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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2017 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas ha empezado el 2017 y ya tenemos la primera gran película del año. Damien Chazelle ya demostró sus dotes como director en ‘Whiplash‘, aplaudida adaptación de su propio corto homónimo. Dos años después presenta ‘La La Land‘, un maravilloso film que pretende ser una oda a los olvidados musicales clásicos de Hollywood.

La película comienza con un espectacular número musical que tiene como escenario un atasco cualquiera de los tantos que se producen a diario en Los Ángeles. El propio Chazelle ha declarado que tuvo muchas dudas sobre si incluir o no esta secuencia como apertura de la película, ya que es independiente de la historia narrada en la misma. Finalmente, acabó apostando por ella y ha resultado ser uno de los aciertos de la misma.

Tras dicho número se nos presenta a Mia, el personaje de Emma Stone, quien tiene en dicho atasco el primer encontronazo con Sebastian, interpretado por Ryan Gosling. Mia es una de las numerosas jóvenes que todos los años acuden a Los Ángeles con el sueño de hacerse un hueco en la industria cinematográfica y triunfar como actriz. Mientras espera su oportunidad, trabaja como camarera en la cafetería de unos estudios de cine y acude múltiples audiciones, todas ellas fallidas. Sebastian, por su parte, es un pianista de jazz que sueña con devolverle al género la gloria que tuvo en el pasado, pero que se ve a sí mismo trabajando en un restaurante tocando canciones que detesta. En un determinado momento, sus caminos se vuelven a cruzar y acaban enamorándose el uno del otro.

Hasta este punto todo se muestra como una especie de bello “cuento de hadas” en el que todo es optimista y festivo, pero la película no trata solo de dos soñadores perdidos en una inmensa ciudad que se encuentran el uno al otro. Si se hubiese quedado tan solo en eso, se hubiera quedado a medio camino de la obra que acaba siendo. A Chazelle, autor también del guión, le interesa contar cómo la consecución de sus respectivos sueños (el de triunfar como actriz de Mia y el de ser el dueño de un local de jazz de Sebastian) tiene un precio, poniendo a la pareja ante un dilema.

Damien Chazelle y Justin Hurwitz llevaban siete años buscando financiación e intentando sacar adelante el proyecto, pero las productoras les exigían realizar una serie de cambios al guión con los que ellos no estaban de acuerdo a cambio de dar luz verde al proyecto con un modesto presupuesto de un millón de dólares. Tras el éxito de ‘Whiplash’ ambos gozaron de mayor prestigio y no tuvieron problemas para sacar adelante el proyecto.

Hay numerosos factores que hacen de la película el éxito que es, pero el gran artífice de todo esto es Damien Chazelle, quien con tan solo 32 años se corona como uno de los mejores directores de la actualidad. Por su parte, Justin Hurwitz compone una magnífica banda sonora con unas canciones llenas de vitalidad y que están acompañadas de unas soberbias coreografías orquestadas por Mandy Moore. A todo ello se une la colorista fotografía de Linus Sandgren, dotando a la estética de la película de un logrado efecto de fantasía y ensoñación.

En un principio, el papel de Mia iba a ser para Emma Watson, que acabó declinándolo al decantarse por otros proyectos, y el de Sebastian para Miles Teller, protagonista de la anterior película de Chazelle. Y no me quiero imaginar una realidad alternativa en la que los protagonistas no fuesen Emma Stone y Ryan Gosling, pues ambos parecen haber nacidos para interpretar a Mia y Sebastian. La química entre ellos es innegable; es algo que ya se ha podido apreciar anteriormente en películas como ‘Crazy Stupid Love‘ o ‘Gangster Squad‘. Pero es que, además, esta vez lo han dado todo para ponerse en la piel de los personajes. Ambos pasaron meses tomando cursos de canto y baile y ensayando las coreografías. Y, por si esto fuera poco, Gosling aprendió a tocar el piano y es él el que realmente toca las teclas en la película.

Entre todos crean unas escenas que tardarán en borrarse de nuestra mente: la ya citada secuencia inicial a ritmo de ‘Another Day of Sun‘, el baile de claquet de ‘A Lovely Night‘ en las colinas de Hollywood, Ryan Gosling cantando ‘City of Stars‘ en el muelle de Venice o su antológico final. Un ejemplo de síndrome de Stendhal cinematográfico.

