chan, es el orgullo de las próximas generaciones machistas, en el que las niñas siguen el modelo de sus reprimidas madres (sueña con ser "un objeto de deseo" para los chicos, sólo le interesa jugar a papás y mamás, y un largo etcétera).
-¿Soy la única que sufre con el pobre Nevado? Esto es un comedia, es está claro, pero que los momentos en los que el blanco de las risas es el perrillo, tiene que sufrir. No le alimentan, no lo pasean, lo usan como un muñeco de trapo... Un hijo mío trata así a mi perro y le sobran un par de hostias.
Y después de todo ésto, seguramente os preguntaréis: "¿Entonces por qué le das un 5, y no menos?". Mirando hacia atrás, recuerdo aquella época en la que me sentaba a merendar después del cole, varias veces con mis padres y mis abuelos, riendo ante las payasadas de aquel niño japonés y de las calamidades cómicas de sus padres, por no hablar de las peripecias del pobre e inolvidable director Mafioso, los comentarios a la salida de clase con mis compañeros sobre qué episodio nos gustaba más... Todas esos momentos nacieron gracias a esta serie; y además, no puedo quitarle el mérito al difunto Yoshito Usui por haber creado un mundo costumbrista tan divertido y original.
Es por ello que no puedo bajar de la nota que le he dado. Pero no se la recomiendo a quien no sea capaz de aguantar el humor sexista o vulgar, ni mucho menos a aquellos que no sepáis qué ponerle a vuestros hijos, primos o hermanos menores en la tele: NO ES PARA NIÑOS, es sátira para ADULTOS, nada más y nada menos.
En fin, nos divertíamos con estos dibujos y aún muchos los recordamos con nostalgia cada vez los vemos. Pero también hemos de tener en cuenta un dato importante, que éramos eso: niños, criaturas inocentes que aún les quedaba mucho por "tirar del carro" (como quien dice) y por espabilar en la vida.
Llega la edad adulta, hemos aprendido, hemos madurado (bueno, depende de quién) y nuestro "ojo crítico" (elemento imprescindible para, entre otros, combatir la ignorancia) se ha desarrollado. Volvemos a ponernos frente a la pantalla del televisor, o del ordenador, y vemos de nuevo esa serie que tantos "entrañables recuerdos" nos dejó... Entonces, como en muchas otras cosas de la vida, descubres la realidad y la vieja alegría infantil es sustituida por un creciente sentimiento de decepción. Vemos tantas cosas que se ocultaban bajo el telón de nuestra inocencia de la niñez (y en ciertos casos, de nuestros mayores):
-Shin Chan sólo tiene 5 años, pero a pesar de ello habla y se comporta como un chaval de 16, salvo excepciones contadas: le encantan los dulces, los dibujos animados y no sabe de dónde vienen los bebés (aunque poco le falta). No tiene respeto por nadie, ni por sus amigos (especialmente por Kazama) ni por sus mayores (ni qué decir de su madre); no duda en chantajear para conseguir lo que quiere; es grosero y tiene un sentido del exhibicionismo fuera de lo normal (en serio, que aunque a los pequeños les guste corretear en cueros por la casa, en Shin Chan no cabe dentro de lo razonable).
-Los personajes masculinos (Shin Chan incluído) son machistas casi por naturaleza. No hablo de golpear o humillar (en público) a las mujeres, sino en el arraigado tradicionalismo patriarcal que se ve en el día a día de la familia Nohara y en el de sus conocidos. Hiroshi, el padre, es el gran ejemplo de ello: es un mujeriego que no duda en arrimarse a cuantas chicas se topa, y cuanto más jóvenes mejor; no valora el esfuerzo de su esposa, tratándola poco menos que una criada; no ve con muy buenos ojos que ella tenga un trabajo remunerado (me viene a la mente un capítulo en el que Misae entra a trabajar A ESCONDIDAS en una librería, y cuando Hiroshi se entera, la medio regaña echándole en cara que si lo hace por que él "no gana lo suficiente"; es decir, "no trabajes, que soy el hombre de la casa, tú a fregar y a criar al niño"). Lo peor de todo es que vemos que Shin Chan se comporta como se comporta a causa de estas influencias paternales ("mamá es gorda, es fea, es vaga, me tiene que hacer la merienda cuando yo lo diga, es una agarrada que sólo piensa en ropa... En fin, mamá es mi sirvienta lo mismo que lo es de papá").
