Esta peli encaja perfectamente en tal palabra: ladrillo. El inicio no está mal, pero pronto empieza un diálogo insulso y por momentos farragoso que me acaba dando igual. Poco me importa lo que les pase a estos dos pesados que no paran de largar. Está rodada de tal modo que se supone que el espectador es testigo directo de su historia, pero en realidad pienso que si estuviese alli querría marcharme lejos.
Técnicamente está bien, sin lujos, pero carece de un desarrollo, algún hilo de tensión que te mantenga atento. Algún sobresalto. Cuando llevaba una hora de peli ya no sabía cómo ponerme. Algo tendrá, me dije, aguanta un poco y todo se colocará en su sitio. Pero no. Siguió sin pasar nada durante otro buen rato y acabó. Es lo mejor que pudo haberle ocurrido. Los créditos finales van con música, compuesta por la señora Delpy.

¿Drama bélico sobre la segunda guerra mundial? ¿Otro más? ¿Y pagado por los USA? La verdad es que no me esperaba yo gran cosa, pero el bueno de Annaud firma una cinta sólida que me mantuvo pegado a mi butaca y sin perder el hilo hasta el final. Rodada con muy buen gusto y con un reparto excelente, contiene momentos de cine de los que se ven pocas veces. Clase y talento en lugar de dólares (que también los hay).

Esta peli es un tesoro. Tras una apariencia sencilla y unos costes de producción ajustadísimos, se esconde una historia de una belleza sublime. Los personajes están trazados con mucha imaginación y un exacto equilibrio entre lo formal y lo atrevido, ayudados por un reparto de gran calidad.
La pequeña comunidad en la que está ambientada se describe con maestría y exactitud en unos cuantos planos en exterior muy bien rodados, pero es en la distancia corta, y en especial en la relación entre los dos pintorescos personajes principales donde la película se muestra más acertada.
Un hermoso canto a la libertad, a la diferencia, al respeto y al amor como razón de vivir; Una patada a los caducos valores cerrados e intolerantes; una divertida comedia y un drama psicológico de altos vuelos.
El guión deja sitio para dobles interpretaciones, poniendo al espectador en un lugar perfecto para disfrutar a varios niveles.
Sobresaliente trabajo; no le veo fisuras en el apartado técnico ni en el artístico.

La peli es tramposa hasta decir basta. Tiene cierta gracia lo de montar hacia atrás, pero eso la vuelve redundante. El personaje principal pierde la memoria reciente, detalle que facilita demasiado las cosas al guionista. A partir de ahí vale todo, puedes contar la historia como te dé la gana. Además se ahorraron escribir un montón de páginas.
Creo que experimentar con el montaje no es suficiente para hacer una buena película. Se necesita una historia, un gran texto, actores en buena forma, atmósfera adecuada, maquillaje, iluminación, música... pero en Memento no hay historia, no hay texto.
Los actores cumplen y listo, ya que si tenemos en cuenta que texto, lo que es texto, no tenían mucho (repetir y repetir), podían haberse lucido bastante más.
Las localizaciones son los mismos cuatro decorados de la mayoría de pelis yanquis, todo muy visto.
La música es lo que más me ha gustado de toda la película. Muy bien.
Aburrida e insulsa para mi gusto, aunque reconozco que con dieciséis años me hubiese encantado.

Esta es una de las películas más entretenidas que he visto nunca. Es divertidísima; una road-movie como no hay otra. De Niro tiene gracia, Grodin está como nunca antes ni después, Yaphet Kotto es perfecto (¿Todos ustedes se llaman Mosley?) y Farina no tiene rival como mafioso. Si no te diviertes con "Huida a medianoche" es que por tus venas corre mayonesa en lugar de sangre, o un malvado alien se te ha comido parte del cerebro. Tiene la cantidad de comedia y drama exactos, un desarrollo certero y dura lo que tiene que durar. En mi opinión no le sobra un minuto. Tiene emoción hasta el final y es recomendable para todos los públicos (salvo niños muy niños, claro). La he visto unas quince veces y se mantiene fresca. No se puede pedir más.