En definitiva, ‘La La Land’ es un maravilloso musical cuyo visionado resulta una auténtica delicia. Una cálida historia de amor, una enérgica dirección, dos actores en estado de gracia, canciones repletas de vitalidad y un toque de melancolía conforman esta extraordinaria película cuya resaca resulta tan agria como dulce.

https://kinoblogsite.wordpress.com/2017/01/21/la-la-land-el-precio-de-los-suenos/
2 de noviembre de 2017 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Darren Aronofsky nunca ha sido un director muy convencional y su obra, dados sus impulsos creativos, entraría en la categoría conocida como cine de autor. Había mucha curiosidad por el rumbo que iba a tomar el director tras la acogida que tuvo por ‘Noé’, a lo que también contribuyó el secretismo con el que se mantuvo el rodaje de ‘Madre!‘ y las declaraciones del propio director antes del estreno en las que afirmaba que la gente había dejado de dirigirle la palabra después de haber visto la película y que su intención había sido “lanzar una granada a la cultura popular”. Pues bien, lo que ha hecho en realidad es lanzar una granada al espectador.

Lo primero que hay que dejar claro es que ‘Madre!’ no es una película fácil de ver. Esto no es algo necesariamente malo, De hecho, en determinados casos es algo de agradecer, pero sí que puede echar para atrás a potenciales espectadores que vayan dispuestos a ver un thriller o película de terror al uso. Se dice que es una película de difícil visionado por lo extremo de su propuesta, su abrumador repertorio de metáforas, algunas más sutiles y logradas que otras, y por las variadas lecturas que se pueden extraer de la historia, exigiendo al espectador que esté prestando atención en todo momento a lo que ocurre en pantalla para intentar desgranarlo, lo que puede acabar resultando agotador.

Desde el punto de vista técnico, no queda sino alabar la labor de Aronofsky, tanto por su claridad de ideas como por la forma de plasmarlas en pantalla, y es que su puesta en escena abusando de primeros planos consigue transmitir a la perfección el agobio y la indefensión a la que se ve sometida el personaje de Lawrence. No se queda atrás el trabajo de una formidable Jennifer Lawrence, sosteniendo la película prácticamente ella sola y que seguramente se encuentre ante el papel más complejo de su carrera, muy alejado a lo que nos venía acostumbrado últimamente. A su lado se encuentra un siempre eficaz Javier Bardem, que en esta ocasión vuelve a demostrar que es un seguro contar con él en cualquier producción. A ambos los acompañan actores de gran nivel, entre los que se incluyen Ed Harris, Michelle Pfeiffer y Domhnall Gleeson, todos ellos más que correctos en sus papeles.

Sin embargo, no todo funciona en la película, y el punto más débil de ella viene dado precisamente por su ambición, y es que intenta abarcar tanto y tantos géneros a la vez que en ocasiones no se tiene muy claro si lo que se está viendo es un drama familiar o una película de terror.

En definitiva, ‘Madre!’ es un bello ejercicio de estilo repleto de metáforas y variadas lecturas que no duda en provocar e irritar al espectador, al que le exige un gran nivel de atención durante todo el metraje si quiere disfrutar de todo lo que ofrece la película. Posiblemente sea la propuesta más valiente y arriesgada que se vaya a ver este año. Solo por ello, merece nuestro aplauso.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2017/11/02/madre-una-granada-al-espectador/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Según una primera lectura, la película no mostraría más que la relación existente entre el autor y su musa, interpretando Bardem al autor, un poeta en pleno bloqueo creativo, y Lawrence a su musa. Este matrimonio tradicional entre el autor y su musa aparece representado por el carácter egoísta del primero que, con el único fin de dar luz a su creación y satisfacer así a sus seguidores, le llevaría a exprimir a su musa, siendo tan solo el vehículo para tal fin y viéndose obligada a despojarse incluso de su corazón. El principal problema de esta lectura es que resulta algo pobre dado que no es capaz de dar respuesta a muchos de los acontecimientos de la película.

