No sé porqué a veces me dejo arrastrar a ver estos bodrios incalificables. Película mala, mala de solemnidad, previsible, con un argumento visto en otras 200; unos cuantos polis malos-corruptos que al final acaban pillados por otros polis buenos-buenísimos que son muy honrados y sufren mucho. La escena final donde suben la escalerilla hacia "el gran jurado" es PATÉTICA. Para colmo de males es larga o a mi se me hizo eterna...
Está claro que nunca aprenderé.

Cogí la serie con muchas ganas y con unas expectativas enormemente altas, que se vieron confirmadas después del primer capítulo. Tras la sorpresa inicial, la serie mantiene -durante dos o tres capítulos más- el pulso y el interés de una forma sobresaliente. Pero la historia no deja de perder fuelle y se va diluyendo en los últimos momentos para terminar por convertirse en un galimatías de intereses cruzados, en muchos casos incomprensibles y de muy difícil justificación. Los absurdos saltos al vacío últimos del guión consiguen aburrir y desencantar, el final (lo peor), abierto y contradictorio, me dejó con ese regusto amargo del que creyendo que veía una obra de arte se encuentra con un producto comercial envuelto en papel de celofán para disimularlo.

Esto que empiezas a ver la peli porque no tienes otra cosa que ver y en ninguna cadena dan nada interesante, los actores son horrendos-penosos pero la trama tiene algo de interés y sigues viéndola, a mitad de película ya estás arrepentido del tiempo perdido pero ya te da pena no terminarla, el final es de un patetismo terrible, te quedas con la boca abierta diciendo "¿y esto es todo?"... entonces si que te arrepientes de haber visto esta basura.

No se puede negar que la película es entretenida y está bien rodada. El protagonista es buen actor. A partir de ahí, decir que detesto estas películas que infravaloran el cerebro del espectador, conjugando la inverosimilitud y nula credibilidad de la trama, con adoctrinamiento ideológico subliminal. Los buenos muy buenos, los malos muy malos, nula profundización en la problemática del auge de los extremismos, cayendo en los clichés y tópicos más vergonzantes, propios de adolescentes empezando a rebelarse.

Supongamos que quitamos de la cinta la colección de humillaciones, asesinatos a sangre fría y vejaciones que sufrían los pobre judíos a manos de los nazis, ¿Qué queda?... pues esto es lo que Polansky ha hecho en esta película. Es lo fácil. El problema está en que esto ya lo hemos visto muchas veces, pero muchas. Apelando siempre a los instintos más lastimeros de las personas tienes bastante ganado, ¿qué persona normal no se conmovería profundamente ante esas atrocidades? Polansky ha desperdiciado una buena oportunidad de intentar enfocar la historia desde otra perspectiva más novedosa, prescindiendo quizás de la sucesión de crueldades muy hábilmente alineadas.