-Los personajes femeninos, sin salvedad alguna, o bien son amas de casa o buscan casarse a toda costa. No hablaré de Misae por que creo que ya he dicho suficiente en el apartado anterior. Aquí entran las profesoras de Shin Chan: tienen un trabajo fijo, son independientes de sus padres, con su propio piso y sueldo, no son acosadas por pervertidos como Hiroshi, incluso son respetadas en su empleo.... ¡Pero eso qué les importa, si no tienen marido! Yoshinaga es una buena maestra y se ve que se esfuerza por cumplir bien con su trabajo, a pesar de las gamberradas de Shin Chan. Podría ser un personaje que se hace querer, podría ser el reflejo perfecto de las mujeres que persiguen deshacerse de los estereotipos sociales sexistas; pero no, su mayor deseo es que su novio se le declare en matrimonio, todo lo demás sobra. Y de Matsusaka... creo que no hace falta describirla, ya sólo con verla ya se ve lo que hay. Y de Nené, la única amiga de Shin Chan, es el orgullo de las próximas generaciones machistas, en el que las niñas siguen el modelo de sus reprimidas madres (sueña con ser "un objeto de deseo" para los chicos, sólo le interesa jugar a papás y mamás, y un largo etcétera).
-¿Soy la única que sufre con el pobre Nevado? Esto es un comedia, es está claro, pero que los momentos en los que el blanco de las risas es el perrillo, tiene que sufrir. No le alimentan, no lo pasean, lo usan como un muñeco de trapo... Un hijo mío trata así a mi perro y le sobran un par de hostias.
Y después de todo ésto, seguramente os preguntaréis: "¿Entonces por qué le das un 5, y no menos?". Mirando hacia atrás, recuerdo aquella época en la que me sentaba a merendar después del cole, varias veces con mis padres y mis abuelos, riendo ante las payasadas de aquel niño japonés y de las calamidades cómicas de sus padres, por no hablar de las peripecias del pobre e inolvidable director Mafioso, los comentarios a la salida de clase con mis compañeros sobre qué episodio nos gustaba más... Todas esos momentos nacieron gracias a esta serie; y además, no puedo quitarle el mérito al difunto Yoshito Usui por haber creado un mundo costumbrista tan divertido y original.
Es por ello que no puedo bajar de la nota que le he dado. Pero no se la recomiendo a quien no sea capaz de aguantar el humor sexista o vulgar, ni mucho menos a aquellos que no sepáis qué ponerle a vuestros hijos, primos o hermanos menores en la tele: NO ES PARA NIÑOS, es sátira para ADULTOS, nada más y nada menos.

5.3
14,796
2
16 de julio de 2016
16 de julio de 2016
11 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podéis tirarme tomates, latas, o decir "ya vino la típica animalista a tocar las narices", pero es que tras haber pasado tantos años y ver este tipo de subgénero de terror (porque las películas de tiburones asesinos es ya un género en sí dentro de otro género) repetitivo hasta la sopa, llegó un punto en que la venita me ha estallado y necesitaba desahogarme después de ver este estreno.
Ni los efectos especiales y la actuación de Lively le quitan la trillada y estúpida moraleja de todas estas peliculas: Cuidado con el tiburón, que te come. Venga, que si matamos unos cuantos más y provocamos su extinción le hacemos un favor al mundo, y todo gracias a estas películas.
No tengo nada en contra del gran Spielberg ni de su pelicula Tiburón (dentro de lo que es el filme como tal, no por el fomento de odio que provocó hacia los escualos e incrementó el número de matanzas furtivas a un nivel alarmante), sino por la fama que le sigue dando a este pez grande de dientes afilados y de capacidad de sentir como ser vivo que es, aunque no os lo parezca por la cantidad de veces que el séptimo arte ha presentado como una maligna máquina de matar.
En fin, gracias Serra, por contribuir tu granito de arena a esta montaña de mierda cruel contra una especie que ya bastante mal lo tiene. Si un día me topo con un tiburon blanco de diez metros no te procupes, que le ofreceré tu guión para que se atragante.
Ni los efectos especiales y la actuación de Lively le quitan la trillada y estúpida moraleja de todas estas peliculas: Cuidado con el tiburón, que te come. Venga, que si matamos unos cuantos más y provocamos su extinción le hacemos un favor al mundo, y todo gracias a estas películas.
No tengo nada en contra del gran Spielberg ni de su pelicula Tiburón (dentro de lo que es el filme como tal, no por el fomento de odio que provocó hacia los escualos e incrementó el número de matanzas furtivas a un nivel alarmante), sino por la fama que le sigue dando a este pez grande de dientes afilados y de capacidad de sentir como ser vivo que es, aunque no os lo parezca por la cantidad de veces que el séptimo arte ha presentado como una maligna máquina de matar.
En fin, gracias Serra, por contribuir tu granito de arena a esta montaña de mierda cruel contra una especie que ya bastante mal lo tiene. Si un día me topo con un tiburon blanco de diez metros no te procupes, que le ofreceré tu guión para que se atragante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Olé el final del malvado animal, que sino fuera ya por la cantidad de muertes malhechas, no podía faltar el climax de este monton de porquería decorado con decentes efectos especiales.
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