De acuerdo a una segunda lectura, quizá la más obvia, ‘Madre!’ sería una particular interpretación de la Biblia, en la que Bardem interpretaría al mismísimo Dios (una pista a este respecto es que su personaje, Him, es el único que aparece con la primera letra en mayúscula en los títulos de crédito), creador de El Jardín del Edén, simbolizado por la casa en la que vive junto a Lawrence, que recibe la visita del primer hombre (Adán), al que daría vida Ed Harris, y de la primera mujer (Eva), encarnada por Michelle Pfeiffer. A pesar de la oposición por parte del personaje de Lawrence, ambos insisten en intentar acceder al despacho de Bardem y acaban destruyendo una piedra de cristal que simbolizaría la fruta prohibida. Posteriormente aparecen los hijos de ambos, Caín y Abel, derramando la primera sangre cuando uno de los hermanos asesina al otro. Tras este hecho, el personaje de Bardem logra superar su bloqueo creativo y culmina su obra, la cual cuenta con numerosos adeptos o fieles, llegando a crearse una especie de religión que no hace sino volver a desatar el caos y la guerra tras la aparente tranquilidad que parecía haberse apoderado de la casa. Tras haberse anunciado previamente que el personaje de Lawrence estaba embarazada, ésta da a luz al hijo de ambos, el hijo de Dios, en medio de la vorágine de violencia que se sucede en la casa. En una determinada secuencia, observamos cómo el bebé es robado de las manos de su madre para ser entregado por él a los fieles que tanto ansiaban verlo, quienes en pleno frenesí rompen el cuello del bebé para acabar devorándolo, en un claro guiño al pan y el vino como cuerpo y sangre de Cristo. Si bien son numerosas las pistas que indican que esta lectura sería la más apropiada, deja un importante cabo suelto: quién sería el personaje interpretado por Lawrence.

Existe una tercera lectura según la cual ‘Madre!’ no es sino una historia sobre la Madre Naturaleza, interpretada por Lawrence, y el modo en que el ser humano se relaciona con ella, siendo la Biblia tan solo un medio para darle estructura al film. Esta conclusión se puede extraer de lo expresado por el propio director: “Hay elementos totalmente bíblicos, pero es la estructura del filme lo que coge de la Biblia, usándola como un mecanismo para analizar cómo los humanos han vivido aquí en la Tierra“. Según esta visión, queda patente que Aronofsky no tiene en mucha estima al ser humano, al que acusa de vivir en una sociedad enferma (guerras, fanatismo, trata de esclavos… casi todas las miserias de ser humano tienen cabida en pantalla) y superpoblada que no ha prestado ninguna atención o cuidado a su hogar, la madre Tierra, y cuyos excesos no han hecho sino maltratarla hasta el extremo.
6 de febrero de 2017 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Kenneth Lonergan ha sido un tanto peculiar. Empezó por todo lo alto en el año 2000 con ‘Puedes contar conmigo‘, obteniendo buenas críticas y una nominación al Oscar por su guión, pero su siguiente película, ‘Margaret‘, se vio envuelta en una complicada postproducción y tuvieron que pasar seis años desde la finalización del rodaje hasta su estreno. Ahora vuelve con ‘Manchester by the Sea‘, melodrama familiar con toques de cine independiente nominado a seis Oscar, incluyendo mejor película y director.

La historia nos presenta a Lee Chandler, fontanero que lleva una infeliz existencia en Boston: apenas tiene trato con sus clientes, no muestra interés por ninguna mujer y se pasa las noches bebiendo a solas en un bar. Una mañana recibe una inesperada llamada del hospital informándole de que su hermano Joe ha sido ingresado, de modo que conduce rápidamente de vuelta a su pueblo natal, pero, al llegar, se encuentra con que Joe ya ha fallecido. Una vez allí, se encarga del testamento de su hermano y descubre que ha sido asignado como tutor de Patrick, su sobrino, del que deberá hacerse cargo en tan difícil situación. Sin embargo, Lee se muestra incapaz de sobrellevar dicha carga debido a cierto trágico suceso de su pasado.

La película, con una sencilla pero efectiva puesta en escena, nos muestra un desgarrador y conmovedor relato cocido a fuego lento en el que el protagonista, un hombre roto, paralizado por la culpa y abandonado a la vida, se ve obligado a regresar a su Manchester natal y hacer frente a su dramático pasado. Con semejante historia, hubiese sido fácil tirar de sentimentalismo y buscar la lágrima fácil, pero uno de los aciertos de la película es hacer precisamente justo lo contrario. La tragedia se camufla con bromas, los eventos dramáticos se muestran de manera cruda, y el dolor se observa en los pequeños detalles (sirva como ejemplo la escena de Patrick ante las fotografías de su tío).

La sensación de impotencia no saber cómo actuar en determinadas situaciones, las diferentes formas de enfrentarse a la pérdida (ya sea a base de puñetazos en un bar o de mantener en funcionamiento un barco), la certeza de que hay heridas que no se cerrarán jamás, el ligero pero siempre presente atisbo de esperanza, el sentimiento de culpa aun sin estar seguro de si realmente se pudo hacer algo para evitar el transcurso de los acontecimientos; todo está presente en esta estremecedora y conmovedora película en la que también hay lugar para la ternura y el humor.

Casi todo el peso de la cinta recae en hombros de Casey Affleck, actor que hasta ahora había mostrado su mejor cara en ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford‘, pero que aquí da un paso más reflejando el vacío existencial del protagonista a través de una contenida y excelente interpretación. Sentimos en todo momento su impotencia, dolor y lucha interior ante la situación que tiene delante, sin caer en ningún momento en excesos melodramáticos. Junto a él se encuentran un sorprendente Lucas Hedges dando vida a Patrick, el siempre solvente Kyle Chandler como Joe y una inconmensurable Michelle Williams interpretando a la ex-mujer de Lee, quien apenas necesita un par de escenas para desplegar su enorme talento.

Además de la puesta en escena y las actuaciones, la peculiar belleza del pequeño pueblo costero en el que tiene lugar la historia y la bonita banda sonora de Lesley Barber ayudan a dotar a la cinta de ese clima de melancolía y tristeza que la rodea.

En definitiva, en ‘Manchester by the Sea’ contención y sutileza se dan la mano para crear un pausado y desgarrador drama que te sumerge en la desolación de su protagonista. Una película en la que las risas duelen y las lágrimas queman. Tan cruel como honesta.

https://kinoblogsite.wordpress.com/2017/02/06/manchester-by-the-sea-dolor-frente-al-mar/
22 de febrero de 2018 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había muchas expectativas en torno a la adaptación de la famosa novela de Jo Nesbø. Expectativas que no hicieron sino aumentar cuando se anunció que el director de la misma iba a ser Tomas Alfredson (‘Déjame entrar’, ‘El topo’) y que Michael Fassbender sería el encargado de ponerse en la piel de Harry Hole, protagonista de la conocida saga literaria de Nesbø.
Teniendo en cuenta el material del que partía y los implicados en el proyecto, era difícil prever un resultado que, si bien no llega a resultar totalmente desastroso, sí que queda muy por debajo de lo que se esperaba del film, siendo una de las mayores decepciones del año pasado.
Los rumores de que el estudio no había quedado satisfecho con la cinta empezaron ante la escasez de información hasta poco antes de su estreno, momento en que se lanzó el trailer. El resultado finalmente ha sido tal que el propio director salió al paso de las críticas renegando de la película, aludiendo a que el tiempo de rodaje en Noruega fue demasiado corto y que, una vez en la sala de montaje, se dieron cuenta de que les quedó gran parte del guión sin rodar, entre un 10 y un 15 por ciento según sus estimaciones.

Harry Hole, detective de Oslo, recibe una misteriosa carta con un muñeco de nieve dibujado en ella. Al poco tiempo, recibe el encargo de investigar la desaparición de la madre de una niña frente a cuya casa hay un muñeco de nieve. Los casos de desapariciones se suceden y Harry entrará en una carrera contrarreloj para atrapar al asesino en serie, para lo que deberá conectar los casos actuales con otros más antiguos.
La película va de más a menos, presentándonos al principio de la misma una historia que, sin resultar rompedora, consigue ser lo suficientemente interesante para atrapar nuestra atención. El problema surge en el desarrollo de la misma, y es que la cinta discurre por unos caminos de sobra conocidos y vistos en otras ocasiones, con la consecuente pérdida de interés ante lo que ocurre en pantalla, hasta llegar a una resolución que roza lo ridículo.
La elegante puesta en escena de Alfredson, una conseguida atmósfera y un reparto que cumple de manera eficaz son algunos de los puntos a favor del film. Sin embargo, estos aciertos no logran tapar sus carencias y debilidades. Y es que su desastroso montaje, que resulta en una acusada falta de ritmo y ciertos vacíos narrativos, empaña demasiado el resultado final.

En definitiva, ‘The Snowman’ es una decepcionante adaptación de la novela de Jo Nesbø. Una oportunidad perdida para empezar una saga cinematográfica de Harry Hole y un resultado tremendamente torpe teniendo en cuenta el talento de los implicados. Se parece más a un convencional telefilm que al fascinante thriller que se podría esperar de la película.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/02/22/the-snowman-muneco-derretido/
29 de noviembre de 2017 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sofia Coppola, hija del legendario Francis Ford Coppola, decidió seguir los pasos de su padre y convertirse en directora de cine. ‘Las vírgenes suicidas‘, ópera prima que retrataba la vida en los años 70 de una familia marcada por la tragedia, fue un auténtico éxito del cine independiente e hizo presagiar un futuro prometedor para la joven directora. Algo que ella misma se encargó de confirmar con su segunda película, ‘Lost in Translation‘, convertida hoy en día en un film de culto. La cinta, estrenada cuatro años de su primera película, se hizo con numerosos galardones en diferentes festivales, entre los que se incluyen el de Mejor película extranjera en los Premios del cine Alemán, Francés e Italiano, tres BAFTA, tres Globos de Oro y el Oscar a Mejor guión original, que también firma la propia Coppola.

La película nos introduce a dos personajes: Bob Harris, actor norteamericano venido a menos que se encuentra en Tokio para realizar un anuncio de whisky japonés, y Charlotte, una joven que acompaña a su marido en un viaje de negocios. Ambos personajes se encuentran perdidos y desubicados, tanto en la ciudad como en su vida privada.
Bob atraviesa una aguda crisis personal, con una carrera profesional en pleno declive hasta el punto de verse obligado a realizar anuncios en la otra parte del mundo y una mujer con la que parece destinado a no entenderse, estando ella más preocupada por el color de la moqueta del estudio que de los sentimientos de su marido y siendo él incapaz de arreglar las cosas. Un personaje que ha perdido la ilusión y que pasa la vida dejándose llevar.
Charlotte, por su parte, tampoco se encuentra en su mejor momento. Casada hace apenas dos años con su marido, empieza a tener dudas sobre su matrimonio, en el que se encuentra sola.
Hay determinadas películas en las que el escenario en el que se desarrolla la acción juega un papel primordial en la historia, y ésta es una de dichas ocasiones. La gigantesca capital japonesa es aquí un personaje más, acentuando la soledad que experimentan ambos personajes, perdidos en un mundo tan exótico como culturalmente distinto al que están acostumbrados.

Tildada de pretenciosa y aburrida por unos y de obra maestra por otros, es uno de esos títulos que tanto divide a los aficionados al cine. O la odias o la amas. A mí particularmente no se me ocurre cómo no poder amarla.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2017/11/28/lost-in-translation-perdidos-y-encontrados/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una noche, en el bar del hotel, se conocen. Ambos personajes se acercan y mantienen una primera conversación amistosa, preguntándose el uno al otro el motivo de su estancia en Japón.
En un segundo encuentro, también en el bar del hotel, él actúa como bote salvavidas para ella, que aprovecha la ocasión para acercase a saludar y poder escapar de la incómoda cena en la que se encuentra inmersa.
Otra noche, más adelante, se vuelven a cruzar en la piscina del hotel y ella le propone acompañarla a pasar la noche con unos amigos en la ciudad. Él acepta de buen grado y se embarcan juntos a disfrutar de la noche japonesa. Es este tercer encuentro el que tiene mayor importancia, pues es la primera vez en la que observamos a ambos personajes felices. Esta secuencia nos deja escenas memorables, como la del karaoke o la posterior a ella, en la que Charlotte apoya la cabeza sobre el hombro de Bob quedándose ambos en silencio, simplemente estando juntos. Poco a poco se va creando entre ellos una especie de complicidad en la que sobran las palabras, pasando más tiempo juntos y encontrándose cada vez más a gusto el uno al lado del otro.
Esta mencionada complicidad entre ambos personajes no aparece explicada a través de largos diálogos, sino que se muestra de manera sutil a través de pequeños gestos, como la mirada que se dedican cantando en el karaoke o la leve caricia de Bob sobre el pie de Charlotte cuando se quedan dormidos en su habitación. Esta ausencia de largos diálogos es una de las señas de identidad de la película y una de las principales críticas esgrimida por los detractores de la película, pero si uno se molesta en observar se dará cuenta que ocurre mucho entre tanto espacio y silencio.

No se puede sino alabar la labor de Bill Murray y Scarlett Johansson, quienes soportan bajo sus hombros prácticamente la totalidad de la película y es gracias a la extraordinaria química existente entre ellos que la relación se hace creíble. Él jamas ha estado tan divertido y frágil ni ella tan deliciosa e irresistible como en esta película. Entre los secundarios encontramos a Anna Faris y Giovanni Ribisi, que, si bien cumplen con su papel, cuentan con un tiempo en pantalla tan escaso que su presencia resulta casi anecdótica.
Sofia Coppola es la otra gran artífice de esta obra, y es que acierta en todas y cada una de las decisiones que toma. Presenta a los personajes simplemente poniéndolos ante la cámara sin que realicen nada especial, lo que logra que conectemos con ellos y sintamos su desorientación; opta por mostrar cómo surge y crece la relación entre ellos a partir de pequeños detalles; escapa de un final feliz que hubiese destrozado la película para otorgarnos uno que resulta natural y elegante, con ambos personajes despidiéndose abrazados en mitad de la muchedumbre y susurrándose algo que quedará para siempre entre ellos.
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